Partida Rol por web

Hace 18 años comenzó tu viaje por este mundo. 

Demasiados días para contarlos, demasiadas experiencias para recordar... Y demasiadas preguntas sin respuestas.

Partiste de la Isla Oriental hacía un par de meses buscando alguna de estas respuestas concernientes a tus padres. Sabías poco de ellos pero para Iglesia parecía un factor común. De manera que ese parecía el punto más fiable por el que empezar tu viaje. Por desgracia, lo que debía ser una llegada tranquila, no fue así, sino más bien por la puerta grande. Los detalles ahora carecen de importancia, la cuestión es que encontraste a unos inquisidores que iluminaron algunas de las sombras que habitaban en tu cabeza. 

Tus padres no eran Inquisidores. Nunca fueron nombrados como tal. El lado positivo es que, al no serlo, mucha de la información relevante a ellos sería de dominio público -siempre que supieras donde buscar-, la parte negativa es que la Inquisición no te podía dar mucha más información sobre ellos. 

Solo te dieron una pista: El puerto de Ebudah, en el principado de Abel. Allí parecía que tus padres habían trabajado o algo así, de manera que debería haber algún registro o algo así con más información.

De manera que, tras salir vivo del cuartel de la Inquisición, ahora tenías una nueva pista y un destino.

El pasado parecía una losa que se hacía notar en cada momento de tu presente y que, sin quererlo, determinaba el siguiente paso en tu futuro. 

La desgracia no es algo que desconocieras. Habías oído hablar de guerras, enfrentamientos, grandes masacres y aniquilaciones. Por no hablar de robos o asesinatos. El mal o la oscuridad no eran desconocidos en tu vida. Sin embargo, estos se mostraban como una larga sombra sobre ti.

Han pasado... ¿Cuánto? ¿Dos años desde que tu vida cambió? 

Por aquel entonces tenías un hogar... Una familia. Tus padres te querían, tu hermana completaba la mitad de tu mundo y los días pasaban llenos de sonrisas y felicidad. Ahora... Ahora tus padres nunca más te darán un abrazo y tu hermana... Ya no es tu hermana. Al menos no por completo. Hay algo en ella que la está controlando mientras que, la verdadera ella, está en algún lugar de esa cáscara, luchando por salir. Y es que, ahora, es la única familia que te queda.

Antes el conocimiento que teníais el uno del otro era perfecto, pero desde que ese... Ser o cosa tomó el control, en ella solo ves una desconocida.

No solo su aspecto cambió, sino que su forma de ser y su personalidad. No sabes lo que esa criatura quiere de tu hermana o los objetivos que tiene. No sabes ni tan siquiera lo que es... Ni su nombre... No sabes casi nada.

Con lo que cuentas a tu favor es el vínculo que aún mantienes con ella. No es gran cosa, pero al menos sabes si os encontrabais cerca el uno del otro. Gracias a esto llevabas meses buscando y siguiendo todas las pistas que podías recabar sobre ella. 

En ese tiempo no has parado mucho tiempo en un solo sitio, sino que ibas buscando ese vínculo en todo momento. Cuando lo encontrabas, investigabas, pero a los pocos días esa mujer se volvía a mover, haciendo que tú también te movieras. Y, aunque no es mucho, te da la sensación de que se mueve tanto por algo... Como si estuviera buscando algo... O huyendo de algo tal vez... Por ahora son todo hipótesis y conjeturas.

La última de estas pistas te ha llevado al Puerto de Ebudah, lugar en el que te encuentras en este momento... Lugar donde tienes esa familiar sensación que te dice que tu hermana anda cerca...

Mirando hacia atrás, por un momento parece que tu vida ha estado repleta de mentiras, ilusiones y lugares oscuros. 

