Partida Rol por web

"solo unanvida decía" bueno si existía la magia ¿Por qué no el renacer de las almas? Además no lo decía a modo se romper su propia maldición pues esperaba poderla romper pronto, podía buscar incluso después porque ayudar era gratis.

- En mi caso, cuando surja una oportunidad la romperé, no es algo que pueda apresurar, por otro lado... Me gustaría ir al pueblo oculto al que fuimos la primera vez, quisiera llevar algo de tarta y galletas a quienes nos ayudaron y de paso darles el pésame informándole de la muerte de Phoisa.

Además cuando lograra romper la Maldición ayudaría a otrá bruja más, indirectamente Selene dejarìa de tener que perder su tiempo protegiendo un pueblo entero, ¿Serían amables con quién les ayudó a que no les rompieran? Esperaba que Adidas inrentara atacarla injustamente.

El golpe en la frente la hizo llevarse las manos al lugar donde Konah había golpeado. No le había dolido, solo se le había hecho extraño ese gesto... Tan lejano. Luego de eso vino lo de Conall y Stella de nuevo se puso mal. No esperaba ese abrazo de su hermano así como él no había esperado el suyo aquella vez luego de despertar, pero Stella no rechistó. Se dejó abrazar como cuando era muy pequeña y se caía. Esperaba que su hermano se enfadase o decepcionase de ella, pero eso no pasó.

—No fue tu... —culpa. Eso quería decir a Konah, pero este la interrumpió. ¿Su padre de verdad regresaría? La firmeza con la que Konah lo decía le daba, aunque fuera falsa, una esperanza a Stella. Aunque ella no pensaba quedarse cruzada de brazos. Apenas estuviese recompuesta, viajaría a Caefall. Aquel brujo... tal vez su padre seguiría allí. Podía ser peligroso, pero necesitaba cerciorarse por sí misma.

Con lo último que dijo, la chica se limpió las lágrimas y negó con la cabeza.

—No me hará nada. Es un caballero... en todos los sentidos. Si hubiese sido de otra forma, hace mucho tiempo me habría alejado de él —Stella sonrió un poco y terminó de limpiarse las lágrimas—. Deberías tratar de llevarte mejor con Réamann.

Réamann se sorprendió un poco al escuchar que el hijo de Alcaster cuidaría a la princesa Lucette debido al complicado comportamiento de ella y quién mejor que el hijo del Jefe de la Guardia Imperial para ese trabajo. ¿De verdad Fritzgerald sería alguien de confianza? Ya no era algo que le pudiese competer, pues tal y como le dijo el pelinegro, su entrada a la orden sería muy complicada o casi imposible, pues efectivamente fue retirado, una jubilación pronta por decirlo de alguna manera.

-¿Trabajar con Alain? No es mala idea... él reniega el uso de la espada y no está mal, es respetable. Si alguien más lo hiciera por él y que además conoció esta fase de su vida... podría ser-dio un sorbo a su vaso y resopló con gusto por ingerir su bebida predilecta-. Hablaré con él después; y si no me acepta podría pedir recomendación al príncipe Rod para ir con otro noble en el que él confíe. Hay posibilidades, solo es buscar.

No estar en la orden sí le disminuía su ímpetu, no lo podía negar ni oculta y mucho menos ahora que había recuperado su vitalidad. Además, saber que no podría ir a Caelfall por un tiempo también le incordió. No podía volar a donde él quería, pero era consciente que sí podía desplegar sus alas a otro rumbo.

-Podría pedírselo a Aed, pero es demasiado... tal vez solo hablar con él en caso de que sepa algo de a quienes quiero buscar y les transmita un mensaje de mi parte. Delora también es otra opción, pero ella está ocupada-se acabó el contenido del vaso luego de tragos grandes y volvió a servir tanto para él como para Garlan-. ¿Tan pronto quieren que nos vayamos?-bromeó, pues era un momento que nunca esperó para él y ahí estaba la espera de otro banquete de despedida-. Vendré a visitarlos pronto, lo prometo. He hecho buenas amistades como para dejarlo así sin más.

Hogward bajó la vista hacia su muñeca cuando Delora menciono el brazalete. Aún si podían observar los rasguños cicatrizando alrededor de el, del momento de su arrebato hace unos días. -Todo empezó con esto- recordó, si bien le había traído fama y fortuna, también había atraído la atención de la bruja que lo maldijo. -Esa bruja...- el chico sintió como la rabia empezaba a brotar de su pecho por momentos. Sin embargo, estaba cansado por lo que el sentimiento de ira que sentía no llegó a desatarse del todo y desapareció entre su desesperanza. 

