Partida Rol por web

Martín algo pensativo tras la lectura de la chica neuras (Robyn), comenta:
-Visto lo visto habremos de prepararnos para una épica aventura- Martín se quita la boina, se repeina la cortinilla para tapar su calva y se vuelve a poner su boina- Confío que no sea la última aventura... ¡sabed que he tenido muchas! Una de las mejores en un burd...- se detiene, mira a todos y les sonríe animado. Tras ello alza la voz haciendo aspavientos con los brazos y comienza a hacer cuentas los dedos -Tenemos un billete de ida al mausoleo de los dioses. En todo mausoleo hay riquezas... Eso es bueno. Pero lo de los guardianes, eso... Eso no suena muy divertido, luego eso es malo... Tengo que dejar a mis animales aquí, también es malo... Pero seguro que en ese sitio vemos a diosas fabulosamente hermosas, que es algo muy pero que muy bueno...- se limpia un fino hilillo de sangre de la nariz- Además, tenemos que salvar el mundo, que se supone que es algo bueno... aunque el mundo... Bueno el mundo no sé si es bueno o malo... En fin, ¡vamos a visitar ese lugar reservado a los más píos, ver a las bellas diosas, llevarnos algún botín y salvar al mundo! ¡Quién se apunta!- Corriendo hacia su carreta- ¡Voy por mi Mithril!

Mientras remueve todo tipo de trastos y cacharros de la carreta para buscar su coraza: - De otra vida recuerdo que siempre que se mata a un Dios es mejor que lo haga otro por tí. Vaya, que hemos de cargarle el mochuelo a otro y llevarnos la gloria nosotros.- me giro- es una técnica básica de comerciante.

El Mausoleo de los Dioses es un lugar mítico donde supuestamente las deidades acuden a desembarazarse de sus poderes divinos. En su interior se halla la Puerta de las Nueves Llaves, que solo se abre ante el tacto de una divinidad, y cualquier dios que toque la puerta para entrar ve sus poderes instantaneamente suprimidos y se vuelve temporalmente mortal. Al otro lado de la puerta se alza el Arco del Lethée, donde un ser conocido como Muerte de los Dioses aguarda para dar la bienvenida a la deidad en su último viaje. El dios debe desprenderse voluntariamente de sus poderes y transferírselos a la Gema del Olvido antes de cruzar el arco y trascender.

Escucho la lectura de Robyn mientras me agacho para examinar con desagrado la vieja daga.

-¿Es una broma? ¿Cómo va a matar a ningún dios este cuchillo para despellejar conejos? -pregunto, al tiempo que balanceo entre mis grandes dedos la hoja mellada del arma con evidente desprecio- Polidoro piensa que es un chisme inútil de esos que llenan el carro del amigo Martín. Si alguien la quiere, que se la quede, Polidoro matará dioses con su fiel martillo.

Me causa cierta sorpresa que el habitualmente enérgico enano se muestre tan reacio a emprender esta aventura y eso me hace sospechar que tal vez yo esté siendo demasiado optimista respecto a nuestras posibilidades. Habitualmente dejo que sean Helshara y Robyn, mucho más prudentes que yo, quienes me aconsejen antes de tomar una decisión drástica, pero confieso que me siento tentado a aplastar el diamante en estos momentos sólo por el placer de embarcarnos en una misión tan atípica.

-Polidoro ha matado muchos goblins, elfos oscuros y hasta un dragón. ¿Pero dioses? Polidoro nunca ha tenido la suerte de ver qué ocurre cuando muere un dios.

No te preocupes por ello, poderoso Polidoro, te cederé ese placer encantado- Añade Martín- La daga está vieja y mellada, pero tiene un gran poder mágico oculto. Se parecen un poco a mí, ¡le podemos llamar la Ruina de Martín!-Martín imagina que la daga es poderosa a razón del sobresalto que se ha llevado la joven neurótica, pero aún no la ha inspeccionado. Mientras Martín sigue buscando en su carreta y se ensueña y se sonríe pensando que Robyn es de esas mujeres que pierden mucho cuando hablan o interactúan con uno.  Robyn es como una fiera salvaje, son hermosas pero hay que observarlas de lejos. Martín ceja en sus pensamientos cuando encuentra la coraza. -Perdonad el retraso. Ya he encontrado lo que buscaba. Ahora viene lo bueno: he hecho memoria y ésto es lo que he podido recabar de los libros leídos, y de las historias oídas en templos, caminos y tabernas. Aviso, ¡mi memoria no es la que era!