Lo que creías que era una familia feliz, resultó ser algo muy diferente... Tu madre y tu hermana eran monstruos, brujas que jugaban con la magia y las energías oscuras que las dominaban. Eran criaturas extrañas que no te daban confianza, aunque este sentimiento se mezclaba con el amor que sentías por ellas... Luego estaba tu padre, un antiguo Inquisidor, perseguido, buscado y renegado. A parte, sabes que en su sangre hay algo oscuro y tenebroso, algo que no es normal... Algo que también corre por tu sangre...

Por suerte o por desgracia, ha pasado un año desde que aquella ilusión se rompiera, dejando a la vista una cruel realidad.

Catalia, a pesar de ser una bruja que juega con las fuerzas sobrenaturales y oscuras, seguía siendo tu hermana. Sabíais que la Inquisición os buscaría, y más a ella por ser como es. De manera que cuando Magus la hizo un hueco en sus filas te alegraste.

Por un lado porque así no tendrías que estar cerca de ella. Por otro porque, esperas, estará en un lugar seguro. 

Para saber si estabas bien y lo que hacía, os mandabais correspondencia de forma habitual. En esta última ocasión, habíais acordado que el contacto se produjera en el Puerto de Ebudah, en concreto en el muelle 2 al atardecer. 

Así que, con esta cita en mente, recoges tus cosas y te diriges al Puerto de Ebudah sin dilatar más el tiempo.

De hijo de un Barón... A trovador ambulante... Todo un cambio.

Antes tu vida era muy sencilla: hacer lo que querías, cuando querías y como querías. La posición de tu padre te otorgaba ciertos privilegios que hacía tu vida mucho más divertida y despreocupada. Pero todo cambió cuando aquel hombre se interesó en vuestro territorio...

Ahora vives el día a día, en los caminos y, si hay suerte, en alguna mansión o palacete. 

Gaius te había enseñado una "profesión", una motivación y un objetivo en la vida. Te enseñó, te entrenó y ahora ya puedes volar libre. 

En este momento el viento te ha llevado a una ciudad portuaria, el Puerto de Ebudah. Allí esperas encontrar tal vez un trabajo, algo que llene tus bolsillos o, simplemente, algo que combata el aburrimiento.

La luz siempre te había acompañado allí donde ibas.

Eres un Santo. Proclamado por la iglesia y elegido por ella. La luz habitaba en ti de alguna manera y por eso te concedieron el título de Santo. Pero... ¿Qué es un Santo? 

¿Alguien que lucha por los demás? ¿Alguien que ayuda al prójimo? ¿Alguien que dejaría morir a un amigo? 

Habían pasado dos años desde que la oscuridad entró en tu vida y te arrebato a dos compañeros ... Tus primos habían caído presa de la oscuridad, ¿y tú qué habías echo? Huir... Correr... Alejarte de algo que no terminabas de entender... ¿Eso es un Santo?

Las dudas comenzaron a germinar en tu corazón y en tu mente, repleta de preguntas sin respuestas. Estabas distraído, confuso y descentrado. Por eso, habías accedido a cogerte unas pequeñas "vacaciones". Un tiempo para despejarte la mente, respirar y poner en orden todos tus pensamientos.

¿Y qué mejor lugar para empezar que uno de los mayores puertos del Imperio?

El Puerto de Eburah se levantaba ante ti, lleno de posibilidades, opciones y caminos. 

No sabías muy bien qué te había llevado allí... Tal vez lo averiguaras pronto... Tal vez no.

Mentiras y sangre, así se podría definir tu vida y tu pasado.

Tus padres fueron asesinados por el que luego se convirtió en tu padre. Este te acogió como si fueras su hija, te alimentó y te cuidó. Hizo todo lo que se podía esperar de un padre. Todo... Bueno, casi todo.

A pesar del amor que sentía por ti, esto no fue suficiente para que el resto de niños te empezaran a tener miedo a medida que pasaba el tiempo. Hasta que las mentiras se dieron a conocer.

Tus padres biológicos no habían sido los únicos que habían perdido la vida a manos de tu padre, ya que este se encargaba de cazar y matar a todos los seres no-humanos o sobrenaturales. Y esas mentiras se cobraron su precio.