Hogward recibió el chocolate caliente de las manos de Delora cuando esta se lo ofreció. Agarrando la taza con las dos manos, sintió como el calor de esta pasaba a través de la porcelana hacia las palmas de sus manos y de estas a todo su cuerpo -Heh- se le escapó un resoplido divertido -Si tan solo fuera verdad...- el chico se ahogaría en chocolate en ese caso.

No obstante, la cuestión de su futuro aún estaba sobre la mesa. Hogward se llevo la taza a los labios para tomar un sorbo del espumeante liquido oscuro. El calor de esta forma también ingresó a su interior. Mientras este recorría todo su cuerpo, el peliblanco intentaba pensar, sin mucho éxito al parecer. Estaba cansado, tal vez no tanto físicamente sino emocionalmente. Cansado de odiar, cansado de la ira y de la exasperación. ¿Habría estado él equivocado todo este tiempo? Hogward no estaba seguro en que pero así lo sentía. Esto junto con su nueva incapacidad de actuar solo pare él lo confundían

-Yo...- volvió a titubear mientras trataba de tomar alguna decisión. Si se iba, lo más seguro es que terminara muerto en algún callejón. No tenía a donde ir ni a quien acudir. En The Marchen sin embargó lo habían tratado muy bien hasta ahora, ofreciéndole techo y comida todo este tiempo. Si bien se negaba a participar en cualquier guerra que se avecinaba.

Aún así, tal vez, si se quedaba, tal vez pudiera entender las nuevas emociones que sentía en cuanto al resto y en cuanto a si mismo. Además de la oportunidad de deshacerse de su maldición de una vez y para siempre. El resto de la taberna parecía estar feliz de haberlo hecho y de estar entre ellos, ahora que pensaba en ello, un pequeño dolor punzante aparecía en su pecho. ¿Envidia tal vez? Hogward no esta consiente de ello.

-Yo...quisiera quedarme un poco más- dijo a fin el peliblanco -Si aún me aguantan claro- terminó intentado acabar con un tono alegre, aunque no lográndolo del todo.

Claire sonrió de manera triste – No lo merezco por todo lo que te sucedió. Sea lo que fuera, pasaste por muchas cosas y fue mi culpa. Y claro que lo sé. Gracias – y su ánimo decaía. Casi parecía que titubeaba para marcharse.

Aquello que no se esperaba era sentir tu mano en su mejilla y sus ojos se llenaron de nostalgia, mas también de alegría. ¿Podría ella merecer algo así de aquel a quien tanto lastimó? El gesto fue dulce y delicado, pero Claire se veía inmersa en la situación con ello. Sus mejillas se colorearon de nuevo con tus palabras y una sonrisa cálida apareció de manera natural en la chica – En verdad has cambiado. Solo que de verdad creo que soy yo quien no tiene derecho. No después de todo lo que pasaste por mi culpa. Recuerdo lo enojado que estabas ese día. De… de verdad lo siento – y lloró por fin, lloró fuertemente. Al parecer, la joven había estado intentando actuar seria y segura todo este tiempo por algún motivo. Su actuación se caía.

Se abrazó a ti con fuerza y sin ser capaz de mirarte a la cara – Soy yo quien decidió no volver a ver a mi padre para que él sea feliz, pero… - aunque se detuvo en seco. Sollozaba -. ¿Es una locura el querer quedarme? – y esta vez sí te miró a los ojos, los cuales brillaban por el efecto de las lágrimas.

Garlan hizo un gesto de “sabelotodo” cuando mencionaste que lo de Alain era buena idea, casi queriendo decir un “por supuesto que es buena idea”. Asintió ante la mención de posibilidades – Tal vez el príncipe Rod no sea el más adecuado para eso. Suele ser muy reservado, pero de seguro Lady Parfait podría hacer algo por ti si Alain se niega. Para ser un hada, conoce a gran parte de la nobleza en Angielle por su trabajo como portadora – y tomó un trago generoso de nuevo.

