Partida Rol por web

Karl abate al soldado herido que intentaba refugiarse tras el antiaéreo de un disparo certero. Ambos oficiales entran en la fortaleza mientras Hastings intenta eliminar a su oponente sin éxito. El y su enemigo intercambian disparos de pistola con la oscuridad reinante en el patio impidiendo acertar adecuadamente. Por fortuna Martin se orienta por los fogonazos para apuntar con su subfusil y acabar con el polaco de una certera ráfaga. Hastings suspira agradecido. Ha estado muy cerca.

La quietud y el silencio duran sólo unos segundos. Se escucha un nuevo disparo de rifle y veis a Karl caer al suelo desde su posición en la almena junto a Martin. El otro polaco ha logrado un blanco e impactado en el brazo derecho de vuestro camarada. El rifle de Karl cae al suelo con un chasquido mientras vuestro compañero se echa al suelo agarrándose su ensangrentado brazo.

Dirck abre la puerta y dispara una ráfaga hacia el interior por si hubiera enemigos apostados. Sin embargo, el primer tramo de escaleras está vacío y sus balas agujerean la pared inocentemente. Las escaleras están construidas con cemento y no tienen barandilla. Dos tramos más abajo se vislumbra un pasillo. Ambos oficiales llegan hasta el primer descansillo sin encontrar oposición. Pero entonces, escuchan voces gritando en polaco que se acercan hacia las escaleras.

Busco cobertura y apunto mi subfusil hacia las voces.

-Teniente, prepare una granada, yo les haré que se cubran con fuego de cobertura, entonces, lance la granada....- Le aconsejo al teniente poniendome en posición....

Con el subfusil en la mano miro un momento, no más de una décima de segundo los agujeros de la pared. Balas malgastadas, pero más vale prevenir que curar, y a estas horas todos los polacos de la fortaleza saben que estamos aquí, aunque ignoran cuántos somos.

Eso es Kruger -le digo mientras saco una granada. Desenrosco el seguro, tiro de la cuerda, espero un segundo -o lo que me parece un segundo- y la lanzo hacia el otro extremo del pasillo. Nadie podrá devolverla. Agarro nuevamente el fusil y agachándome lo apunto al frente.

El ultimo disparo me sorprende e, inconscientemente, agacho la cabeza... "Mierda... pensaba que Hastings se había cargado al último... ¿Donde se esconde...? No puedo verle..." Apoyado contra la pieza de artillería, hago gestos a  Martin, para que me informe del estado de Karl... "Necesito que este en condiciones de armar los explosivos... Joder..." Por un instante, siento asco y dudas de mi mismo... "Un compañero esta herido y yo solo pienso en la misión..." Noto como la bilis me llena la boca... "Pero si no volamos estos trastos, su herida no habrá servido de nada y muchos mas pueden morir..." Frunzo el ceño y entorno los ojos, tratando de localizar mi fusil para abatir al francotirador.

Cuando todo parecía despejado, dejo el paquete con explosivos junto a Rudolf, de pronto más disparos y Karl cae abatido, no parece mucho, pero casi no se puede ver.

- Ánimo muchacho, que seguro que no es nada, además, todos tenemos que recibir nuestra ración de plomo.

Con el subfusil disparo dos ráfagas en la dirección del polaco (22,12), esperando cuanto menos ahuyentarlo y poder observar mejor las heridas de Karl. Habrá que darse prisa, en cuanto eliminemos a este, habrá que inutilizar los antiaéreos antes de que esto se llene de polacos.

Hans lanza una descarga hacia el pasillo mientras el teniente prepara una de las granadas. Lanza el proyectil hacia el hueco, al corredor y espera durante unos segundos. La explosión es ensordecedora en un entorno tan cerrado y hacia vosotros llega una nube de polvo y humo. Después, cuando se despeja, escucháis atentamente pero no se oye ni un sonido.

Al ver que fallo mi disparo, salgo corriendo tras mis dos oficiales. En el sprint echo mano de mi fusil que lo llevaba con la correa a la espalda. Busco a mis compatriotas, con los cinco sentidos en alerta.

Silencio, el más preocupante de los sonidos de la guerra. Cuando nada suena alguien muere. Optando por no forzar demasiado la moral del oficial Kruger -aunque él debería dar ejemplo como parte de la Guardia Especial Nacionalsocialista- observo el sentido único del corredor. Sólo pueden pasar por aquí, si fuéramos tres alguien podría quedarse aquí y vigilar.

¿Cuántos cree que hay al otro lado? Deberíamos descender y capturar al coronel, pero ahora estamos solos. ¡Maldita sea, ¿dónde está Hastings?!

Estúpida tropa desobediente y desleal, si hay más individualistas nos va a costar la maldita guerra, y los polacos son el enemigo más débil de Europa.

¡Kruger, vaya a buscar refuerzos! Yo me quedaré aquí por si aparecen más polacos.

-Si teniente.- Contesto cuando me manda a por refuerzos, justo cuando salgo, entra Hastings... -Dónde estabas?- Pregunto con una ceja levantada. -Anda vamos, que tienes al teniente contento...- Le comento al soldado mientras volvemos donde el teniente.

