Partida Rol por web

Aki que antes había acertado con la patada no lo duda y aprovecha que Yui esta tratando de pegar a Sota y por el otro lado le lanza un puñetazo a la cara, el chico no se puede mover lo suficientemente rápido y recibe el fuerte golpe en la cara. La chica se notaba que estaba acostumbrada a pegar porque le da bastante fuerte.

Sota nota como el golpe ha hecho que sangre un poco, parece que le ha hecho sangre en el labio ya que nota el férreo sabor de esta. Poco a poco nota como el enfado aumenta, como si en su interior hubiera una bestia que poco a poco va despertándose:

Vamos… no te resistas dejalo salir… te vas a sentir mucho mejor

La enfermera observaba todo lo que sucedía con una sonrisa en los labios, parecía que lo que sucedía le estaba gustando, incluso empezaba a reírse

Maki que había estado observando lo que sucedía de forma impasible se gira y empieza a caminar para alejarse de allí, aparentemente como había dicho antes, tenia algo que hacer.

Mientras tanto el doctor como Sata iban preparándose para llevarlas a casa de Mieko, esta empieza a mirar por el móvil, en internet. No tarda mucho en encontrar un pequeño articulo que le llama la atención

Desgracia en el seno del grupo Fujimura

En la jornada de ayer se produjo una tragedia, el hijo y futuro heredero del grupo automovilístico Fujimura ha fallecido y su hermana melliza ha resultado gravemente herida. Ambos pequeños estaban de vacaciones con sus padres cuando ambos niños se separaron de la familia, un desprendimiento de rocas se produjo en donde se encontraban atrapando a ambos pequeños, el niño murió en el acto, pero la pequeña quedo atrapada junto al cuerpo sin vida de su hermano. Solo horas después los servicios de emergencia encontraron a la pequeña….

Sata se acerca a Mieko y dice:

Vamos os llevare a su casa, yo iré a reunirme con el doctor Seto como tenia pensado, en cuanto salga de la reunión te mando un mensaje con lo que he podido averiguar, pero cualquier cosa que necesitéis no dudes en llamarme.

Decía mientras se aseguraba de llevar con cuidado a Nao hacia el exterior.

Sata sale prácticamente cargando a Nao en brazos, Mieko esta cerca de ellos y el doctor se ha quedado dentro, en el exterior todos pueden ver como Rin esta sentado mirando al cielo, parece preocupado.

¡¡Ya basta!! – Nunca había sentido tal cantidad de agresividad en su ser, notando que el vaso de cristal que contenía su paciencia no sólo se había desbordado, sino que se rompía en cientos de pedazos que se clavaban en su piel, provocándole múltiples heridas.

Había intentado canalizarlo, no quería hacer daño a quien apreciaba, pero ya no sólo era las continuas réplicas y golpes de ambas chicas, sino la sonrisa sarcástica de la doctora o la indiferencia de Maki lo que le hizo explotar, cayendo en el absoluto descontrol.

¿¡Esto era lo que queríais!? – Esta vez ya no había amigos o enemigos, actuaba el instinto más primitivo del ser humano: El de la supervivencia.

El tranquilizante la había dejado más tranquila, pero también más adormilada. Se dejó llevar al exterior, mientras los demás hablaban. Mieko decía algo de avisar a sus padres.

—Lo siento… Lo siento… Siento ser una carga… —murmuraba. Cuando vio que Mieko llamaba por teléfono, se dio cuenta de que ella debería hacer lo mismo—. Yo… Tengo… Tengo que avisar… a mis padres —murmuró—. No les gusta… que haga las cosas… sin avisar…

Sacó el móvil con manos temblorosas. Empezó a marcar, pero enseguida el teléfono se le cayó al suelo. Por suerte no pareció romperse. Ella se agachó a cogerlo con torpeza.

Asiento a Sata. Que rápido cambiaban las cosas. Un momento había conseguido convencerle de acompañarle en su trabajo, al siguiente Nao y Aoi necesitan ayuda. Oh, y Rin, pienso al verle fuera. Eran los que menos culpa tenían con todo lo que estaba pasando y los que peor lo estaban pasando.