Ahora mismo, alejada de todo aquello, buscas algo que mueva tu vida. Un viento en tus alas que te lleve allí donde quieras estar. La cuestión es, ¿dónde quieres llegar?

Por ahora tus pasos te han llevado al Puerto de Ebudah. 

Tal vez allí encuentres los siguientes pasos a seguir.

La vida... 

Algunos dirán que es un don... Otros que es una maldición... Para ti es algo más a estudiar.

Los años pasan por ti como quien parpadea: de forma casi imperceptible. ¿Cien? ¿Quinientos? ¿Mil años son los que llevas en estas tierras? Las fechas se vuelven cada vez más difusas en tu mente, aunque en verdad no es algo que te preocupe. 

Gracias a tus conocimientos, el paso del tiempo no es algo que te preocupe. De echo, casi nada hay ya que te preocupe. Y es que los problemas desaparecen cuando eres inmortal. La magia te ha brindado esa oportunidad, aunque con ello también ha sustraído algo importante: la pasión. Y es que hace años que ya no sientes eso... Años... Aunque no sabrías decir cuantos... 

Lo único que parece satisfacerte ultimamente es buscar a pequeños escogidos con el Don de la magia. Es casi un pasatiempo para ti, aunque por ahora no has encontrado a muchos.

A parte de esto, te dedicas a ir de un lugar a otro.

Y, en esta ocasión, el lugar es el Puerto de Ebudah. 

El Puerto de Eburah...

Uno de los Puertos más importantes del mar interior.

Lo que en sus primeros días no parecía más que un puerto más, con el paso de los años, dada su localización fue creciendo y creciendo hasta convertirse en el gran puerto que es hoy en día. A causa de esto, la ciudad fue creciendo a lo largo de la costa, dando a la ciudad la forma de una media luna.

Practicamente la mitad de los barcos que surcan el mar interior, han pasado o pasan por este puerto. 

Por esto, se puede ver un constante movimiento en la ciudad: comerciantes, mercancías, viajeros, mercenarios, aventureros...

La mitad superior de los muelles están reservados para transporte de mercancías y los almacenes. De esta forma, toda la zona norte de la ciudad está repleta de tiendas y puestos comerciales. Allí se puede encontrar todo tipo de tiendas y mercancías: joyas, ropa, armas, carruajes, caballos, animales exóticos, utensilios de cocina, mobiliario y, desde luego, embarcaciones. 

Entre algunas de las tiendas más visitadas de la ciudad se encuentran: El Rincón Secreto (Librería), La Reina de las Aguas (Joyería), El Yunke (Armas y Herrero) y Aguja e Hilo (Armaduras).

Si eres de esas personas que creen en los rumores, se dice que, por las noches, hay una especie de mercado secreto en la ciudad. Nadie sabe exactamente donde está, pero los rumores dicen que se pueden encontrar todo tipo de objetos "poco habituales".

Mientras que la parte sur del muelle se encuentra reservada a los barcos de recreo y personas. Ahí es donde llegan los nuevos viajeros, de manera que también es la zona de la ciudad donde se pueden encontrar más tabernas y posadas por metro cuadrado. Hay de todo tipo, color, olor y limpieza. Puedes encontrar desde algunas tabernas con los mejores platos, otras con las mejores camas y estancias, mientras que hay otras famosas por los mercenarios y espadas de alquiler.

Destacan por sus bajos precios: El Poni Pisador (Posada), Con la panza llena (Taberna) y Cerveza y Acero (Mercenarios).

Si no te importa pagar algo más, puedes acudir a: La Bella Durmiente (Posada), Con cuchillo y tenedor (Taberna) y Levanta la copa (Mercenarios).

Mientras que si no eres de los que mira el dinero, tus opciones son: Entre algodones (Posada), Tres Tenedores (Taberna) y La Caverna (Mercenarios).

El sol empieza a desaparecer en el horizonte cuando llegas a la ciudad.

Ya sea por tierra, mar o aire, has llegado a la ciudad, dado que algún motivo te trae aquí...

