Partida Rol por web

Tume consiguió alcanzar a su objetivo con su último ataque. Aunque no se pueda decir que había sido precisamente un golpe mortal, tras los últimos intentos en vano haber herido de alguna forma a la calabaza le dio al elfo renovada confianza. Esto, sumado a que también la paladín y el semi-orco estaban haciendo un gran papel en el combate, y la hortaliza mostraba señales de flaqueza, hizo que Tume no se lo pensará dos veces y lanzará otra cuchillada, esperando poder acabar con el enemigo que amenazaba a su amigo Hardem.

El elfo volvió a acuchillar a la calabaza, pero no consiguio que el filo penetrará suficiente, pero esperó tener un poco de suerte y al menos haber acertado en algún órgano vital. Quien sabe donde los tenían estos seres.

Tan duro es el golpe con el que le clavas la daga que ésta se queda enganchada a un tablón del suelo. Rápidamente estiras tan fuerte como puedes, rompiendo parte de la madera. Te das cuenta que hay algo ahí debajo, algo reluciente y, posiblemente, valioso. ¿Un tesoro oculto? ¿Los ahorros de Barbasucia?

La calabaza agoniza, destrozada por todos lados, aun agita sus enredaderas y con su boca aun puede asestar un último ataque. Therk ya está preparado con su ahlspiess de acero, listo para espachurrarla tal y como ha hecho con la otra.

Therk atacó a la calabaza esperando destruirla de una vez. 

Therk erra su ataque y estrella su afilada ahlspiess en el suelo. La calabaza, destrozada y con su sabia empapando gran parte del salón, le lanza un mordisco a su atacante. La afilada corteza se aferra al brazo del semi-orco, rompiendo las costuras de su armadura y perforándole la piel.

Con un puñetazo se libera del mordisco solo para que ésta le salte al abdomen y le meta un último bocado que deja al joven guerrero al borde de la inconsciencia. Tras esto la calabaza se queda inerte. De una patada Tume la aparta y ayuda a su amigo a incorporarse. 

La paz vuelve a la posada tras un intenso combate. Todos jadeáis y os miráis el uno al otro. Queréis preguntarle qué le ha pasado a Inovaz, queréis ver que hay bajo el tablón que accidentalmente ha roto el elfo y lo más importante de todo, queréis averiguar qué está pasando en el pueblo.

Tus orejas de elfo oyen algo al otro lado de la puerta. Alguien jadea cansado. Parece que alguien o algo está a punto de entrar.

Hardem se había quedado helado, no salió de su estado de miedo hasta que Cecil salió por el cuello de la camisa y comenzó a lamerle la cara. La imagen de la calabaza echándose sobre él le impacto tanto que apenas había seguido el combate. Cayó de culo casi sin fuerzas para levantarse mirando al resto de sus compañeros, sobre todo a Therk totalemente malherido. - ¿Esta... Estáis bien? consiguió articular tras unos momentos recobrando algo de fuerza y aumentando sus ganas de saber que estaba pasando allí. Consiguió levantarse y a duras penas se dirigió hasta la estantería de libros. La sombra les había indicado que buscaran un libro, si no lo habían entendido mal, tres drui... y con esa premisa y la ayuda de Cecil en su hombro se puso a buscarlo.

Aunque el combate no había durado mucho, el esfuerzo hecho y la tensión de saberse luchando por su vida habían sido agotadores, y Tume tuvo que detenerse a tomar aire y recuperar algunas fuerzas. Pero no se permitió perder mucho tiempo con esto. Sus compañeros habían sufrido heridas que podían ser graves y necesitaban atención, así que, tras recoger su daga, el elfo volvió a correr detrás de la barra de la taberna del viejo Ulrik en busca de algo que le pudiera servir para curar a los heridos.

– ¡Hardem! ¡Boff! ¿A que esperáis? ¡Ayudadme a curar a estos dos! – instó al humano y al mediano.

Regresó con paños y alcohol, para realizar unos improvisados primeros auxilios y se acercó a su amigo el semi-orco.

– Esto va a doler algo, Therk. Pero nada que no puedas aguantar tu, grandullón. – avisó al herido antes de echar generosamente alcohol sobre la herida, para desinfectarla –. Encargaros también de la paladina.

Mientras se ocupaba de sanar a su amigo, Tume apreció un sonido que venia del exterior. Con la calma que reinaba tras la pelea, no dudó en que no se había equivocado. Allí afuera había alguien o algo más.

– Estad atentos y tened las armas a mano. Creo que las visitas inesperadas aún no se han acabado. – avisó al resto.

"El arte de la cerveza y el hidromiel", novelas sobre héroes enanos, "mamíferos del Bosque Frío"... no encuentras nada que se parezca a "los tres drui...". Entonces recuerdas la frase que dijo Tume: "libro, respuesta, tres, drui... y supones que la palabra es druidas. Recuerdas la lectura de Historia de Laderafría:

"Antes de la llegada de las tribus Uthgardt [...] los elfos silvanos vivían en armonía [...] Aproximadamente en el -3500 DR, los orcos llegaron al bosque y se establecieron pacíficamente. Poco a poco, el contacto con las demás razas hizo que los orcos abandonasen a sus líderes y comenzaran a considerar a sus hechiceros como jefes de las tribus. Para el año -3100 DR, ya se tiene constancia de reuniones de druidas... [...] Habiendo perdido toda razón y siendo ya más planta que XXXXXXX, el Pastor de Calabazas, como se le conocía entonces, mató a todo animal, elfo, humano y orco que encontró en su camino.

