Partida Rol por web

Al pie de la secuoya, la propuesta de Hardem me pareció en principio descabellada, subir los dos a la vez, no sería mejor subir de uno en uno..., pero la verdad era que tanto Tume como boff tenían que resguardarse rápidamente del frío para poder entrar en calor lo antes posible y recuperar las fuerzas y la consciencia, no sabíamos que peligros nos asechaban cerca...

Una vez fijada la cuerda, Hardem subió hasta el agujero, - espero me pueda ayudar en el último metro -, pensé, me acomodé lo mejor posible en mis hombros y espalda a los dos compañeros inconscientes e inicié la escalada hasta el hueco donde pasaríamos la noche...

En los primeros tramos me costó coordinar el esfuerzo de subir con mantener el equilibrio para que la preciada carga no cayera al vacío, debido al esfuerzo, mis músculos entumecidos por el frío fueron recuperando el calor perdido, activando la circulación de mi sangre, aletargada por el frío, y haciendo que mi musculatura respondiera de manera eficaz.. Al final me costó menos de lo que pensaba, y no tuve necesidad de recurrir a la ayuda de Hardem para depositar a Tume y a boff en el interior del hueco...

- Hardem....- cojo una bocanada de aire - ...la próxima vez.... - respiro nuevamente - ...no dejes escapar esas ideas tuyas de esa pequeña cabeza - le digo con una amplia sonrisa... 

Desde la altura vuelvo a mirar hacia donde me pareció haber visto un resplandor verde... - hacia allí me pareció ver un resplandor verde, solo fue un momento, no se si fue mi imaginación o algo que nos está acechando, conviene estar vigilantes -, le digo a Hardem al meterme en el hueco, - necesito descansar...-, una vez dentro del hueco, con el cuerpo cansado y caliente por el esfuerzo realizado, me sitúo entre mis compañeros "dormidos", para transmitirle algo del calor que se desprendía de mis poros...

- Hardem, tenemos algo para hacer un pequeño fuego aquí?...    

Dentro del árbol no hay nada más que corteza vieja y hojas secas. La oquedad es enorme, suficiente como para construir una pequeña habitación. 

El poderoso semiorco pudo sin problemas subir a los dos caídos al agujero del arbol. Aquello alegró de sobremanera a Tume que se encogió de hombros con una sonrisa ante lo que le dijo.

- ¿Un resplandor? preguntó mirando en la dirección que señalaba el semiorco. Él no había captado nada y trató de vislumbrar de que se podía tratar aquello.

- No creo que debamos encender un fuego aquí, podíamos prender el refugio entero. Aquí por lo menos estamos resguardados si nos juntamos entre todos quizá podamos volver a hacerles entrar en calor como estás haciendo ahora. sugirió. Se giró y se asomo para avisar a los rezagados que era seguro subir. - Vamos chicos, necesitamos de vuestro aporte de calor para ayudar a Boff y Tume a recuperarse.

Te parece haber visto algo verde moviéndose cerca de vosotros, pero no lo tienes claro. Al parpadear lo has vuelto a perder.

La paladín aunque intentada disimular, no pudo más que escuchar como el compañero caía por el frio, y se acercó a este. Ella también estaba helada, y o entraban pronto en calor, o terminaría el frío con ellos.

- Yy.. y .. y. T .. Tren ... tengo .. fri ..  ooooo.

Se acercó a los otros, y cubrió, bajo su cobija junto a ella, a los caidos, a ver si amontonados, juntos, bajo su manta, podian hacer algo. Por lo menos esperaba que esa fuera la idea. Compartir calor ... y quitarse el frio que atenazaba sus huesos.

Tanto Boff como Inovaz suben al árbol. Os acurrucáis como podéis y con las hojas secas intentáis cubrir a vuestros compañeros desmayados. Estáis extenuados así que caéis víctimas del sueño. Pasan las horas, hasta siete en total, hasta que oís un ruido que os despierta abruptamente. Y ahí la tenéis: majestuosa, esmeralda... La driade os está mirando sin hacer ningún tipo de gesto, con Cecil entre sus manos.

Trago saliva al mirar hacia arriba, apreté y solté los dedos para quitarles el frio, lo notaba entumecidos pero comencé la escalada, todo fue mejor de lo que pensaba. Tenía un mal presentimiento... Un susto justo antes de llegar al borde casi cumple mi presentimiento pero pude seguir sin problemas hasta dentro del hueco.