Conforme se va acercando a la ciudad desde el sur, Demiurgo empieza a sentir el movimiento de sus habitantes. Antes de entrar, y como se le estaba acabando una botella de cerveza, decide acercarse a la orilla del mar para rellenar la botella con agua salada. Se concentra, la agita un poco, y lo que en un principio es agua empieza a tomar un color ámbar. Le da un sorbo, la escupe y exclama:

Qué sabor tan horrendo, será mejor que compre la cerveza directamente antes de intentar crearla por mí mismo, y mucho menos usando agua de mar. Definitivamente, la sal y la arena no le dan buen sabor. Aunque tiene un toque crujiente.

Dicho esto, vacía el contenido de la botella, la guarda en su mochila y se dirige al interior de la ciudad caminando lentamente.

Una vez dentro, decide ir al lugar donde más presencias en movimiento nota mientras rastrea a posibles poseedores del Don.

Nox había sufrido demasiado con la pérdida de sus primos. Desde entonces, se había dedicado a intentar corregir su propia cobardía haciendo misiones, algunas veces podría decirse que la actitud que había adoptado rozaba a la autoflagelación. Era evidente que tarde o temprano lo deberían retirar o se quebraría mentalmente.

Nox había estado viajando en una caravana que se dirigía a la ciudad de Bendeck. Habían accedido a dejarle no demasiado lejos del Puerto de Eburah a un precio razonable. Ahora acababa de bajar de la caravana y se despedía de sus acompañantes. Cuando se giró para ver su destino, quedó paralizado. Sí, nunca había visto el mar, y sólo observar la inmensidad de aquella gran charca que dejaba la gran ciudad portuaria reducida a un mero punto en toda su extensión, le había dejado estupefacto en aquél lugar.

Tras un rato observando los destellos y colores de aquello que llamaban mar y sopesando si sería seguro acercarse, se decidió. Observó su nuevo destino, esta vez se suponía que venía a disfrutar y relajarse. Pero, podría alguien como él relajarse? Se encogió de hombros mientras observaba desde la lejanía la perfecta silueta de la ciudad portuaria con los barcos alejándose y acercándose al puerto. Quizá encontraría algo interesante. Quizá incluso pudiese encontrar información. Al fin y al cabo era una ciudad portuaria, y éstas se caracterizaban precisamente por el tráfico de información.

Se encaminó hacia la Entrada Norte, repasando sus cuentas y ajustando su collar que le identificaba como Santo. Seguramente tendría dinero más que suficiente para una buena estancia en la zona más rica durante una temporada. Sin embargo, si en algún lugar podía redimirse, era en la zona más pobre, donde los pobres simplemente luchaban por sobrevivir. Donde la decencia y la honradez no se la podía permitir nadie. No descartaría nada si le llamaba la atención, pero una vez entró en la ciudad empezó a dirigirse al puerto, donde esperaba encontrar un buen lugar para pasar una temporada. Tras esto, intentaría entablar una relación amistosa con el posadero y le preguntaría buenos lugares donde comer y beber y la iglesia más cercana. Ese sería su punto de comienzo, quizá el abad a cargo de la iglesia podría aconsejarle y explicarle la situación de la ciudad. Quizá pudiese ayudar de algún modo al abad a mejorar el estado de su iglesia.

Siguiendo el rastro de mi hermana mis pasos me han llevado hasta el puerto de Eburah por la puerta norte, acompañando a una pequeña caravana que me había contratado como guardian para el trayecto.

Nada más llegar quede asombrado por el bullicio de la gente y la inmensidad del puerto. Realmente estaría bien visitar el lugar con más calma y en compañía de lo que me quedaba de familia una vez que todo se hubiera solucionado.

Como había hecho en otras ocasiones doy un paseo por la ciudad y me informo de donde localizar una pensión económica y a las tabernas de la zona.

