Partida Rol por web

Nero gruñó cuando aquel hombre finalmente claudicó, disfrutando del apoyo casi pleno de sus compañeros. Si querían salir con vida de allí debían trabajar juntos, como un verdadero equipo, y al parecer, varios de ellos lo habían entendido a la primera y eso estaba bien. - Pero debemos seguir trabajando en ello. - pensó. Al fin y al cabo, ahora eran una célula al servicio de un inquisidor, y las reglas del juego habían cambiado, ya no era un arbitrador, o no al menos al uso, si no algo mucho más elevado, con mayor poder y menores restricciones, y a la vez, más gris. Comenzaba a comprender de una forma temprana las responsabilidades y sacrificios que los hombres y mujeres que conformaban la gran I tenían que adoptar, en muchos sentidos, pero una persona también tenía que tener un credo y un sentido del honor, unas líneas que no debía sobrepasar salvo por las más excepcionales circunstancias, o caería en pecados inenarrables y debería ser purgada. 

Sospechó que cuanto más conociera de ése mundo, más pensaría que algunos de sus integrantes deberían ser purgados. 

Siguiendo al "mensajero", llegaron tras un breve espacio de tiempo y una ligera caminata hasta el lugar que parecía el punto de encuentro. Como no, el lugar estaba plagado de desharrapados inútiles y maleantes como el que los precedía, y por sus ropas, eran los mismos que se habían encontrado cuando iban en el barco. Finalmente, el hombre que los guiaba se detuvo y les dio paso a un edificio que no se diferenciaba mucho de los bloques semiderruidos de alrededor, indicándoles que subieran dos pisos.

Sin detenerse, Nero abrió camino hacia arriba, siguiendo la inconfundible senda que les habían dejado, el lugar apestaba, los crujidos de las maderas y pequeñas piedras bajo sus pies hablaban del abandono del lugar, por si no fuera poco el deplorable estado en el que se encontraba el edificio. Al poco de comenzar a subir pudieron escuchar las voces de los que serían sus "anfitriones", que les guiaron hacia ellos sin mayor problema, aunque no era algo complicado, sólo tenían que subir a la segunda planta, que habían reformado para dejar un área abierta con muchas sombras donde esconderse, aunque la verdad, no se escondían, habían allí suficientes bandidos como para darles una buena tunda. 

Los supuestos tres "Reyes Andrajosos" de Resaca estaban allí también, con guardaespaldas incluidos, aunque mucho menos aparentes que ellos. Los reyes habían estado debatiendo y por lo que había podido escuchar mientras terminaban de subir, no había consenso entre ellos en la forma de actuar, además de una jugosa información que, bien utilizada, podría cambiar las cosas para los Arbitradores allí en aquel mundo. - Bien, hemos venido porque nos han llamado. ¿Qué es eso que quieren contarnos? - dijo Nero sin poder ocultar un deje de desprecio y sin cortarse ni un momento, dejando claro que eran ellos, los mismos reyes, los que les habían llamado, no al revés*. 

Ya estaban en la boca del lobo, tras aquellas escaleras lo que Gianna ve la deja un poco parada, esperaba encontrar a tres lideres de bandas callejeras no a aquellos tres individuos, cada cual mas extraño o retorcido, todo parecía girar al compas de aquel lugar, las palabras directas de Nero me hacen sobreponerme a mi estado de estupor, con un pequeño gesto de reojo miro a Vipus, si alguien tenía el don de la palabra ese era él, Nero, Isolda y yo misma éramos mas directas como andarse por las ramas, habría que ver como era mejor afrontar aquella situación con los lideres de Resaca...

Arcturus siguió al merodeador de Resaca como hubiera seguido a un chambelán en una casa noble, y saludó a los Reyes Andrajosos con la misma rígida reverencia que habría dedicado a un noble de alta alcurnia en el más civilizado de los planetas. Por lo demás, no abrió la boca. Los Resaca los hahían convocado para entregarles un mensaje, o aquella era la excusa. Lo justo era dejarlos explicarse. Tiempo habría después para un turno de preguntas y acercar posturas. O alejarlas.