Rio – Aed no es que necesite mucha ayuda en su taberna, así que dudo que acepte. Además, tiene suficiente ayuda con Elliot. No lo parece, pero esos dos son bastante buenos en su trabajo de mantener a salvo a Angielle de los peligros de Caelfall – aunque el comentario de la despedida prematura interrumpió su discurso y por poco escupe la hidromiel. Se rio nuevamente.

- Eso espero. Después de todo, nos debes una enorme a Jurien y a mí por traerte hasta aquí. Si no te hubiéramos visto, habrías muerto ese día – y te golpeó en el hombro con solo un poco de fuerza -. Si no quieres comer, yo comeré por ti -.

Waltz parecía dispuesto a refutar el hecho de que no podías apresurar lo de romper tu maldición, pero el siguiente comentario hizo que su mirada se tornara conflictuada. Al parecer, algo de lo que habías dicho no le había gustado mucho. Aunque la duda se resolvería pronto.

- Ir a Caelfall no es buena idea estos días, y si te refieres al antiguo esposo de Phoisa y a su hija, creo que es mejor que ni la menciones. Magnus la amó profundamente, pero ella lo trató como basura – suspiró -. Conocí a Rowan cuando era una bebé y… pobre niña. Abandonada por su madre de manera tan descorazonada es algo terrible para cualquiera. También es que Caelfall está bastante peligroso estos días. Delora cree que allí está ocurriendo algo. Algo que es consecuencia de lo sucedido cuando fueron a rescatar a Fiorella, por lo que es mejor permanecer lejos de allí. No sé cuánto más pueda vivir el hombre, pero incluso es posible que esté más tranquilo sin saber que Phoisa ha muerto – y sonaba ligeramente triste.

Waltz pareció recordar algo – Es cierto. Olvidé decirte que Lady Parfait hará hoy en la noche un banquete de despedida para quienes se vayan a marchar. Sé que tú y tu hermano podrán comer bastante -.

Konah solo esperó a que dejaras de llorar. Se veía triste también y afectado por lo de Conall, pero en ese momento era su pequeña hermana quien más lo necesitaba, así que no era el momento de mostrarse triste o afectado. Debía hacer lo que en ese momento podía por Stella.

Se alejó cuando te limpiaste las lágrimas y hablaste de Réamann. Se rio de una manera encantadora para luego debatir – Apenas y lo conozco, y mi hermanita recién rompió su maldición. Si eres feliz con él me alegra, pero por más caballeroso que sea, es un hombre. Así que no dudes en decirme si quieres que le dé una lección – y te dio otro golpe en la frente -. Además, ¿quién sería yo si no cuidara a mi hermanita? Solo espero que seas realmente feliz, Stella. Nuestra madre solo quería eso y, ahora que eres libre, podrás empezar a vivir tu vida. También me tranquiliza que estarás aquí, pues tanto Lady Parfait como Lady Delora te protegerán – y esta vez acarició tu cabeza despeinándote un poco.

Recordando algo de último minuto, agregó - Por cierto, Lady Parfait me invitó a quedarme al banquete de despedida. Dice que celebraremos que hayas roto tu maldición - y te sonrió cálidamente, esperando tu reacción.

Delora parecía bastante concentrada disfrutando de su taza de chocolate y sonreía con cada sorbo que le daba. Ella parecía de verdad creer en lo que había dicho, aunque no por eso quería decir que no prestara atención a tus reacciones.

Tu titubeo no le pasó desapercibido, por lo que detuvo la taza a mitad de camino y la bajó un momento a la mesa, comprendiendo que se venía algo importante. La bruja se puso sería, mas esto se derivaba de su completa atención hacia ti. Esperó a que fueras tú quien hablara y, cuando lo hiciste, sonrió animosa para luego pegarte una amistosa (aunque fuerte) palmada en la espalda - ¡Pues claro! Después de todo, siempre habrá muchas mesas por limpiar y pisos por barrer. Eso sí, espero no tener que descontar más objetos de tu pago en el futuro – se rio para luego tomar un sorbo de su taza.

Al bajarla, dijo con un tono más maduro – Felicidades. Has comenzado a emprender tu propio camino. Si quieres mi consejo, deshazte del brazalete apenas rompas la maldición. No lo necesitas. Parfait podrá darte algo para que escondas tu apariencia real siempre, así podrás rehacer tu vida una vez rompas la maldición, sea que decidas quedarte o irte. En cualquier caso, podrás comenzar de nuevo. Tienes el banquete de esta noche para comenzar a pensar en qué harás cuando también podamos celebrar tu despedida - ¿banquete?

