Partida Rol por web

Claire lloraba y lloraba. Lloraba como tal vez no había llorado en meses, como si tuviera que ponerse al día de todas las lágrimas que no lloró debido a su amnesia, aunque escuchaba lo que le decías y agradeció en silencio el cálido gesto que tuviste para con ella. Ella era una persona simple y sencilla. Siempre había sido así, por lo que le era difícil aceptar tanta atención.

Se aferró a ti con fuerza mientras te escuchaba hablar. Su espalda parecía amoldarse a tu caricia y ella se dejó consolar, casi como si un anhelo que creía perdido estuviera reapareciendo, pero a su vez se sentía aterrada. ¿Podía ella permitírselo? Te miró directamente a los ojos y mantuvo su mirada firme mientras sus corazones se acompasaban, creando una melodía que sería solo para los dos. Claire estaba nerviosa, asustada y confundida, pero no por ello creía que sus palabras fueran faltas. De hecho, parecía más segura que nunca de querer quedarse.

No se movió y dejó que te acercaras, cerró los ojos como si fuera todo aquello parte de un ritual íntimo y tras escucharte, se paró en la punta de los pies para besar tus labios fugazmente con timidez y luego mirarte - ¿Puedo? – su voz temblaba. Aquel impulso ahora había hecho que el rubor subiera hasta sus orejas.

Mientras tanto, había mucho movimiento afuera. Al parecer, estaban planeando algo grande.

Sin poner pega alguna, Rin se dispuso a repasar las mesas y colocar las sillas momentáneamente sobre la mesa para poder barrer debidamente bajo estas. No iba a quitarse la preocupación de encima, pero no le cabía duda de que Waltz no le mentiría en unncaso así, y si decía que sería para ellos más seguros permanecer allí, así lo creería ella.

Además tenía que dejar esa preocupación de lado, para evitar entre otras cosas preocupar a nadie más con sus propias dudas.

¿Las cosas empeoraron desde que fueron por Fiorella? No, fue precisamente por la desaparición de ese extraño cristal. Por un momento el ceño de Réamann se frunció mientras pensaba en qué pasaría con aquello que incluso  provocó nervios en Delora y no quería tocar el tema con ellos. ¿Sería para no preocuparlos o era porque no sería un tema en el que debían involucrarse? ¿Le afectaría a futuro si algo salía mal? ¿Y si Stella continuaba en peligro? Todos esos pensamientos le preocuparon en ese instante y por lo mismo ya no tocó el tema de Caelfall. Su código de caballero y por decisión, si algo ocurría él se involucraría sin pensarlo, pero algo le decía que esa parte de la historia ya no podría continuarlo él. 

No obstante, la reacción de Garlan al escuchar el compromiso que él planeaba proponerle a Stella esfumó su faz sombría y reír un poco, dándole un aire más jovial y propio de su edad que había perdido en los últimos meses por la maldición. A pesar de poseer cabello blanco, denotaba una adultez juvenil que se mantuvo aún reforzado por las disculpas que el pelinegro dijo a Annice, pues reía un poco más sonoramente hasta que se dijo lo de la comida.

-Garlan, el alcohol no me ha afectado. Aquí tengo mi comi...-se giró y tal fue su sorpresa de ver que su lugar estaba vacío. ¿No iba a comer? ¿Imaginó un plato? Segundos pasaron y ahora sí comenzó a reír con fuerza. Disfrutó esas carcajadas, el estómago comenzó a doler... una señal más de que estaba vivo-. ¿Tan pronto me afectó? Vaya, me falta práctica. En fin...

Y al ver que aceptaba su reto, bebió en tragos grandes lo que tenía de hidromiel y exhaló aire por haberlo ingerido tan rápido. Se limpió los labios e hizo señas para pelear afuera.