Martín deja un pequeño silencio para ganarse el aspecto de sabio misterioso. Él sabe que ésto es necesario, pegarse el moco te deja margen a cometer unos cuantos errores antes de que el resto se dé cuenta de que vas de farol:

-El Mausoleo de los Dioses es un lugar mítico donde supuestamente las deidades acuden a desembarazarse de sus poderes divinos. En su interior se halla la Puerta de las Nueves Llaves, que solo se abre ante el tacto de una divinidad, y cualquier dios que toque la puerta para entrar ve sus poderes instantáneamente suprimidos y se vuelve temporalmente mortal- Respira y sonríe a sus interlocutores -Al otro lado de la puerta se alza el Arco del Lethée, donde un ser conocido como Muerte de los Dioses aguarda para dar la bienvenida a la deidad en su último viaje. El dios debe desprenderse voluntariamente de sus poderes y transferírselos a la Gema del Olvido antes de cruzar el arco y trascender.

-¡Chavales! ¡Tenemos un trabajo duro en adelante!... Además, aviso, ninguno debe pretender asumir los poderes de la gema, pues no sé lo que pasará, imagino que ninguno de nosotros está preparado para recibir tal conocimiento, ni nuestros cuerpos asumir tanto poder. Tengo casi total seguridad que cualquiera de nosotros morirá en este supuesto escenario.-Alzando la garrota y golpeando el suelo dos veces- No obstante, podría ser una solución de emergencia, nuestra última carta.

Rascándose la cabeza y pensando, Martín añade: -Sólo espero que esta gema que nos ha dado Azazel, si realmente se llama así, sea una gema para transportarnos al mentado plano. Se me ocurre, y espero no sean delirantes ideas de viejo senil, que ésta podría ser la Gema del Olvido. Espero que sólo sean pensamientos locos de viejo. Qué os parece si identificamos los poderes de esta gema, ¿no sea Azazel quién nos la esté colando?

yo revisaría todo, ya que todavía hay algo en esta historia que me tiene preocupado, como sino tuvieramos toda la información o algo que no vemos y lo tenemos delante.

digo después de oir lo dicho por Martín y que la idea de que pasa algo más me da vueltas hace rato

Helshara miró a Martín largamente. Identificar primero los objetos y actuar después. Era lo que ella había propuesto desde el principio. Soltó un hondo suspiro y cruzó las manos encima de su rodilla, preguntándose resignadamente por qué Martín se incluía ya en sus planes sin preguntarles siquiera.

-Antes habéis ofrecido vuestros servicios de teletransporte. ¿Por qué no los usáis para ir a buscar las perlas que necesitamos?

Por los efectos del conjuro de detectar magia, sabes que los objetos que tenéis entre manos son artefactos; al menos, uno de ellos y eso significa que ningún conjuro de identificar va a revelaros sus propiedades mágicas. Sin embargo, si la nota de Azazel es sincera, ya sabéis para qué sirve el diamante y para qué la daga.

El diamante y la daga deben ser artefactos, Helshara, y por tanto desafiar los métodos de identificación comunes -dijo Robyn con un deje de fastidio en la voz-. Nuestra mejor opción es que memorizaras una comunión y le preguntaras a Pelor si es esta la Gema del Olvido.

-¿Helshara puede hablar con su dios? -pregunto, rascándome la cabeza con evidente confusión-. Podemos ir a ver al dios de Helshara, pero el esqueleto ha dicho que el mundo se acaba mañana. Polidoro piensa que habría que destruir ese diamante y ver qué pasa.