La auténtica preocupación de Rin no residía exactamente en dar el pésame, si nommás bien en ver si era posible sacar de allí a "la heredera" de Phoisa, temía que quisieran obligarla a hacer algo... Pero entendía lo que decía Waltz.

- yo solo quería que estuviera segura... - dijo en voz baja para si misma rascándose la nuca, pero enseguida cambio su rostro preocupado por una sonrisa - ¿Puedo ayudar en algo? No se me da bien estar quieta jeje

Asintió feliz al ver que su hermano estaba de acuerdo con ella, seguro que Dante habría querido que las cosas fuesen así y a ambos les daba cierta paz pensar que podían seguir llevando a cabo su voluntad aunque ya no estuviese junto a ellos.

Cuando bajó la cabeza apesumbrado, Fiorella le apartó el pelo por detrás de la oreja y le acarició la cabeza para consolarle. Sabía que había muchas cosas de las que se culpaba al igual que ella, y no podía forzarle a superarlas pero al menos quería que tuviese presente siempre que podría contar con ella y que no estaba solo en esto. Errar era humano, y al final había que seguir adelante aunque las cosas se torciesen. 

- Seguro que me encantará.  - Afirmó sin duda sobre la habitación antes de parpadear con sorpresa. - Oh, un banquete. Me alegra que Parfait se vea con fuerzas de organizarlo y creo que es la mejor manera de despedirme de todos, aunque sea temporalmente. - 

Lo que dijo Konah la hizo reír un poco entre el llanto que por fin mermaba. Era un tonto, pero un buen tonto. Lo había extrañado. Mucho. También a Conall... y a su padre. Recordarlos de nuevo le hizo picar la nariz. Quería volverlos a ver e ir un día junto a Réamann a la taberna de la familia. Quería que estuviesen allí junto a ella en los momentos especiales. Pensar en todo aquella hizo que un par de lágrimas más se escapasen, mientras Konah le daba otro golpecito en la frente. Aunque las palabras sobre lo que su madre quería y todo la demás la hizo llorar un poco más, pero la caricia de su hermano la hizo limpiarse de nuevo las lágrimas, sonriendo un poco.

—Apenas pueda te visitaré. Y esa vez quiero llegar con Conall. Espero que papá también esté...

Escuchar que Konah se quedaría un poco más hizo que Stella se alegrara. No esperaba que fuesen a hacer un banquete por algo así, y no creía merecerlo, pero lo aceptaría. Se lanzó a abrazar a su hermano de nuevo por un momento y se separó rápido, terminando de limpiarse las lágrimas.

—Te extrañaré mucho, Konah. No te olvides de venir de vez en cuando también. Te prepararé muchas cosas deliciosas cada vez que vengas, y puedes traer también a tu novia. A estas alturas también debes tener, ¿no?

Escuchar que no podría contar con el príncipe Rod no desanimó tanto a Réamann, pues simplemente le indicó que aún le faltaba mucho por conocer de las personas y no estaba tan mal. Había dado por sentado que no viviría que el hecho de seguir aprendiendo y ejercer de alguna manera su profesión le era gratificante. Claro, luchó tanto por pertenecer a la orden que el no volver era como una espina clavada. ¿Si algún día lograban destituir a Alcaster podría volver a pesar de su retiro? Dio un sorbo a su bebida pensando en estas posibilidades y también pedirle ayuda a Parfait cuando se mencionó lo de Aed.

-Oye, no pensaba pedirle ayuda a Aed con mi trabajo. ¿Te afectó el alcohol tan pronto? Me refería a que si podía pasar un mensaje, pero de todas maneras entiendo que sería muy complicado-suspiró y miró el contenido de su vaso-. Igual les visitaré en un futuro, a todos. Y sí, se que ustedes me salvaron, no es algo que vaya a olvidar-le miró agradeciendo en silencio, no vio necesidad de decir en voz alta lo conocido por ambos. Además, él tenía un asunto pendiente con ellos dos-. Y así cuando vuelva espero que ya le hayas dicho algo. ¿No te da vergüenza que alguien menor que tú ya piense en comprometerse? 

Quiso seguir con su comentario, pero cuando vio que Garlan se disponía a comer le miró desafiante y sonrió en sorna como el joven adulto que era, sin rastro de aquél que se había rendido alguna vez. 

