Partida Rol por web

Viendo que ya están todos preparados, la vulcana asiente a Ledger.

Encabece el grupo, Teniente. Le seguiremos.

Kunaar se dispone a seguir a Edger, segunda en posición. Intenta estar alerta por si hay algún problema o sorpresa, pero deja que Ledger dirija al grupo como considere correcto.

La doctora se entretuvo un poco poniendo el phaser en modo aturdir, de hecho Eclecson le echó una mano.

Después siguió a Kunaar, tratando de estar lo más atenta posible a cualquier cosa que pudiera ser de relevancia.

- Intente contactar con la Excalibur, le dijo a Eclecson cuando se hubieron alejado un poco, no me gusta depender de la base.

Dándole cátedra al teniente junior, Lightman pulsa hábilmente los comandos en la consola de escaneo y realiza un análisis magistral de la zona sobre la que se proyecta la transmisión desde la base Calder. Descubre desde cuál de las antenas se retransmite y hacia qué zona del espacio se dirige, más específicamente, hacia el espacio entre las lunas de Calder. Pero nada puede detectar allí más que una levísima perturbación subespacial.
El rango a investigar es pequeño, unos cuantos miles de kilómetros. El jefe de operaciones se dispone a informar al capitán de lo descubierto.

Strasera es la última en ponerse el traje y la última en abandonar la sala del subsuelo.
Adelante va Ledger encabezando la expedición, detrás, casi a la misma altura, lo sigue Kunaar que ha recordado que tiene un mapa de las minas en su padd (mapa que consiguió en su investigación de los expedientes de la base) y le hace las veces de guía al jefe de seguridad.
Detrás de la oficial científica van Elecson y la doctora, phaser en mano, y por último va Strasera cerrando el grupo y cuidando la retaguardia, también con el arma lista para ser usada.
Al principio el camino no parece suponer un problema, es algo escabroso, las piedras y minerales de Calder tienen por momentos tintes fluorescentes que alumbran fantasmagóricamente el sendero.

Pero a medida que van avanzando los metales brillantes van quedando atrás, los espacios comienzan a ensancharse y los caminos a bifurcarse.

El comandante Eclecson logró reprogramar su padd para que la señal pudiera hacer de sonar en la caverna y guiarlos mejor, así entre ese dispositivo y el de la comandante Kunaar llegaron pronto a un punto cercano a aquel del que venía la señal; sin embargo, a pesar de su destreza, no pudo establecer contacto con la Excálibur, tal parecía ser que los metales de la cueva interferían con las señales de los aparatos de los oficiales... eso o algo más que no podían detectar.
Todo parecía ir de maravillas, pero a una centena de metros se encontraron con un contratiempo en su camino: llegaron a un abismo que separaba una estructura de roca de la otra, al parecer la caverna se dividía en dos en ese punto y el final del precipicio no podía avisarse a simple vista. La distancia no era mucha pero la caída era peligrosa, tendrían que pasar uno a la vez hacia el otro lado.

Asintió, despacio.

-Creo que podrán informarle mejor en el puente, ordené que se dirigieran hacia allí a velocidad warp.

Luego miró a la comandante Krafel procurando ser simpático. Le indicó con la mano.

-Por aquí, comandante. La llevaré a esa estación de seguridad.

- Creo que ya hemos hecho todo lo posible. Mejor informamos al capitán, que decida que hacer a partir de ahora.

Y hasta aquí mi jornada de mando a de la nave... me sabe mal tener que dejar el sillón del capitán.

- Capitán, hemos detectado una transmisión desde la base Calder hacia un espacio no especificado entre las lunas de Calder.

-Es usted muy amable comandante Mertens -manifiesta la mujer de ciencias mientras se pone en camino con el ocampa hacia el puente de batalla. Antes de salir de la habitación le da una mirada solapada al capitán y hace de cuenta de que se está acomodando una parte del traje, salen de la sala de teletransportación con rapidez hacia la estación de trabajo prometida que ya debe haber sido puesta operativa por órdenes de Lightman.
-Dígame, comandante, ¿es usted muy cercano con el capitán Tova'Daq? -pregunta, al parecer desinteresadamente, la científica.

