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Cosechas de sangre

Capítulo I: Poco más que vagabundos.

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25/09/2016, 20:38
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CAPÍTULO I: Poco más que vagabundos

En la pantanosas tierras de Velen las cosas nunca han sido nada fáciles para nadie, ni para sus habitantes, por lo general almas pobres con nada más que sus manos que ofrecer al mundo ni tampoco para los visitantes, normalmente comerciantes procedentes del reino de Temeria o de la ciudad-estado de Novigrado al norte, cuyas visitas solían tener un trágico final si no tomaban las medidas suficientes para protegerse de los bandidos o de los desagradables monstruos que se esconden tras la niebla de los bosquecillos y pantanos de tan poco fértil tierra. Por si estos peligros cotidianos fueran poco, no en vano Velen es popularmente denominada como "Tierra de nadie", pues su ubicación entre reinos ha sido el escenario perfecto donde se han librado múltiples batallas a lo largo de los siglos hasta convertirlo en un desierto de desolación. En definitiva, Velen es sin duda alguna una tierra pobre y malicienta que poco tiene que ofrecer al resto del mundo, tal vez por ese motivo los caudillos y gobernantes locales se hayan convertido en auténticos tiranos ¿Quién iba a molestarse en poner límites a los excesos y las crueldades en una tierra tan olvidada de la mano de los dioses? 

Es precisamente en esta tierra maldita donde empieza nuestra historia....

Los dos brujos caminaban con algo de dificultad en el sendero que según las últimas indicaciones que habían obtenido les conduciría hasta la costa occidental del continente, tenían la esperanza de que en los asentamientos pesqueros lograrían ganarse algunas monedas con algún contrato para lidiar con alguna plaga de alimañas molesta para la población local. Las últimas semanas habían sido poco lucrativas en cuanto al negocio brujeril se refiere pues aunque la abundancia de monstruos de todo tipo en los reinos del norte es considerable, no parece proporcional a la cantidad de clientes dispuestos a pagar a unos profesionales para que se libren de ellas y a menudo los incautos gobernantes han considerado más barato que sus propias guardias o ejércitos hicieran dicho trabajo a pesar de que la mayoría de estos no supieran contar hasta tres con la mano y a menudo sus cacerías de monstruos acabasen en chapuzas, o peor, en más alimento para las sanguinarias criaturas que debían matar. Es por eso que aquellos que realmente desean acabar con un molesto nido de nekkers, una terrible maldición en una hermosa princesa o incluso la terrible presencia de un grifo recurren a los brujos, aunque cada vez queden menos recorriendo los caminos, pueblos y ciudades.

A Aldous y Janos no parecía importarles que sus botas estuvieran cada vez más cubiertas de fango ni que la fina lluvia que regaba sus cuerpos empezará a enfriar sus huesos. Tras todo el día caminando apenas se habían encontrado con algunos grupos de leñadores y carros de transporte entre aldeas y ninguno de estos se habían mostrado muy receptivos en lo que dar algo de comer o información sobre posibles contratos se refiere. El hambre empezaba a afectar los sentidos de ambos, sin embargo estaban acostumbrados a esas y a peores condiciones hasta el punto de poder considerar que la vida de un mendigo de ciudad era todo un lujo en comparación con la de un brujo. De repente Aldous tropezó con algo y cayó sobre el barro apoyando una rodilla en el suelo. Maldiciendo a todos y cada uno de los dioses miró a su aprendiz, Janus, que le seguía unos pasos más atrás y se iba a disponer a ayudar a incorporarse pero Aldous lo rechazó con un gesto de negación con la mano y se levantó. El veterano brujo observó el cielo y percibió que la luz diurna se estaba extinguiendo y que la noche caería en pocas horas.

Debían tomar una decisión, tratar de recorrer más camino por la noche con la esperanza de encontrar una posada donde descansar en condiciones o bien pernoctar en la intemperie de algún bosquecillo cercano...

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27/09/2016, 12:20
Aldous Evrouin

Había sido un camino arduo y dificultoso.
Era triste comprobar como la gente giraba la cabeza al verlos pasar. Arriesgaban sus vidas por proteger a la población y cómo única recompensa obtenían desprecio y una dolorosa indiferencia.

