Partida Rol por web

¡Querido, querido!, llamo cuando entro por la puerta. No te vas a creer a quién acabo de encontrar, y mientras aguardo la respuesta de mi esposo, obsequio a mis huéspedes con mi sonrisa, ¿Han pensado ya lo que van a hacer hoy? La lluvia ha amainado, podrían salir a pasear por el pueblo. Ahora mismo se va a celebrar una reunión en la iglesia, si quieren ir creo que les podrá gustar.

-Dime, mi amada.Le digo afablemente a mi esposa con una sonrisa.

El joven juglar permanece en segundo plano, medio oculto en el dintel de la puerta de entrada para no chafarle el momento de sorpresa a la posadera.
Sonríe divertido y niega un par de veces mientras pasea la mirada por el interior del local

y llega el mediodía...

Un sonido gutural se escucha desde el marco de la puerta... Quizá el sonido que haría un gato mientras está bufado... o el gruñido de un perro a punto de saltar a la yugular del intruso que pulula por su propiedad...
El estómago del juglar ha decidido que tiene tanta hambre que es hora de hacérselo notar a todos... Y si el hombre tiene buena voz... el órgano interno no se queda corto
Beatrix, buena mujer... Cuanto empecemos antes podré acallar a mi estómago antes de que empiece a devorarse a si mismo

Por supuesto, Pelgreim, en breve empezaremos a comer, le digo al joven Pelgreim tras hacerle esperar un buen rato, ten en cuenta que tengo un negocio, y la catástrofe acontecida me ha duplicado el trabajo. Recojo los vasos de los clientes para llevarlos al barreño para lavar, mira, Norfeld, lo que me gustaría que hicieras es ayudarme a rescatar los pocos alimentos que quedan en buen estado tras tal horrible noche. Le tomo por el brazo y le meto detrás de la barra, todos los barriles sin agujerear, botellas sin quebrar... todo, todo lo servible debe de ser debidamente contado y puesto a salvo para poder sobrevivir hasta que todo amaine. Espero hasta que el joven empieza a trabajar y me dirijo a mi marido. ¿Cuánto dinero nos queda?, le susurro sin quitarle un ojo de encima al bardo, los del pueblo se estan movilizando hacia la iglesia. Dicen que aquí no se puede estar, y que cuando se arreglen los caminos, intentaran pedir cobijo en el castillo, ¿qué crees que deberíamos hacer nosotros?, y le beso la frente.

Entonces será mejor que me ponga manos a la obra antes de que lo que aún no esté dañado acabe echo añicos
Responde con entusiasmo
Y si de paso encuentro algo que nadie vaya a echar de menos, mejor que mejor.

Se dirige entonces hacia donde le hayan indicado que debe comenzar a buscar y canturreando una cancioncilla se concentra en su trabajo y en sus posibles beneficios, pensando largo y tendido sobre como sacar tajada de una situación como esa

Mientras que espro a que mi marido decida que debemos hacer a continuación, me pongo manos a la obra con el bardo a ver cuánto podemos conseguir para sobrevivir, así, así me gusta, le digo a Norfeld cuando le veo trabajar tan entusiasmado.

Mientras los presentes trataban de contener la calma y ordenar un poco, un pedrusco impactó contra parte del techo e hizo un boquete, con tan mala suerte de caer justo en el hombro de Jordaen causándole dolor, mucho dolor.

Tras buscar por todo el hostal, limpiar y tratar de dejar el menor agua posible dentro y oyendo la lluvia que cae, acabáis de recopilar la comida que aún puede usarse, y aunque no es mucha, si llega para un par de días para los tres que sois, por otra parte, los inquilinos no parecen estar, se marcharon y no volvieron.

Cojo todo lo conseguido tras horas y horas de rebuscar en las cajas y barriles, y lo guardo en lugar seguro para que no se estropee por la tormenta que esta cayendo. Una vez termino, me dirijo hacia la lumbre e intento hacer fuego con los pocos restos de madera seca que encuentre en el establo, si consigo hacer fuego, podré prepararle algo de buena comida a mi marido, pienso esperanzada. Norfeld, llamo al bardo moviendo la cabeza para ver si le encuentro, ayúdame por favor a hacer fuego, ¿no querrás comer uno de mis famosos guisos?,le digo guiñándole un ojo. Mientras el joven se dispone a hacer lo que le he pedido, me acerco a mi marido, esta vez más enfadada, para hablar con él. Estamos en las últimas, Jordaen, nos queda comida para unos pocos días. Esta diluviando y la casa dentro de poco se vendrá abajo, ¿qué debemos hacer?. Me tomo una pausa para que reflexione con la cabeza sobre las manos como signo de frustración, ¿recuerdas lo que te dije? ¿recuerdas que la gente se dirige hacia la iglesia? Tal vez eso fuera lo mejor para nosotros, ir ahí a rogar por la protección de nuestro señor. ¡Él nos ayudará!, y dicho esto, beso mi cruz de madera y vuelvo a mirar a Feinblatt en busca de respuestas.

-Creo que sera lo mejor para los tres...
Empiezo a recoger mis objetos de valor, y mi hoja de cuentas, para partir hacia la iglesia.

Norfeld trabaja sin rechistar... apenas tiene fuerzas para hacerlo. O mas bien las tiene, pero es consciente de que un hombre hambriento y con pinta de enfermo suele ganarse mas limosnas y platos calientes
Comienza a recoger maderas secas, las pocas que consigue localizar, y tras un buen rato intentado encender un maldito fuego, lo consigue
¡Señora Beatrix!
Exclama a pleno pulmón
Ya esta el fuego listo... Si tiene que cocinar algo... Por piedad de Dios dese prisa y hágalo ya, que si el fuego se apaga...