-Señor, aqui esta Hastings. Iré a investigar adelante...- Comento apoyandome en la pared, cambio el cargador y avanzo, semiagachado y buscando siempre coberturas y apuntando hacia adelante, hacia por donde deberian venir....

Respirando fuertemente tras el sprint, llego donde estaban mis oficiales. Asiento a las palabras de Hans y me excuso ante el teniente:

- Lo siento teniente, estaba acabando con un centinela. Ya estoy aquí, que quiere que haga, señor?

Me apoyo en la pared para descansar un segundo, mientras contesta el teniente. Con una mirada rápido, observo mi alrededor y me pongo a cubierto.

¡Ya era hora! Aunque el panorama en el exterior no sea muy bueno no hay que olvidar nunca los planes de batalla. Cada soldado debe cumplir las órdenes.

Señalo al oficial Kruger que avanza y después a mí. Esas son las órdenes.

Cúbranos, hay un grupo de polacos en ese lado, deme una de sus granadas. Vamos a hostigarles hasta que mueran.

Mientras tanteo a ciegas, tratando de evitar que me peguen un tiro y encontrar mi fusil, alguien dispara una ráfaga de subfusil. Otra ráfaga corta el aire un instante después, arrancando pedazos de yeso y piedra de un punto del parapeto opuesto. A la luz de los destellos, puedo ver una sombra uniformada que se esconde y mi fusil... "Dios santo... ya lo tengo." "Maldita sea ya se donde estas... y voy a por ti" Me desembarazo del resto del uniforme polaco y amartillo el fusil, preparándolo para la acción. Calo la bayoneta y avanzo agachado, en busca del ultimo enemigo. Cuando llego a la altura de mis hombres, les susurro unas ultimas instrucciones... "Martin. Karl. Voy a por el. Ustedes tienen que completar la misión y destruir esas piezas. ¿Cree que esta en condiciones de hacerlo, Karl? Martin, encargese de cubrir a Böhm mientras prepara los explosivos y ayudele en lo necesario. Suerte" Despues de darle una palmada al soldado Böhm y vuelvo a mi tarea, avanzando lentamente con el fusil apunto para disparar...

Martin ve caer a su compañero y se agacha junto a él para cubrirse. Con el subfusil preparado ve como una silueta oscura se camufla junto a una de las almenas. Tras de él, ve a Rudolf deslizarse sigilosamente con el rifle listo en dirección al polaco. No quiere esperar a que su oficial se exponga demasiado, así que aprovechando un descuido del soldado polaco, que se incorpora levemente desde su escondite, dispara varias ráfagas con su subfusil. Se escucha un grito ahogado de dolor y el polaco cae de la almena al duro suelo de más abajo.

Hans abre la marcha bajando las escaleras en dirección a la entrada del pasillo. Tras de él va Dirck y cerrando la marcha Hastings. El oficial de las SS levanta el brazo al llegar al pie de los escalones indicando al resto que se detenga. Después, asoma la cabeza despacio para seguidamente retirarla a toda velocidad cuando varios disparos de fusil hacen saltar trozos de piedra de la pared.

-Lanzar una granada... estan apostados en el pasillo, utilizando puertas a modo de cobertura...- Susurro en alemán a mis compañeros, suspirando al ver saltar cachos de pared por los disparos, con el corazón acelerado de adrenalina....

-Uffff....- suspiro aliviado de que no me hayan dado. Suelto una rafaga para hacer que se escondan, y no vean la granada hasta que les caiga encima a punto de explotar...

Es ideal, hagamos que les llueva plomo hasta que llegue la explosión.

Hastings, lance una granada, yo haré fuego de cobertura.

Asomo el subfusil y sin ni siquiera apuntar a nada vacío con furia todo el cargador sobre los polacos. ¡Ra-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta! El retroceso es absolutamente increíble y mis esfuerzos por mantener el cañón enfocado no son fructíferos; pero el objetivo es el esperado, pues ningún polaco se atrevería a asomarse con tal lluvia de balas.

¡Eso es!

Retiro el cargador y busco uno nuevo para reemplazarlo.

Ante la orden inesperada del teniente solo me queda responder un:

- A la orden!

Mientras el teniente empieza con el fuego de cobertura, saco precipitadamente mi granada, giro el mango y la lanzo como puedo a la barricada de los polacos. Acto seguido me escondo otra vez. Un suspiro permite relajarme para coger de nuevo el fusil y estar preparado para el combate.

Las balas surcan el espacio buscando a su objetivo casi por instinto, apenas una silueta mal definida iluminada debilmente por los disparos que realiza. El grito y el golpe del soldado contra el suelo me reconforta, ha sido un disparo afortunado. Parece que ya no hay oposición por el momento.

- Karl, ¿qué tal te encuentras?. Hay que destruir estos ahora que podemos. Digo señalando los antiaéreos. Cuelgo el subfusil a la espalda y me tiendo junto a él preparando nuestro botiquín de primeros auxilios. - A ver cómo está esa herida. Cruzo mentalmente los dedos para que no sea demasiado, nuestro oficial de enlace con las SS, parece el más experto en curar heridas, pero está fuera de nuestro alcance.