Si lo que pone la nota es verdad, entonces tendremos la oportunidad de evitar un cataclismo. Si, en cambio, Martín está en lo cierto y esa piedra preciosa es la Gema del Olvido... Nunca he matado a un dios pero convertirme en uno... ¡Eso sería incluso más divertido!

Tanta conversación me da dolor de cabeza y la inacción me aburre. Mis amigos son buenos pensando pero en ocasiones puede faltarles un poco de empuje. Por suerte para ellos, me tienen a mí para incitarles a la aventura.

Mientras mis buenos camaradas discuten sobre cuál es la mejor forma de averiguar qué es la gema que nos ha dejado el esqueleto Azazel, yo cojo mi martillo de guerra y lo estrello contra el diamante. Solo por enfocar la investigación de la naturaleza de la piedra preciosa desde un punto de vista menos teórico, claro está.

Al ser golpeado por el martillo encantado del joven Polidoro, el diamante estalla en un millón de diminutos fragmentos brillantes como estrellas. El sonido es ensordece como si se tratara del detonar de una inmensa explosión y durante un instante todos quedáis ensordecidos por el ruido y enceguecidos por la luz de la gema al estallar.

En vuestras mentes tenéis la sensación de estar asistiendo al nacimiento de un nuevo mundo, o a la explosión primigenia del mismísimo universo.

Una vez que el resplandor se desvanece y el ruido se acalla, os encontráis los cinco en medio de un estrecho camino que en nada se parece a vuestra anterior localización. A cada lado del camino hay un precipicio de miles de pies con rocas al fondo. No hay rastro de la carreta de Martín, ni de sus mulas, su perro o el fuego que hace un instante iluminaba vuestro campamento. En el firmamento brillan constelaciones que os son desconocidas y cuya tenue luz alumbra un enorme edificio situado en la lejanía. Este edificio es la única construcción que se aprecia hasta donde alcanza vuestra vista.

Martín como si le costase un gran trabajo y estuviese haciendo un gran favor:

-Está bien...-Resopla- Usaré mis conjuros para teletransportarme a alguna ciudad con magos lo suficientemente sabios como para identificar el objeto, pero no lo suficientemente poderosos para mentirme o matarme por tales objetos.-Hace un gesto vulgar con su daga sobre su gaznate emulando su asesinato- Toda precaución es poca entre hombres de negocios... ¡Necios ambiciosos! ¿Osar matarme a mí! ¡El incomparable Martín!- viendo lo ridículo de su discurso se serena un poco- En este supuesto no estaría demás que alguno de vosotros me acompañase, y sabéis, que uno se emociona y se crece y no es tan grande como antaño... vaya, lo digo por si alguien me quisiese robar los objetos.

-Otra solución, que puede que convenza más a las mujeres, es traer yo aquí las joyas, que son el componente indispensable para el conjuro identificar.- Martín se detiene y mueve su garrota espasmódicamente señalando con un dedo mientras agarra la garrota a las chicas-¡No sé que tienen las joyas que tanto os gustan!... ¡Vaya! voy a alguna ciudad, esperemos tengan provisión de dicha mercancía, allí compro los componentes y las traigo aquí.

Aclarándose la garganta y soltando un gallo en un pañuelo:-¡Problemas! El viaje a largas distancias en tiempos tan reducidos es una ciencia muy compleja. ¡Por la sota de bastos!, que me puedo ir algunas leguas del lugar deseado... Pero sin riesgo no hay aventura... Y sin aventura no habrá mundo... Bueno, ya me entendéis.