Tras conseguir una habitación en el Poni Pisador me dirijo a La Panza Llena, donde pido una copa y me situó en una zona donde pueda escuchar al camarero y a los clientes hablar de los nuevos rumores de la ciudad. También, una vez cogida un poco de confianza con el camarero, y tras dejarle una pequeña propina, le pregunto sobre los nuevos rumores de la zona, que hacía tiempo que no me dejaba caer por la ciudad y que siempre está bien ponerse al día.

Llego a una nueva ciudad, esta claro que mis habilidades no están ni cerca de las de Gaius en ninguna de sus facetas pero es el momento de poner en practica todo lo aprendido y abrir mi propio camino. La ciudad es grande con varias posadas y tabernas lo que me da varias posibilidades para conseguir trabajo.

Me dirijo primero a la posada más cara, esta claro que ni mi instrumento ni mi ropa va a ir con una posada tan cara pero realmente hecho de menos las comodidades y no pierdo nada por intentarlo.

Me acerco a la posada "Entre algodones" y antes de entrar me quedo escuchando desde la puerta para oír si ya tienen algún músico contratado y cual es su nivel.

Después de haber sido el invitado de la Inquisición, Ethan esperaba no tener que saber de ellos en un futuro próximo. O lejano.
Aun así tenía que admitir que habían sido de ayuda. Por lo menos una de ellas. Ahora tan sólo quedaba la tarea de seguir buscando. Y al menos tenía un nombre. Eburah.

Siguiendo el camino de la costa había llegado a la ciudad por el sur. Una ciudad grande. Aunque en realidad todas se lo parecían después de haber vivido en el templo tantos años.
Lo primero era establecerse, un lugar desde donde poder empezar a hacer algunas preguntas. Por lo que después de informarse de precios el joven se dirigió al Poni Pisador. Durante el trayecto aprovechó para observar la ciudad, no era Argos. Pero parecia bonita.

Bien, es la primera vez en mucho tiempo que me acerco así a una población tan grande, me estoy quedando corta de dinero y tengo la necesidad de alguna forma de conseguirlo. Espero no atraer muchas miradas.

Aguardo un poco a que baje más el sol y esté oscuro, y me adentro en la ciudad. Tomo todas las precauciones posibles, cubriéndome la espalda con el abrigo, y encima el saco donde llevo mis pertenencias, con suerte me hará pasar desapercibida. Con la capucha oculto mi rostro lo más que puedo y empiezo a andar.

Trataré de no exponerme mucho, así que me voy a meter a la primer taberna que encuentre, de esas donde se juntan las espadas de alquiler. Con suerte me contratan para alguna tontería y consigo llegar al menos a un oro... Miro mi saquito escuálido de monedas pensando en que tengo que dejar las apuestas, en las apuestas siempre se pierde, una toma confianza y después una mala pasada con los dados te deja más miserable que antes de jugar.

"Cerveza y Acero" leo en el letrero... bien, no tengo más ganas de caminar, acá será mi primera parada. Empujo con una mano la puerta y atravieso el umbral.

El cazador se quedo un momento contemplando la entrada sur de Puerto Ebudah. Se permitió pensar un poco sobre el pasado, recordar el como había terminado en este lugar alejado de su hogar.

Edoardo siempre creyó que tenía una normal y buena familia. Pero el tiempo le demostró lo contrario. Empezó con el descubrimiento del secreto de su madre y hermana, brujas. Ambas manipuladoras de energías diabólicas y oscuras. Poco después el mismo descubrió que estaba maldito, al igual que su padre. Por ultimo y para darle el toque final a su destino manchado, su padre era un renegado de la iglesia y no cualquiera, sino que nada menos que un inquisidor. De ahí su vida se volvió caótica. Huyendo y escondiéndose para seguir con vida, sólo con su hermana igual de maldita. A pesar de todo, amaba a su familia, les temía, pero amaba a cada uno de ellos. Pero a veces el amor no es suficiente. Es por eso que sintió un deje de felicidad cuando la organización de magus le dio la oportunidad a su hermana de irse con ellos. Con esto, el se alejaría de la maldición de su hermana y a su vez ella estaría protegida de sus perseguidores. Un año había pasado y aún no lograba unirse a los templarios de Tol Rauko, la organización que su padre le dijo que podrían ofrecerle protección. 

