Partida Rol por web

Nero le golpeó con el revólver. No demasiado fuerte, para que no terminase de desmayarse, pero sí lo suficiente como para que lo tuviese en cuenta. Hecho una furia, le respondió.

-¿Superfluo arbites? Sangramos y fallecimos hace tres años para salvaros la vida a vosotros, malditos hijos de la gran puta,, y tienes los santos huevos de decir que superfluos, lo único que os mereceis, todos vosotros es que os cuelguen de una maldita soga, pero tranquilo, todo esto llegará a oídos del inquisidor, y se os acabarán vuestros putos días de impunidad, lo juro por el sagrado Emperador- Y lo abofetéo con la otra mano, expresando su furia.

-Pero aún no hemos terminado y ya que no vas a salir de aquí, no al menos vivo, y créeme que esa es mi intención, la de que vivas y te pudras en una celda, te quedan cosas por cantar, así que canta, pajarito-

-El Quorum, no se mucho sobre esos putos pijos adinerados, ¿Donde tiene Xiabius mas apoyos y más enemigos? ¡Contesta Wolsey, maldita sea!-

Desde su posición algo retrasada junto a Isolda y Gianna pudo ver a Claudius mirarlos disimuladamente de reojo; respondió con un alzamiento de cejas que no podía ser sino un "te lo dije". Lanzó un suspiro. Pensaba qué harían otros en su lugar. Qué haría Urtzi, qué haría Artemius. Qué haría Hieronymus, y qué iba a hacer Isolda. La miró de frente pero volvió a recurrir al comunicador* para comunicarse con el resto de los acólitos discretamente. Sus palabras parecían el resumen de un telegrama.

-Creo que deberíamos entregarles a su hombre, pero denme unos minutos para intentar colocar un transmisor/rastreador inverso en la baliza oval del prisionero, y no permitan que se vayan antes de que vuelva con esto listo. Sugiero que no muestren a Khan que sabemos que sus historias no concuerdan (seguir a los arbites vs. seguirnos a nosotros); pregúntele qué sabe de los asesinatos, por qué sabía que iríamos allí, cuánto llevaba esperándo nuestro hombre en ese punto... lo que sea. Señor Karajcik, si me escucha, pregunte lo mismo al prisionero, apriételo todo lo que pueda pero sin hacerle daño.

Esperó uno segundos por si alguien tenía algo que añadir** antes de desaparecer por las puertas de la torre a paso vivo.

Tras escuchar los mensajes de sus compañeros, respondió en el canal privado para ellos.

-Denme solo un poco más de tiempo-

-Negativo a Arcturus-

El tema se estaba poniendo bastante tenso, y Nero pedía mas tiempo, lo cual cada vez resultaba mas difícil de conseguir, Arturus se encaminaba hasta donde estaba el prisionero, podía seguir sus pasos o quedarme allí dando apoyo a Claudius, con paso firme vuelvo sobre mis pasos quedándome unos pasos detrás de Claudius controlando tanto a Khan como a sus hombres...

Isolda simplemente alzó una ceja mientras que escuchaba las palabras de Xiabius Khan, que se hacía llamar general de los agentes de la ley, lo cual le pareció bastante extraño. Escuchó las palabras de Karajcik y de Arcturus, cuando vieran el estado en que podía estar quedando su hombre no iba a ser nada bonito, y mucho menos para los astartes, al menos si seguía por la línea que estaba usando cuando ella llegó a la sala de interrogatorios.

Caminó hasta quedarse junto a Vipus mientras el hombre hablaba y hablaba y no pudo evitar sonreír. Ella había sido una vez como él, nadie podía hablar de sedición ante ella y sus hermanas, pero ahora... Ahora había visto demasiada corrupción entre las altas esferas, lo que era triste. Se podía entender que un hombre desesperado hiciera tonterías por poder y cumplir sus deseos, pero se suponía que la nobleza era mucho mejor que los demás, por eso tenían el mando de mundos con millones de almas; pero se corrompían tanto como los otros. Ese pensamiento enfurecía a la sororita más que nada.