-Joyas o identificación en la ciudad. ¿Alguien me acompaña?- Martín usa su mirada pícara más conquistadora con las dos acompañantes féminas.

mientras estabamos hablando,nadie le hizo caso a los razonamientos del giganton y sin verlo venir cogio su gran martillo y lo descargo contra la gran joya....

y de esas manera se demostro que era un elemento de teletrasportacion, por que al observar donde estabamos, no sabia donde coj.... era

Polidoro, grandullón          CUANTAS VECES TE HEMOS DICHO QUE NOS DIGAS LO QUE VAS A HACER ANTES DE PONERLO EN PRÁCTICA,  agarro el puño de mi hacha para poder empezar a tranquilizarme, se que no lo ha hecho con mala fe, pero es tan tozudo que a veces no se da cuenta de los lios en los que nos mete, por que se que es imposible pero por todos los dioses parece que tenga sangre enana en sus venas

bien, con más tranquilidad ahora que estamos aquí, por cierto no tengo ni puñetera idea donde estams y adonde hay que ir, tendremos que matar a alguien no?

Martín echa un vistazo a las alturas, se toma su tiempo y mira al gigante esperando encontrar la sonrisa revoltosa del niño travieso, el brillo en los ojos de aquel que se sale siempre con la suya:
-Ya estás más tranquilo... ¡Bien! Las siguientes joyas, cristales... En general toda cosa brillante y bonita...Todo lo que parezca mágico y caro: NO la rompas. NO pruebes a ver lo que pasa- Martín se ríe de la travesura del niño-grande. No puede contener la risa y sigue andando, como si supiera adónde va, aunque realmente no lo sabe-¡Al lío!

Ante la reprimenda del pequeño Tognus no puedo evitar esbozar una sonrisa entre divertida y de disculpa. También Martín me reprende a su manera pero él me conoce bien, es un viejito entrañable que cala rápidamente a las personas y sabe que lo he hecho sin mala intención.

No me he convertido en ningún dios pero igual he salvado el mundo de la inacción de mis amigos.

-Polidoro no sabe qué es mágico y caro pero intentará no romperlo -prometo con fingido aire de inocencia antes de señalar con el dedo al edificio que se ve a lo lejos-. Tal vez podríamos ir allí y preguntar si alguien ha visto a ese esqueleto perverso.

-Ah sí, por ahí... Sí, sí. Sin mi cucharadita de poción de la mañana a veces me desoriento un poco. Je, je- Martín sigue las indicaciones del gigante.

Helshara nunca maldecía. Pero estuvo a punto de hacerlo cuando Polidoro hizo añicos el diamante.

La magia que Azazel había descrito en el pliego de papel los teleportó a un desfiladero que llevaba a una enorme estructura que se recortaba contra el horizonte. El Mausoleo de los Dioses.

Helshara perdió el resuello. Le hubiera gustado tener más de tiempo para hacer planes y preparativos, pero Polidoro lo acababa de mandar todo al infierno. Se agachó junto a los restos del diamante y los recogió.

-Nos has puesto en peligro a todos, Polidoro. No sólo a nosotros. A todos los mortales. Tratando de precipitar los acontecimientos, has podido retrasarlos. Te ruego que, de ahora en adelante, antes de actuar en temas de magia, reflexiones.

Lanzó un hondo suspiro y liberó su maza del cinto.

-Supongo que no tiene sentido darle vueltas a lo que no puede ser cambiado. Venid, recibid la bendición de Pelor.

¡No! -gritó Robyn cuando vio a Polidoro hacer su martillo.

No le sirvió de nada. El gigante hizo pedazos el diamante, enviándolos a un extraño lugar dominado por aquel edificio al que los dioses iban a morir. El destino al que debían dirigirse para salvar el condenado mundo, protegido por guardianes que hasta el mismo Azazel prefería evitar. Genial.

¡Le pides mucho, Helshara! Reflexionar es demasiado esfuerzo para alguien que no sabe nada mejor que blandir un arma. Cuando tienes un martillo en la mano, todo el maldito mundo te parece un clavo -estalló la agente de los Ruiseñores-. En temas de magia, ¡simplemente escucha a los que sabemos y ten las manos quietecitas!

Se desinfló rápidamente y detuvo su reprimenda. 

Lo siento, Polidoro. No pretendía ser tan dura. Pero no vuelvas a tomar de forma unilateral decisiones que nos afectan a todos.

Robyn murmuró un conjuro protector y miró en derredor tratando de hacerse una composición de lugar.