Partida Rol por web

El sujeto estaba cruzando la calle, se tenía que encontrar con un tío llamado Constantine. Aparentemente él sabía mucho sobre su persona, demasiado incluso para que Lucas estuviera a gusto. La calle estaba tan sucia como uno pueda recordar en la gran ciudad. Alguna que otra rata salía de las alcantarillas para buscar su presa: las varias cucarachas de 5 cm que pululaban cerca de un edificio de siete pisos, que parecía abandonado hace meses.

Cerca suyo, a unos metros de distancia, había otro sujeto. Eran prácticamente las dos únicas personas en esa noche de lunes en la ciudad. El otro tipo tenía un llamado parecido. Ninguno sabía nada del otro, sólo que, aparentemente estaban dirigiéndose al mismo lugar. Una casa antigua, situada enfrente del edificio abandonado.

De pronto paró un autobús amarillo y una mujer de aspecto cadavérico bajó del mismo. Tenía puesto un sobretodo azul y unos tacos aguja adornaban sus pies. Quizás fue bonita hace tiempo, cuando las marcas de las drogas no pasaron factura.

Sus ojos café se posaron en ambos individuos.

-¿Alguien quiere una buena noche? -preguntó, esperando ganar unos dólares.

  Miré a la prostituta con algo de desprecio.¿Piensa ganar algo con ese aspecto? Había visto muchas de ellas últimamente, y siempre me producían la misma sensación de descuido ante la vida. Quizás porque les gustaba vivir así; quizás no le quedó otra opción que vivir de eso. Quién sabe.

Toma, mujer. Seguro que necesitarás este dinero. Tratando de ser generoso, le alcanzo $20.

El aire estaba viciado al igual que las calles de la ciudad repletas de mierda, los años pasaban y el mundo seguia igual.... todos volvian a cometer los mismos errores que llevaban a los mismos resultados; Mire al sujeto con quien cruce mirada por un par de segundos, si no fuera por que me habian citado seguramente ganaria la loteria acertando qeu ese Tio ira a ver a Constantine.

Mis manos en los bolsillos y la puerta de un autobus que se abria para dejar bajar a una mujer algo avejntada por los años y las drogas.... - Asi solo fomentaras la desgracia - Dijo el sujeto con ojos de diferente color, Methos observo el pavimento - Otra mas para la colecion -

-Gracias bebé.

Dijo la mujer y se guardó el dinero en el escote. Cuando se abrió el sobretodo se notó que sólo llevaba ropa interior de lycra negra y que tenía marcas de haber sido golpeada hasta el cansancio.

-Dios te bendiga...

Dijo la mujer hacia Lucas.

-Es para mí hija. Todo es para mi hija.

Luego caminó cerca de Methos y contestó a su comentario.

-La desgracia es lo único que tocó a mi puta puerta desde que nací.

Y siguió caminando. De pronto ambos observaron que la chica iba dejando un poco de sangre a medida que caminaba.

Methos nego ampliamente ante el comentario - Cielo o Infierno... ambos se encuentran dentro de Valerie, si es verdad que tienes una hija y no recitas eso en vano sabras en que esquina doblar - Miro hacia ambos lados de la calle y luego su vista fue a dar al cielo nocturno.

- Cada dia las cosas se complican mas y mas - Penso para si pero sabia que el excuchaba....

  Ojalá Dios así lo hiciese... - Digo mientras la prostituta se retira. Entonces veo aquel extraño rastro. ¿Pero qué dem...?¿Tú también ves eso?

Valerie se queda perpleja ante el comentario de Methos:

-¿Con una mierda... de dónde me conoces?

Entonces ven a una joven salir desde la esquina. Tiene una especie de revólver entre sus manos aunque el tamaño de su cañon es bastante mayor que el de un arma ordinaria.

-Haganse a un lado. Hay un súccubo con ella.

Valerie no entiende nada y se gira, pero en ese instante, algo entra en ella. La sombra que antes daba vuelta.

-Vayan enfrente... yo me hago cargo.

Dice la chica.

Y Valerie, cuando vuelve a mirar hacia todo mundo tiene dos ojos soberanamente rojos.

- Siguen en la tierra desde qeu todo comenzo... - Methos se llevo la mano al pecho justo sobre su corazon mientras cruzaba la calle y recitaba - Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, Ni los pecadores en la congregación de los justos. - Hizo una pausa - Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá. - Se giro observando lo que aconteceria en aquel momento.