Recuérdame que nunca me pelee contigo Therk, ¡vaya fuerza!

Sonrió a mi compañero y me muevo hacia los caídos para intentar taparlos con ropajes, aquí no se puede hacer fuego pero entre todos podremos ganar algo de calor.

-Gracias. Ahora yo debo devolveros el favor. Pregúntale a tu amigo el hechicero si quiere a esta criatura -te dice la criatura en un elfo arcaico al referirse a Cecil, la mascota de Hardem.

La criatura verde dice algo en élfico y tan solo un recuperado Tume parece entenderlo.

Tume había necesitado urgentemente del descanso y el calor que había podido disfrutar en el tronco de la secuoya para recuperarse del intenso frio del viaje y la noche. Cuando se despertó del profundo sueño, dio un pequeño brinco y buscó su daga. No sabía ni donde estaba, ni como había llegado hasta allí, pero en cuanto vio a sus amigos se tranquilizó de nuevo y recordó lo que había sucedido.

Entonces recabó en la presencia de la dríade y se sorprendió cuando está se dirigió a él en elfo arcaico.

– No nos debes agradecer nada. Sólo hicimos lo que es justo. – respondió a la criatura en su idioma, haciendo una digna reverencia con la cabeza.
La dríade le pidió entonces que le hiciera una pregunta al hechicero y se giró en dirección a Hardem.

– Quiere saber si quieres a Cecil. – dijo encogiéndose de hombros al no saber muy bien a que venía esa pregunta.

Nada más llegar la "Forma Verde" esperaba que esta dijera algo, pero no imaginaba que sería en un idioma que no entendía.

-¿Qué dice esta? Pensó para si, pero luego se le ocurrió: - ¿Y no habrá driados?

Ni se molestó en ponerse en alerta. Daba igual. Además, le había ayudado en un combate y no habían luego ayudado a sus enemigos. Espera que hubieran hecho lo correcto. Pero que le preguntasen a uno del grupo si estaba enamorado de otro ... le sorprendió de tal manera que le picó la curiosidad.

- Toma, si al final esta misión va a ser un lio de faldas.

Había descansado bien, incluso se le había pegado un ojo tanto que al despertar tras escuchar un ruido, con los ojos aún cerrados no notaba que Cecil estuviera entre sus ropajes. - ¿Cecil? pregunto mientras habría los ojos y veía aquella figura majestuosa figura mirandoles.

- Ce..¿Cecil? volvió a preguntar al ver que estaba en las manos de la driade. Una vez más no entendía que pasaba ni el papel de aquella pequeña criatura en todo esto. Primero con la matrona y ahora con la driade. Unas palabras salieron de la boca de aquella criatura y sólo Tume pareció entenderlo. - ¿Qué dice? ¿Porqué sostiene a Cecil? le pregunto al elfo. La respuesta le llego en forma de pregunta, si quería a la pequeña comadreja. - Claro que la quiero, es mi compañera y amiga. le respondió sincero, no sabia que esperar de lo que estaba ocurriendo. - Pero, ¿porqué nos has seguido? Los Uthgard van tras de ti, estás en peligro. la dijo.

La driade sonríe y en lugar de responder rodea al animal con ambas manos y comienza a pronunciar unas extrañas palabras que ni Tume logra entender. La bestia no parece quejarse. Poco a poco las manos se van abriendo y la comadreja va haciéndose más y más grande. El poder natural del espíritu hace que Cecil se convierta en una comadreja terrible, la cuál conserva el mismo pelaje pero sus ojos se han vuelto de color esmeralda que rezuman magia.

-Sé que buscáis. No puedo matar plantas ni al Vengador que luchó contra aquellos que provocaron la Plaga Verde pero puedo ayudaros. El Pastor de Calabazas jamás hará daño a los de mi especie. Permitidme viajar con vosotros y lo distraeré lo suficiente como para daros tiempo para acabar con lo que trama. -Tradujo Tume.

La paladina no entendía, hasta que al final, dejó de mirar ese rostro de madera ... y se tranquilizó: - No sol faltas, se refiere a su bicho". 

Sonreía.

