Partida Rol por web

Ángela asiente.

- Estoy de acuerdo... - la joven abogada recorre con la mirada a todos y cada uno de los presentes - bueno, ¿quien quiere venirse conmigo? - pregunta sonriendo.

Me levanté con pesadez de la silla, después de hacerlo tantas veces.

-Yo iré con usted abogada- me ofrecí brevemente. -Cuando lo disponga, salimos-

Bueno, supongo que no puedo esperar que todos me elijais a mi antes que a la bella señorita, pero vamos hijos alguien tiene que venir conmigo me temo.

El tono jocoso del cura desprendia tranquilidad. Con una sonrrisa miro a los dos que quedaban. A ninguno le parecia agradar la idea de ir con un cura, pero Jose ya estaba acostumbrado a esto y por eso le quitaba hierro al asunto.

-Jeje, no se ofenda José- le dije con una sonrisa. -Aborrezco las iglesias, eso es todo. Prefiero interrogar a la gente- expliqué, para luego dirigirme a Ángela. -La espero afuera. Las ganas me están matando- me excusé sacando el paquete de cigarrillos.

Salí a la calle y encendí uno, dándole una satisfactoria pitada. Largué el humo con ojos cerrados, pasándome una mano por el pelo atado. Después del episodio de la foto, era mejor salir espabilado.

- De acuerdo Horacio... le prometo no tardar mucho.

La muchacha comienza a recoger sus cosas mientras sonríe por el comentario del padre José.

- Si nada lo impide, nos veremos a la hora de la comida en el casino, ¿me equivoco? - comenta mirando a los que quedaban en la sala.

- Padre, yo le acompañaré, si no tiene inconveniente... - Dijo con tranquilidad mientras apagaba su cigarro.

Después de escuchar todo lo que estaban diciendo, me decantaba más por el grupo que iba a ir a ver a los vecinos, tratar con curas no era mi primera opción precisamente.

Yo creo que acompañare a Horacio y Ángela, creo que haré más falta allí.

Me incorporo y me acerco a mi nuevo grupo de investigación.

Pues cuando queráis partimos

- Perfecto - dijo Ángela dirigiéndose hacia Cifuentes.

- Si no hay nada más que aclarar, - Ángela mira su reloj de pulsera - creo que aún tenemos tiempo para conocernos un poco antes de la hora de comer.

Y dicho esto se incorpora buscando la aprobación con la mirada de la señorita Blanco.

Ya por la tarde tendrían tiempo de ponerse en marcha,

Hay un agradable paseo hasta el casino, si no hay inconveniente podemos ir charlando de camino. La verdad es que yo esta mañana no he desayunado y agradecería llegar allí lo antes posible.

- Yo os veré allí tengo que ultimar unas cosas con el gabinete, pero llevaros el teléfono y la provisión de fondos, que esta tarde cierran ... la reserva en el casino está a mi nombre por lo que decir que vais a la mesa de Isabel Blanco

Samuel asintió silenciosamente y dijo:

- Vamos pues, el camino se hará más corto si vamos charlando. Aunque no soy hombre de mucho conversar. - Dijo mientras se ponía en pie y esperaba a que el resto avanzaran para seguirles.

Ángela se incorpora y se dirige hacia la salida con el portafolios de la mano y el abrigo colgando en el brazo.

Junto a sus compañeros se dirige a recoger el teléfono y el talonario bien dispuesto por don Germán para la misión. Mientras bajan las escaleras y se dirigen hacia la salida Ángela se dirige hacia sus dos compañeros.

- Vaya, por lo menos no se puede decir que no vaya a estar acompañada... - sonríe con su cara risueña- ¿alguno de ustedes conoce la comunidad que visitaremos esta tarde?

Me acerco al mostrador para coger el cheque y el móvil y lo guardo en mis bolsillos.

Bien, cuando queráis..

Dicho lo cual me junto al grupo que ya esta dispuesto a salir

Pues yo no tengo mucha idea de quien serán los de esa comunidad, pero seguro que son unos amables vecinos jejeje o eso espero.

Llegáis a las puertas del Casino, es prácticamente la hora a la que habéis quedado.

¿Qué hacéis?

Me acerco a la puerta y se la abro al resto de compañeros, una vez hayan pasado ellos me meto detras y cierro la puerta.

Bien, pues parece que ya hemos llegado..

Samuel responde a Mario:

- Gracias Mario, si, parece que hemos llegado... Lo que me intriga es como saldremos. - Dijo mientras entraba en el lugar con tranquilidad.

Caminé en silencio por las calles de Alcalá junto a mis ahora compañeros de trabajo. Prefería trabajar solo, buscando ayuda de manera esporádica, pero el encargo demandaba trabajo en grupo. Y el encargo me daría de comer.

Llegamos a las puertas del restaurante, donde apagué el cigarrillo para entrar. El local era lujoso y acogedor, diferente de los lugares a donde acostumbraba tener mis comidas.

Caminé tranquilo hasta una mesa lo suficientemente grande como para que entráramos todos, colgué el saco en una silla y tomé asiento. Miré a los demás, quietos en la entrada.

-No habrá que tener reservación, ¿no?-

Ángela sonríe a Cifuentes por su caballeroso gesto. - Gracias... muy  amable.

Una vez que entran, se dirige al encargado que anda por allí controlando la situación ataviado con chaleco y pajarita.

- Buenos días, por favor, ¿la mesa de la señorita Isabel Blanco?

El sitio era la mar de elegante. A la joven le hubiera gustado acicalarse un poco... no es que le hiciera demasiada falta, pero a una le gusta deslumbrar en ocasiones como ésta... aunque habían venido a trabajar y no a celebrar ningún acontecimiento.