Los reyes cesaron su conversación de inmediato. Por un momento solo reinó el silencio mientras aquellas tres figuras evaluaban a los acólitos. La enorme figura musculosa fue el primero en hablar, aunque se dirigía a su compañero en lugar de a los invitados — Y tu hablabas de suicidios, esto es una locura. —

Sin embargo, el más anciano ignoró sus palabras y se inclinó levemente en una suerte de reverencia. Aunque su tono revelaba que no hacía aquello de buena gana, se esforzó por intentar ser cortés. Dado que Nero había hablado primero, se dirigió directamente a él como si fuera el líder del grupo — Bienvenidos, siervos de la Inquisición. Os hemos llamado porque tenemos objetivos comunes. Sabemos que buscan el origen de los asesinatos, y nosotros también. No tenemos motivos para ser enemigos; podemos compartir información y beneficiarnos mutuamente. —

En el otro extremo se mantenía la tercera componente de los reyes, que aún no había pronunciado una palabra, y por el momento se conformaba con observar sin participar directamente.

— ¿Cuál es vuestra respuesta, colaboraréis con nosotros? — terminó de preguntar finalmente el anciano.

Claudius atendió al rifirrafe entre Nero, Isolda y el guardia con aprensión. Al final los acólitos se salieron con la suya y conservaron su equipo, que Claudius tuvo a bien dejar bien asegurado y no parecer nada amenazador (como si pudiera lo contrario de haber querido)

Se adentraron en aquella ruina tapiada salpicada de barriles de (probablemente) promethium ardiendo y guardias aqui y allá. Todo tenía el siniestro aspecto que un lector de noveluchas de aventuras habría esperado de la guarida de unos maleantes. Sin olvidar la ubicua sensación de ruina, abandono y prácticamente mendicidad.

Los tres "reyes" (así se autodenominaban y sin duda así querían ser tratados) no podían ser más estrafalarios. Formando un grupo siniestro, pero en opinión de Vipus, no carente de fisuras, estaba claro que los Resaca no eran un único grupo, ni tampoco tenían una única cabeza visible, ni, probablmente un objetivo común. Eso sin duda dificultaba su encarcelamiento como unidad y al mismo tiempo abría la posibilidad a eventuales discordias... algo sobre lo que meditar (pero más adelante)

- Estimados señores - comenzó Vipus evitando aplicar todas las normas de protocolo de reverencia y besamanos que se esperaría en la cúspide pero que dificilmente esa gente entendería - veo que están bien informados sobre nosotros.

El arbitrador escuchó atentamente lo que aquellos tres fantoches tenían que decirles y tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para no sacar el arma y liarse a tiros allí mismo. Sabían quienes eran, aunque tampoco es que lo hubieran ocultado mucho, sabían quién les enviaba, y aún así, tenían la desfachatez de ponerse a su altura en lugar de postrarse como los perros que eran - ¿Cómo se atreven a compararse con La Inquisición? - 

A Nero no le gustaba nada aquello, estaba claro, pero reconoció que al menos aquellos tres parecían más listos de la media. Quizá por eso eran "Reyes". Claudius pareció ir a tomar la palabra, pero Nero lo notó dubitativo, falto de carácter, y si te dejabas comer aunque fuera un ápice por éstos tres, te desollarían entero. 

- Creo que lo que nos acaban de decir es lo más inteligente que he escuchado desde que estamos en éste planeta. - dijo Nero, antes de que la pausa provocada por las dudas de Claudius fuera demasiado evidente. Ahora que estaba claro que aquellos tres sabían quienes eran sin ningún ápice de duda, más valía usarlo. Controló el desprecio que sentía hacia esos "Reyes", capos de la mafia local, y siguió hablando. 

