Partida Rol por web

De nuevo están todos muy distraídos con la comida para fijarse en ti. Caminando a paso tranquilo y aparentemente distraído, evitas al padre y llegas a esa puerta que para ti es el tesoro más grande que dios te ha podido dar para pasar la angustia de estos tristes días. Tras entrar, sigues el mismo procedimiento que la última vez que rellenaste en esa cuba tu bota. Sin hacer el más mínimo ruido rellenas entera la bota. Y te dispones a salir.

Robbin se aleja de aquel grupo de aldeanos que esperan fuera de la iglesia al Caballero Hölgut para partir a castillo.

El resto sigue delante de la puerta, viendo como Agnies y Beatrix ahora comen al lado de los guardias que vigilaban la marmita. El resto de gente come o descansa mientras que algunos parten hacia Drillstoke a recuperar cuerpos de difuntos.

Mientras Machorys acaba de engullir el último bocado de ese delicioso potaje de legumbres con chorizo, empieza a pensar en la idea de volver a Woltown. Ya ha marchado un grupo de dos hacia Drillstoke para hacer lo mismo que él quiere hacer en su aldea, pero nadie parece tener aún la idea, más que él, la gente parece segura en estos momentos y los que no están seguros están jodidos de alguna forma y descansan para reponerse.

Sólo él repara en la llegada de un jovenzuelo, lleva en brazos a alguien, una vez más cerca, se da cuenta que el cabizbajo hombrecito es Ferro, el hijo de su amiga Evese, conocida más por todos como la señora Platternish, Evese era una de las mejores agricultoras del feudo y vivía en Vineloot; su hijo cada día pasaba por el mercado del castillo y por algunas casas a entregar pedidos de fruta, verduras y legumbres. Ferro muchas veces te había traído a tu casa el pedido, que ya era alejarse mucho de su ruta, pero cumplía con esmero todo aquello que le pedía su madre.

El chico camina con paso tortuoso, y parece debilitado, pero sigue adelante portando el cuerpo de lo que ya sabes seguro es su madre Evese.

Señalando al niño Mire caballero Hölgut, necesito que el niño entregue el mensaje que lleva encima, en ese rollo, luego aliméntenle bien y que prepare la ceremonia para el entierro de esas pobres chicas, que he oído han perecido en la torre del castillo. Así mañana se las podrá hacer una ceremonia como es debido.

El ingreso no fue tan complicado... entre que el caballero quería hablar con el Padre y los aldeanos que circulaban por el lugar, solo fue cuestión de paciencia encontrar el momento para entrar, llenar la bota, darle un par de tragos para aliviar los nervios, volverla a llenarna y, con la conciencia tranquila y la bota llena, volver a salir.

Claro que la salida fue más complicada, al no poder ver quienes miraban el lugar, todo era cuestión de suerte. Aparentando tener todo el derecho del mundo a estar allí, Wessel colgó la bota de su cintura y se decidió a volver al exterior...

Hubo suerte, aparentemente el buen dios estaba con el. Wessel se mezcló con los pocos aldeanos que seguían en el lugar y volvió a salir al exterior. COn su bota llena se sentía más contenido. Las cosas, después de todo, no iban tan mal!

El borrachín, con su andar bamboleante y una sonrisa estupida en la cara, volvió a salir de la iglesia y se acercó al fogón.

El olor seguía siendo delicioso y parecía que habría alguna posibilidad de comer algo más - Buena moza - volvió a dirigirse a la cantinera - Sería posible que comiera un poco más de vuestro excelente guiso. El día será largo y probablemente debamos trabajar con ahinco - (Nada más lejos de las intenciones de Wessel) - Quizás un poco más de vuestra excelente comida me de fuerzas para terminar el día como corresponde -

La nariz, roja por el alcohol, desmentía de alguna manera las buenas intenciones del borracho, pero sus argumentos eran buenos - después de todo, no sería de buenos cristianos tirar algo tan rico, no? -

El monaguillo mira con cara de asombro al Padre -¿e' o pepae la eremonia? - le pregunta sin dar credito a lo que acaba de oir

mmmm.....MMMMMMM.....

Robbin regresa a la entrada de la iglesia para comer algo.
Parece mentira pero se me olvidaba del todo...vale mas que coma algo antes de hablar con el señor, o no podrá escuchar lo que digo por los ruidos...

Cuando termine de comer Robbin se vuelve a alejar del grupo hacia el castillo si es que no le dice algo el caballero.

El padre miró a Lucas Si lucas, debes prepararlo todo, pídele a Marius el consejero de Sir Robert, la llave de la sacristía, la abres y allí encontrarás todo lo que hace falta, eso si, no hay más, apañate con lo que allí haya. luego mira al caballero Parece que os esperan impacientes... mira a la puerta será mejor que vayan tirando buen caballero Hölgut.