 ¿Qué hace una de esas cosas aquí? - Comento, con algo de ironía en mi voz. Saco mi escopeta y me alejo varios pasos. Supongo que no le afectarán las balas normales, como todo lo infernal 

La chica se acerca a unos dos metros de la criatura. Saca un papel de su bolsillo y empieza a leer.

-In nomine Patris

La joven entonces ríe y habla con una voz que no tiene un ápice de femenina.

-No pueden detenernos, tú y Constantine, tú y esta puta ciudad van a ser tragados por el averno.

-et fillii

La prostituta, o quien sea que la controla se saca el sobretodo y comienza a tocar sus heridas, de cada una de ellas sale sangre y con esa sangre, la mujer se hace la señal de la cruz. Invertida.

-et Spiritus Sancti

-Puta, tú y tu hermana que escapó del Infierno, jajajaj

-Amen...

Ángella dispara como una bengala de su pistola que se inserta, certeramente, en el corazón de la entidad.

-Corran, esto se va a poner feo.

Dice la chica y no está alardeando.

 Su advertencia me toma por sorpresa, pero al segundo ya estoy corriendo en busca de refugio. ¡Mierda! Me lanzo detrás de unos cubos de basura y me tapo los oídos instintivamente.

Shiasagi estaba en su casa, sentado en el suelo, en postura de Loto. Mientras lo hacía leía la invitación. Era una misiva dirigida a él, estaba escrita en un papel de textura muy rara y sus letras eran de tinta negra, como escritas con una pluma.

Leía

Cita:

 Mientras leia la carta cada fibra de mi ser vibraba con intensidad, una serie de sensaciones encontradas se dieron lugar en mi interior al terminar de leer la misiva.

John Constantine...

Aquella fatidica noche donde perdi a mi padre a manos de las mafias locales, aquella noche donde lo conoci a él y al mundo que esta mas alla de los ojos humanos. Sabia que este dia llegaria, sabia que en algun momento el me llamaria para que lo ayudase. El recuerdo de mi padre, el deseo de venganza... 2 años habian pasado desde entonces y yo seguia luchando por deshacerme de ese rencor que manchaba mi alma.

Sin levantarme paso a sentarme en seiza (postura tradicional del aikido) luego me giro para tomar mi pincel y un lienzo blanco sobre el cual escribir. Necesitaba descargar esa voragine de sensaciones de alguna manera o me destruiria por dentro.

Viaje comienza,

hay luz y oscuridad.

Es mi camino.

Dibuje los Kanjis guiado por el fluctuar de mi corazon, luego de leer lo que habia escrito entendi que debia enfrentar mis temores y oscuridades mientras recorria el camino del deber. Sin pensarmelo dos veces me levante de mi sitio, guarde el pincel y el resto de mis cosas, y luego de colgarme la funda del Jo y el Bokken me fui hacia la parte de atras de la casa donde estaba el jardin. Pase la siguiente hora realizando ejercicios de katas con el Bokken y el JO, luego me fui a bañar y a cambiarme para la cita con John. Me puse unos Jeans y una camiseta blanca, con una chaqueta negra que hacia juego. Cogi el movil que habia dejado en silencio durante mi entrenamiento y sali a tomarme el autobus, no sabia manejar y tampoco era algo que me molestara mucho. Preferia tomar los transportes publicos para estar en contacto con el mundo, lo consideraba como otra forma de entrenamiento. Aunque en mas de una ocasion tuve problemas con gente que simplemente buscaba pelear, siempre intente evitar los conflictos de una manera pacifica y segun el camino que habia elegido... el camino del aikido.

Gérard había subido al taxi, después de que el conductor le contara en 5 minutos cosas de su vida que nadie más sabía. No se lo podía creer aún, mientras seguía subido a este vehículo y con una dirección a la que iba a asistir: la Calle 45, una casa antigua de dos pisos que se hallaba en frente de un edificio abandonado, en uno de los tugurios más solitarios de la ciudad. El taxista, que dijo llamarse Evans, lo pasó a buscar a su casa.

Estacionó y lo llamó por su nombre y apellido. Luego le dijo que Constantine quería verle. Gérard estuvo a punto de seguir su camino, pensando que era una broma de algún tipo o que querían robarle. Pero entonces Evans le dijo, con total calma en su voz:

-Pauline está bien, hijo. Está en ese sitio en donde no hay más dolor. Debes saberlo.

