Partida Rol por web

Los preparativos habían tomado un poco más de tiempo del esperado y, en el momento en que ya estaban listos, era una hora cercana a la fiesta donde era posible que Fiorella se deshiciera de su maldición. Solo podían desearle suerte y partir a su propia misión. Waltz estaba en la entrada de la taberna esperándoles. Apenas se reunieron con él, los guió a través del bosque.

El cambio de ambiente era sorpresivo, mostrándoles los límites de las barreras que cubrían a The Marchen de visitas indeseadas. Pronto, el bosque al que estaban acostumbrado se despejaba y las casas se hacían distantes, lo cual indicaba que se estaban alejando de Angielle.

Caminaron por lo que podría haber sido fácilmente media hora hasta llegar a una llanura de pastos verdes y hermosas flores rojizas. No muy lejos de allí, notaron una figura conocida.

- Elliot será quien los guíe hacia allí. Parece que Aed nos dará una mano - y Elliot se acercó a la comitiva con una sonrisa -. Nos facilitarán un portal e ida, aunque el regreso dependerá de nosotros. Aed dice que es en parte agradecimiento por los favores brindados.

Y entonces, Elliot se les acercó - Es un placer verlos - e hizo una elegante reverencia -. ¿Están listos? -.

Frunció el ceño apenas lo llamaste borde, y aunque parecía muy decidido a decir algún comentario de mal gusto, su determinación se vio frenada cuando tomaste su mano. Primero, se vio desconcertado. Poco después se mostró sorprendido y por último avergonzado. Asintió con la cabeza y se marchó. Lo extraño de todo eso era que tu última petición dibujaba en él una expresión parecida a la incomodidad.

Pasado esto, volviste a la taberna para prepararte.

Había algo diferente en el ambiente conforme el día avanzaba. Hogward, Stella y Rin partieron en un viaje a otra ciduad muy cercanos al comienzo del evento. Esta vez no sería un baile, sino una especie de concurso. Según les habían informado, todas las chicas que se quisieran probar el brazalete tendrían que hacer una fila enorme supervisada por la guardia de los Van Hauber. Si se encontraba a la chica adecuada, se marcharían las demás a casa. Pero había una condición más: aquella aspirante tendría que bailar con Ezio. ¿Podría el pobre aguantar una danza con cada una? Se decía que él estaba muy seguro de ello.

Fiorella se vestiría de gala una vez más, mientras que Garlan y Alain la escoltarían hacia allí, claro que con la intención de protegerla de ser necesario. Sin embargo, debían llegar cercano a finalizar el evento para darle la mayor aproximación al cuento de hadas. Ese era el plan inicial y, afortunadamente, aún tenían las ropas que el príncipe Rod había donado a la taberna. Sería fácil encontrar los atuendos exactos allí.

Una vez estuvieran listos, Dante los acompañaría para posicionarse y luego volver con Ezio. Por el momento, estaban listos y esperando al desagradable pelirrojo.

Después de despedirse todos los demás de la taberna, Stella emprendió el viaje junto a sus compañeros, emocionada y temerosa por partes iguales.

Llevaba puesto un vestido sencillo y cómodo para hacer más ameno el viaje, así como el cabello atado en una cola de caballo, símbolo de su determinación. Cargaba parte de las provisiones, algún cambio de ropa y el ungüento que Parfait y Delora le habían preparado hacía algún tiempo. En términos generales, iba preparada, o al menos eso creía.

Cuando llegaron a la llanura, Stella se tomó un momento para apreciar el paisaje. Bajo el manto de la luna, era muy hermoso. Se acomodó un mechón de cabello desordenado por la brisa nocturna, y su mirada, algo sorprendida, se detuvo en la pequeña figura conocida.

—Muchas gracias, Waltz —asintió levemente con la cabeza para volver a mirar al niño. Aunque le hubiese gustado sonreírle o decirle algo más, únicamente pudo asentir con la cabeza. Debía procurar tener la máxima precaución posible con el pequeño en el viaje para así no ponerlo en peligro con su maldición. Lo mejor sería no hablarle en la medida de lo posible.

Preparados cada quien a su forma fueron camino a ninguna parte siguiendo a nadie en especial cuando de repente intruso que a nadie amenazaba se propuso a mostrar un camino alternativo que les llevaría a la casa de la abuelita, las flores rojas embriagaban su lógica como toda buena tarta dulce, por lo que no iban a dudar de las dudosas palabras del lobo feroz que bestia una elegante máscara de cordero...