Llevaban días vagando por aquellos desesperantes parajes, en busca de una oportunidad para ganarse la vida.
Durante la travesía, en un momento dado, Aldous tropezó con una pequeña raíz que sobresalía. Con un gruñido, se puso de nuevo en pie. Se hizo daño en una mano al caer, pero nada dijo. Maldijo su torpeza y permaneció unos minutos en silencio, meditabundo.
Desde hacía un tiempo, no se encontraba muy bien. En su interior ardía el mismo fuego de la juventud, pero su cuerpo, en ocasiones, ya no respondía del mismo modo.
Otras veces, de improviso, se veía afectado por unos violentos accesos de tos. No fue hasta que un día encontró una pequeña mancha escarlata en su pañuelo, que comenzó a pensar que el tiempo estaba empezando a ganar la carrera. Pero eso era imposible, todos los brujos que había conocido -sus hermanos- eran unos ancianos, y la mayoría seguían tan lozanos como en sus años mozos.
¿Habría abusado él de los bebedizos? Había leído que, en ocasiones, los mutágenos y demás brebajes podían ser causa de un prematuro deterioro orgánico.

Con un movimiento de la cabeza, desechó tales pensamientos; Evrouin seguía siendo fuerte. Este estado sólo era debido a un periodo de estrés inmunológico. En un antiguo tratado sobre alquimia celular, había aprendido que, en ocasiones, el estado de ánimo puede afectar seriamente a la salud.
Sólo necesitaba entrar en acción de nuevo para recuperar el vigor perdido.

Miró a su aprendiz, que caminaba a su diestra. Había crecido muchísimo; en cuerpo y en espíritu. Además, sus habilidades mejoraban día a día. Estaba realmente orgulloso del muchacho.

- Nos quedan pocas horas de luz, Janos. O mucho me equivoco, o tardaremos aún bastante en hallar un núcleo de población. Deberíamos tratar de buscar un buen sitio para pasar la noche.
No era la primera vez que dormían al raso. No era lo más cómodo, desde luego, pero por lo menos descansarían sus fatigados huesos. Además, aunque encontrasen una posada, era altamente improbable que les dejasen pernoctar a cambio de nada.
- No te preocupes - le tranquilizó - Mañana, con el nuevo sol, las oportunidades también de renovarán. Esta escasez no ha de durar para siempre, muchacho.

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27/09/2016, 19:26
Janos Andrinelfus

Llevaban demasiado tiempo caminando bajo el cielo amenazante tormenta. La lluvia, se había convertido en una compañera inseparable de aquel dúo de brujos, uniéndose a otros ilustres acompañantes como el hambre o el frío. Vagaban por aquella tierra dejada de la mano de los dioses, en busca de trabajo y unos pocos orens que llevarse al bolsillo de sus polvorientos y parcheados pantalones.

Janos caminaba cabizbajo con el guardapolvos calado sobre la capa de piel de oso típica de su escuela de brujería. Estaba acostumbrado a caminar bajo la lluvia y aquello no le incomodaba demasiado, pero a pesar de su juventud, comenzaba a estar un poco hastiado de aquella miserable situación. Desde que abandonara Tretogor, había crecido fuerte y alto. Medía casi dos varas y media de altura, y aunque estilizado, presentaba un cuerpo robusto propio de su edad, poco más de veinte años. A su lado, caminaba la persona que le permitió convertirse en brujo, la persona que lo apadrinara el día que Capa Raída quedó atrás y que desde hacía un tiempo era su única familia.

El muchacho podía contemplar el orgullo que habitaba en el alma de Aldous, y en más de una ocasión, los reveses que la vida le daban al veterano brujo, también se cebaban con él. La gente desconfiaba de personas como ellos. Mutantes los llamaban. Los brebajes que durante años habían ingerido, les habían prestado una serie de dones que no todo el mundo estaba destinado a desarrollar, y eso hacía aflorar la inquina y el miedo en el vulgo de aquellos oscuros tiempos de guerra y mitos.

Janos seguía a Aldous a escasos metros cuando éste cayó. El viejo últimamente estaba un poco más torpe de lo habitual. Era normal. Tantos días sin comer lo estaban marchitando...

- Está bien maestro, pero en su estado... - intentó suavizar al máximo sus siguientes palabras - ¿No sería mejor avanzar un rato? Lo mismo encontramos alguna granja.- advirtió el muchacho mientras recordaba la última granja que habían visitado. El dueño les pidió que investigaran un agujero entre sus cultivos, pues pensaba que se trataba del cubil de algún tipo de alimaña, pero en realidad no era más que la guarida de una camada de topos... 