-No somos de por aquó, Señor Khan -la mujer se acercó unos pasos- Hermana Isolda del Adepta Sororitas. Ya que está usted aquí, podría explicarme sus palabras. ¿Por qué deberiamos de empaquetar y largarnos?¿Por qué vigilaba a los arbitres? -frunció el ceño y miró a su alrededor- ¿qué ocurre en este lugar a parte de los asesinatos extraños que no distinguen entre nobles y el resto?.

- General Khan, le agradezco sus palabras y su tiempo -respondió Claudius con una sutil sonrisa - visto de esa forma, entiendo su postura. Si le he entendido bien, la defensa de la ley imperial, incluso cuando esta se contraponga a la autoridad planetaria, reposa en usted y en sus hombres ¿Correcto? He de suponer por su título que las fuerzas de defensa planetaria también están a sus órdenes?

- En tal caso, tiene usted una inmensa responsabilidad y un puesto que algunos considerarían, nada envidiable, si me lo permite. En ese mismo caso, en efecto, las funciones del Arbites Planetia son redundantes, incluso prescindibles como expone usted mismo. 

- Si sigo bien su línea de pensamiento, su hombre, el aquí retenido contra su voluntad (la del general y la del interesado) no sería más que un agente del orden, retenido de forma imprevista e incluso intempestiva, en el mero ejercicio de sus funciones. ¿Estoy en lo cierto? ¿Voy siguiendo bien si línea de pensamiento?

Claudius iba desarrollando su lógica poco a poco, mirando a Khan y a Constantine alternativamente, como si la luz si hiciera poco a poco (aunque Vipus) tenía las ideas bastante claras. Pero al hacerlo pretendía granjearse la confianza o al menos evitar la enemistad franca con el general y le daba tiempo a Nero para lo que fuera que estuviese haciendo.

- En tal caso - continuó - la detención sería incorrecta 

- Si, incorrecta Magister Auxilia Constantine, no me mire así. No quiero considerarla un delito, dado que fue efectuada por las fuerzas del orden que se consideraron lícitas para ello en el ejercicio de su función, pero incorrecta por cuánto el detenido no es un criminal - y el aquí presente general nos informa que su hombre no estaba delinquiendo sino obtener según las órdenes directas del propio general - por tanto, creo, Magister Constantine, que lo correcto sería que se procediera a la liberación del citado prisionero, tras los oportunos trámites y procedimientos que ustedes realicen a tal fin. ¿No cree?

- Por otro lado, general, como extramundano y dejando aparte los intereses comerciales potenciales de la muy noble y muy leal casa Vipus. Permítame expresarle una duda, con carácter personal, que me inquieta. Dado que las funciones del Arbites son realizadas segun su palabra, de facto por sus hombres. Como la... hermana Isolda ha señalado, ¿Que sabe usted de los terribles crimenes sucedidos? Sería posible que iluminará a un estudioso como yo? ¿Sería posible incluso que el Magister Constantine nos invitara a pasar un momento adentro, donde, amén de estar más cómodos y más a cubierto, tomáramos algo caliente mientras ilustra a la hermana Isolda y por extensión a un servidor, mientras los hombres del Arbites liberan a su hombre?

- ¿Sería posible contar con su amabilidad? - Claudius esbozó una ancha sonrisa esperanzado. Aquel encuentro podría resultar sumamente esclarecedor. 

Luego le pediría disculpas a Constantine si éste no le hubiera seguido.

Sacó presuroso las herramientas que habá traído consigo de Scintila y abrió el posicionador del prisionero de manera expeditiva pero impecable. Reconoció rápidamente los elementos que albergaban los sacros circuitos en los que residía el espíritu de aquel artefacto, y comenzó a recitar mentalmente de forma automática los rezos que le permitirían modificarlo sin ofenderlo.

Nec offensa sed exvelatio, ad summa novitatis mutationisque adiudaverat...

Con litúrgico respeto cortó, empalmó, separó, despegó, acopló y unió partes y componentes. Apretaba los dientes y movía los dedos mientras gruesas gotas de sudor recorrían su frente. Maldito su imperfecto cuerpo orgánico, que tan difícil hacía aproximarse a la perfección cibermecánica y servir adecuadamente la voluntad esclarecedora del Omnissiah.