¡Los tres druidas no es un libro, la sombra se refería a los jefes de las tres razas que moran en el Bosque Frío! Si queréis hallar una respuesta a todo lo que está pasando, para saber quién es el Pastor de Calabazas y cómo detenerlo, habrá que ir en su búsqueda.

Durden entró con algo de aprensión al interior de aquella posada. Cuando abrió la puerta, aún llevaba una flecha cargada en su arco. Cuando vio que realmente se trataba solamente de una posada normal, destensó del todo el arco y suspiró. Miró hacia atrás, completamente confundido, y guardó la flecha. Era un lugar demasiado estrecho, así que decidió que si pasaba algo, usaría su puñal.

Era un mediano de apenas un metro de altura, vestido con ropas de viaje y que llevaba una armadura acolchada por encima, sucia y maltrecha, pero que hacía su trabajo. Resopló y miró alrededor. Sacudió sus pies descalzos en el quicio y una vez eliminada la mayor parte de la porquería que se le había quedado pegada, entró, su mano apoyada en el cinturón, dispuesto a atacar, pero intentando no ser excesivamente agresivo. No quería problemas...

Cuando la puerta la taberna se abrió de nuevo, Tume esperó ver entrar una nueva amenaza. Más calabazas asesinas o quizás al druida demente que parecía ser responsable de lo que estaba ocurriendo. En su lugar un mediano hizo aparición en escena. No parecía ser peligroso o, mejor dicho, no parecía violento. Pero nada de lo que estaba sucediendo esa noche estaba siendo normal para un pueblo como Laderafría y el elfo prefirió cuidarse en salud.

– No has elegido el mejor momento para venir a nuestra aldea, forastero. En otra ocasión te saludaríamos con amabilidad y alegría, pero son tiempos extraños y ya no sabemos en quien confiar. Así que, ¿quién eres y que te ha traído hasta aquí? – Fue el poco amistoso recibimiento que dio Tume al recién llegado.

Dio un paso adelante para ponerse entre los heridos y el nuevo visitante, como queriendo darles algo de protección, mientras esperaba la respuesta del mediano.

Tras el mediano entra una vieja conocida para alguno de vosotros.

- Lo siento chicos, soy más útil pensando que sanando. Acabaría abriendo las heridas y empeorándoles.  dijo compungido. Aún así no cejó en su empeño y mientras no paraba de decir las palabras que Tume había interpretado mientras rebuscaba entre los libros. "libro", "respuesta", "tres", "drui...". No encontraba ninguna relación de esas palabras en los libros. Sin embargo, su mente cambió, dio un chasquido con los dedos y cambió su forma de pensamiento. Recordó el "libro" que durante la noche había relatado a sus compañeros, en el se encontrarían la "respuesta" que estaban buscando. Había "tres" razas con las el "druida" había matado sin piedad en la zona elfos, humanos y orcos.

A ellos tenían que acudir. Iba a abrir la boca cuando la puerta se abrió y se puso tenso, nuevas amenazas. La tensión bajó al ver que el que entraba era un mediano al parecer asustado también de lo que estaba ocurriendo. - Hola forastero, veo que te ha traído hasta nosotros la sombra que nos alertó del peligro. Quiso aprovechar el momento para compartir su visión de los sucesos con la sombra presente para que les confirmara si estaba en lo cierto en sus deducciones.

- Me he dado cuenta de una cosa y con ella delante quiero aprovechar a que nos lo confirme. Tume, tu que la entiendes estate atento a su respuesta. Antes nos has dicho 4 palabras, cuyo significado creo haber entendido. De la lectura del libro he sacado en claro que las respuestas sobre el druida que ha provocado este incidente las tienen los líderes de las tres razas sobre las que desató su irá en el pasado. Y si quieremos saber lo que ocurre debemos dirigirnos a ellos para que nos ayuden a restablecer el equilibrio a Laderafría. ¿No es cierto? Esta vez estuvo más atento que la vez anterior para intentar deducir que es lo que la sombra les respondía.

La sombra hizo un gesto de afirmación. Ésta, que aun tenía un pequeño agujero con los bordes púrpuras debido al proyectil mágico de Hardem, parecía no guardarle ningún rencor. Es más, aunque su presencia incomodaba a todo el grupo, saber que era pacífica, al menos de momento, les reconfortaba.

Boff acudió inmediatamente a ayudarle a Tume para curar a Terk. Sabia algo de primeros auxilios ya que las circunstancias en las que habia crecido asi lo requerian, pero no sabia si con eso podria ayudar realmente a Terk, ya que parecia un poco mas complicada su situación.

Todo el lugar era un desastre, pero cuando todo parecia en calma, al mismo tiempo que Hardem se disponia a revelar el misterio, aparece otro forastero. Boff levanto la mirada para verlo, pero no hizo mucho caso. Estaba mucho mas preocupado por curar a Terk, que lo que podria significar la reciente llegada.

-Vamos amigo resiste! tu puedes.Tienes que recuperte. sollozaba el pobre Halfling  

La afirmación de la sombra le alegró por un lado y le apesadumbró por el otro, significaría que debían marchar al bosque frío. Pero exactamente a donde, no lo tenía claro. Por ello volvió a sumergirse en sus pensamientos y a releer el libro mientras los heridos descansaban, en busca de donde encontrar a los lideres de cada raza.