Rin jugaba con rehacer cuentos, últimamente tenía una sobredosis de estos y su cabeza divagaba. El campo lo reconoció posiblemente lo último que vio antes de desmayarse, donde le recogieron y llevaron a the marchen. Le parecía un poco raro ir a coger un portal donde se desmayó hacia donde le hicieron huir... Un cuento sin duda en el que el lobo le lleva en esta ocasión al final del cuento donde ve las fauces...

Con la mente algo más clara de lo que la había tenido en semanas, Alain había seguido al hada de vuelta a The Marchen para encontrarse con que otro de sus intrépidos planes estaba en marcha. En esta ocasión, la parte en la que estaba él implicado implicaba un brazalete, un hombre y un baile.

No pudo evitar sentirse preocupado mientras se preparaba. Al fin y al cabo, el último evento no había terminado precisamente bien. En tensión, se vistió con con un traje de chaqueta azul y rebordes plateados sobre una camisa blanca, lo único que alguien le había preparado en su habitación. Junto a una espada. La miró durante unos segundos antes de cogerla y atarla al cinturón.

Cuando por fin se hubo preparado bajó a la sala de estar donde se sentó en la punta de uno de los sofás, esperando a Fiorella y al pelirrojo mientras jugueteaba con sus pulgares con aire ausente pero claramente nervioso.

Era una situación tensa para todos. Nadie sabía muy bien como acabaría pero había ciertas esperanzas. O eso quería creer Fiorella, era una situación delicada aunque se sentía algo solitaria al no contar con la compañía de Stella en aquel momento, pero por suerte estaba Alain a su lado. 

La tarde la pasó limpiando la taberna. Era algo insólito en aquella situación pero le ayudaba a despejarse la mente. Si empezaba pronto los preparativos se la comerían los nervios, y aunque confiaba en sus hermanos y sus amigos, sabía que no podía ser tan fácil, había tantas cosas que podrían salir mal. Cuando la posada brillaba, tocó rebuscar entre las ropas donadas por el príncipe Rod lo que le llevó un buen rato, pero al final, cuando descendió de su habitación ya transformada, encarnaba una princesa de cuento. Con un vestido azul, como el de cenicienta. 

Les había hecho esperar, pero sabía que debía entrar tarde y prefirió no dejarse llevar por la paciencia. Una vez estuvo lista se acercó a Alain y su hermano. - ¿Que opináis? - Preguntó con una cierta timidez

Waltz miró a Stella con algo de sorpresa y una expresión un tanto difícil de catalogar en su rostro - ¿Sabes que tu maldición no tiene efecto en hadas, Stella? - y aunque parecía algo obvio, quería dejárselo claro a la chica. Tal vez esta en verdad no era consciente de esto y lo estaba pasando por alto...

Tras algo de silencio, Elliot les sonrió - El portal nos dejará solo cerca del lugar, ya que no es seguro aparecer así como así. Y menos si Lady Rin está con nosotros - le hizo una reverencia a la castaña y empezó a dibujar un patrón en el aire que poco después empezó a brillar de un claro celeste. Lo cierto era que era mucho menos elaborado que el portal que ya habían visto a Parfait hacer alguna vez, pero la magia que se desprendía de él tenía similitudes en cuanto a la atmósfera que generaba alrededor. Elliot se giró hacia los tres y sonrió - Cuando quieran -.

Waltz hizo un gesto antes de que entraran - Hay algo que debemos establecer antes de entrar. Rin, si por alguna razón nos separamos, ¿cuál será el punto de encuentro? Y Stella, ve con cuidado. Hay rumores de gente peligrosa allí -.

Fue graciosa la sorpresa que Stella mostró cuando Waltz le dijo que su maldición no tenía efecto en las hadas. No era precisamente que no supiese eso... ¡No sabía que ese pequeño era un hada! Lo miró, desconcertada. Apenas el pequeño terminó el portal, Stella le hizo una reverencia. ¡Oh, qué avergonzada estaba! Todo este tiempo lo había tratado de esa forma para evitar hacerle daño, ¡y resultaba ser un hada!

—¡Lo siento mucho! De haber sabido que eras un hada, no te hubiese tratado de forma tan grosera. ¿Ya habían mencionado que era un hada? ¿Acaso lo pasé por alto? —miró a Waltz y a sus compañeros. ¿Era la única que no lo sabía hasta ese momento?