Durante los día que permanecieron junto a la familia de Albus, pudieron disfrutar de un lecho caliente, sopa de cebolla abundante, y en el caso de Janos, de los placeres de la carne de sus tres hijas... Hubo algo más que ruido.

 

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27/09/2016, 21:47
Aldous Evrouin

- ¿Mi estado? - Aldous esbozó una tierna sonrisa - No debes preocuparte, Janos. ¡Estoy hecho un chaval! Jajajaja
No obstante, su rostro se ensombreció unos instantes; el chico tenía razón. Bajo la lluvia inclemente sería complicado encontrar un buen refugio, salvo una cueva o el tronco de un árbol frondoso, dormir en cualquier otro sitio sería una locura.

Aldous quería parecer fuerte, forzar su cuerpo cada día un poco más y demostrarse que nada había cambiado. Pero no engañaba a nadie: el tiempo que llevaban caminando completamente empapados le estaba causando un reumatismo atroz. Le costaba trabajo caminar y eso se le notaba en la cara.

Con un gesto teatral, para eliminar las posibles preocupaciones del muchacho, abrió los brazos dándose por vencido: - Bien, me has convencido. Seguiremos avanzando, pero no vagaremos por aquí sin luz, ¿De acuerdo? En cuanto el sol termine de morir, si no hemos dado con ningún refugio mejor, improvisaremos algo.

Tras unos minutos caminando, entre risas, le espetó al joven: - Además, no te vayas a creer que todos los días son Domingo. Muy bien te lo pasaste tú en la última granja, ¿Eh?.

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27/09/2016, 22:20
Janos Andrinelfus

Janos acompañó a su maestro con una risa pícara y unos movimientos lascivos de sus caderas - Adelante, atrás, adelante...- decía mientras simulaba que copulaba con una pareja imaginaria. - ¡¡Es que lo tengo todo a escala!! Jajajajaja...- rió sonoramente tras la chanza.

Luego asintió las palabras de Aldous -pues nunca había que contravenir a un maestro- y prosiguieron su camino en aquel fangoso patatal. - Ya sé que todos los días no van a ser Domingo, pero lo mismo encontramos una granja con una viuda y puedes apretarle los flejes.- le dijo tuteándolo. A veces, cuando no necesitaban guardar la compostura delante de nadie, Janos se permitía dicha licencia. Un pequeño mérito que no molestaba en absoluto al bueno de Aldous.

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28/09/2016, 00:12
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Tras la pequeña pausa en el camino, el joven aprendiz de brujo Janos logró convencer a su maestro que era mucho mejor tentar a la suerte a pesar de la inminencia de que cayera el manto de la noche y aprovechar las últimas horas de sol con la esperanza de hallar pronto algún lugar más adecuado (y seguro) donde poder pasar la noche. No sería la primera vez ni la última que habrían tenido que improvisar un campamento en plena naturaleza, pero a diferencias de otras regiones donde habían realizado la senda Velen no era una tierra especialmente adecuada en cuanto a campamentos se refería. 

Así pues, ambos brujos prosiguieron su viaje sin mucho más contratiempo durante unas tres horas, el sol ya hacía rato que se había puesto, y cuando estaban a punto de buscar un lugar a la intemperie donde pernoctar la suerte pareció sonreirles pues a escasa distancia pudieron distinguir las inconfundibles luces de algún tipo de aldea cercana. 

Animados, ambos viajeros se aproximaron al lugar. Cuando llegaron pudieron observar que se trataba de una aldea bastante pequeña con casas construidas únicamente de madera y techos de paja, además el estado de estas era bastante lamentable lo que daba a entender que se trataba de una aldea pobre. La casa más grande disponía de un molino hidráulico instalado junto a un riachuelo, por lo que debería tratarse de una pequeña aldea de jornaleros y pescadores de río. Una vez entre las casas nadie les recibió ni advirtió su presencia, en el interior de algunas de las casas podía verse desde el exterior la tenue luz de las velas y lámparas. Por lo demás, la oscuridad de la noche y un silencio incomodo reinaba en el lugar, un silencio parecido al que se utiliza para recibir a invitados no deseados. 

