Partida Rol por web

-Buen tiro -dijo girándose a Claudius que había demostrado su capacidad con una nota sobresaliente cuando la sororita había pensado que sería solo un picapleitos como lo era Urtzi. En ese momento el rugido del motor resonó por el lugar junto con la alegría del arbitrador, lo que mostró a Isolda que el Emperador estaba con ellos porque en menos de unos pocos segundos, todos los problemas se habían solucionado.

Miraba a uno y a otro mientras discutían los pros y los contras de lo que acababa de ocurrir en ese lugar y ambos lados tenían puntos de peso a su favor, pero no todos. Hicieran lo que hicieran la cosa iba a complicarse en cuanto se vieron metidos en esa refriega, así que ahora cualquiera de las acciones sería mala, y ya puestos en un mal...

-Creo que tienen razón -dijo cabeceando hacia Arcturus y Vipus- además de que no tienen por qué saber que somos de la Inquisición, solo hemos venido para asegurarnos del buen estado de las propiedades de nuestro señor... -hizo un gesto para que alguno inventara un nombre y pensara en algo a partir de ahí- pero no tenemos por qué contar nada, acabamos de vernos metidos en un tiroteo y queremos saber quienes asaltaban y por qué. En estos últimos años he descubierto que la información puede ser más valiosa que cualquier otra cosa.

Asintió a las palabras del tecnosacerdote.

-Gianna, yo me ocupo de babor y tu de estribor -y sin esperar más se dirigió hacia su lado a esperar ver qué hacían al final mientras cambiaba el cargador del arma.

A pesar de las reticencias iniciales de Nero, la opinión del resto de acólitos dictaba que debían obtener al menos un mínimo de información de los individuos que acababan de salvar. De ese modo, con gran cautela y lentitud para maniobrar el esquife con seguridad, iniciaron la aproximación a los uniformados. Aún quedaban en ambas naves algunos pequeños focos de fuego producto de las bombas incendiarias, pero apenas tardaron un minuto en remitir por si solos con la ayuda de la permanente lluvia local. La lancha que había detonado, sin embargo, se hundía lentamente totalmente calcinada, sin que sus llamas remitieran hasta estar totalmente sumergida en el canal.

En la cubierta de la barcaza había actividad como en un hormiguero, pero ya no había vitores. La mayoría de los tripulantes de a bordo habían desembarcado para intentar apartar de en medio el brazo-grua que les obstruía el paso, mientras que unos pocos apagaban los escasos fuegos, ordenaban los cuerpos de los caídos, o revisaban la mercancía que cargaban; habían salido tan mal parados que incluso los heridos realizaban sus tareas con diligencia. Los acólitos contaron 6 supervivientes, 2 de ellos heridos de diferente gravedad, además de otros 4 cuerpos los cuales ya estaban cubriendo con una lona. 

Se podía apreciar que los tripulantes compartían uniforme, pero una vez los acólitos se acercaron quedó claro que no se trataba de ningún tipo de vestimenta militar. No llevaban galones ni nada que indicase algún rango, e incluso su armamento estaba limitado a simples pistolas láser. Al acercarse los acólitos, uno de ellos con una desgastada y agujereada gorra (tal vez por proyectiles) de capitán de barco hizo gestos al esquife desde la orilla.

- Gracias al Emperador que han llegado, después de esa emboscada nos dábamos por muertos. ¿De qué gremio son? No nos olvidaremos de agradecerle a su patrón. -

- ¡Saludos capitán! - respondió Claudius agitando una mano desde el borde de la barcaza - en verdad ha sido una suerte (para ustedes) que aparecieramos justo ahora. Me temo que estos rufianes pretendían hacer con nosotros lo mismo que con ustedes.

- No tienen nada que agradecer - dijo respondiendo al guardia y evitando dar una respuesta directa que no podía responder con facillidad

- ¿Podemos hacer algo más por sus hombres o por su embarcación? - añadió y aprovechó para enviar su servidor a echar un ojo a aquellos hombres, su nave y su carga - ¿podemos serles de más ayuda (aún)?

- ¿A qué gremio pertenecen?

Nero se quedó en el timón del esquife, mientras Claudius charlaba con aquellos guardas. No reconocía a que casa noble pertenecían, pero tampoco es que estuviese demasiado puesto en ese tema, ya que siempre le había importado poco. 

Permaneció allí apoyado, escuchando a Claudius, quizá sacase algo de aquello, aunque Nero seguía creyendo que había sido una estupidez, pues la curiosidad siempre mataba al gato. Y al grox, y al perro, y a la mula...

Después del tiroteo y tras no poder ir tras ellos solo les quedaba ver a quien habíamos ayudado a salvar sus vidas, aun así cualquier precaución era poca, me posiciono en un lateral de la embarcación intentando tener controlados a toda la tripulación de la barcaza, aunque tengo el arma en posición de reposo me mantengo en alerta ante cualquier movimiento extraño...

