Partida Rol por web

Señores, entremos.

Lista la pistola, en la que soy bastante más diestro que en el cuchillo, sigo a Hastings hasta la puerta del complejo. Es evidente que buscamos al coronel un poco a ciegas, sin saber exactamente dónde está, pero confío en que esté dormido en su habitación, y que haya un cartel que la identifique, con que ponga su apellido la encontraremos, o sino la que más categoría tenga, o sino ya lo averiguaremos.

¿En qué hora decidí alejarme del frente? Allí todo es mucho más sencillo.

Rudolf, vestido con las ropas polacas sobre la suyas, regresa a las almenas pasando al lado de Martin. Su objetivo es el otro soldado que vigila el foco. Se acerca hacia él y le posa la mano en el hombro, como si fuera un compañero de relevo o para mantener una conversación. Su amable gesto se transforma en uno de hostilidad cuando el brazo que empuña la bayoneta se hunde varias veces en el cuerpo del soldado. Rudolf le sostiene durante un momento antes de dejarle cuidadosamente en el suelo, como si estuviera descansando.

Martin sigue con rifle listo, preparado para barrer el patio si saltase la alarma. Hastings encabeza la marcha para entrar en el fortaleza seguido del teniente y el oficial de las SS. Cuando Hastings gira la esquina, empuñando la pistola y el cuchillo, se detiene dando el alto a los oficiales. Un guardia polaco se encuentra cerca de la entrada de la casamata y podría descubrirles.

Karl sonrie ante las habilidades de sus compañeros. Todo sea por el nacionalsocialismo...

Dejo caer al soldado polaco inerte con cuidado, apoyandole la cabeza sobre sus brazos, como si estuviese dando una cabezada. Noto los latidos de mi corazón golpeando con fuerza en mis sienes... "Madre de dios... he... he... he matado a dos hombres... cuerpo a cuerpo... tranquilo... tranquilo Rudolf... tengo que seguir... maldita sea, ¿cuando atacaran estos cabrones? ¡¿El teniente pretende que gane la guerra yo solo?!" Mantengo mi posición mientras cuento mentalmente hasta doscientos, moviendo el foco a derecha e izquierda de forma aleatoria e indolente... tratando de decidirque curso de accion tomar...

"Se que estoy tentando la suerte... Dios mio... sacame de esta... perdoname por mis pecados..."

Bien, parece que Rudolf quiere traer un uniforme sin agujeros, menos mal, el del último desdichado daría mucho el cante. Quedan menos de ellos, esto marcha.

Tras dar el alto, me acerco unos pasos hacia el centinela sigilosamente y a la que puedo me lanzo sobre el, cuchillo en mano para apuñalarlo. Depende de los movimientos del polaco, le apuñalo en la barriga o el pulmon, o bien voy a cortarle el cuello, lo que me resulte más fácil. Siempre, sin olvidarme de taparle la boca.

Karl se coloca junto a Martin en lo alto de la almena para proporcionar apoyo a su compañero si llegase el caso de necesitarlo. Rudolf vuelve a bajar al patio con la confianza que le da el haber eliminado ya a dos de sus enemigos. Parece que la treta del uniforme polaco da resultado. Hastings por otra parte, decide también intentar quitar de enmedio a otro guardia antes de bajar a los pisos inferiores de la fortaleza. Así que da un rodeo intentando pillarlo por el otro lado.

Hasting desenfunda su cuchillo y se acerca por detrás al guardia. Le tapa la boca con la mano  e intenta apuñalarlo, pero el guardia se revuelve y el golpe destinado a perforar un pulmón va a parar a uno de los brazos del polaco, haciéndole un gran corte. Los dos hombres forcejean y el soldado polaco logra soltarse y lanzar un grito de alarma a la vez que intenta sacar la pistola. Los guardias del patio empuñan los fusiles y corren hacia la posición de Hastings. El otro guardia que está manejando el último foco, lo gira en dirección al patio iluminándolo en su totalidad.

Oigo los gritos y deduzco la situación: el factor sorpresa se ha ido al infierno y ahora habrá que combatir a disparos.

¡Fuego! ¡Fuego!

Me agacho, aún con el cuchillo y el subfusil en la mano, agarro el cargador con la mano que sujeta el cuchillo sin preocuparme sobre si me corto con él y lanzo una ráfaga sobre el polaco a la derecha de Birnbaum, intentado eliminarlo antes de que asesine a nuestro compatriota. La buena iluminación facilita que los disparos sean certeros, e impactan al sucio primitivo.

¡Rapidez!

¡Matadlos a todos!

Paso a paso acerco al centinela polaco hacia la posición donde esperan mis hombres. Mi ferreo abrazo y el cañon de mi automatica sobre su estomago, me garantizan la momentanea colaboracion del muchacho. En ese instante, el estrangulado grito que rompe el silencio, precipita mis acciones...

"¡¡Got im Himmel!!" El centinela me mira asustado, puedo ver la expresión de suplica en sus ojos... y como la luz de la vida se apaga en ellos despues de que le disparo dos veces a bocajarro... "Pobre muchacho..." Dejo que se escurra inerte, mientras corro a esconderme tras el antiaereo. Acuclillado tras el, saco una de mis granadas y me apresto a lanzarla contra los centinelas polacos que montan guardia entre los cañones...

Mierda, ya nos han descubierto, por lo menos, hemos dado cuenta de alguno. Lanzo granada a los 20.3 y 19.1

Ataco de nuevo al polaco, esta vez con la pistola, que la tengo en la otra mano.