Eduardo dejo esas memorias atrás del portal que presidía el bullicio de la ciudad. Pues no era momento de recordar, al menos no cuando debía encontrar el contacto que le proporcionaba una comunicación constante con su hermana. Y por supuesto, siempre debía mantener el perfil bajo, además de estar alerta ante el menor atisbo de la inquisición. 

Sin pensarlo mucho camino por los callejones de la ciudad en dirección al puerto, mientras que el ocaso le cubría su camino. Su rostro como siempre era duro como una roca, pero en sus ojos se podía ver la ansiedad por saber de su hermana. Sólo un poco más para poder saber más de ella, tan sólo debía llegar hasta el muelle 2 y dar con el contacto que debía entregarle la carta de ella.

Con calma, incluso suspirando de agotamiento, te vas internando en la ciudad.

Los años van pesando sobre tu espalda y eso, poco a poco, parece notarse en tu estado de ánimo.

Caminas sin un rumbo demasiado fijo, simplemente... Buscando. Puedes notar como tus habilidades y tus poderes se expanden a tu alrededor buscando pequeños signos de "singularidad". Y, a medida que se expanden...

Notas que dentro de la ciudad hay varias fuentes en general. Todo el lugar en sí tiene algo de magia estancada, buen signo, ya que no es un lugar carente de magia. Y, dentro de esta corriente, puedes notar como hay ciertos puntos más concentrados o poderosos, donde se concentra esta energía. En concreto, te llaman la atención 4 focos de dicha energía más poderosos. Desde luego, ninguno de ellos llegan a tu poder con diferencia. Aún así notas ciertas dotes mágicas que les diferencia del resto. A parte de estos, puedes notar otros 20 focos donde se concentra más el poder. 

Por otro lado, también amplias tu mente para notar ese otro tipo de "energía". Menos multicolor aunque más estable. Aquí ves con tranquilidad como puede haber unas veinte personas a tu alrededor. La mayoría de ellos tienen habilidades latentes que aún no han potenciado o descubierto. Aunque sí notas a otros 4 individuos que sí tienen un control más estable de sus poderes y habilidades. 

Seguidamente empiezas a percibir el movimiento a tu alrededor, notando dos lugares claramente más habitados. 

Uno de ellos parece que es un espacio abierto, ya que el movimiento es más circular, más hacia el norte. Mientra que otros de los focos es más hacia el sur y, por el movimiento, crees que debe ser una zona más concurrida de edificios, ya que los movimientos son más regulares.

Tus pasos y tu dirección era clara y concisa: el muelle número 2. De manera que, con decisión, te diriges hacia el puerto.

Sin embargo, allí te encuentras que el puerto es inmensamente grande.

Desde donde has llegado puedes ver barcos y barcos entrar y salir, así como todo tipo de casetas colocados y situados por todas partes.

Si esto no era suficiente, había gente entrando y saliendo de los barcos, así como por las pasarelas y aquellas casas. Bullicio por doquier. Todos ellos llevan mercancías en diferentes carros, cajas y todo tipo de objetos para comerciar. Incluso puedes ver como algunas personas intentan comerciar con los capitanes de los barcos directamente, antes de que lleven la mercancía a los mercados.

Parece ser que la gente quería aprovechar los últimos rayos del sol para terminar de hacer sus tareas y sus cosas.

Por suerte, gracias a tu vista logras ver como los muelles están numerados... Y ahora mismo te encuentras en el número 20. Te quedaban bastantes para llegar al 2...

Ciudad nueva, posibilidades nuevas e información nueva.

Por lo que te habían dicho, un lugar económico donde se juntaban las espadas de alquiler era "Cerveza y Acero". De manera que sin demorarte en exceso, aprovechando las últimas horas de sol, te diriges al lugar.