Presa aún del desconcierto, pero avergonzada por su arrebato, aclaró su garganta y asintió al pequeño cuando les dio la señal para entrar al portal. Escuchó a Waltz mientras recuperaba algo de su compostura, y con una sonrisa nerviosa asintió.

—Procuraré que todos tengamos cuidado.

Una vez estuviese todo preparado, la chica entraría al portal.

¡Un hada! Por un momento Rin creyó que pudiera ser un brujo... Malditos estereotipos que tenía en la cabeza... Aunque el mesonero de la taberna de cazarecompensas era un "hada" todavía más extraño - alguien tendrá que explicarme en algún momento la diferencia entre hada y bruja... Porque esos aspectos ya no son sólo de que tenga equivocados mis conocimientos...

Se rascó la nuca dudando en porque las brujas no iban con escoba o las hadas tenían alas, almenos serían diferenciables.

- en cuanto a un punto de encuentro... Si tomáis cualquier camino y lo seguís cuesta arriba, todos sin excepcion llevan a "la xima" las casas se hicieron según me contaron alrededor de la cima de una pequeña montañita, la pendiente es poco pronunciada, pero convergen en esa plaza más de ocho caminos, lo que lo hace un buen lugar al que acudir, fácil de llegar, difícil de emboscar y fácil de huir en caso de necesidad, pues además de las ocho calles es fácil incluso subir por algún que otro tejado cercano... Eso sí, queda algo distanciado de todas partes al ser el centro... Si no te parece buen lugar, el camino al bosque es fácil de seguir también,... Aunque no lleva a ningún sitio, pues por miedo a los duendes lo dejarón de... No sé cómo se dice jeje, bueno dejaron de poner piedras para marcar el camino. El final de ese empedrado también es buen sitio.

Fuera un punto u otro le parecía bien, si necesitaban huir ambos tenían pros y contras, en la plaza por opciones de huída, pero si huían de humanos el empedrado al bosque los mantendría a raya.

Antes de que llegara Fiorella, se encontró junto al desagradable joven contando los segundos hasta que ésta llegara a rebajar la tensión subyacente entre ambos. Era evidente que al joven no le caía bien Alain.  Y era algo más o menos compartido. En su antigua vida, ya lo habría arrollado como un tren de mercancías pero estaba aprendiendo a ser tolerante y a pensar un poco más en lo que sus acciones podían deparar a los demás. Nada más lejos de su intención estaba enemistarse con Fiorella y seguramente sería lo que conseguiría si no era capaz de mantener las formas con su hermano.

Claro que este desapareció de un plumazo de su panorama cuando apareció la muchacha con un vestido azul digno de una princesa - probablemente siendo una antigua pertenencia de una -.

- Uau.

No pudo contener esas palabras de sus labios conforme sus ojos se abrían algo más de lo habitual. Su rostro, por lo habitual sereno, se ruborizó un tanto al observar la piel pálida de la chica en zonas que hasta ese momento habían quedado ocultas bajo las más recatadas prendas de una doncella. ¿Cómo podía siquiera dudar de lo atractiva que resultaba?

Parpadeó, haciendo un esfuerzo por llevar la mirada hacia lugares que él consideraba seguros. No, desde luego que no iba a sentirse tranquilo aquella velada. La joven iba a atraer todo tipo de atenciones y él...él iba a tener que contentarse en hacer el papel de guardaespaldas y observarla en la distancia. Por algún motivo aquello le alteraba un tanto.

- Estás preciosa - respondió, cuando por fin recuperó el don de la palabra -. ¿No deseas llevarte una chaqueta? Estos salones de baile acostumbran a ser fríos. Los techos altos no están pensados para mantener el calor.

¿De verdad había dicho eso?

Hogward se sorprendió al escuchar que el chico era un hada. Normalmente cuando escuchaba la palabra hada, Hogward pensaba en algo pequeño y alado, no en un niño tamaño promedio. De todas formas Hogward dejó eso de lado y se enfoco en lo que tenían que hacer. -Entonces nos encontramos en la... ¿"xima"? si nos separamos ¿no?. Entendido.

-Entrare primero por si acaso de todas formas. Las veo en el otro lado- dijo luego de que todo hubiera quedado claro para luego meterse al portal

Waltz y Elliot se miraron divertidos ante las reacciones de las chicas sobre su origen y después de tranquilizar su faz, decidieron responder la pregunta de Rin. Al menos esta vez fue el chico de cabello azul quien habló.

