Partida Rol por web

 El combate había adquirido una gran intensidad, los dos contendientes estaban concentrados con todo su ser en ese duelo, más allá del combate cuerpo a cuerpo, decididos a efender su honor y orgullo de guerrero.

 Los dos se movían por el salón, esquivando, bloqueando y contraatacando, blandiendo sus armas, como una extensión más de su ser. Tras los primeros compases ya se intuía que el combate sería ajustado. Si bien sir Tymos era más ágil, y no se veía impedido por el peso de un armadura pesada, lograba eludir muchos de los ataques del templario, pero ese, ataviado con una armadura pesada, lograba absorver gran parte del impacto de los ataques del bretón.

 La contienda se desarrollaba con un golpe y contragolpe, encajando los impactos de las armas con un apretar de dientes y ahogados gruñidos. Los dos estaban ya maltrechos cuando, de repente, sir Tymos logró confundir con una finta al agotado templario y descargar un potente impacto contra el hombro del escudo, que Gottliet no pudo deviar a tiempo, el golpe dejó inutilizado el brazo del escudo, que colgaba inerte a un flanco cuando, tomando impulso con un amplio giro de trescientos sesenta grado, el bretón logró conectar un tremendo impacto contra el lateral izquierdo del cráneo. Tras la brutal sacudida, el sigmarita se derrumbó cuan largo era en el suelo con un estrépito con el entrechocar de su armadura contra el duro suelo de piedra.

 Los vitores y los gritos de ánimo de los sigmaritas se vieron abruptamente interrumpidas ante lo que acababan de presenciar...

“Debe vivir siempre alerta, y debe siempre mantenerse precavido, pero con un juicio lo bastante claro para saltar de la cautela a la temeridad cuando hay perspectiva de ganar mucho perdiendo poco.” El eco de esas palabras escritas delicadamente en papel habían seguido susurrando en la conciencia del joven hasta la conclusión.

Se había visto largamente apurado y no solo porqué su adversario estuviese sobradamente chapado, sino porqué además estaba curtido con demostrados conocimientos en arte de la guerra.

Antes de poder derribarlo, Sir Tymos había padecido diversas heridas de consideración por el impacto crudo, y casi al desnudo, de aquél feroz e inclemente martillo. Entre las más importantes se contaban; un par de costillas rotas, una rodilla lesionada, y algún músculo de la espalda que parecía arderle por obra del demonio. Hasta el momento apenas se había percatado, concentrado como estaba, pero cada una de estas partes de su cuerpo chillaba para reclamar por encima de las otras su atención.
Por otro lado, la vista estaba un tanto nublada, en su frente surcaba el sudor y por la boca le brotaba algo de sangre.

 Al contemplar el inesperado desenlace el bretoniano se inclinó sobre el sigmarita, con calma pero inquieto:
-Foyle! Mira si este hombre esta vivo, creo que aun respira. Vive dios que me pesaría mucho haber despachado a un guerrero tan gallardo y valeroso.
Aunque de haberlo matado, hay que reconocer que se ha conducido con honor y ¿no es una muerte así con la que soñamos todos?-

Mientras esperaba ansioso la confirmación por parte de su escudero, el caballero se dirigió a los soldados. -¿Y bien, supongo que ahora puedo reclamar ya la libertad para esa mujer, no es así?-

Aunque el duelo se había llevado a cabo de una forma precipitada y un tanto irregular, las normas del viejo código decretaban que todo odio, y duda sobre un asunto y/o voto quedaban resueltas en la conclusión del mismo. Claramente, era algo que ya casi no se aplicaba, y en algunas tierras y ciudades nunca lo habían hecho, ni lo harían,  pero no es la primera vez que advertimos que Sir Tymos creía ingenuamente en ellas.

Desmond apenas daba credito a lo que estaba presenciando. Despues de despachar ,no sin esfuerzo, al jefe de aquellos soldados,Tymos demandaba la puesta en libertad de la muchacha.

'Pero que cojones tiene el tio!!!'

Arrimandose mas a la pared estudio el rostro de los soldados, deteniendose por ultimo en el que parecia el segundo al mando.

No creia que salieran de alli tan facilmente.En su mundo , su antiguo mundo , ya los habrian acribillado.Pero con estos religiosos... quien sabe.

Por si acaso intento ponerse de lado para ofrecer el menor blanco posible.Cogio aire y lo solto lentamente preparandose para lo que avecinaba.