Ante el caos que rodea la iglesia, el carpintero de Drillstoke opta por llenar primero la panza y preocuparse después por la búsqueda de los desaparecidos. Agradece con una risotada el buen guiso preparado por Beatrix y luego busca al padre Wybert. Cuando llega junto a él, le coge de la manga y le habla lentamente en voz baja:

-Buenos días Padre, gracias a Dios que usted también se encuentra bien. Cuando oficie la misa, ¿podría pedir que aquellos que tengan un pariente o conocido desaparecido lo comuniquen en voz alta, se tome lista de los nombres y se compruebe que no se cuentan entre los fallecidos?

Se acerca a Wernerus... me parece una gran idea, pero la lista debe hacerse antes del misal... luego en la misa, ya me encargaré yo de nombrarlos a todos. arruga su cara en gesto de preocupación ¿Podrías encargarte tu Wernerus?f

Asiento mientras escucho atento las palabras del padre con la mano aún reposando en el hombro del chico. Así lo haré padre, saldremos de inmediato respondo al padre despidiéndome con una cordial reverencia y me dirijo hacia el exterior llevándome al monaguillo conmigo Bien chico, ambos tenemos una misión y debemos llevarla a cabo en cuanto antes, no les podemos fallar le digo con una sonrisa mientras salimos.

Una vez en el exterior me dirijo con los demás Donde está Robbin? les pregunto extrañado Tenemos que partir de inmediato justo en ese momento un recuerdo vuelve a mi mente Beatrix... Esperad solo un instante, prometo que no habrá más demoras, me disculpo por todo el tiempo que les he hecho perder les digo y rápidamente me acerco a dónde está la posadera Beatrix! Debo partir de inmediato, dijisteis que teníais que hablar conmigo, de que se trataba?

El monaguillo aun presa de la sorpresa de su encargo se deja mangonear y guiar por el caballero - yo...

Al ver como el caballero irrumpe en la fila para hablar con la posadera, Wessel, finalmente, reacciona - Momentito por favor - exclama con voz seria - Todos queremos comer y la fila empieza aquí -

Tras verificar que su bota esté bien acomodada, pone los brazos en jarras y mira al caballero con la estudiada atención que solo un borracho es capaz de conseguir - Lo habeis entendido? - acota mientras mueve ritmicamente el dedo indice en un claro gesto de "explicación" - Debeis esperar vuestro turno -.

Tras haber servido las rondas de comida iniciales, aguardo a que Agnies venga con los cazos y platos que le he encomendado ir a buscar, venga, Agnies, ya va siendo hora de que vengas... mmm... realmente no sé porqué confié en esa chica, nunca fue de fiar, con ese niño suyo que según dicen es hijo suyo, ¡y sin estar casada!, divago. De repente, un joven de buena planta viene a solicitar otra ración elogiando el contenido de la misma, sí, claro, por supuesto, joven, le digo mientras intento evitar el incipiente rubor que tiñe mis mejillas. Le sirvo el plato solicitado, cuando otro joven, éste último menos joven y con no tan buena presencia viene a elogiar mi guiso, ¿así que de Jehová, eh? Oh... no sé que decir, mascullo cuando el carmesí de mis mofletes se vuelve un hecho. Sirvo un poco, entonces, a la rubita tonta que antes ha venido a colaborar con nosotras, y no he acabado de hacerlo cuando el borrachín de colorada nariz se coloca ante mí solicitando más viandas, la verdad es que sí va a ser un día largo, y seria un pecado dejar a un hombre tan apuesto como vos pasar hambre, le digo colorada y sonriente. Entonces, el caballero Hölgut aparece ante mí, e ignorando a Wessel me dispongo a hablar con él. De repente, la entrecortada y poco afinada voz de Wessel me interrumpe, y, tomando aire para no enviarlo a hacer puñetas, le sirvo con una sonrisa y un escueto, aquí tiene, señor.Una vez a solas con Dwirm, me limpio como puedo los restos de carne de los dientes y me aliso el delantal para parecer más bella, sí, eh... quería hablar con vos. Mire, le digo señalando a toda la gente que, sentada en la hierba degusta todavía el cocido, toda esta gente necesita comer, y no solo hoy, todos los días. He hecho el recuento de las provisiones que ha traído, y apenas alcanzará para 10 días, eso escatimando todo lo que pueda. Debe usted hablar con su señor, dígale que los campos están devastados y que las lluvias han acabado con la poca caza que teníamos, necesitamos comida, y utensilios. Yo me comprometo a cocinar siempre, pero como usted verá, no puedo hacerlo si no tengo con que, le digo y respiro hondo. Le agradezco de todo corazón, a vos y a su señor lo que han hecho, pero agradecería de todo corazón que volviera prontamente con los víveres que le he solicitado, ¡se lo ruego!, y le beso la mano en forma de respeto, bueno, váyase, y que Dios esté con usted para mantenerlo sano y salvo hasta que nos volvamos a ver.