Lo primero que notas al entrar es un fuerte y potente olor a cerrado, sudor, sangre y cerveza. Algo nada alentador... O tal vez sí.

El lugar estaba en semipenumbra y las velas eran los únicos puntos de luz, aunque esto no parecía molestar a los comensales. Todos en el interior parecían agradecer aquella penumbra. Las sombras era el lugar favorito para aquellas cosas que se escondías de la luz.

Aunque, sin duda, lo peor de todo aquello es la mirada asesina que te lanzan los del interior al abrir la puerta.

La mayoría de ellos vuelven a sus asuntos cuando cierras tras de ti... Aunque algunos aún te mantienen la mirada. 

No te queda claro si lo que llama la atención es que seas mujer... Tu pelo blanco... O el extraño bulto que tienes bajo la mochila y la gabardina... 

Una vez has repasados tus bolsillos, tus objetivos y tus aspiraciones en la vida y en la ciudad, decides encaminarte hacia la Posada de "El Poni Pisador"

Y, como esperabas, el lugar no era ningún palacio que se dijera...

Desde luego el lugar necesitaba algunas reformas, reparaciones y manos de pintura. A cambio, por lo que habías oído, era un sitio donde poder conseguir camas a buen precio. Aunque, desde luego, no era muy tranquilizador.

En el interior el lugar tampoco mejoraba demasiado.

Mesas descascarilladas, un fuerte olor a cerrado y sudor, comida rancia y miradas poco amigables. Desventajas de ir a un sitio barato es que se juntaba mucha gente de poco presupuesto... Como tú al fin y al cabo...

El tabernero esperaba tras la barra, limpiando a escupitajos algunas jarras de cerveza. 

Después de esto echas un vistazo y hay algunos "clientes" que llaman tu atención.

Sin duda, el que destaca entre todos con diferencia es un hombre. Debe tener unos 19 años, pero su semblante es serio y duro. De dos metros de altura cubierto con una larga gabardina. Aparentemente no parece llevar armas. Aunque lo que más le hace destacar es el collar que cuelga de su cuello, con forma de cruz y dos alas cruzadas. Un símbolo claro que lo diferenciaba de entre los demás: era un Santo de la Iglesia.

En contraposición, había un hombre de apariencia completamente diferente.

De ropajes azules, cómodos y vistosos. Con un espléndido sombrero de ala ancha sobre la cabeza, doblado sobre si mismo en uno de los laterales. Una espada con una ligera curva en su cadera y un catalejo bien guardado en uno de los bolsillos del cinturón. No había que mirarle dos veces para asegurar que era un marinero o, incluso, un pirata.

Casi al mismo tiempo que tú entra un muchacho de diferenciados rasgos orientales. Y es que no solo sus ojos delataban su procedencia, sino también sus ropas. De cuerpo espigado, su forma de andar, casi felina, le sigue diferenciando del resto. 

Si esto no era suficiente, portaba dos Katanas en la cadera. Espadas que no se solían ver con normalidad en aquellos lugares.

En uno de los laterales de la barra, riendose de forma sonora y con una jarra de cerveza en la mano, había una mujer. Vestía una armadura bastante gruesa y llevaba un par de armas: Por un lado una espada atada al cinturón y, a la espalda, un hacha. Ambas armas desprenden un ligero resplandor rojizo.

A parte de esto, su expresión, aunque se estuviera riendo, era bastante salvaje.

En una esquina, solitario, había otro hombre.

Sus ropas eran más similares a los de un vagabundo. Pero las protecciones que tenía en los antebrazos y las piernas demostraba que no parecía no era en realidad lo que es. Un pecho al descubierto, completamente musculado y definido, a juego con unos brazos trabajados, dejaban claro que se trataba de un luchador. Y las protecciones y la falta de armas, también daban una pista de qué tipo de luchador.

Junto con este, había otro joven que no llevaba armas y tenía un aspecto de luchador. Con protecciones en los brazos y las piernas y el torso ligeramente al descubierto. Sus facciones también le definían como alguien de la isla Oriental, pero aún así no parecía conocer al otro oriental del lugar. 

