Partida Rol por web

Ese mismo día, tras hablar con Oelric y Agnies, nos instalamos en lo que sería nuestra nueva casa por un tiempo.

Bueno chicas, voy a estar un poco atareado los próximos meses. En este lugar tendremos un poco más de libertad. Eve, trata de buscar algo que te entretenga con Agnies o donde más te apetezca, llevas mucho tiempo "encerrada" en casa y tu espíritu necesita un poco de alegría. - todos necesitamos que recuperes esa alegría... - Y tú Anne, - digo agachándome para mirar a los ojos a la pequeña - seguro que por aquí hay otras niñas con las podrás jugar y enseñarle todas las cosas que has aprendido de Eve. - Tú también ncesitas un poco de aire fresco. - Finalmente me levanto y me estiro un poco. -Yo iré mañana a traer el resto de cosas de casa con el mercader y me pondré manos a la obra.... hay mucho que hacer aquí.

Tal como planeaba, al día siguiente traje todo lo que dejamos en la casa de Vineloot con la ayuda del comerciante y nos terminamos de establecer en nuestra nueva casa.

En los meses sucesivos trabajaré de sol a sol en la construcción del nuevo pueblo haciéndo principalmente puertas y ventanas, trabajo más acorde con las técnicas que había ido aprendiendo en los últimos tiempos que el de preparar vigas y cimientos, más apropiado para un carpintero. Pero sin perder la oportunidad de ayudar a estos últimos siempre que tenga ocasión, con lo que aprenderé nuevas técnicas más "toscas" pero igual de últiles en este nuevo mundo en el que me adentro.

Mientras trabajo en el pueblo trataré de localizar a la persona o personas que parezcan más "influyentes", tratando de acercarme a ellos sin que parezca demasiado evidente y mostrándome tan activo, eficaz y útil como me sea posible con la idea de poder obtener alguna ayuda en la obtención de una de aquellas casas.

Por otra parte, y por cansado que esté, intentaré no rechazar ningún trabajillo menor que me pudiese salir (pequeñas reparaciones, fabricación de cubierto, sillas, estc...) a cambio de cosas que podamos necesitar (la gente no tiene mucho dinero y tampoco queremos agobiar a nadie, prefiero cambiarle al panadero una paleta nueva por pan para una semana que por dinero). Sin olvidar los trabajos gratuitos que le prometí al mercader.

Si me queda tiempo entre todo este trabajo, trataré de disfrutar de la compañía de Eve y Anne pues "no sólo de pan vive el hombre" y quizás alguien podría pillarme de vez en cuando haciendo algunos juegos malabares con las pelotas o tocando la flauta a escondidas para no perder la costumbre ya que todo lo relativo a mi opficio anterior no sólo diverte al público sino al propio actor.

La vuelta al trato con la gente animó mi espíritu sombrío, ahora mis sonrisas eran gratuitas no solo a mi familia sino a cualquier persona incluso al Sol cuando me despertaba cada mañana.

Tras mudarnos a la nueva casa y ponerla a punto para que fuera un hogar cálido y confortable, me dediqué a realizar algunas indagaciones con las cortesanas del castillo, así como actuaciones en la taberna de Agnies, ya que a pesar de que muchas veces le echaba una mano a cambio de tres platos de comida, no tenía trabajo estable para mí. Aunque en parte lo agradecía, ahora no solo cuidaba de Matt, que volvía exhausto del trabajo cada día, sino de una pequeña y traviesa niña, que crecía casi cada día y venía con miles de historias que escuchar cada noche cuando los tres nos reuníamos para cenar.

El estar con tanta gente diferente y hacer cada día una cosa distinta ampliaba cada día mis ganas de vivir, mi ilusión por el futuro y sobretodo mi amor por mi familia. Ahora cada momento con Anne era una bendición, y aunque a Matt apenas le veía porque trabajaba mucho más que antes, cuando le veía mis muestras de cariño no quedaban en unas palabras o un simple saludo. Irradiaba amor, felicidad, alegría... mi corazón volvía a latir con fuerza, con una infinita bondad hacia el mundo, que todos agradecían con una sonrisa al verme pasar.

Según algunas campesinas a las que ayudaba a recolectar cuando podía o cuando me dejaban coger parte para mi familia, mi sonrisa hechizaba! Algo con lo que Agnies y algunas cortesanas estaban de acuerdo, sino fuera porque se quejaban que no hechizaba al joven adecuado, ya que insistían en que debía encontrar marido lo antes posible, pues comenzaban feos rumores sobre la familia Sunfield.

Un día que Matt llegó un poco antes del trabajo, y Anne se había quedado jugando con sus amigas, le pregunté sobre el tema, mientras preparaba la cena: Matt. ¿has escuchado tú esos rumores de los que Agnies habla? Sobre nosotros... no me importaban pero lo cierto es que hacía días que pensaba en ello.

Los tres se instalaron en lo que fuera la pequeña choza del alquimista Marchorys durante un tiempo. Era realmente pequeña y había sido construída para una persona. En un rincón se hicieron la cama donde los tres dormirían, y pocos pasos más allá, estaba la mesa. No había hueco para un empedrado que sirviera de suelo para una hoguera.

Pronto se hicieron al dia a día. Matt consiguió tras mucho empeño, que aquel malcarado de Rowkal, que se llamaba como él le contratara. Tuvo que levantarse muchos días con el frío de las mañanas justo cuando el gallo de Rether cacareaba y estar allí, observando desde antes de que llegaran los propios albañiles y el propio Mathew. Pero finalmente, Matt consiguió el trabajo y empezó a cobrar a razón de siete feudados diarios. Era una buena soldada contando como estaban los tiempos. Matt empezó trabajando la madera de las vigas para todos los techos del poblado. Matt pudo ver como la futura taberna estaba ya completada en su exterior. Era la única casa ya techada, el resto estaban todas a medias todavía. Matt podía figurar en su mente lo bonito que sería el pueblo cuando estuviera todo acabado, además de ser casas realmente construidas por manos profesionales, no por las de uno propio. Se imaginó viviendo en ese pueblo y fue una visión feliz.

Por otra parte la alegría había vuelto al mundo de Evese, y no evitaba demostrarlo, paseándose por el campamento mientras trataba de ser útil a Agnies. Agnies era realmente la única amiga que tenía allí, puesto que la conocía bien y el resto de mujeres, aunque hablaban con ella y se relacionaban, podía notar el recelo tras sus miradas o palabras. Evese era una de las mujeres más bonitas de aquel poblado y su sonrisa había doblegado a más de un hombre. Solía volver a cantar y bailar entre la gente mientras hacía sus quehaceres, por lo que pronto se convirtió en una mujer de nuevo popular en aquella aldea. Por las tardes solía animar la taberna que se llenaba. Agnies era la razón de que todos comieran cada día, pues les alimentaba a cambio de la ayuda y las actuaciones de Evese. Evese a parte recibía por sus canciones y bailes las propinas de los clientes que no había día que salieran descontentos.

Anne vivía a sus anchas con aquella gente. Se había acostumbrado ya a la compañía de Matt y Eve. No preguntaba por su padre ni parecía en ningún momento triste. Ahora solía jugar todo el día por el pueblo. Ya conocía a muchos de los pequeños y jugaba con un par de niñitas llamadas Eglind y Nella.