- La diferencia entre las hadas y las brujas es el cristal del cual proviene su poder, pero ambas se encargan de mantener el equilibrio. Las hadas adquieren su poder del Cristal Lucis, que se alimenta del amor y la felicidad del mundo. Por otra parte, está el Cristal Tenebrarum, que se alimenta del miedo y la ira. Los cristales siempre deben tener un portador y este se cataloga como el más fuerte de su tipo por su vínculo con el cristal. La portadora del Cristal Lucis, y por eso la más fuerte de todas las hadas es Lady Parfait, mientras que la portadora del Cristal Tenebrarum y por ende la bruja más fuerte era la reina Hildyr. El título de portador se hereda entre descendientes genéticos, aunque ahora mismo el cristal Tenebrarum no tiene portador y eso es lo que está causando tanto desequilibrio -.

Waltz decidió intervenir - Antes de que comenzara la caza de brujas, Lady Parfait y la Reina Hildyr trabajaban de la mano para mantener el equilibrio, pero tras comenzar la masacre, la reina Hildyr perdió la cabeza al sentir todas esas muertes en su propia carne por su vínculo con el cristal Tenebrarum. Esto llevó a que corrompiera el cristal y matara al primer humano. Poco después, creó la maldición de cuentos de hadas para castigar a la humanidad por lo que les habían hecho y eso llevó a lo que vivimos actualmente. Los cuentos de hadas pintaron a las brujas como malas, pero no era así. Antes vivíamos en paz, y ahora... Bueno, no necesitan que se los cuente - sonrió con algo de pesadumbre para luego volverse al portal.

- Entonces "la xima" será - y con una reverencia, el chico de cabello azul les hizo un gesto para entrar al portal. Este se sacudió con las últimas palabras de Elliot y, a continuación, todos cruzaron.

La sensación era extraña: una brillante luz que les obligó a cerrar los ojos, una desorientación temporal y... Un cambio en el ambiente. Abrieron los ojos para encontrarse con un lugar tranquilo y pequeño, diferente a las lujosas construcciones que podían apreciarse en Angielle. Tal vez seguían a las afueras, pero la colina era visible para todos. Aquello que más llamaba la atención era el silencio del pueblo: no había un solo transeúnte por allí.

Dante había llegado mientras Fiorella se preparaba. La verdad era que, para ser tan desagradable, había llegado justo en el tiempo prometido. Era un noble después de todo, y debía mantener las formas. A pesar de esto, no había conseguido entablar una conversación con Alain, aunque tampoco buscó discutir con él respecto a eso. ¿Eso era algo bueno? Mejor que estar discutiendo con él.

Al momento en que Fiorella llegó, Dante se quedó mirándola sin decir nada. Ni siquiera el "wow" pudo salir de su boca. Sus ojos brillaban, y tal vez fuera de algo más que solo sorpresa. Cuando Alain habló, se dio cuenta que tenía la boca abierta y carraspeó para buscar compostura en ese acto que a todas miras era bastante patético.

- Te ves... - su voz temblaba - te ves muy bien. A-adecuada para la ocasión - y volvió a quitar la mirada de la chica.

El comentario de la chaqueta hizo que Dante asintiera vehemente - P-por supuesto. Fríos. Sí... - y a pesar de lo desagradable que había llegado a ser, se encontraba falto de palabras. Incluso inhábil de hacer una mala cara. Se puso de pie con rapidez y dijo - C-creo que es hora de irnos - y salió a la puerta de la taberna, aunque se detuvo justo allí. Él solo sería el guía, pero sería Alain quien acompañaría a Fiorella hasta el "concurso" que llevaría a cabo Ezio.

... ¿Ese era su pueblo? Rin tuvo un escalofrío, no reconocía el lugar en tan poco tiempo había variado más de lo que se esperaba. La ubicación de sitios esperaba que coincidiera aunque... Los sitios cambian tan rápido?

En realidad sabía que varios motivos podían haberlo provocado, pero incluso así le sorprendía. Había oído algo de que la ortiga debía estar en tumbas por lo que quizás empezar por el cementerio sería lógico, aunque también podía ser algun punto del bosque protegido por los "duendes".

Escuchó la explicación de la pequeña Rin sobre "la xima". En momentos así se le hacía extrañamente madura, lo que hacía que Stella se entristeciese un poco. No podía evitar pensar por cuánto había pasado Rin para saber ese tipo de cosas. Ni la misma Stella era tan astuta y avispada con ese tipo de cosas.