Se dio cuenta de que necesitaría sacrificar su propio comunicador y lo hizo sin dudarlo. Le costaba ensamblar el todo sin que se percibiese cambio alguno, y por un largo minuto le pareció imposible hacerlo. Luego un pequeño gesto de fuerza bruta, un instante de tensión ("o pasa o casca", el viejo e irreverente chascarrillo de los aprendices de tecnomecánica le vino de inmediato a la cabeza) y... entró. Todo encajaba como un perfecto puzzle sideral. La tecnología era bella; y ante todo funcional.

Cerró con cuidado el armazón que ocultaba todo aquello, comprobó si funcionaba adecuadamente y volvió aprisa al patio.

Isolda: -No somos de por aquí, Señor Khan -la mujer se acercó unos pasos- Hermana Isolda del Adepta Sororitas. Ya que está usted aquí, podría explicarme sus palabras. ¿Por qué deberiamos de empaquetar y largarnos?¿Por qué vigilaba a los arbitres? -frunció el ceño y miró a su alrededor- ¿qué ocurre en este lugar a parte de los asesinatos extraños que no distinguen entre nobles y el resto?.

La mención del adepta sororitas era bastante significativa para despejar cualquier duda sobre si se trataba de un acólito inquisitorial o no. Khan le dedicó una levísima reverencia (apenas si se inclinó unos centímetros) de acuerdo a su posición, aunque manteniendo en todo momento el contacto visual y la mirada fría. - Sin duda no querrán verse envueltos en lo que está por ocurrir aquí, y no me gustaría involucrar a inocentes por los actos injustificados de los arbitradores. Les doy el tiempo y la opción de salir fuera de la torre antes de que ocurra lo inevitable. Si desean quedarse a sabiendas están en su derecho y mi conciencia estará limpia. Respecto a vigilarles, estoy en mi derecho y forma parte de mis obligaciones, especialmente si el adeptus decide emplear de improviso personal forastero sin informar debidamente a las administraciones locales. -

- No comprendo su última pregunta. Si se refiere a crímenes tenemos nuestra parte de bandidos y rebeldes, como en todas partes, pero nos esforzamos por dar cuenta de ellos. -

Claudius: ¿He de suponer por su título que las fuerzas de defensa planetaria también están a sus órdenes?

- ¿Para qué iba yo a querer mandar sobre ese otro grupo de fracasados?. No, haría mal en suponerlo. Como cuerpo independiente, su funcionamiento es totalmente ajeno a mi voluntad, a menos que el juez magistrado que gobierna el planeta decida lo contrario. -

Claudius: creo, Magister Constantine, que lo correcto sería que se procediera a la liberación del citado prisionero, tras los oportunos trámites y procedimientos que ustedes realicen a tal fin. ¿No cree?

Xiabius Khan estaba a punto de esbozar el atisbo de una sonrisa, pero la última parte de la frase de Claudius lo retuvo. No tenía un pelo de tonto, y "los oportunos trámites" podían significar dejar el prisionero a su cargo durante un tiempo indeterminado, justamente lo contrario de lo que buscaba.

- Ya ha habido suficientes procedimientos. Esa detención ha sido absolutamente contraria al protocolo. Como superior del individuo tenía derecho a ser informado de su detención y de los cargos de los que se le acusa, y por el momento se me han negado ambas cosas. Así de bajo ha caído el Arbites. -

Claudius: ¿Que sabe usted de los terribles crimenes sucedidos? Sería posible que iluminará a un estudioso como yo? ¿Sería posible incluso que el Magister Constantine nos invitara a pasar un momento adentro, donde, amén de estar más cómodos y más a cubierto, tomáramos algo caliente mientras ilustra a la hermana Isolda y por extensión a un servidor, mientras los hombres del Arbites liberan a su hombre?