Me levanto dudosa, a punto de unirme a Rin, cuando Nao empieza a hablar y se le cae el móvil. Me siento extraña. Ahora, cada vez que la miro pienso en su hermano y en Yoichi. Quizás no debería haber buscado a su familia, quizás era una de esas cosas que era mejor que ella me hubiera contado por sí misma.

-Yo te ayudaré. ¿Cuál es tu contraseña?-le pregunto alcanzando y pasándole le el móvil.

Volver a su casa es algo que siempre desea evitar, pero hoy ese deseo es para él una exigencia, necesita un lugar donde pasar la noche y solo puede ver un lugar para ello, no sabe a qué hospital llevaran a su amiga, pero ya sea que le dejen ir en la ambulancia con ella o deba ir por sus propios medios, pasara la noche en ese lugar.

Mieko la ayudó a recoger el móvil, y ella lo cogió con manos temblorosas.

—Mi contraseña es… 7923 —murmuró, mientras marcaba con dificultad—. ¿Ese de allí no es Rin…? —comentó, fijándose en el chico, que se encontraba sentado allí cerca.

Tras marcar el número, se acercó el teléfono y esperó a que su madre contestara.

—Hola, Mamá… Ha ocurrido algo terrible a… a Aoi… Estaba… Estaba todo… —Incluso con el tranquilizante, era muy difícil para ella hablar del tema, y le costaba formar las palabras—. Estaba todo lleno de… de sangre… y… y… una amiga… quiere venir a acompañarme durante la noche… para que no esté sola… ¿P-Puede venir… por favor?

Los tres chicos empezaron a pegarse sin parar, se estaban dando los unos a los otros una gran paliza, puñetazos, patadas etc. Cualquiera que viera los golpes que se estaban dando se asustaría y saldría corriendo. Mientras todo esto sucedía Maki ya se había marchado y la doctora simplemente miraba y reía, al igual que las dos chicas, Sota sentía una gran agresividad, sentía como se estaba liberando y fue entonces cuando quizás en un momento de lucidez se da cuenta, su sangre ya no era roja, de las heridas que las dos chicas le habían causado surgía sangre negra.

Aki tenia una herida en la cabeza, una herida que casi con toda seguridad le mandaría al hospital, sin embargo, la chica seguía pegando y riendo. Pasados unos minutos los tres pierden el sentido por los golpes, con unas heridas realmente graves, huesos rotos, mordidas, golpes, arañazos, sin embargo, cuando Sota recupera la consciencia al igual que las otras dos chicas apenas tienen heridas, solo se notaban algo cansados.

Aki fue la primera en hablar, la chica parecía bastante animada y estaba sonriente tirada en el suelo:

Que bien sienta ¿verdad? Ah… esto que tenemos ahora es lo mejor… nada te afecta, puedes cortarte una mano que te recuperas y no puedes morir… que bien, es lo mejor

Yui por su parte se incorpora para quedar sentada con las rodillas recogidas, la chica mira a los otros dos adolescentes y mira a su alrededor viendo que la enfermera tampoco estaba:

Ahora entiendes porque la pánfila de Aoi sobrevivío ¿no?. Bueno, aunque ella es un poco diferente… no se… supongo que a los panfilos como ella le pasa como a los adultos.

Mira fijamente a Sota y dice con una sonrisa cómplice.

¿Sabes que eres el primer chico en unirte a nosotras? Ummm veamos como te afecta a ti

Sata mira a los tres chicos con cierta preocupación, se imaginaba que tenian que estar afectados por lo sucedido, mientras conducía a las dos chicas hacia el coche observa como no dejan entrar a Rin en una ambulancia. Rápidamente se acerca y dice:

Si quieres puedo llevarte al hospital, la llevan a donde estuvo antes, pero no creo que te dejen estar con ella ya que va a haber un policía con ella todo el tiempo.

Sata lleva primero a las chicas a la casa que le indiquen, justo cuando van a bajar comenta:

Yo ire ahora a hablar con el doctor Seto, me ha indicado que no hay problemas con retrasar nuestra reunión así que hoy descansad en casa y mañana venid a mi trabajo después de clases y asi os cuento lo que he hablado con el. Y tened mucho cuidado con esa Maki

Tras esta despedida se despide con la mano y se dirige hacia el hospital junto con Rin.