Aún sin saber a que puerta picar, un perro atado con una cuerda a un palo empezó a ladrar al advertir a los forasteros....

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28/09/2016, 12:53
Janos Andrinelfus

- ¡¿Has visto Aldous?!... Hemos tenido suerte ¡¡vaya si la hemos tenido!!- exclamó el muchacho mientras observaba desde la profundidad de su capucha. - Seguro que podremos encontrar algún hueco seco donde echar una cabezada.- seguía sonriente el picaruelo.

Avanzaron en dirección a aquella aldea desconocida. tal vez hubiera algún trabajo que hacer. Desde hace tiempo, nadie los contrataba para acabar con monstruos y alimañas, pero quizás en ese lugar necesitaran a un mozo de cuadra o alguien fuerte para talar la leña. A Janos le importaba más bien poco la ocupación mientras pudiera costearse un plato caliente de gachas. Además... Allí habría chicas dispuestas a disfrutar de sus grandes atributos...

De repente, un perro comenzó a ladrar nervisoso. El mozalbete se aproximó con movimientos lentos pero firmes... - ¡¿Qué pasa amiguete?!- dijo con voz melosa intentando tranquilizar al descontrolado can. - ¡¿Te estás mojando mucho, no?!- siguió caminando lentamente permitiendo que el perro lo olisqueara.

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28/09/2016, 14:56
Aldous Evrouin

- Sí, muchacho. Tenías razón.
Llegaron a lo que parecía una humilde y pequeña aldea.
- Ven, pidamos cobijo. Janos, un día te llevarás un susto. - dijo, viendo que el joven se aproximaba a un perro que comenzó a ladrarles. Pese a que estaban calados hasta los huesos y que necesitaban cuanto antes un descanso, Aldous no pudo evitar perder unos momentos contemplando la estampa. El muchacho estaba lleno de vitalidad y de esa peligrosa curiosidad que caracteriza a los jóvenes; y así debía ser.

Con una sonrisa aún dibujada en el rostro se acercó a la primera puerta que encontraron. Golpeó pesadamente con la mano sobre la madera: - ¡Abran, por favor! ¡Solicitamos refugio!

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28/09/2016, 23:36
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Janos trató de ser amable con el perro que no cesaba en sus ladridos de bienvenida hacia los agotados forasteros. El perro mostraba cierta actitud rabiosa pero cuando el joven brujo acercó su mano con el afán de acariciarlo este hizo un amago de alejarse sin dejar de ladrar. Ya solían decirlo, perro ladrador poco mordedor.

Cuando Aldous picó una puerta al azar con la esperanza de poder rogar a alguno de los aldeanos locales un techo donde pasar la noche, por pobre que sea el rincón que puedan facilitarles, la puerta de la casa del molino hidráulico se abrió de repente y un hombre de edad avanzada, barba mal afeitada y pelo canoso salió de ella sujetando un hacha de leñador con ambas manos en posición de atacar.

- ¡¿Quién anda ahí en medio de la oscuridad? - dijo con una voz irritada mirando en dirección a los dos invitados inesperados de aquella aldea. El hombre debía rondar los cuarenta años pero su aspecto estaba muy estropeado, uno de los ojos era bizco y su piel era nervuda. - ¡Solo los ladrones se mueven en medio de la oscuridad por la noche! - sentenció cada vez más furioso aquel aldeano. 

Aunque los brujos no se molestaron en desviar la mirada hacia las demás casas, estos tuvieron la sensación de estar observados desde estas por varias personas, algo esperable cuando dos completos desconocidos irrumpen en una aldea en medio de la noche y un perro de ladrido fácil les da la bienvenida. 

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29/09/2016, 14:13
Aldous Evrouin

Del edificio del molino salió un individuo con cierta hostilidad.
Aldous se giró en su dirección y, alzando las manos mostrándole que estaban vacías dijo: - Buenas noches, buen hombre - estaba haciendo un gran esfuerzo por parecer amable, pues no le interesaba para nada participar en una reyerta.
- Vamos, en una noche como esta, ni los ladrones salen de sus casas. - dijo, con tono jocoso.