- La Inquisición no ha venido a éste planeta a por ustedes, al menos, no de momento, no mientras no hayan razones. - dijo, dejando claro que ellos no eran el objetivo de la Gran I. pero que podrían serlo. Eso quizá les haría ganar cierta confianza, soltarse, y que se les escapara más información de lo normal. Al menos no les verían como una amenaza. 

Tras unos momentos de pausa, en los que nadie de su grupo intervino, Nero volvió a retomar la palabra. - Creo que esa afirmación que ha hecho es cierta y estamos dispuestos a colaborar para aclarar qué es lo que está pasando aquí, y quizá luego podamos "ayudarnos" más con otras cuestiones, que ya se verán si es necesario. -  

No parecía que nadie estuviera en desacuerdo, pues nadie dijo ésta boca es mía, y bien era cierto que necesitaban aliados sabiendo que los Arbitradores eran una fuerza muy mermada. Quizá tras resolver lo de los asesinatos, podrían hacer alguna clase de pacto para hacer caer a los Mandato y a su líder, Xiabius Khan. De hecho, era bastante probable que quisieran destruir a quien era el perro faldero de los Nobles. Aquello era una partida que había que jugar muy poco a poco. 

Isolda siguió al grupo sin dejar de mirar por encima de su hombro, vigilante a cualquier cosa que pudiera ver, intentando hacerse a la idea de cuantos de esos criminales estarían por allí. No pudo evitar poner una mirada extraña ante la presencia de esos tres "Reyes" porque le parecían tres criminales venidos a más, con gran prepotencia y mucho orgullo, igualitos que el tipo que portaba medallas falsas para darse aires de grandeza.

La sororita no pudo evitar chasquear la lengua cuando dijo lo de "colaborar con ellos" porque ella pensaba en que sería al revés, que esos criminales colaborarían con los acólitos; pero decir cualquier cosa como esa no llevaría a ninguna parte, aunque la antigua Isolda, la que se unió a esos acólitos y perdió un brazo por pensar que sería todo igual que un campo de batalla, no se habría callado nada de eso.

La Verdad es la Verdad.

-El cadáver que entregaron, ¿de verdad era una víctima de un asesinato parecido?¿Qué pruebas hay? -preguntó directamente.

Al final en todos los lados era la misma historia, individuos que por el azar o por sus propios medios habían llegado a ser lideres de algún grupo de gente, ya sea grande o pequeño, cada uno al margen de la ley y rozando la herejía, si no corrompidos hasta la medula, aquellos tres eran todo menos gente honorable del Imperio, pero si alguien me preocupaba era la mujer, aun no había abierto la boca mientras observaba la escena con detenimiento, - como bien han hablado mis compañeros, y tras el encuentro con uno de sus hombres, hemos acudido hasta aquí para que de momento colaboren con la Inquisición por un bien común, como ha dicho mi compañera, - hago un gesto señalando a Isola - empecemos desde el principio...

Aunque no tenía fiebre, el malestar de Arcturus se acentuaba en forma de escalofríos en aquel húmedo recinto. Pero la ocasión era demasiado buena como para dejarla pasar. A pesar de las reticencias, todos los acólitos sabían que no habían avanzando demasiado en el caso, ni en el de los asesinatos ni en el asunto más profundo que los había traído aquí. Y aquello era razón más que suficiente para apoyarse en los Resaca, contra los que la Inquisición no tenía nada (y que no habían demostrado la aversión manifiesta de otras facciones locales, los Mandato de Khan, verbigracia).

-Por el momento no hemos conseguido avanzar demasiado -espetó sin más preámbulo, apostando por las verdades vagas y las declaraciones insustanciales. -Nuestras sospechas son débiles. Sabemos que no somos simpáticos a los Mandato, y que alguien más nos observa. Hemos intentado revisar los crímenes confirmados que se achacan a esos asesinos, con pocos resultados hasta ahora. Entre otras hipótesis barajamos la de algún culto herético...