Gérard se quedó duro y, a pesar de sentirse apabullado, se acercó más al taxista. El hombre río y dijo:

-Es tu misión, es tu hora. Constantine sólo elige a los mejores. Porque las reglas no se están respetando.- Entonces le contó de su propio pasado, sabía cada hecho que había marcado a Gerard, cada cosa.

Entonces él subió al auto y el semi-ángel, pues dijo ser eso, lo estaba llevando a conocer a Constantine.

Methos ya lejos del otro lado de la calle grito - Oye tu - Dijo para Lucas - es me..... - A la mierda no va a escuchar..... Methos se alejo mas y mas protegiendose en un lugar con luces artificiales...

Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia.
Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar;
Ten misericordia de mí, y oye mi oración.

Recitaba en su mente

 ¿Qué les ocurre a estos dos locos?¿Y qué está pasando? Obviamente, no entendía nada. Y no había forma de hacerlo en ese momento. Las cosas sucedían muy rápido. Una prostituta que actuaba como si fuese parte del elenco de "El exorcista", una mujer que le disparaba sin sentir nada de culpa; un loco que recitaba algo extraño.¿De qué iba todo esto?

Para empezar, mi inglés americano aún no era muy bueno. Sin embargo, había comprendido a la perfección a aquel hombre. Efectivamente, ya estaba montando en el coche, las calles pasaban, las farolas se sucedían, y el silencio en el automóvil era inminente. Llevaríamos ya casi más de veinte minutos de trayecto, cuando no pude evitar preguntar, en francés. En pos de saber cómo lo había comprendido tan bien, si es que me había hablado e mi idioma, o de pronto, yo era un perfecto angloparlante. - Perdóneme, ¿De qué me conoce? - Pregunto en mi idioma natal. - ¿Y quién es ese Constantine? - Continúo. - No conozco a nadie que se llame así, y no me creo que usted sea... un semiángel. No sabe lo que está diciendo. Los ángeles no existen. - Concluyo de una forma tajante. Meto la mano en la chaqueta que llevo, extrayendo una pequeña petaca. Le doy un trago. El taxista puede notar que estoy nervioso. Al fin y al cabo, no sé a dónde voy, y estoy confiando en él. Desde luego, la situación no me gusta, pero una fuerza mayor que yo, como aquellas pesadillas, parecen empujarme a quedarme. Tengo un deseo incontenible de conocer a ese tal Constantine, siento que la solución a mis pesadillas, está en sus manos. O al menos él sabrá a dónde tengo que dirigirme.

En silencio de nuevo, permanezco con los ojos fijos en la calle, intentando recordar cualquier elemento lo suficientemente llamativo como para volver en otra ocasión, sin necesidad de cruzarme a este loco que habla de ser un semiángel. Cuanto fanático suelto... Luego, hablan de los extremistas musulmanes. Si todo los cristianos, llegaran a creerse semiángeles... ¡Bah, qué más da! Y recolocándome en mi asiento, buscando una posición más cómoda, espero a que lleguemos. De vez en cuando, le miro, esperando una respuesta a mis preguntas.

Kato bajaba del autobús justamente cuando la escena se ponía fea. El gran vehículo amarillo lo dejó en la parada y partió raudamente. En ese momento el joven japonés vió a una mujer, vestida solamente con ropa interior negra. Dos hombres que se habían colocado detrás de unos autos y unas cajas de residuos (containers) y una joven con un arma que el chico jamás había conocido en su vida. Entonces el disparo se escuchó y después.

La joven corrió hacia los coches y Kato, simplemente por un sentido de alerta, repitió el movimiento.

La otra chica, la que vestía ropas negras, comenzó a tambalearse. Se oyó en el silencio de la noche una especie de rugido, como si varios leones protestaran a la vez y entonces vino el fuego.

Una llamarada de al menos 3 metros salió directamente del centro del pecho de la mujer. Junto con ella una sombra oscura se hizo visible, parecía un ser con alas, tenía dos ojos amarillos y sus alas eran como las de un murciélago gigante. Después de eso se produjo una segunda explosión. La llama azul tomó al ser obscuro del cuello y volvió a meterse pero ahora en la tierra. Como si el suelo tuviera un agujero y el fuego se llevara al ser con él.

Entonces volvió el silencio.

La joven ahora estaba tirada sobre el asfalto, inconsciente.

-Constantine los espera, entren a la casa. Yo me encargo de ella.

Dijo Ángella mientras cubría a la chica con el sobretodo y sacaba un móvil de su bolsillo.