Por dentro se reía aliviada, al saber que no era lo que ella pensaba. Que no eran lios de faldas en lo que estaban metidos y era una misión de verdad. Eso era bueno por el tema, pero era malo, ya que no sería un "enemigo" tan asequible, ... pero ... una mujer despechadas puede ser muy terrible también.

El semiorco se despertó sobresaltado, al ver a la driade en el entrada del hueco donde se refugiaron, comprendió que no les iba a atacar, pues si esa era la intensión, no creía que hubiese esperado a que se despertaran...

Ya descansado y recuperado del esfuerzo de la noche anterior y del frío soportado, le sorprendió la transformación de Cecil, que poderosa y fascinante era el espíritu del bosque, se alegró de haberla ayudado contra los salvajes....

Mientras hablaba y nos ofrecía su ayuda, una pregunta le vino a la mente, si es verdad que no podía atacar al Pastor de Calabazas, igual nos podría dar información sobre su persona y como acabar con él o con lo que quiera que pensaba hacer..., y otra pregunta asalto mi mente, que relación tiene con el Pastor, si es que tiene alguna... 

-¡Ah! Y a partir de ahora tu mascota ya no servirá a la magia Uthgardt, he deshecho el hechizo y ahora solo servirá a su leal amo, a ti hechicero.

Sea como fuere, la driade fue capaz de leer lo que pasaba por la mente del semiorco, respondiéndole en élfico y traduciendo Tume al instante:

-Apenas era una ramita cuando oímos hablar de Astaroth el Joven. El más apuesto e inteligente de los elfos del bosque. Un día conoció a una de las nuestras y se enamoró perdidamente. La tribu no lo aprobó y cuando se supo su pueblo lo rechazó. Su padre, el druida de la tribu, incluso lo apartó de la sucesión. Pero los malos tiempos llegaron y la guerra con los moradores de las montañas empezó. Larga y ardua fue la batalla y tras años de combates los enanos desataron la Plaga Verde, matando árboles, treants y driades. Muy pocas lograron escapar de las garras de tal hechicería. La amante de Astaroth murió y él enloqueció. Cuando la tregua fue firmada, todos los pueblos del Bosque, amantes de la paz, se alegraron. Todos menos él, que se pasó llorando en secreto la muerte de su amada durante muchos siglos. Tan sólo pareció despertar cuando su padre enfermó y su tribu necesitó de un nuevo druida. Demostró ser el más fuerte del Círculo Elfico y nadie se atrevió a plantarle. Al fin y al cabo era el legítimo heredero.

Las palabras del espíritu del bosque eran tan nítidas que, a medida que el elfo iba traduciéndolas, podíais imaginaros lo que explicaba como si de una visión se tratase.

-Con Astaroth como druida jefe, la tribu de los elfos vivió unos años de esplendor, pero la venganza lo consumía por dentro. Decidió declarar la guerra a los enanos, cosa que el Círculo del Bosque (sus aliados Uthgardt y orcos) no aprobó y él, loco de rabia, abandonó a su tribu y a su Dios en busca de más poder. Él quería vengarse a toda costa. Pero cuando volvió ya no era el mismo. La sombra lo había consumido y nada más llegar al Bosque comenzó a matar a todos sus habitantes. Declaró la guerra a los "traidores" y mató a centenares de orcos, elfos y humanos en nuestro nombre, según él. Pero mi pueblo ha sido siempre un pueblo pacífico y nada ni nadie justificaba aquello que había hecho.

La driade paró al ver que Tume se estaba quedando sin saliva. Cuando vio que el elfo ya se recuperaba, acabó:

-Hace ya tiempo que el Pastor de Calabazas no es amigo de los espíritus del Bosque Frío. Las plantas no queremos venganza alguna. Y tampoco nos gusta que maten a aquellos que viven entre nosotros, por mucho que puedan odiarnos. Solo matamos en legítima defensa, como hice con los Uthgardt. Como la última de las dríades del Bosque Frío, tomaré partido en vuestra contienda pero os advierto, jamás mataré a ningún ser vivo, por mucho que sea Astaroth, el Pastor de Calabazas.

La noche terminaba y los primeros rayos del alba se colaban entre los árboles. Aún quedaban dos horas para llegar al punto de encuentro así que cuanto antes partieran, más tiempo tendrían los aventureros para planear el enfrentamiento.