La primera en cruzar fue Kunaar, que lo hizo magistralmente. Ya dispuesta a ayudar a cruzar a los que seguían se volteó justo en el instante en que la doctora cruzaba y trastabillaba con una piedra, gentilmente la tiró del brazo para ponerla a resguardo. Luego cruzó Eclecson, que puso el pie justo en el borde y se balanceó elegantemente hacia adelante, sorteando el contratiempo. Al jefe ingeniero le siguió el jefe de seguridad, que dio mal el salto pero llegó a su destino a salvo.
Del otro lado quedaba Strasera, o eso pensaron, porque desapareció del rango visual en cuestión de segundos; en el piso había algo que brillaba, era su comunicador. Habían estado tan compenetrados en cruzar a salvo el abismo que no habían notado que ella se había ido o que se la habían llevado.
Todavía estaban saliendo de su asombro cuando la pantalla del padd de Eclecson comenzó a titilar, el punto de emisión estaba a 100 metros adelante.

Qué...

Kunaar parece confundida por un instante.

Ledger, rápido, actúe. Intente localizar a la teniente Strasera.

En ambos escenarios más probables, es necesario actuar ante la desaparición de Strasera. O bien está en peligro y debemos intentar encontrarla, o bien es un agente doble que está a punto de alertar a quien esté detrás de todo.

Eclecson, tenga su faser preparado. Usted y yo nos apresuraremos hasta la señal intentando sorprender a quien esté detrás de todo esto. Doctora, usted...

Kunaar parece dudar sobre si pedirle que cruce de nuevo o no. No parece la más ágil de los presentes y no le gustaría que cayera en el abismo bajo sus órdenes, pero conociéndola, y ante la posibilidad de que Strasera haya sido capturada, duda que la doctora quiera proseguir con ellos hacia la señal. Y no era buena idea que nadie, ni el robusto Ledger, anduviera solo por las cuevas...

Al ver cómo Strasera no pasaba Eclecson se preocupó un poco, por lo menos hasta que se dieron cuneta de que el comunicador estaba en el suelo y ella había desaparecido.

Mierda. ¿Será ella la espia? Pero si lo es por qué nos ha indicado los problemas. Debería de saber que encontrariamos las señales.

Kuunar estaba convencida de que lo mejor era seguir.

Perdone Comandante pero, ¿no sería mejor que el Teniente Ledger y usted avanzaran? Creo que hay más posibilidades de que más adelante se encuentre una fuerte resistencia que con Strasera.
Si ella es la traidora, la doctora y yo deberíamos poder manejarla. Si la han raptado, aunque nadie ha escuchado nada, en la base podremos conseguir aliados. Aparte de que podría comunicarme mejor con la Excalibur.

De pronto se oye la voz del comandante Sokar por el intercomunicador de los presentes -Alerta roja. La comandante Strasera abandona la base sin permiso, posible ... -hay interferencia, a los pocos segundos sigue -Cuatro oficiales caídos.

El alerta de Sokar pone a todo el mundo en sobreaviso, si ustedes lograron oírlo, los de la Excálibur también. Lo mejor será apresar a quienes sean que estén emitiendo antes de que se escapen, porque sin lugar a dudas, ellos también lo han escuchado.

La doctora había sufrido un poco en su salto, y es que las alturas no eran su fuerte, pero sin decir nada estaba cogiendo carrerilla para dar otro salto de vuelta para buscar a Strasera. Su voluntad y su valentía hacían gala al igual que su sonrisa, era tan impetuosa como risueña y mientras veía que sus compañeros no tenían muy claro cómo organizarse, ella, bueno, todos tenían claro que ella iba a ir en busca de la Comandante.

Todavía respiraba con dificultad por el esfuerzo del salto y por la situación, pero estaba segura que la habían raptado, no podía creer otra cosa, por lo que temía por su seguridad y salud. Si le injectaban como temía el patógeno, no podría hacer nada por ella. Era algo que no podía soportar y por ello, iba a saltar de vuelta.

Sin embargo, cuando escuchó la comunicación, que además estaba a medias, se paró en seco, en shock por lo que acababa de escuchar, de modo que se quedó al borde del precipicio mirando hacia abajo y temblando de miedo.