Se quedó donde estaba, al tiempo que hacía una señal casi imperceptible hacia Janos para que estuviese preparado. Si las cosas se ponían feas, debían poner en práctica lo que tantas veces habían ensayado: acometer al oponente en formación abierta, obligándole a atender al mismo tiempo dos frentes distintos. Trataría de evitar una confrontación, pero si surgía, ellos estarían preparados.
No se preocupó por si el joven no captaba su señal. Llevaban años entrenando y combatiendo juntos; ambos se entendían y compenetraban a la perfección.

- Le aseguro que nuestras intenciones no son en absoluto perniciosas. Simplemente somos viajeros cansados y solicitamos asilo para esta noche. Con cualquier rincón nos conformamos, siempre que esté seco.

Entonces vio con el rabillo del ojo que había luz tras algunas de las ventanas de las casas. Aquello podía ser preocupante; si ese hombre no entraba en razón, quizá se viesen rodeados antes de poder dar ninguna explicación.
Con las manos aún alzadas, hizo un ligero giro con el índice, dándole a entender al compañero que estuviese atento a su alrededor.

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29/09/2016, 14:46
Aldous Evrouin
- Tiradas (1)

Motivo: Carisma

Tirada: 1d20

Dificultad: 8-

Resultado: 18(+1)=19 (Fracaso)

Notas de juego

Fallando

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29/09/2016, 14:56
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El aldeano se mantuvo durante unos instantes escudriñando a los forasteros con un gesto claro de desconfianza y su rostro empezó a mostrar mayor nerviosismo en cuanto se dió cuenta de aquellos ojos de gato tan fríos y salvajes no eran en absoluto normales así como aquel tono de voz tan falto de emoción, otro de los rasgos característicos de los brujos.

- N-No no hay lugar aquí para ge-gente como vo-vosotros - contestó mucho menos fiero que cuando había salido de su casa el aldeano, que sostenía el hacha de leñador con tanta fuerza en las manos que estas parecían haberse quedado sin sangre. Acto seguido el aldeano dió dos pasos hacia el interior de la casa sin dar la espalda a los forasteros y trató de cerrar la puerta de la misma.

Aldous y Janos podrían desenvainar sus espadas de acero y descuartizar el pueblo entero sin apenas recibir un rasguño, pero eso era malo para el negocio. Además, aunque la posiblidad podría ser tentadora los brujos cazan monstruos y no son unos asesinos aunque a veces tengan que utilizar el acero para defenderse de quienes no dudarían en cortarles la cabeza por un motivo u otro. 

La esperanza de encontrar cobijo en aquella pobre aldea parecía desvancerse, así que aún y con el agotamiento de un largo viaje sobre sus espaldas y en plena noche deberían buscar una alternativa o arreglarselas de alguna otra manera en aquella aldea. Por lo menos la lluvía había cesado por fin. 

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29/09/2016, 22:14
Janos Andrinelfus

Janos contempló el desplante que aquel palurdo miedoso le hizo a su maestro. Estuvo a punto de estallar y meterle tanto miedo a ese campesino, que tendría serios problemas para no mearse encima, pero la mirada de Aldous reprimió los flemáticas y viscerales reacciones del muchacho.

Acabó de acariciar al chucho y se puso en pie. Con pasos decididos, se acercó hasta el veterano brujo y le dijo: - No te preocupes maestro. Podemos preguntar más adelante. Lo mismo cambia nuestra suerte...- mostró una sonrisa que intentaba animar al tutor que lo había acompañado durante toda su vida. - A malas, podemos hacer un parapeto con lo primero que encontremos...- desde que se convirtiera en brujo de pleno derecho, Janos no había sentido la necesidad imperiosa de robar, pero después de años sobreviviendo de los pequeños hurtos que realizara en su infancia, había gestos que el mocetón aún retenía. Para él, rajar unos sacos o llevarse las primeras sábanas que encontrara a la vista, no supondrían ningún tipo de complejo ¡¡Además!!... Lo hacía por el viejo Aldous.  

- No perdamos más el tiempo maestro.- y tras esto, prosiguió su camino hacia el centro de aquel pequeño núcleo de casas.