-Si tenemos el combate aquí, Delora se enojará ni queremos dañar la propiedad recién reconstruida- se puso al lado de Garlan y le dio unas palmadas fuertes en la espalda. No quería tumbarlo, solo una señal de que estaba listo para todo-. Y si quieres, que Jurien o Karma  funjan de mediador... y que sea rápido, si nos descubren nos meteremos en problemas.

Sonrió con fiereza borracha, Réamann quería disfrutar su día a día y qué mejor que esto para finalizar su jornada. 

Todas las dudas, el rencor, la culpa, todo el miedo y el dolor, fueron barridos de su mente cuando los labios de la chica rozaron los suyos en aquel gesto que, sin saberlo, tanto tiempo había añorado. Pero a su pregunta la chica no obtuvo una respuesta como tal, sino su mano internándose en su sedoso cabello mientras él le daba otro beso cargado de anhelo y de aquel amor que aún cuando las vivencias habían enterrado, volvía a renacer mucho más humilde y mucho más sincero.

Fue un beso que no entendió de tiempo, prolongándose todo lo que hacía falta para calmar aquella necesidad que tenían el uno del otro y que estaban volviendo a redescubrir. Sólo cuando el hambre de cariño de ambos fue saciada se permitió separarse de ella, con una sonrisa mientras tomaba delicadamente su rostro entre las manos para darle un breve beso en la nariz y otro en la frente, tras lo cual la abrazó sintiendo una felicidad que creía que no volvería a sentir.

Permaneció así un rato, sumido en un silencio que se le antojaba cómodo y familiar, centrado sólo en la chica que tenía entre sus brazos, antes de que el ruido que hasta ahora había ignorado empezara a penetrar en el remanso de paz que hasta ese momento había sido su habitación.

- ¿Qué crees que está pasando ahí fuera? 

Stella no notó de buenas a primera que para su hermano el tema de su padre estaba siendo algo difícil. Lo que sí le hizo extrañarse fue la respuesta tan... cortante de su hermano. La hirió un poco porque inevitablemente se sintió culpable al escuchar que no tenía pareja porque cargaba con todo el peso de la taberna solo... desde que todos se habían ido. Ella fue la primera en hacerlo, y por eso su hermano y padre salieron a buscarla posteriormente. Stella sintió que la nariz le picó un poco de nuevo. Sin embargo, entendía que él también cargaba con sus cosas y que lo de su padre y Conall era algo duro.

Decidió que no debía llorar más. Era hora de prepararse y ponerse linda para despedir a su hermano. Se pondría la ropa más bonita que pudiese y probablemente también le pediría a Karma que la maquillara. Quería ponerse lo más bonita posible y ponerse a ayudar lo más pronto que se pudiera.

- Eres un hombre con una buena educación y un buen gusto. - Responde sonriendo y pasándole un mechón de pelo por detrás de la oreja, convencida de lo que decía. -  Aún así, tendremos tiempo de sobra para decidir algún cambio si es necesario, pero estoy convencida de que no hará falta. -

- Si Parfait supervisa, me gustaría estar allí abajo echando una mano. He pasado unas semanas difíciles y no he hecho lo que debería estar haciendo, al menos hoy creo que debería ayudar a organizar todo lo necesario para la fiesta. Es una buena forma de despedirme de todos. - Afirmó antes de ponerse en pie y alisarse la ropa antes de colocarse el pelo. -  Voy a ir bajando, nos vemos allí luego, ¿De acuerdo? - 

-Lo haré- respondió Hogward mientras veía a Delora irse del lugar. Sus últimas palabras le dieron que pensar. Una celebración para él. El joven esperaba que así lo fuera pero, ¿también lo sería de despedida? El joven peliblanco no sabía muy bien que haría una vez rota su maldición. Antes creía que volvería a practicar la medicina con la ayuda del brazalete pero, ahora no estaba tan seguro. 