Claudius había permanecido al margen, algo acobardado dentro de guarida (o al menos refugio temporal preparado para este encuentro) de los Resaca. Una cosa era leer e investigar sobre los viajes, idas y venidas de exploradores, inquisidores, comerciantes y corsarios y otra muy distinta, verte rodeado de indeseables de la más baja estofa con los que negociar y (si eso era posible) congraciarse.

Al ver el directo enfoque de sus compañeros se vio obligado a intervenir.

Sin duda aquellos "reyes" procedían de los más humildes orígenes y la más baja ralea de la colmena, pero se habían ganado (probablemente) su posición a pulso y sinduda agradecerían (o quizás esperarían) ser tratados con el decoro y el respeto con el que se trata a un auténtico rey (si es que nuestro divino imperio tolerara monarquias o gobiernos independientes más allá de los gobernadores designados por Terra y atados con una corta correa)

Carraspeó y se adelantó a sus compañeros, volviendo a colocarse el gorro en la cabeza tras sacudir éste de cualquier porquería que hubiera podido coger al pasearlo con la reverencia por tan inmundo lugar, tomando la "voz cantante".

- Como he dicho, están bien informados sobre nosotros. En efecto pertenecemos a la inquisición y como mi compañero ha señalado (evitó decir que Nero era miembro del arbites para no amendrentar a los presentes, sin duda de gatillo fácil), ustedes no son el objetivo.

- Los asesinatos son lo que preocupa a nuestra organización, hemos podido estudiar los cadáveres que han llegado a manos del arbites, incluyendo al que si no me equivoco, era uno de los suyos. Han hablado de compartir información... Y nos parece bien. Cuanto antes terminen estas muertes mejor (y así ustedes pueden volver a sus asaltos fluviales y sus otros quehaceres habituales) para todos. Cuanto antes la inquisición quite su más estrecha atención de este planeta, mejor ¿no creen?

- Les ruego que, como gesto de buena voluntad, comiencen ustedes. Por favor, digannos lo que saben de los asesinatos, sus sospechas o las pistas de que disponen.

- Respecto a nuestro gesto de buena voluntad... bueno, aqui estamos ¿no? donde nos han pedido, como nos han pedido, y sin el arbites por medio. Es un profundo gesto ¿no les parece? - añadió con una sincera sonrisa.

Los reyes andrajosos escuchaban las palabras de los acólitos con atención. Era difícil saber lo que pasaba por la mente de la mujer, pero el gigantón estaba visiblemente molesto y no hacía nada por disimularlo. El último de ellos parecía bastante diplomático y dispuesto a negociar, o el menos tratar con los enviados inquisitoriales, aunque torció el gesto cuando Claudius tomó la palabra, y aunque contestó a sus preguntas lo hizo mirando al resto del grupo en general, evitando cruzar la mirada con él.

Claudius: - Les ruego que, como gesto de buena voluntad, comiencen ustedes. Por favor, dígannos lo que saben de los asesinatos, sus sospechas o las pistas de que disponen.

— Mientras cumplan su palabra. No buscamos la atención de la Inquisición y no representamos una preocupación para ellos. — respondió apartando la vista

— Sabemos que comenzó con aquella noble. Para nosotros aquello era un tema que no nos importaba, pero mientras los nobles entraban en pánico y lanzaban acusaciones hacia nosotros, en nuestros distritos comenzaron a aparecer cadáveres. Pocos al principio, tipos solitarios, y con el tiempo grupos enteros.

Sus métodos eran diferentes, pero los testigos coincidían en una cosa. Al menos 4 hombres, totalmente envueltos en gabardinas encapuchadas habían sido vistos cerca de donde se encontraron los cuerpos. Parece que se reservaban el desmembramiento para víctimas especialmente importantes. —

Isolda: -El cadáver que entregaron, ¿de verdad era una víctima de un asesinato parecido? ¿Qué pruebas hay? -

— Lo era, sin duda. — y cuando habló aquella vez su rostro se contorsionó — Aquél era el cuerpo de Calisto, rey andrajoso antes que nosotros; "Aquél que vio la verdad en las estrellas". No íbamos simplemente a entregar su cuerpo intacto a los Arbites para que les diera pistas sobre nosotros.