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30/09/2016, 08:19
Aldous Evrouin

- Espero que algún día puedas perdonarme, muchacho. Te juro que esta no era la vida que quería darte.
A Aldous le embargaba la pena. No por él, sino por su joven aprendiz: obligado a seguir a un desgraciado que no era capaz ni siquiera de garantizarle lo más básico.
Estaba furioso y decepcionado por la actitud mezquina de aquellos pueblerinos. Estaban todos con la nariz pegada a las ventanas, y nadie era capaz de abrir su puerta y apiadarse de ellos.
Con voz potente, para hacerse oír sobre el rumor de la lluvia, improvisó y entonó lo siguiente:

Oíd, niños lo que cuentan los que saben:
Que hombres entre harapos por el mundo vagan.
Con los monstruos les piden que acaben
Ellos cumplen, y nunca vacilan.

Mas, triste y meditabundo el brujo queda
Cuando la verdad a su entendimiento llega:
Sabe que no hay mal peor hecho
Que el que guarda el hombre en el pecho

Pesaroso, enfiló el camino que llevaba al límite del pueblo. Volverían a probar en otras casas, pero ya había abandonado toda esperanza.
Entre tanto, mientras aún pudiesen oírles, terminó el canto:

No os molestamos más, buenas gentes...ya nos vamos
Quieran los hados que nunca preciséis de nuestros servicios...pues ya marchamos
Atrancad la puerta y dormid bien...ya no estamos.

El continuo soniquete del agua confería a su voz un tono lúgubre y funesto. Internamente y en silencio, maldijo a esos miserables. Toda la vida había soportado sin rechistar las faltas de educación y las malas caras por doquier; pero en esta ocasión, el afectado no era él, sino un muchacho cuyas impresiones actuales marcarían el devenir de su futuro. No permitiría que echasen a perder la personalidad de su discípulo.

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30/09/2016, 11:56
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Definitivamente los brujos no habían sido bien recibidos en aquella pobre aldea, sin embargo y siendo justos no había mucho por lo que culparlos. Las gentes de aquella región ya eran lo suficientemente pobres y maltratadas por sus propios gobernantes y por las desgracias de las guerras entre reinos como para culparlos por no acoger a dos completos desconocidos, más si estos apestaban a brujería y artes que a ojos del populacho eran oscuras y objeto de mil y una habladurías. No hay nada más poderoso que el miedo en el corazón de los hombres...

Las palabras del veterano brujo resonaron en el centro del pueblo y calaron hondo en cada una de las mentes de las personas que observaban con recelo a los forasteros desde sus hogares, como si de una maldición lanzada por la falta de hospitalidad de estos se tratara, una a una las velas que se habían encendido en las casas de madera y paja fueron apagándose en medio de la oscuridad hasta que el pueblo quedó en completo silencio. El perro que tan rabiosamente había dado la bienvenida con sus potentes ladridos se tumbó hecho un rosco en un lecho de paja junto al hogar al que pertenecía y se sumó al culpable silencio.

Aldous miró nuevamente al cielo con cierto sentimiento de culpabilidad, sin embargo aquella situación le resultó familiar, tal vez demasiado familiar.  El veterano brujo hizo un gesto a su aprendiz para que prosiguieran y marcharan ya de la aldea y ambos empezaron a caminar hacia la salida del pueblo. Cuando ya habían dejado atrás el grueso de las ocho o diez construcciones que debían conformar aquel lugar observaron que algo alejado del camino una pequeña casa de estructura similar aún irradiaba luz del interior.

La puerta estaba abierta y una figura encorvada que no podían distinguir bien alzó una mano de forma parsimoniosa hacia los dos viajeros, a modo de saludo. 

Notas de juego

Nota: Por cierto, ha dejado de llover, lo puse en el post anterior!

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30/09/2016, 16:47
Janos Andrinelfus

La lluvia había cesado, aunque Janos tenía todo su cuerpo empapado. Miró a su maestro y sintió como cada una de las palabras que pronunciaba, se le clavaban en el mismísimo alma - ¡¡Aprended, zarrapastrosos!!- se dijo a sí mismo. Aquellas zafias e inmisericordes personas, no dudarían en abrir las puertas de su casa y vender a sus propias hijas, si tuvieran problemas con una prole de endriagos hambrientos. Sí... Entonces sí que serían bien recibidos...

De repente, cuando ya se disponían a salir de aquella pequeña y triste localidad, una cabaña alejada mantenía su puerta abierta y la luz de una vela encendida.

- ¡¿Has visto eso, maestro?!- preguntó el alto muchacho sin confiar demasiado en aquello. Resultaba raro que todo el mundo hubiera dado la espalda a los brujos y alguien deseara -tan descaradamente- que se acercaran...