Mientras aguardo la respuesta de la posadera, el borrachín me dirije la palabra y no puedo evitar mirarmelo con gran asombro y una sonrisa de incredulidad y que se va dibujando lentamente en mi rostro mientras me habla. Moviendo la cabeza en signo de negación e intentando reprimir una alegre carcajada le respondo Tranquilo, mi señor! Pues no he venido aquí para quitarte sus sabrosas viandas, debo atender asuntos más importantes en este momento. Una vez Beatrix sirve al borracho y se dirige a mí, carraspeo levemente para quitar esa tonta sonrisa de mi rostro para atender sus demandas.
Puede estar tranquila, su mensaje será entregado a nuestro señor y tenga por seguro que hallará una solución al problema de los alimentos. Sir Robert jamás dejaría que su gente pasara hambre en tiempos oscuros como estos le respondo con una cálida sonrisa cuando de repente la posadera besa mi mano y no puedo evitar ruborizarme Eh... sí... debería irme, tengo asuntos que atender en castillo, los suyos entre otros. Estese tranquila, todo saldrá bien... le respondo en un tono un tanto nervioso tras volver a carraspear. Me despido de ella con una leve reverencia mientras miro a los lados, nervioso.
Me dirijo de nuevo con la gente que me aguaba Bien, ahora sí, partamos hacia castillo Les digo, y, llevando a mi caballo por las riendas, nos encaminamos hacia nuestro destino.

- Si, claro - el tono sarcastico de Wessel, prudentemente expresado en voz baja es olvidado al momento en que consigue su objetivo... más comida.

Con una sonrisa de oreja a oreja vuelve a su lugar, bajo el arbol, para volver a llenarse el estómago nuevamente. Para no perder la costumbre, toma un par de tragos de su bota mientras come y observa al grupo que se dirije hacia el castillo. Por un momento duda si compañarlos, pero finalmente desiste de la idea. Para que?, si acá estoy bien se dice a si mismo antes de devolverlve el cazo a la cocinera .

- Realmente muy sabroso... Si... muy sabroso - atina a decirle entre hipidos, antes de volver a su ubicación favorita, bajo el arbol, en frente de la puerta de la iglesia y recostarse nuevamente.

Con el estómago lleno y la gargante saciada se deja estar, amodorrándose al sol, dejando que pase el tiempo. Esto es vida piensa mientras deja que el sueño lo arrulle Comida, bebida y un sitio para dormir. Realmente la tormenta no fue tan mala.

Casi sin darse cuenta cierra los ojos y comienza a disfrutar de una (para el) muy merecida siesta.

Los hombres siguieron al caballero hasta el castillo. Recorriendo el camino que desde la iglesia conducía a él. El paraje era tan desolador como el resto, el puente que antes daba paso hacia la isla estaba derrumbado y el grupo tuvo que ser pasado de lado a lado encima de una gruesa y resistente balsa de madera, arrastrada por un sistema de cuerda y polaina. Una vez cruzados, siguieron el sendero que llevaba a la entrada principal de aquella fortificación, una vez atravesadas sus puertas, el patio del castillo se abre ante vosotros.

La visión es de lo más sobrecojedora, pues apenas hay diferencia de la iglesia al patio de aquel recinto,la gente haciendo cola esperando para que se les de algo que llevar a la boca, casas derruidas, madera y escombros por el suelo, la torre sur cayí entera, debía ser la que ardía.

Venga Will, digo al chico mientras cargamos con los pocos recipientes que hemos podido juntar, vamos a dejarle esto a Beatrix. Como solía decir mi buen padre, menos da una piedra.

Camino tras el chico de vuelta al fuego, sonriendo ampliamente a mi compañera posadera.

Perdona que hayamos tardado tanto, digo mientras dejo mi carga junto a la marmita, pero conseguir cosas que pudieran ser utilizadas como plato, ha sido más complicado de lo que esperábamos.

Miro el contenido de la olla, cogiendo el cucharón para remover, intentando que la comida siga caliente sin pegarse en el fondo.

Parece que ya casi todo el mundo ha comido, déjame que te releve un rato en el reparto, sonrió de nuevo a Beatriz, mientras la aparto amablemente de la marmita.

Tu no has comido nada, verdad? Lleno un plato abundante y se lo doy a la mujer. Has trabajado mucho, siéntate un rato y disfruta de tu estupendo guiso, que en los tiempos que corren, no es buena idea desperdiciar una oportunidad de comer. Ven tu también, pequeño.
Hago un gesto a William para que se acerque, dándole otro buen plato.

ALGUIEN MÁS! Levanto la voz para que me oiga toda la gente que se reúne ante la iglesia. ALGUIEN QUE NO HAYA COMIDO TODAVÍA?! Remuevo el guiso, contenta de notar el calor del fuego junto a mis ateridos pies. Bueno, esperaré un rato a ver si queda gente sin comer, y luego me serviré un plato para mi misma...Está bueno, William? Sonrió al chico, que come habidamente. Con calma, que porque lo comas rápido, no te va a alimentar más.