Además, tras su muerte siguió otro rastro de víctimas, y esta vez todas formaban parte de Resaca, conocidos unos de los otros, como si siguieran un rastro... —

En aquél momento el grandullón interrumpió dando un soberano golpe sobre la mesa que la hizo temblar — Ya te he dicho que eso tiene la firma de Khan, sería capaz de matar a los nobles él mismo si eso mejora su posición. Si me hicieras caso y acabásemos con él ahora... — pero se interrumpió cuando la mujer chasqueó sonoramente la lengua e hizo un gesto con la cabeza hacia los acólitos, hundiéndose de nuevo en un silencio enfurruñado.

Por primera vez, la mujer alzó la voz, aunque no dio ninguna respuesta, simplemente fue ella la que comenzó a hacer preguntas a los acólitos — Sabemos que han descubierto otras dos de esas víctimas "especiales", A Juvinal Priator en su escondite y a alguien en "La cola del Gusano". Son las primeras en este distrito desde Calisto ¿Por qué? ¿Cuál es el objetivo de los asesinos? ¿Qué están buscando? ¿Qué tienen de especial los desmembrados? ¿Qué tienen en común? —

Claudius había decidido, por fin, tomar la palabra, y bien que les venía en estos momentos, pues Nero prefería escuchar a sus interlocutores e intentar sacar conclusiones de la información que obtuvieran. Por alguna razón, aquel hombre parecía no querer entablar conversación con Claudius, quizá tuviera cierta animaversión hacia los nobles, clase a la que parecía pertenecer el señor Vipus. A pesar de todo, comenzaron a darles información, y eso era lo que contaba.

Cuando aquel hombre reveló que el cadáver que habían entregado a los arbitres era el cuerpo de uno de los antiguos Reyes Andrajosos, Nero no pudo menos que hacer un gesto con la cabeza, había sido una jugada arriesgada por su parte, desde luego, pero esa información era algo que los propios arbitres desconocían, así que no estaba nada mal jugado el hacer parecer un cualquiera a dicha "personalidad". Una forma inteligente de deshacerse de él, delante de las narices de los representantes de la ley Imperial. 

- Aquel que vio la verdad en las estrellas. - repitió Nero para sus adentros. Había algo en esa frase... 

Tomó buena nota de que el grandullón estaba más que dispuesto a atacar a Khan, por lo que sería un buen "aliado" en el caso de necesitar ayuda contra él, y con tantas ganas, quizás podría hasta, bien manejado, hacerlo gratis. 

La mujer, que parecía molesta por la información que su compañero Rey iba soltando, carraspeó para detener el flujo de información, y comenzó a preguntarles a ellos, aquello se había convertido en un toma y daca, justo lo que habían propuesto. 

- El viejo Sokken. - dijo Nero, retomando la palabra. - Tenía algo, un objeto envuelto en un trapo que ellos querían. No sabemos cual, pero no lo entregó pese a las torturas o el desmembramiento. Posiblemente fuera lo que fuera le afectó la mente para llegar a ese extremo. Como sabéis, estaba loco Sokken. Hablaba a las estrellas mientras observaba dicho objeto. Los atacantes no son humanos. Posiblemente Xenos, parecen muy, pero muy, resistentes a las balas. Hay testigos que corroboran que varios impactos directos parecieron no afectarles, incluso heridas mortales para un humano. - Nero iba desgranando la información. Había ciertas intuiciones en sus afirmaciones, pero Nero iba juntando piezas y tenían que hacer suposiciones, luego se demostrarían si acertadas o no. 