-¿Me aceptas un duelo amistoso por la comida? - y en vez de  sacar una espada... tomó un tenedor y lo sostuvo como si fuera un arma-​​​​​​. En guardia, Garlan. Serr Lockheart te ha retado.

Rió un poco, esperando a ver si su amigo aceptaba antes de ir a ver a Viscount un rato y de ahí ir con Stella. Era agradable pensar a futuro sin sentir ansiedad o no albergar esperanza, pero quería seguir viviendo su día a día para no tener remordimientos. 

Se hacía evidente por momentos que no iba a poder convencerla, o no por lo menos a corto plazo, que si algo compartían estaba claro que era la culpa y que ésta no recaía en su totalidad en ella. Eso era algo que él había aprendido y es que al principio había decidido que ella era plenamente la culpable de todo para acabar asumiendo su parte, que no era poca precisamente. Lo que se hacía evidente era que ambos habían tenido un grave problema de comunicación que les había llevado a esa situación.

Le sorprendió un tanto que sus mejillas se colorearan por su contacto, sin esperar ver de nuevo aquel rubor que en su momento tantas sonrisas le había provocado. Aunque la leve sonrisa que estaba por nacer en su rostro se desvaneció cuando la chica rompió a llorar desconsoladamente y, sin poder aguantarlo más, le pasó un brazo por encima de los hombros y la atrajo un poco hacia sí, dejando un suave beso un su cabello pero sin desear agobiarla físicamente

- No te tortures, Claire. Ninguno de los dos obró bien pero por lo menos tus motivos eran honestos y fui yo quien te llevó al límite - le acarició con suavidad la espalda, tratando de calmarla con ternura cuando la joven se abrazó a él -. No te voy a negar que me enfadara cuando me enteré de todo pero en gran parte me sentía culpable... y eso es algo con lo que voy a tener que aprender a vivir - fue entonces cuando llegó aquella pregunta que hizo que le diera un leve vuelco el corazón mientras buscaba su mirada perlada de lágrimas, manteniendo el contacto visual lo que le pareció una eternidad antes de temblar levemente, dejando escapar un susurro que le salió del corazón -. Quédate - apoyó su frente contra la suya, a la par que con la mano que no reposaba en su espalda le acariciaba la mejilla, barriendo las lágrimas antes de prender un mechón de pelo detrás de su mejilla -. Quédate - repitió.

Una sensación de alivio recorrió su cuerpo cuando Delora dijo que no había problema con que se quedase. También pudo sonreir un poco con la última pulla que le tiró, demostrando que estaba mas calmado. Aún así, las palabras que dijo a continuación lo perturbaron un poco.

-Deshacerme de ti...- pensó mientras daba un vistazo al brazalete de huesos. Por mucho que odiara al objeto como a lo que representaba, ahora que pensaba de verdad en quitarselo para siempre, el joven no pudo sino dudar. Lo había tenido por tanto tiempo que no se imaginaba estar sin el y su poder. 

Sin embargo, Hogward decidió que lo mejor era empujar esa duda al fondo de su mente por ahora, antes de volver a caer en otro espiral de dudas y vacilación. -Crucemos ese puente cuando lleguemos- con esto dio por zanjado el asunto de momento.

Aún así

-Gracias- le agradeció a Delora por sus palabras -Intentare no romper nada mas en mi estancia- dijo en un tono mas aliviado. Aunque este se puso dudoso al escuchar las últimas palabras -¿Banquete?- preguntó pero no tardo en darse cuenta de el motivo. A diferencia de él, muchos ya habían roto sus propias maldiciones por lo que podía ver. No tenían una razón para quedarse en este lugar. Y aunque le dolía por alguna razón tener que despedirse, el chico sabía que era algo que tenía que pasar de todas formas.

-Entonces celebremos hasta al amanecer y pensemos en cosas complicadas después-  dijo con un alicaída sonrisa, pero una sonrisa al fin y al cabo

Pensar que lo que querías era sacarlos de allí sorprendió un poco a Waltz - Entiendo tu preocupación y creo que es noble de tu parte, pero para ellos es más seguro estar allí que intentar escapar. Sin que su padre pueda hacer magia, además de lo débil que debe estar por el peso de los años, corren el riesgo de ser capturados. Mientras no los consideren una amenaza, estarán a salvo. Por ahora tendremos que confiar en que las brujas traerán la calma nuevamente a ese lugar -.