- No vine hasta aquí con la intención de charlar y tomar el té, señor, y menos en la guarida de una manada de lobos deseosos de devorarme. El destino de esta fortaleza pende de un hilo muy fino. - Khan aprovecha la pausa para sacar algo plateado de su bolsillo. Tras un instante de tensión, os dais cuenta de que se trata de un simple crono. - Quedan 5 minutos de plazo para que me devuelvan a mi hombre. Cuando este desagradable asunto haya terminado estaré encantado de responder a las preguntas que quieran hacerme, en mi propio despacho y con las comodidades que deséen. -

-¿Superfluo arbites? Sangramos y fallecimos hace tres años para salvaros la vida a vosotros, malditos hijos de la gran puta,, y tienes los santos huevos de decir que superfluos, lo único que os mereceis, todos vosotros es que os cuelguen de una maldita soga, pero tranquilo, todo esto llegará a oídos del inquisidor, y se os acabarán vuestros putos días de impunidad, lo juro por el sagrado Emperador-

- El general Khan no es de la misma opinión. - comenzó a decir Wollsey acurrucado en la silla en un vano intento de alejarse lo poco que pudiera del arbitrador, ya respondiendo de forma casi automática a las palabras de Nero. - Tal vez en el pasado fueran héroes, pero ahora cree que los arbites no son suficientes para cumplir con su labor. Muchos de su casos terminan en manos de los agentes de la ley por ser incapaces de enviar a más arbitradores, y cuentan que casi todos son novatos con las peores calificaciones en sus centros de entrenamiento del sector. -

- El general dice que en lugar de malgastar recursos en un Arbites agonizante, deberían ponerlos directamente a su servicio para reforzar la seguridad únicamente bajo la protección de los efectivos agentes de la ley. -

-El Quorum, no se mucho sobre esos putos pijos adinerados, ¿Donde tiene Xiabius mas apoyos y más enemigos? ¡Contesta Wolsey, maldita sea!-

- No lo se, joder. Soy un puñetero agente. Solo Khan se junta con el Quorum. Si está enemistado con alguien, esos serían los arbitradores, y tal vez las FDP por la misma razón. No hay nadie más a menos que quieras contar a los malnacidos de Resaca y a cada criminal escondido en su agujero en esta ciudad. -

Nero abrió el canal privado de los acólitos por el intercomunicador.

-Tengo lo necesario, ya no nos sirve de más, permiso para finalizar, hermana, espero sus instrucciones- La entonación de finalizar era clara. No finalizar el interrogatorio, si no a al interrogado.

-Bueno Wolsey, buenas noches campeón- Golpeó a aquel espía con la culata de su revólver en la sien, lo suficiente para dejarlo inconsciente. Si por él fuera, le habría disparado en ese justo momento, pero al ser el novato del grupo tampoco quería pasarse la autoridad de todos por el arco del triunfo.

Le ardía la sangre en las venas y le palpitaba la cabeza, así que se encendió una tranquilizadora varilla de lho. Tenía ganas de salir al patio y reventar a Xiabius Khan, meterle toda su superioridad moral por el culo y sacársela por la garganta. Muy poco le impedía matar al desgraciado de Wolsey y ensañarse en el patio con aquel bastardo. Tan poco como la varilla de lho que tenía entre los dedos y el respeto hacia la sororita.

-Superfluo, ¡Superfluo dice! malditos mandatos hijos de la gran puta, os juro que os haré caer-

Le dio una sonora patada a la mesa del instrumental médico, desparramando todo por el suelo mientras intentaba contener su rabia.

- Quedan 5 minutos de plazo para que me devuelvan a mi hombre. Cuando este desagradable asunto haya terminado estaré encantado de responder a las preguntas que quieran hacerme

Un escalofrío imperceptible recorrió a Claudius desde la nuca a la donde la espalda pierde tal nombre. Aquel hombre estaba loco, tan demente como para derruir la torre del Arbites Planetia, al menos. O quizás fuera otra clase de locura, orgullo. A todas luces estaba dispuesto a desatar una masacra que tenía clara que ganaría y no parecía temer por su seguridad personal (salvo que estuviera dispuesto a fingir una retirada a sus naves para ordenar entonces desde allí un ataque) parecía que tan sólo necesitaba una excusa para poder atacar. El detenido sería su excusa.Devolverle al detenido mostraría debilidad por parte del arbites, pero esa falta de fuerza era tan real como conocida. Nadie saldría bien parado de un conflicto así, ellos (los acólitos inquisitoriales) menos que nadie, en un planeta extraño, en conflicto y con su único aliado conocido (el arbites) masacrado.

- Seguro que los procedimientos se adecuan a las expectativas del General ¿no le parece Magister Auxilia Constantine?

- Cuando este desagradable asunto haya terminado estaré encantado de responder a las preguntas que quieran hacerme, en mi propio despacho y con las comodidades que deséen. 

