Partida Rol por web

A cada segundo que pasaba la cosa se iba volviendo más caótica, y lo peor de todo es que no tenía ni una gota de alcohol en el cuerpo. Demasiado para soportar a todos estos locos.

Avanzó hacia la puerta abierta, evitando el centro de la sala, un extraño ruido le alarmó cuando Patitas pasó por allí.

-Por todos los infiernos... ¡Zala ha domado al infame anfibio!-

-Idiota, una rata es un mamífero...- rezongó mientras seguía su camino.

Llegó a la otra puerta y se asomó. A un lado las escaleras que tanto buscaba Ojito, al otro una puerta que a todas luces le daría acceso a la entrada de la torre y posiblemente al huerto. Aunque era una puerta bastante grande... trataría de abrirla.
 

-Idiota, una rata es un mamífero...- rezongó mientras seguía su camino.

- Anfizio o mazifelo ira a la parrilla jojojo, eso si luego de ataglo. ¡Vamosh rojo, vamosh! – El gran ZalaConanelDestructor arenga a su compañero para disponer pronto del roedor antes que otro decida adoptarlo como mascota o donarlo a una entidad protectora de roedores desamparados o sin cobertura social…infinitas posibilidades….
 - ¡Shiii…que hable pfrimedo! – Agrega para Dayna 

aprovechando que no hay nadie me meto en el baúl y me acuesto a dormir...

Mientras los Lutines conversaban endiabladamente sobre la dichosa rata, continúo buscando en las estanterías algún libro de mi interés. Por ejemplo algo de alquimia, se me daban demasiado bien las pociones y tenía ganas de hacer un poco de lío, mezclando ingredientes o revolviendo el caldero soltando algún que otro moco al pasar. - Ohhh mis horas de cocinera... Cuánto las extraño. - pienso alzando una mano y colocándola sobre mi cabeza a modo de princesa apenada. 

Estaba completamente en mi mundo porque los caballeros, en especial el de mi armadura draconiana, quien gustosamente había recibido mi pañuelo como muestra de gratitud y puro amor, es quien ahora planea un banquete. - Ohhh Zalacocinero, serías tan amable de preparar algo rico para tu Reina, tengo mucha hambre y no me basta con comer los hongos de mis pies. ¡Maldita vida de esclavitud! - refunfuño en solitario haciendo algunos movimientos con mis brazos, obviamente para llamar la atención de los lutines, que se peleaban por si era mamífero o no sé... Vamos, había una chica entre ellos y pensaban en la rata. -Asquerosos superficiales. - escupo entre dientes.

Gollum se hace sitio entre los bártulos hasta que por fin consigue encontrar un recoveco donde coloca algunas cosas para fabricarse una especie de lecho blando, se tumba sobre él y cierra las puertas tras lo cual, se acuesta y a dormir.

Zala ata a la rata sin ninguna dificultad ante la atónita mirada de Danya, asombrado por su logro. Atada esta, el lutín joro intenta interrogarla, pero no reacciona. Sigue dormida como un tronco.

Algorímedes comprueba que no hay de momento, ni rastro de la alfombra voladora. En lo que respecta a Gollum, nadie lo ha visto entrar en la habitación.

Batracius y Bonnie se concentran en revisar las estanterías en busca de material interesante pero para su decepción, comprueban que los volúmenes que están allí carecen por completo de interés. Alguno no tiene siquiera más que las tapas.

Por suparte, Bill se adentra en la habitación contigua, que parece el vestíbulo principal y se dirige a la puerta de su derecha, Esa enorma puerta de madera de doble hoja. Intenta abrirla sabedor de que con aquel tamaño lo normal seríoa intentarlo entre dos o tres lutines. Por cierto que por debajo de la puerta, se han colado algunas cartas. Concretamente cuatro. Una ha quedado a medio camino y el resto, están por ahí tiradas y sin abrir.

haciéndome un lugar cómodo me dispongo a dormir una o dos horas hasta la hora de la cena que me toque ir a preparar la cena...

-aaasshhhh ssshhh ZZZzzzzzz... bosteza placido para descansar satisfactoriamente...

Bill se acercó a la enorme puerta. Era realmente grande, la más grande que había visto nunca. Incluso aquella vez que acompañó a su amigo Tronchasillas a ver al mismisimo primo del secretario de un gran amigo del encargado de limpiar la caseta de Cerbero.
Tiró y tiró... tanto que se puso rojo como un tomáte, pero había manera de abrir aquella malita puerta.
Agotado se apoyó en la enorme hoja y, ésta se abrió sin dificultad hacia afuera, dejando al lutín sentado en el suelo con cara de bobo.