- Esto es un duelo de honor no? que decís? - mira duramente a Haramond -

Rod intenta apremiar su decisión, sin dejar tiempo a pensar demasiado.

Dareus dedicó una mirada furtiva a los presentes, incómoda, pues no sabía cual sería el desenlace a partir de este punto.

Durante el combate, aunque este había sido reñido y no poco interesante, su cabeza había estado pensando en que pasaría tanto si ganaba uno u otro, y calculando con cual de los dos resultados posibles tenía más probabilidades de sobrevivir.

Siguió observando el desenlace desde su posición, en la pared, y no abrió la boca ni para decir esta es mia.

 Tras los primeros instantes, nada más el bretón habla, el que antes hablar a sir Gottliet, manda con un gesto a dos hombres para examinar las heridas del sigmarita mientras él contempla a sir Tymos y a los recién llegados.

 El resto de guardias, más de media docena, os contempan expectantes.

 Con el primer examen de los hombres que se han acercado a Gottliet, dicen con el rostro turbado:

 - Está gravemente herido, pero vivirá. Señor.

 Con un gesto apreciable de desahogo, el soldado que parece ser el segundo al mando os habla.

 - Sea, llevaos a la bruja y desapareced del Refugio de Sigmar, forasteros.- Dice con tono grave a la vez que señala con un jesto del mentón a la inconsciente mujer.

- Vuestras vidas os son perdonadas por el momento. Ahora largaos de aquí, con la hereje esta, o haré que mis hombres os acribillen.

Ante las palabras de Haramond, sin dudar, me acerco a la mujer con intención de recogerla del suelo para acompañarla a la salida, no sin antes dirigirme al guardia que la custadia de cerca - Me permites?

...antes de agacharse Rod intenta que se aparte un poco el guardia de la pierna floja..

 Los hombres se alejan de la maldita zorra que permanece inconsciente en el suelo, sangrando de la nariz. Mientras miran al forastero que se ha acercado sin duda alguna hacia ella. La mitada de las ballestas le apuntan a él.

 - Tomala y largaos, forasteros.

Al escuchar las palabras del soldado, Desmond se dirige despacio hacia la salida, sin perder de vista a los demas.

Mientras rebusca en sus bolsillos la cinta para que le devuelvan sus armas, solo un pensamiento ocupa su mente.

'Y ahora donde demonios vamos ?'
Esta claro que viajar solo por esta zona es muy peligroso , asi que necesitaban permanecer unidos. Pero despues de la actuacion de Tymos no sabia si los demas querrian acompañar a aquel que les metio en este lio.

El recuerdo de una de las frases de su tio le hizo esbozar una sonrisa

'No tienes porque hacer las cosas complicadas.Las cosas se complican por si solas'

Al sentir el diagnóstico del soldado, el bretoniano se sintió aliviado, eran buenas noticias y quién sabe si el futuro la brindaria otra oportunidad de encararse con aquél valeroso guerrero o simplemente la posibilidad de volver a verle luchar.

Hizo una reverencia, les mandó sus mejores deseos para su señor y salió sin muchas prisas, más bien como aquél que va tranquilamente por la calle.
Puso su paso a la par de Rod, quién llevaba a la muchacha, para si quería una mano y para transmitir su agradecimiento:
-Os doy las gracias Señor Rod, aunque no dudo que se hubiesen conducido como es debido, sin duda os debo vuestro apoyo para esta pobre desdichada.-

De los presentes, el que antes tenia de marcharse fue Dareus. Así que el combate se acabó y la gente empezó a pedir el rescate de la, digamos "dama", dirigió sus pasos hacia la salida. - Mejor no me asocien mucho con esta panda de salvamundos...

Demasiada gente con el convecimiento de tener la razón absoluta para salvar al resto, les guste o no.

Al salir pidió su arma, enseñando el lazo de color correspondiente y esperó a que el reto desfilara hacia fuera. Habría que decidir un rumbo a seguir.  - Habrá que seguir con estos, almenos en grupo seremos una presa menos vulnerable.

 Finalmente el grupo de recién llegados, con Sir Tymos delante avandonan el fuerte torreón, Rod lleva en brazos a la desdichada muchacha, inconsciente. Varios de los ocho o diez guardias os apuntan con las ballestas mientras os acompañan al exterior.

 En el exterior parece que, por el momento la noche se ha serenado y ha dejado de llover.

 - Iros del refugio, no soys bienvenidos en la comunidad.