- El tal Juvinal no tenía nada en especial, pero uno de los cuerpos sí, tenía alrededor del cuello una cadena de plata adornada con pequeños huesos, y en sus bolsillos había piedras y talismanes adornados con curiosas runas. ¿Saben qué significa? - preguntó Nero. 

Quería preguntar por las palabras de Yantra* nada más encontrarlo, pero prefirió esperar a que le respondieran a eso. 

El ogrete era repulsivo, pero no parecía más peligroso (aspecto físico y temperamento aparte) que los otros dos reyes. La mujer, particularmente, resultaba muy inquietante a los ojos de Arcturus. Se preguntó por el origen tanto de sus electrotatuajes, y acerca de los implantes de todos ellos.* La posibilidad de que hubiese dos procesos ocurriendo en paralelo (los crímenes rituales de desmembramiento y una oleada de crímenes de provocación) planeó sobre la cargada sala, pero parecía quedar descartada si aparecían encapuchados en todas las acciones. Arcturus lo planteó en voz alta, para dejar claros los planteamientos de cada cual.

Poco tenía que decir el tecnosacerdote acerca de los tales Sokken y Juvinal, así que escuchó a Nero en un nuevo esfuerzo por encajar las piezas. Ese misterioso objeto podría estar detrás de todo esto, a pesar de que no parecía tener relación con algunos de los asesinatos (Rolart, Sur'Seculo; claro que entonces no sabían de su existencia). Bien podría ser el detonante de las muertes: un poderoso objeto traído por aquel comerciante, vendido a la nobleza y que acaba en manos de mendigos, buscado ansiosamente por aquellos escapuchados... Y quedaba por aclarar el papel de los "motoristas".

Arcturus preguntó con pocas esperanzas (lo que sin duda era un alivio para él), pero preguntó. Miraba al más viejo de los reyes sin perder detalle de sus reacciones.

-¿Creen que en todo esto puede haber alguna relación con la tecnoherejía que golpeo el planeta hace unos pocos años?

La reacción de aquella gente no era la que Claudius habría esperado... sin duda su presencia les disgustaba, o quizás sus formas, o su estatus. De alguna forma aquella gente había sabido quien era (algo fácil teniendo en cuenta la facilidad con la que había pregonado ser un preeminente miembro de la familia Vipus (aunque no fuera el miembro correcto). Aquella gente odiaba a los nobles (quizás sólo a los de su planeta) y la presencia de Claudius no iba a resultar todo lo facilitadora que a éste le habría gustado... sin embargo, si bien estaba acostumbrado a la cúspide y sus formas y se sentía más cómodo en la decrépita mansión de aquella vieja demenciada que en aquella igualmente decrépita guarida de malenates, era capaz (o eso quería creer) de adaptarse a cualquier entorno, a fin de cuentas su familia se dedicaba al comercio y uno tenía que saber adaptarse al estilo y gustos de sus potenciales clientes.

Decidió tomar un enfoque frontal (tal y cómo veía hacer a Isolda o a Nero constantemente)

- Mirad (le chirrió tutear a aquella gente, pero se obligó a hacerlo), ya veo que no os gusto. Lo estais dejando claro (una obviedad a todas luces, lo mejor, decirlo en voz alta por poco político que fuera hacerlo en otros entornos). Pero yo no pertenezco a la cúspide de vuestro planeta, no pertenezco a vuestro odiado Quorum, ni doy órdenes a vuestro afamado general Khan. En el planeta del que vengo las cosas no se hacen como aqui, no se persigue a la gente como a las ratas (parcialmente falso, los criminales son perseguidos con crudeza, como en cualquier planeta civilizado). Oero si no quereís mi ayuda. Esa ayuda que habeís pedido específicamente, no os molestaré - alzó la voz y todo el mundo en la sala, acólitos, reyes, vigías y guardaespaldas pudo oirle - y por mi podeís quedaros con vuestro orgullo y vuestros xenos invulnerables y sus matanzas y desmembramientos, tanto tiempo como queraís.