Aprovechó para gritar: -¡Patitas, aquí tienes tus cartas!- y se levantó de nuevo con la intención de salir al exterior.

Batracius había conseguido revisar varios de los volúmenes apilados en las estanterías, pero carecían totalmente de interés. No había tampoco ni rastro de las cartas por la habitación, a simple vista. Avanzando por la estantería se encontró de bruces con Bonnie, que también parecía estar cotilleando los libros.

La autoproclamada reina de los lutines (la monarquía no le parecía un sistema apropiado de gobierno y él desde luego no la había votado) ocupaba practicamente todo el ancho de la estantería.

Ugh, deja paso, maldita sea. -resopló Batracius.

-¡Patitas, aquí tienes tus cartas!

El grito, que provenía de la siguiente habitación, le puso al fin una sonrisa en la cara.

¡Excelente! ¡Voy! -dijo, saltando de la estantería y dejando allí a la lutina con su mismidad.

En su rodeo, lejos del atajo de locos de atar, Trunxky se queda con una de sus patas al aire cuando escucha un sonido de engranajes funcionar... Su ojo se pone sobre la sección del suelo que pisó Batracius en el centro de la sala... para acercarse y examinar con atención la sección central de la habitación, tanteando el suelo antes de seguir pisando y cargar su peso.

-si aquí está la trampa, esta debe estar desarmada... pero por si las moscas...

La existencia del gran Zalacheffzito por momentos tomaba senderos misteriosos. Primero había sido un gran heroe anti trampas y caballero cazador de Ratagon, ahora era tan solo un parrillero de cuarta solo que el no pensaba en cocinar porque el era el cazador, y el cazador no cocina.

- Za va, Za va! ¡A buzcar una zimenea, una padiya y lenia! - responde a la Reina en desgracia de los lutines y agrega algo mas a su Sancho panza lutinezco (si, ese de rojo) - ¡Vamoz a poh lo enzerez de cozina! ¡yum! ¡yum! -

Estaba buscando en los libros algo de mi interés cuando Batracius me hace a un lado de forma grotesca. - ¡Hey! Lutin asqueroso como te atreves a empujarme. ¡A mi! ¡Yo soy la Reina de los Lutines! Pedazo de bicho verde y feo. - bufó con toda la voracidad que puede tener alguien con mi nivel para luego intentar darle una patada en la entrepierna, si es que tiene algo, a modo de poner en orden la situación porque nadie se comporta de esa forma con la Reina. 

Una vez que la ira se aleja de mi ser, regreso a mi estado normal luego de cinco respiraciones profundas y negando con la cabeza me dirijo hacia donde se encontraba Zala y Danya con la rata. - Muy bien, nos pondremos con ello. Uds... Muevan y ayuden al caballero vestido de dragón. Es una orden de su reina. - afirmo con total soberanía mientras espero que los Lutines me obedezcan. 

-Pero... ¿Qué hay de las demás ratas de la colmena?- el caótico demonio rojo no había oído nunca de una mazmorra, torre o restaurante chino con menos de una docena de ratas, ya no digamos con solo un triste ejemplar de estos atroces reptilianos. Pero ahora tenía una idea para maximizar la producción de cena mientras buscaban al resto de los enemigos.
-Cuando consigamos una buena estufa dejamos al prisionero para que se chaumusque mientras buscamos otras ratas para agrandar la orden y que el jefe nos de un aumento...¿Aquí de dan aumentos, no?-

Con una combinación perfecta de fuerza y mañana, Bill consigue abrir sin mayor problema una de las enormes hojas de la puerta principal de la torre. La luz del atardecer penetra en el vestíbulo tiñéndolo todo de naranja. Afuera en efecto, se encuentran los jardines de la torre y más allá, el foso. 

El aviso de Bill atrae la atención de Batracius que acude a su llamada esquivando a Bonnie. Sobre el suelo del vestíbulo hay varios enormes sobres, tamaño estándar humano. Alguno parece haberse manchado de tierra e incluso está algo rascado. Probablemente quedó atrapado debajo de la puerta.  

Zala por su parte, portando a la adormilada rata con cuidado para que no despierte, intenta buscar una chimenea. El trabajo es arduo, pues la rata es casi tan grande como él. Lo cierto es que en la sala de Lutines no había ninguna chimenea, ni estufa ni nada parecido. Tampoco en la sala contigua ni en el vestíbulo. Tendrían que adentrarse en la zona desconocida de la torre para seguir buscando. Bonnie, dirige la operación.

Danya por su parte, rastrea la zona en busca de más ratas. 