Cuando ambos llegan al hospital Sata aparca cerca de la puerta, el periodista coge sus cosas y mientras caminan hacia la entrada habla con Rin:

No te preocupes por Aoi, ahora va a estar vigilada por la policía, por lo que nadie podrá hacerle nada. Yo voy a reunirme ahora con el doctor Seto, así que como le he dicho a las chicas me enterare de cosas.

Mira a Rin, comprendía que debía estar muy preocupado, le mira unos momentos y añade:

Cualquier cosa que necesites tienes mi teléfono y sobretodo ten mucho cuidado

-Muchas gracias por traerme- dice acompañando sus palabras con una reverencia -y tendré cuidado-

Si, él quería ver a Aoi, pero sabía que desde que le negaron la entrada a la ambulancia, que no dejarían acercarse a ella, pero igual quería estar en el hospital, si pasaba cualquier cosa ya estaría cerca por si era de ayuda y para recibir las noticias, pero sus verdaderas razones eran otras, pues cualquier lugar era mejor que volver a su casa y esa noche no tenía la intención de volver a casa.

Se despidió de Sata y se dirigió directamente a la cafetería del hospital.

¿Ir a verle después de clases? Viendo el estado de Nao y Rin, quizás es lo último que quieren. Conozco esa sensación. Pero callo mis pensamientos y asiento ante las palabras de Sata, a modo de despedida. Claro que antes de cerrar la puerta, me acerco a Rin. Apenas había tenido tiempo de hablar con él. Lo habría hecho durante el viaje, pero al final no me había atrevido.

—Ve avisándome de lo que pase.—le pido, sonriéndole algo incómoda. Quiero infundirle ánimos, pero siento el ambiente algo raro.—Y yo también te iré manteniendo al día.

Y tras la despedida, me dirijo a Nao.

-¿Cómo te sientes?—le pregunto, queriendo comprobar si el efecto de los tranquilizantes seguía en efecto.

La madre de Nao se mostró sorprendida ante lo que su hija le decía, y aceptó que Mieko fuese a casa con ella. Aun así, pese a las circunstancias, apenas se preocupó de cómo afectaba todo aquello a Nao. Colgó sin preguntarle siquiera si se encontraba bien.

Por otro lado, a Mieko sí le interesaba saber cómo estaba.

—Yo… —¿Cómo se sentía? Ni siquiera ella lo sabía—. Estoy… —Nuevos flashes pasaron por la mente de la chica, tanto de lo que le ocurrió a su hermano como de lo que había visto hacía un rato. Apretó los ojos inmediatamente—. No te preocupes… No hay nada que puedas hacer… —No quería que perdiese el tiempo preocupándose por ella. No lo merecía.

Aquello era lo más extraño que había hecho en su vida, pero a su vez lo más emocionante. Era como leer con devoción el nuevo libro de tu autor favorito, devorando las páginas de una sentada sin despegar tus ojos de las letras, formándose imágenes en tu cabeza a medida que las horas pasaban. Había golpeado, había mordido, estaba seguro de haber escuchado el quebrar de algún hueso o proferir algún grito de sorpresa o dolor pero aun así seguía, ensimismado en aquella batalla que parecía no tener fin.

La sangre negra, aunque le llamó la atención, era el menor de sus problemas. ¿Cómo habían podido soportar los tres aquella paliza? Ya no sólo era por su enfermedad, sino que el estado de las otras dos chicas perfectamente podía haber dejado secuelas permanentes y, aun así, reían como crías y mantenían la misma energía que al principio.

No fue hasta que sintió que esa bestia que domaba su interior se cansaba cuando logró apartarse, jadeando mientras se limpiaba una mancha negra de sangre del labio inferior con la mano. Él también había caído rendido en el suelo, sentado antes de soltar una piedra que había usado para golpearle la cabeza a una de ellas, necesitando entender mínimo qué le ocurría a él mismo.

Puedo tragarme que deberíamos haber muerto hace horas, que me siento renovado y tengo una energía que nunca pensé que tendría pero, ¿podéis explicarme ya qué significa todo esto? – A pesar de todo seguía confuso. ¿Había muerto y estaba en un extraño plano? ¿Ahora él formaba parte de las filas de Maki? ¿Había algún tipo de magia negra, como en las películas, por medio? – Todo cambió después de besar a Maki.- Miró a sus amigas, las únicas que habían quedado, esperando que alguna por fin terminara de explicarle qué pasaba.