- Le agradezco personalmente su ofrecimiento General, si las obligaciones para mi casa así me lo permiten, tenga por cierto que aceptaré su amable y hospitalario gesto.

Por otro lado aquel hombre había fingido/mostrado desconocimiento cuando le habían preguntado sobre los crímenes y apenas había citado a "nuestra parte de bandidos y rebeldes" para describir un movimiento rebelde a escala planetaria que perduraba por siglos o a enfrentamientos como el que habían presenciado en el canal. O estaba implicado (o sabía quien lo estaba) o quería ocultar los hechos (¿por su naturaleza? ¿por los causantes?) o era un incompetente (algo improbable). ¿Cómo respondería ante la obviedad de unos hechos que toda la población de la ciudad parecía conocer?

- Los desmembramientos brutales le aseguro que me llaman la atención, ya habrá entendido que tengo las más elevadas inquietudes científicas. Además, permitirá a un pobre viejo como yo ser por unos instantes el centro de atención cuando llegue a casa ¿no? Más allá del indudable éxito (comercial) de esta visita, si los crímenes atroces son la comidilla del populacho y de la prensa, permítame confesarle - Claudius bajó la voz en tono confidente - la noble cúspide de Nova Castilla no es muy distinta -

- Los desmembramientos brutales le aseguro que me llaman la atención, ya habrá entendido que tengo las más elevadas inquietudes científicas. Además, permitirá a un pobre viejo como yo ser por unos instantes el centro de atención cuando llegue a casa ¿no? Más allá del indudable éxito (comercial) de esta visita, si los crímenes atroces son la comidilla del populacho y de la prensa, permítame confesarle - Claudius bajó la voz en tono confidente - la noble cúspide de Nova Castilla no es muy distinta -

- ¿Cómo se supone que debo responderle sobre una investigación ajena a mi control, señor? Todos estamos igual de sorprendidos ante lo ocurrido estos meses, y si estuviera en mi mano ya habría dedicado todos mis esfuerzos a erradicar esta situación tan desafortunada y vergonzosa, que ha obligado a un adeptus y un planeta antaño orgullosos a pedir ayuda exterior porque, simplemente, sobrepasa sus capacidades. - Khan no ocultó una mirada de desprecio hacia Constantine mientras hablaba. - Pero, como ya he dicho, se me ha negado la oportunidad de ahorrar a esta ciudad mucho tiempo de sufrimiento. Si tiene inquietudes científicas puede comentarlas con los arbitradores, ya que parece haber hecho buenas migas con ellos. -

- 4 minutos. - recordó, dirigiendo una nueva mirada al crono.

No por nada Claudius era un veterano cuando se trataba de juzgar a la gente en discusiones de esa índole. La nobleza imperial repetía aquellos actos continuamente, aunque entre amenazas más veladas, y conversaciones adulteradas y perfumadas que ocultaban puñales (a veces, literalmente) con que se amenazaban entre sí quienes se consideraban rivales políticos o comerciales. Xiabius Khan no parecía tan seguro de sí mismo como dejaba entrever...

Por un lado, se relamía de gusto con cada nuevo insulto o golpe verbal a la autoridad de los arbitradores; desde luego, parecía encantado de poder restregarles por la cara cualquier cosa parecida a un error, y su aparente falta de éxito al combatir los crímenes locales, asesinatos incluidos. Por otro lado, estaba la actitud de Khan hacia los acólitos. Aunque tenía especial cuidado en no arrojar un insulto directo a los siervos inquisitoriales, no podía ocultar por completo su inquietud al tratar con ellos; sin duda en parte debido a que los acólitos se habían posicionado del lado de los arbitradores a quienes Khan intentaba desprestigiar. Tal vez Khan se hubiera negado a las peticiones de los acólitos en aquella situación, pero su afirmación de que respondería a las peticiones de los acólitos lejos de la fortaleza de los arbitradores parecía genuina y sincera.