El joven se quedó un rato sentado frente a su taza de chocolate caliente. Pensando en que es lo que haría. Ahora mismo no le venía nada a la cabeza. ¿Qué haría una vez su maldición fuera rota? Sería libre si, pero ¿para hacer que? Las respuestas a esas incógnitas no las tenía.

Sin embargo, luego de unos segundos, al igual que la decisión de que hacer con el brazalete, el peliblanco decidió dejar de comerse el coco por ahora. Ya lo había hecho bastante en el transcurso de su tiempo en la taberna y no la había traído nada bueno hasta ahora. 

De un sorbo, termino le bebida de la taza. Sintiéndose mucho mejor ahora que cuando bajo el chico volvió a su habitación para arreglarse un poco y dejar de parecer un muerto andante en la mayor medida posible que lo fuera.

Hogward acabó frente a un espejo en su habitación viendo su aspecto y pensando lo que le depararía su incierto futuro

-Aún hay mucho por hacer- 

La sonora carcajada hizo eco con la del mismo Garlan, quien no se contuvo para burlarse de ti – Siempre has tenido una resistencia baja al alcohol. No digas que es culpa de la maldición o algo así – se secó los ojos tras recuperar algo de calma.

El solo pensar en la reprimenda de Delora, Garlan se estremeció. Claramente, estaba de acuerdo en que no era buena idea hacer que la bruja se enojara, así que le parecía bien. Lo segundo… - No, olvídalo. Un duelo entre hombres es honorable. Además, si está Jurien, tendrías la ventaja. Vamos ahora. Iré a lo de las guardias luego – y se veía tan emocionado como tú. Vaya que estaba ebrio también.

Caminaron hacia el bosque que quedaba fuera de The Marchen y allí, Garlan sacó su espada sin dejar de sonreír. La situación era bastante cómica – El primero en desarmar al otro será el ganador – y con esa premisa, se puso en posición de ataque.

Tras la marcha de Konah, eran muchas las cosas a considerar. Quién sabe cuándo volverías a ver a tu hermano mayor con todo lo que estaba sucediendo, pero también estaba la pregunta de qué era lo que te deparaba de aquí en adelante. ¿Te quedarías en The Marchen? ¿Buscarías un lugar junto con Réamann? Todas eran posibilidades a tener en cuenta en un momento tan coyuntural como ese.

Te arreglaste buscando un hermoso vestido. Cuando tocaste la puerta de Karma, te encontraste con el apuesto espadachín frente a ti, quien te dio la bienvenida con una amable sonrisa y dijo que estaba dispuesto a maquillarte. Aún te era difícil acostumbrarte a ver a Karma como hombre y sin su vestido y maquillaje. Al parecer, él estaría a cargo de la guardia, así que por eso no llevaba sus alhajas usuales.

Apenas hubo terminado, te enseñó al espejo el maquillaje que te había hecho: delicado, pero que resaltaba tus ojos en un contraste perfecto con tu cabello y piel. Para ser un hombre, era muy bueno con el maquillaje. Se despidió de ti y luego te dijo que de seguro Annice te esperaba para continuar preparando el banquete. Ella se veía muy emocionada de cocinar contigo por lo que podría ser la última vez si decidías irte. Poco después, llegó Fiorella, quien parecía lista para retomar sus labores en la cocina después de un largo tiempo fuera de ella mientras parecía en un duelo constante por la muerte de Dante.

Ezio rio ante lo que le mencionaste. De seguro le hacía gracia que le tuvieras tanta fe, por lo que en un gesto de cierta manera paternal te despeinó un poco – De acuerdo. Solo no digas que no te lo advertí -.

Apenas mencionaste lo de Parfait, asintió – Comprendo, aunque escuché que Annice y Stella se encargarían de todo. Aunque dudo que no te permitan ayudar un poco. Después de todo, parecen ser buenas amigas – sonrió recordando lo que había logrado percibir de las dinámicas dentro de la taberna en el tiempo que había estado allí como refugiado por todo lo de Phoisa y su mansión.