Poco después, su atención vagó hacia Elliot. Algo de esa historia ya la conocía, pero una parte de ella. Escuchar lo de Parfait, aunque ya lo sabía, llenó su pecho de orgullo. La admiraba mucho, más allá de porque fuese la portadora del cristal Lucis. Pero aun así, todavía le era algo difícil asimilar que Elliot era un hada, sobre todo porque lo había estado tratando con indiferencia pensando que era un humano. ¡Le había faltado el respeto a un hada! ¿Quizá podría compensárselo luego preparándole algo sabroso? Bueno, sería algo que tendría que ver luego. Miró a Waltz, quien terminaba de contar la otra parte del relato. Por alguna razón, siempre que terminaba de escucharlo se quedaba con un sentimiento agridulce. La reina Hildyr... a pesar de que sabía que ella era responsable directa de lo que le sucedía, no podía odiarla y no sabía por qué.

Apenas Elliot les dio la señal para entrar, Stella asintió, asintiéndole también a Hogward. Una vez el peliblanco entró, Stella lo siguió al otro lado. Entonces, de un momento a otro, y después de sentir esa sensación tan peculiar, por arte de magia, estaban en otro lugar completamente diferente.

Era un lugar bonito. No había ajetreo o personas, cosa que quizá podía explicarse porque era de noche. No podía negar que era un poco escalofriante caminar por un lugar así, de noche. Sin embargo, estaba acostumbrada a ir al cementerio, lugar muchísimo más tenebroso, por lo que no estaba nerviosa.

—A partir de aquí dependemos de ustedes —les dijo a los pequeños, con una sonrisa, ignorando que quizá Rin podía estar sorprendida por algo.

Hogward rodó los ojos al escuchar la historia de Elliot. -Puede que las brujas no hayan sido las malas de la historia, pero ahora no hacen mas que reafirmarlo maldiciendo a cualquiera que se les cruce- dijo con un tinte de desprecio antes de entrar al portal.

La sensación que sintió fue bastante extraña, aunque no tanto como para dejarle un sentimiento desagradable. Cuando abrió los ojos se encontró con un pueblo bastante sencillo. Se podía sentir tranquilidad y paz con solo verlo. Quizás demasiado. No se veía ni un alma en el lugar. El silencio solo era interrumpido por el sonido del viento soplando y aunque podía sentirse pacifico, debido a la falta de vida o movimiento hacia que se sintiera perturbante en su lugar.

-Así quee.....este es tu pueblo ¿eh?- el peliblanco observaba el pueblo con una mano sobre los ojos para cubrirse del sol -¿Siempre así en esta época del año?- preguntó

Con solo dar un par de pasos, un extraño escalofrío recorrió tu espalda. No sabías por qué, pero sabías que algo parecía no estar bien. La sensación al ver el tranquilo paisaje era una sensación casi ajena, extraña. Parecía falso y se sentía irreal. Debajo de esa máscara luminosa, podías sentir el aroma del olvido.

Elliot miró a Hogward por su comentario y negó con la cabeza - Ese es el problema, que no es así, pero los humanos siempre lo verán así. Y por eso fue que la caza de brujas comenzó - y se volvió a girar hacia el lugar algo inquieto. Waltz también se veía inquieto al mirar todo el paisaje. Era como si estuvieran percibiendo un mal olor o algo así porque no podían quitar la cara de amargura.

No mucho después, los miraron para notar que Rin también portaba una expresión similar y Elliot decidió intervenir - Si Lady Rin tampoco lo ve bien, entonces esto se hace real. Algo muy extraño ocurre aquí, como si quisieran esconder cómo en verdad se ve este lugar o algo así - y Elliot miró a Stella.

Waltz dio un par de pasos y tocó el suelo para luego cerrar los ojos un momento. Los abrió poco después y miró al peliazul - Puede que eso sea justo lo que ha sucedido. Rin, ¿crees que puedes guiarnos a través de este? Si no, podemos confiarle la tarea a Elliot. Él tratará de hallar el cementerio, pero si nos das ciertas indicaciones, tal vez podamos hacerle la tarea más fácil -.

El viento soplaba frío y aunque a esta hora era normal poder ver a los comerciantes en las calles, no había una sola alma allí. Un olor diferente llegó a sus fosas nasales al que se podría esperar de un lugar con tanta naturaleza: el olor del ladrillo.