Algorímedes sigue pensando en subir las escaleras. Sus intentos por conseguir la cooperación de sus compañeros parecen ser infructuosos ¿Decidirá subir él solo aquellas escaleras adentrándose en el interior de la torre o seguirá esperando?¿Desistirá quizá en su intento?

Trunkxy comprueba la baldosa central de la habitación y en seguida se da cuenta de que en efecto, la baldosa oculta una trampa. Una trampa tipo foso de lo más burdo. Aquella estantería servía de cebo para aquellos codiciosos que para alcanzar sus tesoros, tendrían que atravesar por esa baldosa. Al final resultaría que aquellos tesoros no serían más que baratijas y en su persecución, el incauto ladrón caería al fondo del foso. El problema es que la trampa parece que se ha estropeado. El resorte que la activa está roto. Podrías arreglarlo, pero necesitas un muelle y un par de goznes, pues al romper el muelle, uno de los goznes se ha vencido y la baldosa no encaja bien. En definitiva, que la trampa salta, pero el muelle no funciona y la baldosa no se abre, como debería. 

Del que no se ha vuelto a saber nada es de Gollum ¿dónde se habrá metido ese granuja?

Gollum se echa a dormir plácidamente. ¿Qué soñará Gollum?

- ¿Muchachos, alguien sabe algo de Gollum? Dijimos de encargarnos ambos de la alfombra mágica y el tipo ha desaparecido.

Algorímedes mira a lo alto, por donde sube la escalera de caracol hacia la oscuridad del primer piso. Estaba oscuro, silencioso, quieto e inquietante.

- Muchachos, en serio, esto está muy lúgubre y no creo que yo solo pueda dar con la alfombra.

-Pero... ¿Qué hay de las demás ratas de la colmena?-

¡Poiz zi hai maz hademos un baddil de rataz en zalmueraz! ¡Abriremoz unz deztaudante al pazo! – Zalakanosemeocurrenada vociferaba incoherencias sobre un fructífero negocio de comidas al paso donde la principal materia prima seria la carne de roedores, aunque la realidad distaba mucho de aquello. – ¡Naha de ajumentoz, zedemos nuestros propioz jefez! ¡Muazua zua zua zua! – y como si fuera pozo el lutin festejaba su locura con Danya antes que este se fuera en búsqueda de mas roedores.

Entonces Zala encabeza la expedición hacia la zona desconocida de la torre, siempre en búsqueda de un sitio donde asar a la rata. La “reina de los mocos” le sigue pero en su caminata se cruzan con Algorimedes que habla sobre oscuridad, cosas lúgubres y otras yerbas. - ¡Pfffzzzz…. Zilenzio hedeje! ¡Vamoz todoz! – responde el lutin disfrazado de dragón antes de ir hacia lo desconocido.

Batracius se dirigió, decidido, hacia la puerta principal en el vestíbulo desde donde Bill había proferido el grito.

Gracias por el aviso Bill. Es refrescante ver a alguien decidido y competente entre este hatajo de haraganes... Cuando termine con esto quizás pueda ayudarte con alguna de tus tareas. -conversó mientras recogía los sobres desperdigados por el suelo.

Vale... factura, factura, carta del dentista, factura, carta del Conde Lucanor... -musitaba para sí mismo mientras dividía la correspondencia en dos montones, sentado en el suelo. Uno con las facturas, que eran para tirar, y otro con el resto de cartas, que ordenaría después.

-De nada Patitas, ha sido un placer- dijo el barrigudo lutín con una reverencia. El hecho de haber sido capaz de abrir la puerta le fastidió en cierto sentido, ¿alguien decidido y competente?, a éstas horas no debería ser capaz ni de quitarse los pantalones.

-¡Ah!, maldita sobriedad... ¿Quién puede vivir así?- pensó para sus adentros decidiendo que en cuanto tuviese la oportunidad echaría un buen trago al gaznate. -En cuanto a la ayuda, siempre es de agradecer. Si te interesa, me podrás encontrar fuera, en el huerto. La invitación es extensible a todos, no os cortéis-.

Dicho esto y girando sobre sus talones, salió al frescor del atardecer.

Siguiendo los pasos de Zala escucho al pasar los comentarios del bicho feo verde y de Bill, cuando dijo Hortalizas no dudé en detener mis pasos y gritar. - Caballero, Zala, él sabe donde están las verduras para la rata. Sería tan amable de acompañarme en esa noble proeza, además será riquisisima con un mix de hortalizas y su detalle en la cocina. Soy una reina y deberás aceptar mi propuesta. - nunca estaba de más imponer mi rol superior entre los lutines, no vaya a ser que se tomen confianzas que no se han ganado. 

Y sin más que decir, persigo de cerca a Bill Barril relamiéndome ante la idea de comer algún tomate al pasar.