Partida Rol por web

EL hombre suspira al escucharte.

-¿Y si te superan en número? ¿Y si tuviéramos que salir de allí a la carrera? ¿Cómo sabrás por dónde me tienes que sacar de allí? ¿Cuál sería la ruta más rápida? -el hombre se encoge de hombros-. La otra opción es que yo estudie los planos y tú los invitados: sus nombres, cargos, empresas, gustos, familia... 

Tras esto se detiene un segundo antes de proseguir.

-Y creo que dejé claro, desde el primer momento -su tono ahora es más frío y duro. No parece contento-, que era un baile. Y no sé de donde vienes tú, pero aquí las mujeres van con vestido. Si quieres pasar por mi acompañante, te pondrás uno. Si no, él -y señala a Gladius-, será mi acompañante y tú te quedarás fuera. 

El hombre se vuelve a detener un momento.

-Yo he sido claro en todo momento con el trabajo. Parece que has sido tú la que no ha entendido lo que había que hacer.

Todo sea por el dinero. Todo sea... por el dinero... que lo necesito. Calma, no lo ensartes.
—Entiendo entiendo. Iré de vestido. —Cruzo los brazos, con un gesto de resignación. Si me toca estar fuera me perderé de la comida. —Pero al menos podré elegirlo, no? Tiene que ser uno con cinturón o no podré llevar las armas conmigo.

Y no me subestimes, vengo de pelear sola contra una horda de zombis raros, y tampoco es que yo sea ninguna mantequita. Y por dónde te tendría que sacar? Es broma? Si no encuentro una salida, pues la hago, es así de sencillo.

—Veamos, entonces.

Saco lo que sea que haya en el sobre que me dio y echo un vistazo rápido.

-En fin... -dice con un suspiro tras las palabras de Sera-. Si no hay más preguntas... -en este caso mira fijamente a tu compañero, el cual había estado callado todo el tiempo-. Tenéis la biblioteca para poder estudiar y estar tranquilos. 

Y os señala con la cabeza la puerta por la que habíais entrado.

-Una de las criadas os llevarán hasta allí. Tenéis pergamino, tinta y pluma por si necesitáis apuntar algo. 

Al ver que ni tu ni de tu armado amigo no decíais nada más, el hombre se gira y tira de un pequeño cable de la pared. En el momento suena una pequeña campana.

A los pocos segundos se abre la puerta apareciendo una de las criadas.

-Querida, ¿les acompañas a la biblioteca?

La mujer asiente y os hace una indicación para que la sigáis. De manera que abandonáis los dos la habitación y, tras un breve camino, llegáis a una estancia amplia repleta de estanterías y libros. Con una gran mesa en el medio y varias sillas, así como varios sofás y sillones. 

También veis pergaminos y plumas.

En definitiva un espacio silencioso y apropiado para leer y estudiar.

-Bien... -te dice Gladius viendo una ligera sonrisa bajo su yelmo-. Supongo que tendremos que ponernos a estudiar esos planos. 

El hombre se acerca a la mesa y abre aquella carpeta, separando los pergaminos y hojas que había en el interior.

Voy desperezándome a la biblioteca con Gladius, y al llegar me dejo caer en un sofá. —Por supuesto, aquí tienes, —lanzo la carpeta sobre la mesa donde estaba él, y me recuesto y cierro los ojos —míralos bien y luego me dices, yo me echaré una siesta.

No pienso rebanarme los sesos estudiando, además estoy segura de qe no ocurrirá nada, ese tipo debe sentirse perseguido o algo. Y si pasa, pues a sajarraja, y este hombre blindado no es mal luchador tampoco.

Sin pensarlo demasiado, tiras tu carpeta sobre la mesa y, literalmente, te lanzas sobre el sofá.

Gladius, al lado de la mesa, hace un movimiento y se quita el casco, dejándolo sobre la mesa. 

Mira tu carpeta para luego mirarte y alzar una ceja... Aunque, sea lo que sea lo que esté pensando, se lo calla, y en silencio abre ambas y las echa un vistazo.