- Está bien. Diviértete – y una vez te fuiste, él empezó a prepararse para el banquete también.

Al bajar a la cocina, notaste que Stella y Annice estaban allí. La primera llevaba un hermoso vestido y se había arreglado cuidadosamente, por lo que parecía lista para la fiesta también. Las tres se pusieron en marcha para terminar de preparar toda la comida del banquete. Parfait no estaba presente durante la preparación, pero había dejado instrucciones suficientes a Annice para que esta se hiciera cargo de todo. Con su directriz, se pusieron manos a la obra.

Réamann quería recordarle a Garlan que sí toleraba el alcohol, pero casualmente al final siempre tenía mala memoria de los hechos cuando se excedía con la bebida, pero eso debía ser lo normal, ¿no? Él no pareció intimidarse mucho por imaginar a Delora regañándoles, aunque claro que quiso evitar que los descubrieran y por lo mismo, con malos pasos y apoyándose en el pelinegro, caminaba según en sigilo emocionado de enfrentarse a su amigo. Luego iría a ver a Viscount, esto era más importante.

-¿No quieres que Jurien vea cómo te gano? - declaró el peliblanco confiado en sus habilidades, aunque no reparó en lo oxidado que estaba y menos bajo los efectos de la hidromiel.

El joven tampoco había dejado de sonreír. Se posicionó a unos metros de Garlan y al sacar la espada de su funda... no se dio cuenta que lo sacó mal, rasgando parte del tubo del pantalón.

-​​​​​​¿Hace frío? - se preguntó sin darse cuenta de lo que pasó. Rió más y corrió hacia Garlan intentando que desarmarlo en movimientos rápidos, pero en menos de 3 intercambios la espada de Réamann salió volando y él cayó de sentón. Soltó unas grandes carcajadas sintiendo más frío porque quedó rasgado de su camisa. Ningún trozo se cayó, pero se notaba aquél desastre -. ¡Revancha! - aunque recordó que Garlan tenía cosas pendientes y bufó, pero riendo-. Ya sé que no puedes. Después me darás la revancha. Ve a hacer tus cosas, me quedo aquí un momento.. Creo que no puedo levantarme solo. 

Claire se sintió tan sorprendida de cómo tus dedos se entrelazaban en su cabello que tardó en reaccionar cuando la besaste. Al comprender lo que sucedía, se dejó llevar por ese anhelo silencioso que ambos dejaban estallar en ese momento, entregando todo de sí, desnudando su corazón nuevamente y permitiéndose profesarte su amor una vez más.

Tal vez fueron minutos, tal vez horas, pero ¿a quién le importaba? Apenas se separaron, sus ojos brillaban por las lágrimas que los surcaban, mas rio suavemente cuando sintió el beso en su nariz y en su frente y se abrazó a ti dejándose llevar por tu aroma familiar. Escuchaba tu corazón latir con la fuerza que el suyo también lo hacía y se regocijó en la dicha de ese nuevo comienzo.

Apenas le preguntaste por ello, Claire se sorprendió y se separó mirándote visiblemente avergonzada – Lo siento, olvidé decirte que habría un banquete de despedida. Lady Delora me pidió que te lo dijera, pero… me dejé llevar – y bajó la mirada avergonzada mientras el rubor subía nuevamente a sus mejillas. La chica parecía a punto de desfallecer de lo apenada -. Debería arreglarme un poco. Nos… nos vemos abajo. ¿Está bien? – sonrió con la intención de separarse de ti tras echarse hacia atrás.

El olor de la comida era una invitación para unirse al festejo del cual se habían enterado cada quien en su momento. Fiorella, Stella y Annice habían sido las artífices de la mayoría de los platos que allí estaban, por lo que las tres se veían muy orgullosas del resultado. Gracias a las instrucciones de Parfait, todo estaba listo según lo planeado. Había diferentes variedades de platos fuertes, postres y bebidas.