Por último estaba la amenaza de atacar la fortaleza arbites. Si Khan no estuviera protegido de la lluvia por aquel puñado de servocraneos con toldos sobre su grupo Claudius no hubiera notado cómo el general sudaba cada vez más con cada minuto que pasaba. Todo parecía ser una artimaña, uno arriesgado, pero astuto. Las intenciones de Khan carecían de sentido si cumplía su amenaza y atacaba a los arbitradores, pero forzar tanto a los arbitradores podía tener dos posibles resultados: o le devolvían al prisionero, con lo que obtenía lo que quería, o tal vez los arbites perdieran los nervios y atacasen primero, lo que también le serviría como motivo para acusar a los arbitradores y desprestigiarles aún más.

Llevabas ya bastante tiempo sin escuchar nada dentro de la base, salvo a Wollsey, que ahora estaba desmayado en el suelo. Sin duda, casi todos los arbitradores estaban en el exterior, atendiendo a la amenaza que presentase Khan en esos momentos.

Cada vez que hablaba aquel noble mas me sacaba de quicio, mis nervios se iban tensando poco a poco, aquello no tenia pinta de acabar por las buenas, las palabras de Nero no dejaban dudas de que el prisionero no estaría en muy buenas condiciones, lo cual su señor lo usaría para quitarse de en medio a los aquí reunidos, mientras tanto, Vipus seguía hablando sin cesar intentando engatusar a aquel hombre, pero este solo atendía a su propio ego, me quedo mirando a Isolda intentando ver sus intenciones, mientras cojo con ambas manos mi arma dejando claro que las amenazas de Khan no nos iban a amedrentar.

-Si los arbitres han solicitado la ayuda de mi Inquisidor para investigar algo y mi Inquisidor ha respondido, tal vez no deba de tener un control en esta investigación. Como le digo, esto está muy por encima de todos los presentes -hizo un gesto abarcando a todos- porque cuando los Sagrados Ordos investigan algo, solo los Altos Señores de Terra y el propio Dios-Emperador pueden obligarles a dejarlo.

Miró de nuevo a los presentes e hizo un cálculo rápido, tenía que ver como podían reaccionar todos. Lo peor que podía pasar era subestimar a un enemigo desconocido y, en este momento, ellos no conocían a ninguno de los presentes igual que tampoco les conocían a ellos.

Claudius seguía conversando con el general, que parecía insensible a sus halagos. Sin embargo la conversación había tenido otras ventajas, había permitido a Claudius acercarse mucho al general, como un confidente y observar a éste de cerca. Las reacciones humanas nunca dejaban de asombrar a Claudius que las estudiaba como cualquier otra materia, con la profesionalidad de quien clava un insecto en un corcho.

Súbitamente Claudius comenzó a toser, cof cof primero sobre el pañuelo de mano cof y luego intensamente, COF COF, una y otra vez COF COF. Se dobló un poco sobre sí mismo y entre COF COF toses COF dió un par de pasos*, y se apoyó en el hombro de Constantine, dejando caer su escaso peso sobre éste, con lo que, entre toses, las cabezas de ambos COF COF quedaron COF casi unidas.

Casi ahogado boqueando y haciendo aspavientos con la mano libre llamó al servocráneo, mientras buscaba otro pañuelo en sus bolsillos.

- Condenado seas - COF COF - ¡dame luz, maldito trasto! - dijo malhumorado cuando el foco del servocráneo que revoloteaba, apuntaba al general a su espalda. Sin duda eso habría cegado aunque fuera muy brevemente al general (y sin duda a varios de los presentes más cercanos), añadiendo algo más de confusión a la escena y ayudando a ocultar el ardid.

Con el comunicador abierto COF COF y como susurros intercalados como aspiraciones entre toses profundas COF susurró - es un farol, COF COF, no atacará a la inquisición COF, si no COF es provocado.

Tomó aliento - luz menos intensa - regañó al servocráneo - ya pasó, ya pasó cof cof - boqueó y guardó el pañuelo en la chaqueta tras limpiarse la boca.

- Perdonadme general, me temo que las atmóferas de todos los planetas del Emperador no son como la vuestra y uno acaba con los pulmones hechos polvo a mi edad.

- Tranquilo no es nada contagioso, o al menos eso me han dicho los adepta chirurgicae.

- ¿Dónde estábamos? Ah si, decía... lo prudente que resultaría evitar cualquier tipo de malentendido entre servidores del Emperador y mucho más uno de caracter violento, sin duda con indelebles consecuencias para todos.