- Sí, ha sido toda una suerte; y no se quite mérito. Hacer volar por los aires una de esas lanchas no es algo que se vea todos los días. Dudo mucho que en esas condiciones hubieran podido con ustedes. - respondió el capitán de aquellos hombres a la afirmación de Claudius. - Ahora que lo dice, estamos teniendo problemas para quitar este amasijo de hierros de nuestro camino. - a modo de explicación, da una pesada patada al brazo-grúa que les cortaba el paso del río. - ¿creen que podrían remolcarlo? Si nos arrojan un cabo nosotros mismos lo ataremos. -

El capitán se interrumpió para dar un par de breves instrucciones a sus hombres, antes de retomar la conversación. Nadie más aparte de él se había acercado y todos continuaban trabajando con diligencia - Servimos a la siempre honorable casa Maywroth, somos uno de los gremios de recuperadores* más eficientes de la ciudad. - remató la frase poniéndose firme y saludando en imitación a un rango militar, aunque con evidentes equivocaciones en su postura y su gesto.

- Sin embargo, usted aún no nos ha contestado, no reconozco su barcaza ¿a qué gremio pertenecen? - el tono del capitán aún era amable pero, por la forma en que lo había dicho, ya comenzaba dudar de que pertenecíais a algún gremio como había creído en un principio.

El servocraneo* dio un par de lentas vueltas en el aire, tomándose su tiempo, antes de volver con su dueño. Al llegar, le mostró desde su placa de datos integrada las imágenes que había visto mientras examinaba a la tripulación de la nave. Estaban haciendo exáctamente lo que parecía, arreglar algunos desperfectos de urgencia en su barco, intentar cortar un extremo del brazo grúa que se había incrustado profundamente en la tierra, y afianzar su carga, aunque estaba toda perfectamente guardada dentro de cajas y arcones, por lo que resultaba imposible saber de qué se trataba a simple vista.

Hierático como solía, Arcturus se permitió la licencia de sentarse y apoyar la espalda contra una de las bordas de la barcaza. Notar la leve vibración del motor en su cuerpo le reconfortaba, y aprovechó para intentar curar alguna de sus heridas; pero no encontró su botiquín demasiado bien surtido, y maldijo su propia imprevisión entre dientes mientras intentaba hacer algo con fragmentos de vendas y restos de esparadrapos. No abrió la boca, pero observó disimuladamente a sus interlocutores, su transporte y su carga...

Isolda se había mantenido atenta porque, aunque no suponía que esos individuos fueran a atacarlos ya no se fiaba de nada ni de nadie, era como que todos podían ser un rival o un enemigo.

Cuando escuchó preguntar por el gremio al que pertenecían, la sororita se puso algo tensa porque no le gustaba nada por donde podían ir esos derroteros, sobre todo si querían obtener información antes de "mostrarse", aunque por lo que había dicho que de que hacer explotar una de esas embarcaciones no era algo normal, ya se notaba que sería difícil pasar desapercibidos.

Nero aguardaba apoyado en el timón del esquife, poco interesado en los tejemanejes de Vipus, pero era cuanto menos curioso la labia de aquel anciano. Había que concederle aquello.

No tenía ni idea de que nobles eran aquellos a los que servían esos hombres, y le importaba más bien poco en aquellos momentos. Esperó a ver si era posible no tirar de galones policiales en aquella situación. 

Claudius echó un vistazo a su servocráneo que revoloteaba entre ambas embarcaciones y dejó que éste evaluara los daños de la barcaza de los acólitos.

- La honorable casa Maywroth... desde luego - Claudius se mesó la lampiña barbilla y sonrió como si acabara de caer en la cuenta de algo. Al noble no le habían pasado por alto las erróneas formas militares de aquel individuo. O bien la organización de los gremios se distanciaba de las de la Armada Imperial o bien eran mucho menos exigentes en cuanto a protocolo y disciplina.

- Respecto a remolcarles... mucho me temo que nuestra embarcación haya sufrido daños importantes, el choque ha dejado el espíritu máquina en las peores condiciones posibles, no estoy seguro de que podamos ir muy lejos y de ninguna forma rápido o arrastrándoles a ustedes o a cualquier otra cosa. Me temo que no podremos abreviar su viaje - se volvió hacia Nero - ¿no es así, piloto?

- Sin embargo no creo que quienes les asaltaron vuelvan - sonrió de oreja a oreja satisfecho - ¿quiénes creen que eran? o ¿qué pretendían?

- Por su armamento parecía que casi preferían hundirles que robarles... [tirada de Indagar Oculta]

No dejo de permanecer atenta a los movimientos del supuesto capitán o lo que fuera de aquella barcaza, y de los distintos individuos que al parecer no paraban de trabajar para arreglar los destrozos del encuentro, desde luego por los ademanes del capitán dejaban claro que no pertenecía a ninguna institución militar oficial, por sus palabras trabajaría para alguna casa mercantil del país, pero quizás eso lo sabría mejor nuestro compañero Nero, de momento todos permanecemos atentos y dejamos que el don de gentes de Claudius se encargue de las formalidades...

El capitán escuchó un poco decepcionado que no los ayudarían a apartar el brazo-grúa de su camino. Su pregunta sobre la procedencia de los acólitos había quedado sin respuesta pero, tal vez a causa de la serie de preguntas del propio Claudius, debió de olvidarse y sin darse cuenta continuó con la conversación.