Por su parte, Waltz y Rin se habían encargado de limpiar las mesas, organizar la mesa del banquete y dejar la taberna limpia para recibir a todos los invitados, que no eran más que los mismos huéspedes de The Marchen. Aunque eso no los detuvo de dejarla reluciente. Karma no se apareció en ese momento, pero Jurien llegó, aunque extrañada de no haberse topado ni con Garlan ni con Réamann. Parecía ligeramente molesta con ellos por algo, aunque si se le preguntaba, no entraría en detalles. Solo mencionaría que tenía "una corazonada" de dónde estaban.

Parfait llamó entusiasta a las puertes de quienes aún no estaban abajo, esperando poder comenzar el festejo pronto, aunque se preocupó al no recibir respuesta de parte de Réamann. No dijo nada y llegó a la mesa para ubicarse en la cabecera como de costumbre, mientras que Delora llegó un poco después para hacerse junto al hada. Ezio se unió poco después a la celebración y saludó a su hermana con un gesto de la mano, seguido de cerca por Claire, quien se había puesto un vestido sencillo, pero bonito de color verde pastel y miraba hacia las escaleras con una mezcla de nerviosismo y expectativa. Solo faltaban unos cuantos y el banquete daría comienzo.

Las intenciones de Stella eran quedarse en The Marchen. Se sentía demasiada apegada al lugar y a las personas que allí estaban como para dejarlo sin más. Aunque si se mudaba en alguna parte de Angielle junto a Réamann, también podría seguir trabajando en la taberna, ¿no? Hasta que Rin no rompiera su maldición, Conall estaría resguardado allí. Ella tampoco quería que se sintiese solo.

Pero bueno, todo se valoraría de acuerdo a los planes que Réamann tuviese también. Ella anhelaba que él pudiese volver a ser un caballero. Sabía que ese deseo no se había esfumado del corazón del peliblanco, y aunque sabía lo peligroso de aquella profesión, solo quería que él fuese feliz haciendo lo que amaba. Quería acompañarlo... y tal vez en un futuro lejano, aunque fuese un sueño algo tonto, tener su propia taberna o restaurante. Aunque si eso no sucedía, se conformaría con trabajar en The Marchen.

Se puso algo nerviosa al encontrarse con un Karma que lucía tan apuesto y masculino. Gran parte de los nervios se esfumaron mientras era maquillada. Lo seguía respetando de la misma manera. Y aunque fuese raro... lo admiraba un poco como mujer. Ella también quería aprender a maquillarse y peinarse de formas bonitas.

Le agradeció mucho a Karma por el maquillaje, maquillaje que le había gustado mucho, y bajó hacia la cocina. Stella reía contagiada por la emoción de Annice, diciéndole que no tenía pensado marcharse. De alguna forma u otra, quería seguir siendo parte de The Marchen, y quería encontrar la forma de hacerlo acompañando a Réamann en lo que él quisiera hacer. También dio algo de consuelo a Fiorella e intentó animar un poco a su amiga. Por sobre todo, le alegraba que todo hubiese salido medianamente bien y estuviera a salvo.

Como siempre, Stella se veía muy orgullosa y ansiosa de ver que los demás comieran la comida que preparaba. Eso se hacía mayor cuando la comida era preparada en conjunto con amigas que quería mucho, y para gente que quería también.

La chica estaba un poco nerviosa. Estaba de pie junto Annice, alisando un poco un hermoso y sencillo vestido color azul pastel. Lucía un delicado maquillaje que resaltaba sus ojos y que cualquier chica de The Marchen podía reconocer que era de mano de Karma. Se había puesto así de bonita para la celebración, para que su hermano la viese... pero en especial para cierto peliblanco. No se arreglaba así desde el desastroso baile de la otra vez, así que se preguntaba cómo reaccionaría si la veía así de nuevo. Eso la tenía risueña y emocionada, aunque también algo nerviosa. Ella le había a preguntado a Jurien si sabía dónde estaba Réamann, y su respuesta le dio mala espina. Si estaba con Garlan, solo se le ocurría una cosa... Suspiró. Era lo único que podía hacer en ese momento.