-Son cosas diferentes -dice tras estudiarlas-. La tuya son planos de la planta de la casa y la distribución, mientras que los míos son planos de los jardines y las calles colindantes a la mansión.

Baja la vista un poco y los examina durante unos largos segundos.

-Desde luego son planos muy detallados... Y precisos... 

Tras aquello te mira.

-¿No vas a echarles un vistazo si quiera? -pregunta algo sorprendido-.

—Si insistes... —miro al tipo con los ojos entornados —Ah, te quitaste el casco. Ahora que te veo el rostro, pues eres... eres bastante simétrico.

—Eeen fin, a ver qué hay con estos cosos.

Estiro los pies hacia adelante para saltar del sofá y acercarme a la mesa, entonces echo un vistazo rápido a las hojas. —Detallado y preciso? No me parece nada muy complicado, mi cabeza me estaba haciendo otro cuento muy diferente a lo que sería esto. Tal vez no sea difícil de memorizar.

—Veamos... sí, seguro, —no tengo ni idea de lo que estoy haciendo, pero para que este otro no me siga insistiendo, ya ves... —ajá, listo. Cómo vas tú?
Me repito, no necesito mapas tontos, se me da bien la improvisación.

Sin demasiado entusiasmo, abres aquella carpeta y le echas un vistazo.

Puedes ver que la mansión en cuestión es de un tamaño... Gigantesco... 

Lo que más te llama la atención es la gran estancia que ocupa todo el centro del edificio. Sin duda será el espacio dedicado al baile. Rodeándolo hay un pasillo, tras el cual están el resto de las habitaciones, cocina y zonas del servicio. Mientras que, en el piso superior, el plano es similar y está repartido de la misma forma.

Desde luego es un sitio muy grande... Hay muchas posibles entradas y salidas... Así como ventanas que duplican las posibilidades...

Poco a poco intentas retener parte de la información... Pero eres incapaz de memorizar nada en absoluto... Es casi como si la información se te escapara por las orejas...

Al preguntarle a tu compañero, este levanta la cabeza de su plano.

-¿Ya has terminado? -pregunta sorprendido-. ¿Tan rápido? Yo apenas he podido leer toda la información y estudiar todo el plano...

El chico, aún sorprendido, coge una pluma y empieza a tomar algunas notas.

-Veo muchos edificios y opciones... Si has terminado, ¿quieres echarme una mano? Aunque tal vez quieras repasar algo o hacer otra cosa...

En realidad no tenías ni idea de qué significaba la mitad de aquel plano. Y, desde luego, no tenías nada memorizado o claro... Podrías intentarlo de alguna otra forma o bien, directamente, pasar.

—Ee... sí, claro que terminé.

Vuelvo a echarme en el sofá, yo por ahora la única opción que veo es la siesta. —No, no puedo, lo siento, ahora tengo que mentalizarme y repasar en mi mente los planes para las diferentes situaciones y tal. Eso requiere de mucho esfuerzo mental.

Me acerco una mesita en donde apoyar los pies y al rato de haber cerrado los ojos empiezo a respirar tranquilamente al haber caído en sueño.

Sin prestar atención a la ayuda de tu compañero, te tiras en el sofá a "mentalizarte" sobre todo lo que estaba ocurriendo.

Y así... Casi sin esfuerzo... Te quedas dormida...

No te preocupa demasiado no memorizar o trabajar con ese plano. Y, precisamente por esta falta de preocupación, te quedas dormida en poco tiempo.

El sueño viene a tu encuentro sin problemas... Sin preocupaciones... Sin cosas que pensar...

...

...

...

-¿Sera? -escuchas de pronto-. Despierta.

Al abrir el ojo ves a tu compañero.

-Ya es de noche... Has pasado casi toda la tarde durmiendo.

Algunas velas iluminan la estancia, dejando un ambiente más íntimo y nocturno.

-Las criadas nos han ofrecido traer algo de cenar aquí o acompañarnos a la habitación para descansar. Yo me voy a retirar ya... Estoy bastante agotado. ¿Tú que vas a hacer?