- Está muy claro quienes eran, esos asquerosos de Resaca. - tuerce el gesto exagerádamente con asco - Nos la tienen jurada. Hace solo unos años no eran tan atrevidos, pero desde hace meses se han convertido una auténtica plaga. Primero esos asesinatos en la ciudad, y ahora asaltos y robos. Es el quinto de nuestros envíos que intentan interceptar este mes, y sin embargo nuestros competidores campando tan felices; me pregunto qué les habremos hecho. -

Ante la última pregunta de Claudius, el capitán se encoge de hombros. - Están locos, ¿que otra cosa puede ser?, a veces nos desaparecen barcazas enteras, otras las encontramos carbonizadas en una orilla. Miles de tronos robados, convertidos en ceniza y polvo, o arrastrados hasta el mar por el fondo de los canales. -

Los años tratando con nobleza de lengua afilada y burócratas traicioneros no perdonan. Claudius no pierde detalle de las palabras y los gestos del capitán de barco en busca de engaños, pero casi más sorprendente es que parece estar siendo sincero. Tal vez era solo lo que parecía, un trabajador simplón y bienintencionado. Al menos, todo lo bienintencionado que es un hombre con quien le ha salvado el pellejo.

La conversación entre Claudius y el capitán de la barcaza se alarga poco a poco; mientras tanto, cada uno está dedicado a sus propios asuntos. Isolda escuchaba la conversación mientras mantenía la vista en los alrededores, Gianna no quitaba ojo a los tripulantes de la barcaza, Nero simplemente mantenía el esquife a punto para irse cuando fuera preciso, y Arcturus atendía sus heridas con cierta dificultad, ya que había sufrido una dolorosa laceración en un punto difícil de alcanzar en su espalda.

Habían pasado el tiempo suficiente entre los ruidosos manufactorum automatizados como para aprender a ignorar sus ruidosos traqueteos, chasquidos y crujidos, pero entonces algunos se dieron cuenta de que se podía escuchar levemente algo más en el aire, como un zumbido débil y lejano al principio pero que iba creciendo poco a poco en intensidad. Al levantar la vista al cielo, los acólitos vieron un transbordador solitario que se acercaba por aire hacia el canal, con el símbolo de los agentes de la ley en los dorsales...

Por encima de la conversación entre el capitán y el viejo Claudius, del ajetreo de los hombres en la barcaza y el crepitar del fuego que todavía ardía a bordo de la renqueante embarcación de los acólitos, Arcturus elevó la cabeza hacia el cielo. Al bajar los ojos se encontró con los de Nero. -Le traerá recuerdos, imagino -dijo, en tono quedo. Bastó una mirada a Isolda y Gianna para señalar discretamente hacia arriba un aerotransbordador del Arbites* sobrevolaba el canal, acercándose al lugar donde se había desarrollado la escaramuza.

-¿Quiénes son sus competidores?

La pregunta, dirigida al interlocutor de Claudius, hizo que este se volviera un momento; sonó tan cruda e impersonal como casi todo lo que salía de la boca del tecnosacerdote, que aprovechó para señalar al aristócrata el artefacto volador. No pudo evitar volver a levantar la cabeza mientras lo hacía. El transbordador iba fuertemente armado y se dirigía derecho hacia ellos.

Claudius echó un vistazo al cielo al ver que Nero hacia lo mismo. Gesto que sin duda no pasó desapercibido al capitán del bote rescatado.

- Parece que ahí tiene sus refuerzos y quizás mano de obra para mover esa grúa ¿no le parece?

- En cualquier caso, me temo que tenemos que seguir nuestra travesía, antes de que el espíritu máquina de esta embarcación acabe por claudicar por completo y nos quedemos en medio del canal obstruyéndolo o que nos vayamos a pique. Capitán, le deseo la mejor de las suertes. Quizás volvamos a encontrarnos en circunstancias mejores.

Dicho esto miró significativamente a Nero, esperando que éste les sacara de allí antes de que las fuezas de seguridad del planeta empezaran a hacer preguntas que les costara responder.

Alzó la mirada cuando Arcturus señaló el cielo y pudo ver ese aerodeslizador y todos los planes que habían pensado para intentar entrar de forma desapercibida se estaban yendo a la basura, para variar. Quería preguntar por los asesinatos, que le dieran toda la información que era de dominio público, pero dudaba de si eso los ralentizaría mucho más o no; pero la información bien podría valer la pena.

-¿Asesinatos? -acabó preguntando- ¿que tienen de destacable que los resalte por encima de estas escaramuzas?.

Solo quería saber eso y podrían largarse por su parte.

Nero señaló la aeronave que se dirigía hacia ellos. -Bueno, creo que los Resaca no son los únicos que se sienten atraídos por los canales- 

Accionó los mandos del esquife para separarlo un poco más del otro barco. 

-Eso no es de los arbites, de los agente de la ley diría yo- Emitió una pequeña risa. -La cosa mejora por momentos-.

El esquife no era rival para esa nave aérea, menos aún encasillados en los canales, la única opción era no parecer más sospechosos de lo que ya eran, tener temple y esperar.