Afuera, la brisa nocturna acariciaba las hojas de las copas de los árboles que parecían murmurar; pero aquellas voces de la naturaleza no podrían ser escuchadas por un par de risas joviales que estaban más centrados en intentar incorporarse para volver a la fiesta. Un peliblanco risueño y borracho reía mientras otro pelinegro quería levantarlo y no podía, uniéndose a la extraña diversión que ambos compartían por la extraña situación. Los minutos pasaron y Karma, con vestidura de hombre, llegó a ellos un tanto molesto comentando que Jurien le había pedido buscarlos y que la rubia estaba iracunda por lo que habían hecho, pues él confirmó las sospechas de su compañera. Con más soltura y fuerza, levantó al caído y les instó a que volvieran a The Marchen, negando y sonriendo una vez que estuvo solo porque se perdería de lo que podría pasar, pero lo imaginaría.

Minutos después Réamann y Garlan entraron a la taberna y lo primero que podrían haber notado los demás era que el ex-caballero tenía sus ropas rasgadas y reía bastante divertido junto a un Garlan que lo acompañaba en su humor.

-... ¡Debí retarle! Karma usa muy bien la espada, seguramente le habría ganado-declaró el joven en un tono bastante alegre, distaba mucho de las semanas previas cuando estaba maldito. Su espada se encontraba en su funda en una mala posición. No había riesgo de que se lastimara, pero revelaba con claridad su estado-. Oh, huele muy bien-. terminó de entrar y suspiró hondo para que llegaran a él los olores de los alimentos preparados para el banquete-. ¿Por qué sigo sintiendo frío?

Se preguntó en voz alta y miró su ropa, dándose cuenta de su estado. Estalló en risas y miró a los demás negando con sus manos aún esbozando una sonrisa sin culpa.

-Lo siento, lo siento. Iré a cambiarme-a todos los veía bien vestidos y aunque no tenía ganas de ponerse otra ropa, sabía que debía hacerlo. Pero entonces se detuvo en cómo iba vestida Stella, olvidó lo que haría y caminó a ella para besarle el dorso de su mano derecha. Posó suavemente sus labios a pesar de su estado, notándose el respeto que le tenía-. Te verrrrr* muy hermosa esta noche.

Hgowad se miró una vez más en el espejo de su habitación. Su tez aunque pálida ya no parecía tan enfermiza como antes. Las palabras de Delora le habrían devuelto algo de fuerza después todo. Aún así, estaba nerviosos. No entendía por que. Nunca se había sentido incomodo en fiestas y banquetes antes. Se la pasaba bebiendo y charlando con los asistentes mientras era halagado y halagaba al mismo tiempo

Pero por alguna razón esta vez era diferente. Aunque ya había celebrado con los de la taberna antes, era como si esta fuera la primera vez. Por enésima vez se arreglo el cabello blanco como la nieve sobre sus ojos. El corazón le latía fuertemente en el pecho, haciéndole sentir como si no pudiera respirar bien. 

Las voces del comedor ya se empezaban a oír y el olor de la comida abría el apetito a cualquiera que percibiera su aroma. Con una gran aspiración para tratar de calmar sus nervios, Hogward abrió la puerta de su habitación y salió a través de ella de manera lenta, como si tratara de demorar lo más posible su llegada a la fiesta.

El chico estaba vestido como todos los días, sin embargo, esta vez lo estaba de manera pulcra y ordenada, a diferencia de siempre donde uno se preguntaba si habría dormido con lo que estaba vistiendo. No obstante, su muñeca izquierda seguía manteniendose oculta debajo de sus mangas.