Enfurruñado (y en su interior bastante agitado) por el arranque que se acaba de permitir y a los que no acostumbraba (hasta que conocido a Hieronymus en aquel sótano), se quedó de brazos cruzados mirando alternativamente a aquellos tres.

Isolda no pudo evitar sorprenderse ante el hecho de que el cadáver fuera un "Rey Andrajoso", lo que la llevó a preguntarse si había una vacante o alguno de los presentes fue ascendido "oportunamente". Podrían estar con uno de los asesinos o el asesino y ni se darían cuenta, y el grandote no tardó en señalar a un tal Khan.

Mejor no subestimar su inteligencia, tal vez le hubieran dado esa información para que le señalara y fueran en la dirección que ellos querían.

-En mi experiencia con cultos -respondió a la mujer- muchas veces no es la persona sino lo que se la hace y donde se la hace, o cuando. Alineaciones estelares, lugares con cierta presencia o donde el velo disforme es más débil, ritos concretos...

La sororita se quedó algo perpleja por el enfoque de Claudius, pero ahora mismo no sabía si era un buen momento para lanzarse de esa forma o no, aunque en realidad ya habían dicho bastante tanto unos como otros, así que la sororita intentó apoyar la postura del noble.

-Aquí no nos gustamos ninguno y tampoco nos vamos a fiar al cien por cien lo que digan unos de otros; pero ya que os gusta señalar al Khan os diré que no es nada del otro mundo. Yo misma hice que se retirara en un momento en que nos amenazaba a mí y mis compañeros con derruir todo el edificio en el que estábamos con unas aeronaves -dejó que las palabras se extendieran un rato- y se fue, se fue por donde vino sin conseguir nada. ¿Queréis saber algo?. Os lo doy como gesto de buena voluntad -se llevó una mano al pecho- todas esas medallas que lleva son falsas, seguro que la mayoría se las puso él y se inventó las hazañas. Seguro que, como los reyes del submundo de este planeta, podéis usar eso. El Khan no es quien dice ser, a saber qué más oculta.

Y al decir eso en voz alta no pudo darse cuenta de que lo que decía era cierto. Si las medallas eran falsas, ¿qué más podría serlo?. Podría ser el propio Khan uno de los que organizara eso y, al fin y al cabo, no sería la primera vez que humanos trabajan con xenos si lo que decía Nero era cierto.
 

Poco a poco cada parte iba soltando algo de información contrastada o intuitiva de los asesinatos, ninguno de aquellos proclamados reyes me gustaban, pero la mujer me ponía nerviosa, escuchaba y miraba con ojos de estar evaluando a cada uno de nosotros, el nombre del General Khan volvía a salir a la palestra, - como bien dice mi compañera el General Khan no es todo lo que dice ser, pero no por ello hay que subestimarlo, a fin de cuentas cuenta con el apoyo de los nobles, pero que pensáis vosotros que podría conseguir con todo lo que esta pasando?, habéis tenido algún contacto con Khan, quizás tengáis algún asunto del pasado al que no llegasteis a un acuerdo y eso haya podido provocar lo que esta sucediendo...

La salida de tono de Claudius pilló a varios por sorpresa, en especial al trío de reyes andrajosos, pero no pareció que ni por esas fueran a mejorar su actitud hacia el viejo noble. Las rencillas entre aquellos miembros de la clase más baja de las colmenas y la nobleza se extendían más lejos de los límites de un solo mundo. Es posible que el grandullón fuera a gritar algo para responderle, pero su compañero anciano y con el brazo mecánico lo interrumpió, parecía que prefería seguir ignorando deliberadamente su presencia allí que ceder a sus palabras, al menos mientras el resto de los acólitos continuasen colaborando.

Arcturus: -¿Creen que en todo esto puede haber alguna relación con la tecnoherejía que golpeo el planeta hace unos pocos años?