La idea de ayudar hizo que el pelinegro se llevara la mano al mentón como si meditara sobre algo importante. Después te dijo con rostro meditabundo - Creo que Annice se encargará de la comida y cuando está a cargo, no deja siquiera que nos acerquemos a la cocina, así que creo que no... Pero puedes ayudarme a limpiar la taberna y las mesas. Eso de seguro le agradará a Lady Parfait - y se puso de pie entusiasmado para empezar a limpiar si estabas de acuerdo con ello.

El cariñoso gesto que tuviste con Ezio le robó una sonrisa. ¿En verdad merecía aquello? Lo mereciera o no, se lo habías dado sin pedirle nada más, así que solo se limitó a sonreír.

Se rio después por el comentario sobre la habitación - No deberías confiar tan ciegamente en mi gusto para las decoraciones. Después de todo, soy un hombre por más que sea tu hermano - se rio algo divertido para luego lucir un poco confundido por lo del banquete. ¿Era el evento o era tu comentario?

- Lady Parfait solo supervisará, pero estará presente, claro. No se lo perdería. Su salud es frágil, pero no dejaría pasar la oportunidad de despedirse adecuadamente. Hay mucho que debo agradecerle y espero poder hacerlo allí - y te revolvió el cabello de manera cariñosa.

Si no ehabía mucho más que hablar, Ezio te sugeriría que te alistaras para la celebración.

Aunque era casi imperceptible, podías ver el profundo dolor que despertaba en Konah la mención de su padre, por lo que cuando dijiste que irías a visitarlo, tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para asentir y sonreír ligeramente. La punzada en su pecho era tal que por poco le cortaba la respiración – Allí estaremos esperándote – dijo con su voz firme y segura, aunque parecía hacérsele cada vez más difícil.

El abrazo y la invitación posterior le hicieron sonreír, aunque se le hacía cada vez más difícil mantener la compostura. Incluso sus manos temblaron por un momento, pero se mordió el labio inferior para forzarse a controlarse. No tuvo tiempo de devolverte el abrazo, por lo que bajó las manos algo avergonzado para luego responderte – No tengo novia. Mucho trabajo desde que todos se fueron – y no dio espacio a que le preguntaras nada más, pues salió después de ese momento con la promesa de verse en el banquete. Era buena idea prepararse, ¿verdad? No era como si tuvieras todo el día.

Garlan rio, aunque lo consideró un momento. ¿En verdad le había afectado la hidromiel tan pronto? Un mensaje… - No lo creo. Caelfall está peor que antes desde que fueron por Fiorella, así que creo que lo mejor es permanecer lejos de ese lugar por ahora. Un mensaje podría meter a muchos en problemas -.

Sonrió para llevarse el vaso a la boca y escuchar lo del compromiso. Ahí sí que escupió el trago de hidromiel que se había llevado a la boca para toser después - ¡¿Que tú qué?! – gritó tan fuerte que la misma Annice los miró extrañada desde la cocina, pero estando tan ocupada, apenas y les prestó atención -. Lo siento -.

Aún sin salir de la estupefacción, escuchó lo del duelo y rio sonoramente – Creo que ahora eres tú quien ha sido afectado por el licor, pues yo no veo comida aún servida. Me refería a la comida del banquete – hizo ademán de ponerse de pie para irse, pero se detuvo en seco -. Aunque… podríamos hacerlo igual. Y el que pierda, debe darle de comer al otro. ¿Acepta el reto, Serr Lockheart? – diciendo lo último como una clara burla.

Sea cual fuera tu respuesta, Garlan se tendría que ir poco después para ultimar detalles sobre las guardias para esa noche.

- Eso espero - dijo Delora con una sonrisa divertida.

La mención del banquete era sorpresiva, pero parecía esa la forma de Delora hacerte saber que habría un banquete, por lo que asintió simplemente cuando dijiste lo último -. Siempre y cuando estés dispuesto a seguir hacia adelante, puedes tomarte el tiempo que quieras. Y te dije que el chocolate curaba cualquier herida. Estás más sereno ahora - y te guiñó un ojo divertida para darle el último sorbo a su taza y ponerse de pie.

- Ve y arréglate un poco para la celebración. Pronto será la tuya también - y con esas palabras, se fue.