Ya en el comedor miró a su alrededor para reconocer el terreno. Su mirada, por supuesto se dirigió primero hacía las bebidas alcohólicas. Tal vez, si embotaba sus sentidos un poco, el nerviosismo e inquietud que sentía podrían desaparecer. Acercándose a dicho lugar, el joven tomo uno de los vasos para dar un buen trago de su contenido. El chico pudo sentir como el liquido le quemaba todo el camino hacia su estomago. Si bien no era suficiente para emborracharlo, era un comienzo.

Luego de esto, Hogward no estaba seguro de que hacer a continuación. No quería quedarse quieto en un rincón, no en esta ocasión de despedida, al menos no esta vez. Por ello, el peliblanco se acercó, aunque nervioso en el interior hacía el grupo variopinto de par de excaballeros, uno a medio desnudar y borracho a leguas, y una doncella.

-Así es, se ve muy bien. Así ¿por que tu no te varrrrrr a poner hermoso también para ir a juego?- le dijo a Reamman con una expresión jovial que trataba de ocultar la inquietud y nervios que sentía por dentro

Viendo la expresión de felicidad que brillaba en el rostro de Claire, se permitió por primera vez sentirse tranquilo pues sin darse cuenta todos los momentos que pasaba cerca de ella lo habían llenado de tensión, sin saber cómo terminarían. Era una parte de su naturaleza controladora que todavía prevalecía por la fuerza de la costumbre, los nervios de no poder predecir lo que sucedería y, sin embargo, aquel era un ejemplo de que a veces valía la pena tomar riesgos.

- No puede decirse que te haya dejado mucho margen a decírmelo - le comentó con una leve sonrisa, aunque tuvo que contener un suspiro cuando se vio obligado a soltarla, demasiado pronto, para que la joven fuera a cambiarse -. Está bien. Nos vemos abajo.

Fiorella una vez que por fin tuvieron todo preparado para el banquete, se ajustó el vestido, se quitó el mantel y se peinó un poco. Esta noche era muy importante para ella y quería actuar tal y como la situación lo exigía así que se mostró más abierta y habladora de lo que había estado en las últimas semanas. Parecía que poco a poco la joven iba superando el duelo por su hermano y volvía a ser ella misma. 

Estuvo hablando con Stella, intentando retomar un poco el contacto con ella aunque fuese para hablar de la cena y tras eso fue paseando por la posada hablando con Jurien, Garlan e incluso Karma si era capaz de encontrarle donde quiera que estuviese. Delora al menos no parecía haber llegado aun así que se acercó a sus compañeros que parecían estar hablando de algo, pero al encontrar la tierna escena que estaban interpretando Réamman y Stella solo pudo sonreírles con dulzura y taparse un poco la boca cuando Hogward alargó la broma. 

Alain fue de los últimos en bajar, vestido con una sencillez que había aprendido a apreciar. Por una vez, después de semanas de cargar con un aspecto sombrío y preocupado, parecía de buen humor y se hacía evidente que le costaba contener la sonrisa que pugnaba por hacerse un sitio en sus labios.

Aunque todo esfuerzo se fue al traste cuando llegó al pie de las escaleras y le dirigió una sonrisa a la joven que había estado esperando por él, inclinándose hacia ella para susurrarle unas palabras al oído. Claro que la sonrisa se truncó un poco al verse de repente escuchando a Réamann en lo que parecía ser cierto estado de embriaguez y Hogward haciendo...bueno, de Hogward. Había que quererlo como era.

Tal vez, si hubiera estado más atento, hubiera reparado en su nerviosismo pero lo cierto era que su atención se dirigió hacia los hermanos Van Hauber, a quienes sonrió y dirigió un asentimiento, a sabiendas de que aquel último mes había sido cualquier cosa menos fácil para ellos.

- Stella, si alguna vez se pasa de empalagoso y quieres que le demos una paliza, sólo tienes que pedirlo - dejó caer antes de añadir -, le pediremos a Karma que se encargue de ello.