Partida Rol por web

Otro mas, pienso mientras veo como cae otro mierda de polaco, si tubiera mas municion, me iban a dar 8 medallas pienso mientras apunta al siguiente y dispara dos tiros, pero por muy poco falla los 2 tiros, esos condenados agujeros, lo malo esk solo le queda un tiro de fusil, y despues tendra que volver a disparar con su pistola.

La tierra tiembla. El mundo estalla a mi alrededor. Oigo a Martin quejarse de una herida. Un estruendo derrumba el edificio sobre Karl...

"Mierda... Van a acabar con nosotros... Joder..."

"¡¡Lahousen!! ¡Nos vamos! ¡Salga de aqui! ¡Ya sabe donde ir!" Cruzo el fusil a mi espalda, arrastrandome entre los cascotes, tratando de llegar, entre la confusión y el humo, al lugar donde se supone que esta Karl... "¡¡Böhm!! ¡¡Böhm!! ¡Responda! ¡Tenemos que salir de aqui!"

Aparto trozos de ladrillo y yeso, sin hacer caso del dolor de mis dedos, de los cortes y los rasguños. Escupo sangre, mientras sigo buscando a mi camarada... "¡Vamos! Todavia no tienes permiso para morir"

La segunda vez que me asomé para observar la situación de los polacos, cambió mi suerte. Uno de esos malditos se fijó muy bien en mí, como no, si lo tenía casi encima. Un dolor agudo me sacude, arrastrándose desde mi brazo por toda la columna en un fuerte espasmo, mientras un grito se ahoga en mi garganta para no delatar más mi posición.

Cascotes y esquirlas vuelan por el aire y el edificio va reduciendose todavía más.

Oigo la voz de Rudolf, claro que hay que salir de aquí, ya veremos cómo podemos hacerlo.

Aparto la mano de la herida y trato de observarla entre la oscuridad y el polvo que nos rodea, siento la cálida sangre en contraste con la fría noche. Rasgo la manga del uniforme y tratro de tapar la herida para que deje de sangrar, rodeándola y atando como puedo.

Cuando creo que está lo suficientemente firme, pienso en mi nuevo amigo el polaco y en lo que estará haciendo y pienso que el mejor lugar donde estará es el cielo, activo una granada y se la lanzo para que deje de molestar. Ahora toca salir.

- Malditas SS, salgamos como podamos. Arrastro la mano por el suelo para recuperar el subfusil y al girarme veo a Rudolf rebuscando entre los escombros. -Mierda, Karl debe estar debajo.

- Ese otro tanque se escucha cerca, necesitaremos más explosivos para neutralizarlo y luego retroceder hacia el río. Sácalo, te iré cubriendo.

Karl intenta una vez mas arrojar las granadas contra el blindado, tratando de golpear en la barquilla para inutilizar y matar a los ocupantes del tanque enemigo.

Corre tras sus compañeros para auxiliarle mientras piensan en el siguiente movimiento.

Tenemos que irnos de aqui... no podemos con dos tanques ... ¡solo somos tres soldados maldita sea!

¡Será imbécil!

Valiente Hastings, muy valiente. Aguantaremos aquí.Tenga, use también mi pistola, -le digo extendiéndole la Luger- pero primero use granadas, todas las que tenga.

Una vez más encañono el arma, disparando al agujero grande, donde hay más polacos. Dos balas que se pierden en la noche, munición desperdiciada. Me pregunto si el otro equipo habrá tenido problemas, o han vuelto al bote, o están vagando por Varsovia.

Señor, soy malisimo lanzando granadas, una vez se me callo a mis pies, seguro que usted, mi teniente, es mejor que yo.

Seguís conteniendo al enemigo valientemente disparando sobre los cráteres que los ocultan. Los polacos cubren la retirada de sus compañeros y de su oficial con valentía, sin arredrarse ante vosotros. De vez en cuando silba alguna bala sobre vuestras cabezas pero ya sin tanto peligro como al principio del intercambio de disparos. El general ha huido y los enemigos sólo piensan en ponerse a salvo.

Rudolf comprueba que la situación es preocupante. Martin está herido, aunque el valiente soldado ha logrado contener la hemorragia de la herida y vendársela con trozos del uniforme. El soldado se cuelga el subfusil del cuello y lo intenta manejar con la mano hábil que le queda.

Los escombros han caído sobre Karl, pero este, con la ayuda de Rudolf, logra salir de debajo de los cascotes y emprender la retirada. Antes de eso, se descuelga una granada del uniforme y la lanza contra la torreta del tanque. Martin también ayuda con una de sus propias granadas, pero cae un poco lejos del tanque. La explosión resultante abolla un poco el blindaje del blindado y aturde a la tripulación impidiendo disparar. El trío de alemanes huye de la zona de conflicto de vuelta a la barca donde los espera Hans custodiando al prisionero. Cuando llegan, derrotados y heridos, comprueban que el teniente y Hastings aún no han vuelto.