- ¡¿Nos acercamos?! 

Notas de juego

Es un poco bellota...

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30/09/2016, 22:08
Aldous Evrouin

- ¿Bondad y piedad? ¿O celada y engaño? - Una pregunta retórica que Aldous escupió sintiendo aún en la boca el sabor del enfado.
- Desde luego, el miedo que parece ser estandarte en esta aldea, no tiene cabida en esa choza... ven, acerquémonos. Pero mantén los ojos abiertos.

Evrouin caminaba despacio, con cautela. Con la diestra aún agarrotada por el frío, sostuvo el medallón que pendía de su cuello, tratando de infundir ánimos a su atribulado corazón.

Notas de juego

Cuando lleguemos a distancia suficiente (aprox. 20 m), activo el detectar magia.

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01/10/2016, 10:33
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Los dos brujos avanzaron cautelosos hacía la casa de aquel lugareño que les había saludado con un gesto de mano y cuando llegaron pudieron observarlo con más detalle. Se trataba de un anciano de gesto afable, ojos oscuros y ropa raída que desde el umbral de su modesta casa esperaba apoyado en el marco de la puerta la aproximación de los brujos. Los agudizados sentidos de Aldous y Janos les permitieron detectar un fuerte olor de todo un abanico de aromas de hierbas varias procedentes de la casa.

Cuando estos estuvieron suficientemente cerca el anciano habló. - Buena luna, viajeros...- saludó con una actitud más confiada que la de sus paisanos - menudo escándalo habéis montado en Valdetillo, pero os pido que no les culpéis por la falta de hospitalidad, la mayoría no ha oído hablar nunca acerca de vosotros y lo que han oído han sido siempre cuentos horribles para no dormir... - el anciano titubeó y movió la mandíbula como si masticara algo - Soy Hendrik - se presentó el anciano de forma campechana. - y he vivido suficiente como para saber que sois brujos y no traeis malas intenciones con vosotros. - añadió mirando de reojo los pares de espadas a las espaldas de estos. - 

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01/10/2016, 14:22
Janos Andrinelfus

Janos se aproximó con la manos sobre el mango de su espada de acero. Quizás fuera una trampa a punto de perpetrarse por parte de bandidos, con lo que debía estar al tanto. Pero nada más lejos de la realidad, cuando llegaron al umbral de la puerta, un añoso y humilde hombre los esperaba para recibirlos.

Nuevamente, el mocetón aguardó a la respuesta de su maestro. Aldous era perro viejo a la hora de calar a las personas y sus intenciones, y si éste había notado algo extraño, le haría una señal...

Notas de juego

Espero la respuesta de mi sensei.

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01/10/2016, 17:11
Aldous Evrouin

- Buena noche tenga, buen hombre. - dijo el brujo a modo de salutación.
- Puede estar seguro de que nada hay más alejado de nuestra intención que causar problemas. Sólo pedimos asilo durante esta noche.

Por defecto, Aldous desconfiaba de todo aquél que no fuese él mismo o su discípulo, pero también había aprendido a aceptar las muestras de caridad, de modo que continuó hablando con afable tono: - Mi nombre es Aldous, y él es Janos. Como bien ha podido apreciar, somos brujos - el anciano ya se había dado cuenta, era absurdo negarlo - Si fuese usted tan amable...no podemos pagarle, pues nada tenemos. Pero trabajaremos para usted si así lo desea. Sólo esta noche - recalcó.

Comenzaba a sentirse agotado. Si este hombre no los acogía -o pretendía engañarlos-, se verían obligados a pasar la noche al raso...y casi lo prefería, con tal de salir de semejante pueblucho.
El anciano les pidió que no tuviesen en cuenta la descortesía de sus vecinos, pero para Aldous no era tan sencillo.
Tenía razón, sí: esa gente había actuado movida por el miedo, pero pasaba lo mismo en cada aldea; Janos atesoraba aún una parte de la inocencia de su infancia, y el mundo se abría ante él con un matiz demasiado hostil.

El brujo no quería que a su aprendiz le pasase lo mismo que a él. Aldous sentía una profunda apatía por casi cualquier semejante, fruto de lo que había vivido y visto. Si el joven pudiese crecer creyendo -sabiendo- que en el mundo también hay gente buena...pero eso quizá fuese demasiado pedir.