— Me sorprende que conozcan eso. Hubo muchos rumores sobre ello, pero ¿Cómo estar seguros? El nombre de los "hombres vacíos" se extendió como la pólvora tras el incidente, pero ninguno sabemos qué aspecto tenían esos "hombres" la primera vez. —

— Sea como sea, parece que sus ataques no son al azar y tienen algún objetivo en mente que desconocemos. —

Las palabras sobre Khan agitaron un poco a los reyes, aunque era difícil saber si aquella información les emocionaba o les preocupaba, finalmente, habló la mujer:

— Khan nunca disimuló que buscaba hacerse con tanto poder e influencia como pudiese sin importar los medios. Por supuesto, eliminarnos forma parte de sus planes para ganar una considerable reputación. Seguro que nunca ha sido del todo legal, pero siempre se ha cuidado de guardarse sus propias espaldas y de no morder más de lo que puede abarcar. Si esto es obra suya, significa que tiene un as en la manga para asegurarse de que cuando todo termine él será el único beneficiado. —

Sin embargo, lo que más atrajo la atención de los reyes fueron los comentarios de Nero sobre el viejo Sokken:

Como sabéis, estaba loco Sokken. Hablaba a las estrellas mientras observaba dicho objeto.

Ante esa frase, incapaz de contenerse, el grandullón exclamó — ¡Pero eso era lo que hacía Calisto! Se encerraba durante horas, días enteros mirando aquél viejo cristal de espejo roto, como si nada más le importase, y luego volvía en sí como poseído. El desgraciado siempre sabía cosas que parecía que no debía saber y decía que se lo habían susurrado las estrellas. —

Las sospechas de Nero sobre los atacantes pasaron desapercibidas en ese momento ante lo que los reyes de resaca tomaron como si fuera una revelación. Los tres discutían rápidamente entre ellos lanzándose preguntas rápidas sobre ese espejo a las que se unió incluso la mujer silenciosa, pero ninguno supo responder de donde provenía exáctamente. Entonces la conversación se volvió de nuevo hacia los acólitos, con redoblado interés.

— Juvinal era una especie de aspirante a brujo. Deseaba tener poderes como un psíquico, pero no estaba tan demente como para venderle su alma a un demonio para conseguirlos, incluso si hubiera averiguado como hacerlo (y siempre mantuvimos un ojo sobre él, por si acaso). Nunca llegó a más que un mero traficante de drogas, inofensivo. De todas formas, coleccionaba todo tipo de chismes supuestamente mágicos o malditos y el espejo de Calisto lo fascinaba... ¿no le gritó una vez medio borracho que había descubierto su secreto y que llegaría a ser más grande que él? El muy loco... estaba tan obsesionado que no me sorprendería si entre toda su inmundicia hubiera llegado a encontrar algo auténtico. —

mirando aquél viejo cristal de espejo roto

Lentamente, Arcturus se llevó la mano a uno de los bolsillos de su túnica, y miró de reojo a Isolda y a Claudius. Murmuró algo incomprensible, y estornudó a continuación con el sonido que hace un rodamiento al griparse.

-Hay algo que todos buscan -dijo, tras recomponerse, hablando como para sí mismo-. Un comerciante, dos casas nobles, un miembro de Resaca, ahora ese Sokken... Todos tenían en común ese algo.

Miró a los reyes andrajosos, luego a Gianna y a Nero. -Ese espejo roto de Sokken no pareció bastarles, a los encacuchados descuartizadores. Fueron por el tal Juvinal. ¿Qué aspecto tenía ese almacén? ¿Creéis que podría ser útil rebuscar por allí? Me pareció entender que tenía otros almacenes o escondrijos...

Sería por el resfriado o por lo embrollado de la situación, pero la voz del tecnosacerdote resonaba confusa; quizá fuera la estática que se filtraba por su vocotranmisor. Pero quizá los dirigentes de Resaca fueran capaces de ayudar con este último punto para ayudar a localizar las guaridas de Juvinal, y eso les daría un camino por el que seguir.