Dejo el rifle y cojo la pistola  y le meto un cargador  de 8 balas para estar preparado, el enemigo se va retirando, solo quedan 3 enemigos y en cuanto nos los cargemos nos piramos antes de que venga nadie mas.

¿Tampoco él sabe tirar granadas?

Pues no lo intente Hastings -digo mientras asomo el subfusil y disparo de nuevo sobre el polaco solitario, alternando los disparos entre ambos lados, para que no se confíen- A mí no me entrenaron como las tropas de asalto, las granadas tampoco son lo mío. Eso se lo dejo a mis subordinados. ¡Se retiran! En cuanto acabemos con estos seguiremos al coronel, pero dudo mucho que lo alcancemos.

Si definitivamente le hemos perdido nos iremos al bote.

"Martin esta herido grave... espero que el brazo aguante. Karl esta conmocionado, probablemente tenga una o dos costillas rotas... y varios chichones"

Me permito una sonrisa cansada, mientras acarreo al herido ayudado por Lahousen. Detras nuestro, un estruendo de balazos y explosiones, coreado por gritos y maldiciones, me indica que podemos tomarnos un brevisimo respiro para orientarnos. Siguiendo el curso del rio, desandamos el camino, buscando sombras y esquinas donde escondernos, mientras zigzagueamos en busca de nuestro bote... nuestra unica salida. Ordeno detenerse, cuando llegamos a una esquina de la orilla... Respirando hondo, avanzo a la descubierta en dirección al oficial Kruger...

"Solo espero que no me pegue un tiro..."

"Herr Kruger. Herr Kruger... somos nosotros, traigo dos heridos"

Una vez recorro la distancia que me separa de la embarcación, hago señas a mis hombres para que lleguen hasta el bote. Con cuidado, ayudo a Karl a subir a bordo y a acomodarse, mientras el oficial SS prepara su botiquin de campaña...

"Herr Kruger ¿Y los demas? Me temo que dentro de poco tendremos patrullas polacas pululando por aqui..."

El oficial de las SS baja el subfusil cuando ve que son sus compañeros quienes se acercan y con otro herido más. Rápidamente se pone a atender a Martin mientras contesta a la pregunta de Rudolf:

-Aún no han llegado, me ha parecido oir ruido de disparos procedentes de la estación. Tal vez se hayan topado con demasiada resistencia. Si lo que dice es cierto, cabo, tendremos que salir de aquí.

Los soldados polacos se armaron de valor cuando el fuego del rifle de precisión de Hastings se detuvo y saltaron de los cráteres cargando contra la posición alemana. Los tres hombres corrían gritando y disparando desde la cadera para evitar que los germanos se asomaran. Era una apuesta al todo o nada pero después de un rato de combate, se habían dado cuenta de que los dos alemanes actuaban solos. En el otro extremo de la estación, el resto del pelotón se retiraba ordenadamente.

Me mantengo firme mientras los polacos se lanzan a la carga, son 3 y nosotros dos, ellos estaban en las ultimas, era normal que les invadieramos, eran una chusma que no merecia ningun territorio, bajo nuestro mando estarian mejor, asi que me dispuse con tremenda frialdad a disponer de sus vidas para mayor gloria de nuestro Firer con la pistola recien cargada, al primero le di en la cabeza que cayo como un fardo ahcia atras, apunte al siguiente y volvi a disparar con precision milimetrica, disparando a los enemigos que cargaban 4 tiros.

"Mierda... Eso no son buenas noticias..."

Le doy una palmada en el hombro a Martin, asintiendo en señal de apoyo. Acerco mi cantimplora a Karl, ofreciendosela para que beba. Despues trato de sentarme con cuidado, con el fusil entre los brazos, apretando los dientes. Sin demasiado interes, reviso mi uniforme, llenos de polvo, suciedad y agujeros. Mecanicamente sacudo un poco la pechera, y soplo sobre la insignia negra que luzco sobre la solapa...

"Hemos tenido mucha suerte de salir vivos... Tendria que haber ordenado la retirada en cuanto nos descubrieron... Joder"

Frustrado, me agarro la cabeza con fuerza, zangoleando nervioso.

Bueno... ¿Y ahora? ¿a esperar? Menuda misioncita que teniamos señor... menuda... dice Karl mientras bebe un sorbo (solo uno) de la cantimplora de su compañero.

¡La madre que los...!

Ante la carga enemiga sólo puedo hacer lo único racionalmente -e irracionalmente- correcto: apretrar el gatillo del subfusil. De izquierda a derecha en un arco horizontal intento alcanzar a todos los que pueda, pero la suerte no está hoy conmigo, y mi poca destreza con el subfusil me juega una mala pasada, otra vez. Ha llegado el fin de la batalla, el combate cerrado y el cuerpo a cuerpo. No hay que dudar al golpear, con el subfusil si es necesario, sólo espero que ellos no tengan la bayoneta.

Pero lo dudo mucho.