Todos ellos estaban en punto contrarios de aquella posada.

A parte de ellos, había más gente en el lugar, aunque la mayoría parecían simples mercaderes, comerciantes o pueblerinos que buscaban simplemente tomar algo tranquilos, alejados de la rutina del día a día.

Ciudad nueva... Nuevas posibilidades.

Sin requerir pensarlo demasiado, decides encaminarte hacia el barrio rico. En concreto hacia una de las posadas más caras y de mayor prestigio de la ciudad: Entre Algodones.

Y es que solo necesitas echar un vistazo para darte cuenta que, en aquella zona, había dinero.

Todas las casas estaban limpias y cuidadas. Las calles tenían varias plantas y vegetación adornando las mismas y algunas fachadas. Además las calles estaban limpias y todo el lugar olía a flores silvestres. Un lugar perfecto para perderse o encontrar monedas en acaudalados bolsillos.

Una vez llegas a la Posada, lo primero que haces es afinar la oreja... No... No había música al otro lado. De manera que entras con decisión.

Y si el exterior era así, el interior no se quedaba atrás.

Todo estaba perfectamente limpio, colocado y ordenado. Varias camareras saludaban con una amplia y brillante sonrisa, mientras que el posadero, al otro lado de la barra, iba bien vestido. 

Con ojo analítico, observas a los "clientes" del lugar, pensando cual de ellos tendría los bolsillos más llenos.

Habías bastantes personas con pinta de nobles, burgueses o, en general, gente con dinero, pero entre todos ellos te llaman la atención algunos en particular.

La primera de todos ellos es una chica de aspecto joven. Tal vez no tenga más de 16 años.

Es de mirada alegre y aspecto jovial.

Está sentada en una mesa junto con dos chicos, también jóvenes.

Uno de ellos, con el que está hablando, parece algo nervioso, hablando en susurros, bajando la cabeza y mirando hacia todos lados, como si temiera algo.

Mientras, el tercero hacía gestos con la mano quitando importancia a lo que estaba diciendo el chico.

Sea lo que sea de lo que estuvieran hablando, la chica parecía convencida de algo.

Otro de los que te llama la atención es otro chico joven.

Debe ser el más joven de todo el lugar, pudiendo tener 14 o 15 años.

Está sentado en una mesa con otros dos hombres y, el muchacho, tiene una expresión de completo aburrimiento en su cara.

Uno de sus acompañantes era un chico de ropajes rojos, armado con un arco y un par de carcajs de flechas.

Mientras que el tercero era un hombre rubio, vestido con armadura y una espada al cinto.

Y mientras el de rojo parecía algo relajado y calmado. El rubio parecía mucho más tieso y tenso. Como si estuviera montando guardia.

Desde luego no había que ser demasiado observador para tener claro que el rubio tenía toda la pinta de ser un guardaespaldas. Mientras que el arquero, aunque también podría ser otro, su actitud es mucho más relajada... Casi más como un amigo.

Aunque nunca se sabe.

Y, tras estos, hay otro grupo que llama tu atención.

Sentado casi presidiendo ves a un hombre mayor. 

Cabeza afeitada y barba plateada. Sin duda uno de los más mayores del lugar.

Sus ropajes son sencillos pero, sus adornos, le delatan como alguien de bastante nivel... Tal vez un Burgues... O incluso algún tipo de noble...

Sentada a su lado había una mujer. Sus ropas también eran elegantes... Aunque cómodas. Iban medio armada con una armadura, un fular y una espada bastarda se apoyaba a su lado. Si expresión era, hasta cierto punto, divertida.

El tercero en el grupo era un hombre tremendamente armado. Crees que es el que tiene la armadura más grande del lugar.

A parte parecía bien manufacturada... No era un trabajo cualquiera.

Estaba en pie y, a su espalda, podías ver un gran mandoble. A juego con el hombre y su indumentaria.

Como observas, a parte de estos, hay varios "nobles" en el lugar.