Enricco, una vez en el exterior, se acomodó sus armas, y caló su sombrero de ala ancha, mientras con la capa intentaba resguardarse del frío nocturno.

- Excelente, ahora podremos disfrutar de una espléndida noche al raso, mecidos por la brisa otoñal. Sin duda era lo que mi herida necesitaba... Una noche fría y húmeda ayudará a sanar. Hizo una breve pausa mientras volvía a adoptar su habitual pose chulesca.

- Tal vez la agradecida damisela pueda calentarnos esta noche. He hizo un además, más bien burlesco, de reverencia hacia a la joven, con una media sonrisa. Algo lasciva, todo sea dicho.

Rod cogió la muchacha cubriendola con su capa, mientras sonreía por dentro, largándose de ese lugar de desagradecidos.. - encima que les avisé..-  En el fondo sentía algo de pena por tener que salir de allí, aunque estrechos de mente, podria haber dormido caliente y pocas veces podia hacerlo últimamente.

- Bien largemonos de aquí, serà cuestión de buscar un rincon aceptable, en todos los lugares hay alguno.

Una vez fuera Rod omite cualquier comentario acerca de lo sucedido menos uno..

- Cierto Enricco, esperemos que la muchacha lo merezca, sinó es así podreis recriminarme lo que querais e incluso.. batiros en duelo si queréis..

Soríe amistosamente a Enricco. En realidad y a pesar de todo Rod no está frustado, incluso está algo orgulloso; está vivo e indemne lo cual le parece  increíble, y no teme dormir al raso, no es ni mucho menos su primera vez; quizás para los heridos sea algo más molesto pero no parece que le preocupe demasiado..

Al salir de allí, algunos fueron a recuperar sus armas. El bretoniano, a pesar del dolor de las múltiples heridas, y las costillas rotas, se deleitaba con la noche serena, observando sin comprender como las nubes cambiaban su forma y se veían arrastradas por el viento. Mientras, Foyle corría al encuentro de Mandíbulas quién habían dejado atado en un poste según la previsión de pasar la noche en aquél hostal.

 Sir Tymos pensaba que le hubiese gustado preguntar un par de cosas a Omar pero supuso que eso ya no tendría remedio, así que se concentró en lo que si lo tenía, es decir; en lo qué haría a partir de entonces,  y hacía donde partirían en busca de fama.

  Era una lástima que los hubiesen expulsado, y si bien le habría gustado dormir en una cama y bien caliente por lo menos se sentía feliz por haber ido a esa torre, de otro modo, no habría podido saber que esa mujer estaba necesitada de auxilio.

Llovía o el ambiente era demasiado humedo, llevaban dias de caravana, sin descansar en una buena cama... o cama al fin de cuentas. Y las previsiones eran que esta noche tampoco...

- Espero que ese "rincón aceptable" esté a más de la distancia de tiro de esos muros. Dijo Dareus un poco mosqueado ante la perspectiva de dormir fuera de la protección de los mismos - No vaya a ser que alguno se despierte como un puerco espín.

Los servidores de Sigmar, ni sus templarios eran gente que le gustara mucho o poco. Normalmente con mantenerlos lejos era suficiente para soportarlos, pero por una vez ellos tenian algo que él quería, almenos por una noche.

- Aunque nos atacara alguien tampoco creo que se mostraran muy piadosos y vinieran en nuestra ayuda... así que ya podemos ponernos en marcha... alguna sugerencia? Buscamos en algún otro campamento de gente menos fanàtica?

Ahora la cara de Enricco dibujaba una media sonrisa divertida e incrédula. Tanto las palabras de Rod como las de Dareus le habían hecho dar vueltas a un par de cosas.

La primera era sobre los duelos y lo mucho que parecía que Rod hubiera leído demasiadas novelas de caballeros, y la segunda, pero quizás más importante, era la observación de Dareus sobre mantener distancia de ciertos fanáticos. Eso si que le hizo gracia ¿Pues no era cierto que les acompañaba el mayor de todos?

La sonrisa no se borró de su rostro, mientras respiraba el frío aire de la noche.

Desmond asintió distraido a las palabras de Dareus. No le apetecia quedarse mucho mas cerca de esos religiosos.
Pero hacia donde podrian dirigirse?

'Si al menos tuvieramos un mapa de la region'
-Lo mejor sera ponernos en camino hacia el refugio mas proximo.Alguna idea de cual es y hacia donde?