Partida Rol por web

Crónica de la Vara: el Comienzo.

Ponzoña

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23/01/2014, 14:14
Zeleste

Al escuchar las palabras de Hamah, el rostro de Zeleste también se sonrojó. Suerte que Dhalia empezó a hablar, haciendo que la joven se volviera a mirarla y acaparando su atención.

- Ya... Sé que no tenemos dinero... - Dijo y bajó un instante la mirada, sonrojándose todavía más. Pero cuando la guerrera le dijo que no habría problemas, que nadie se fijaría, volvió a levantar la mirada, entrelazándola con la de la mujer. 

- ¡Oh...! Gracias... - Le dijo y una sonrisa se formó en sus labios. - Bueno, entonces, sí, me quedo con estas ropas... - Se apresuró a decir, antes de que Dhalia volviera a ofrecerle sus mudas de viaje. Que aunque eran cómodas, le quedaban demasiado grandes y le hacían parecer un saco de patatas. 

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28/01/2014, 11:35
Director

La barcaza se detiene a la orilla del río y un par de hombres ayudan a amarrarla y a colocar la pasarela. Las monturas son las primeras en descender y el tamaño de los camellos provoca que el transporte se tambalee, pero no pasa del susto.

Una vez que los animales están en suelo firme, Dhalia avanza por la pasarela y tu le sigues, con Hamah cogido de la mano. Y no estabas preparada para el repentino cambio. Tras tanto tiempo entre poca gente y vagando por el desierto, te sumerges de golpe en un nido de hormigas. Los pescadores van de un lado a otro, recogiendo lo capturado con las barcas, los mercaderes cargan sus mercancías en nuevos carros, los niños juguetean allí y acá. Te agachas evitando por poco el tablón de algún albañil que va camino de su trabajo, un perro ladra a Simba, que te escala asustado por la ropa.

Hamah te sujeta con fuerza la mano, como temiendo perderte entre la multitud. Uno de los peones del muelle os saluda y os da la bienvenida a la ciudad.

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28/01/2014, 18:33
Zeleste

Zeleste miraba a su alrededor con curiosidad y con un poco de temor... Hacía muchos años que no se encontraba en un sitio así y con tanta gente. Recordó su niñez, cuando salía con los niños a jugar a las calles... Tragó saliva y salió del barco, acercándose a donde habían dejado los camellos. 

Hamah la sujetaba de la mano y ella lo agradecía de todo corazón. Le hacía sentir más segura... En ese momento, Simba trepó por su ropa y Zeleste dio un bote. Bajó la mirada y lo cogió en brazos, soltando la mano de Hamah. 

- Tranquilo... No te asustes... - El animal tampoco había estado entre tanta gente en su vida... La joven volvió sus violáceos ojos hacia el perro y arrugó ligeramente el ceño... - No te hará nada... No te preocupes... - Volvió a mirar a Hamah y una sonrisa tímida se formó en sus labios. - Es Simba... Está algo nervioso... - Le explicó con un ligero encogimiento de hombros. - ¿A dónde vamos...?

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30/01/2014, 19:57
Dhalia

Hamah asiente a tus palabras. Dhalia coge las riendas de su caballo y lo hace avanzar ligeramente, mientras observa a un lado y a otro, admirando la ciudad de sencilla pero exquisita manifactura.

Respira hondo, como si intenta inspirar no solo los olores, sino también las energías que transmite el lugar. Luego se gira hacia vosotros, aparentemente más animada, con una sonrisa tranquila en el rostro.

- ¿Qué os parece si primero dejamos a los animales en un establo y buscamos alguna habitación? Así podemos descansar tranquilos y planear qué hacemos. - La guerrera tenía que subir ligeramente la voz para hacerse oír entre el vocerío inherente al muelle.

Simba se restriega en tus brazos, buscando protección y mimo.

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31/01/2014, 19:35
Zeleste

Zeleste se alegró al comprobar que Dhalia se encontraba mucho más animada que aquellos últimos días. Asintió con un suave movimiento de cabeza e iba a soltar a Simba, cuando sintió que se restregaba entre sus brazos. La muchacha le acarició, susurrándole unas palabras cariñosas al oído.

- Tranquilo, es sólo gente... No te preocupes... Tengo que soltarte para poder llevar al camello, pero no te separes de mi, no pasará nada... - Tras esas palabras, soltó con cuidado al gato y cogió las riendas del otro animal. Tiró de él, siguiendo los pasos de la guerrera. 

- ¿Crees que podremos vender los camellos? - Le preguntó a Hamah, acercándose un poco a él y bajando la voz para no llamar demasiado la atención entre la gente que había por la zona. - Creo que no es la mejor montura para ir por estas zonas. Si los vendiéramos aquí, podrán sacarle algún provecho de la gente que se dirija al desierto, ¿no...? -

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01/02/2014, 13:52
Director

Simba baja al suelo algo descontento, pero cuando mencionas al camello maúlla y pega un salto a los fardos de éste. Poco a poco escala hasta ponerse en el lomo del animal. Éste gira un poco la cabeza, pero lo deja estar.

Hamah se encoge de hombros tras observar la escenita del gato. Te mira y sonríe.

- Es una pena, pero el dinero nos vendría muy bien. Aunque hay que tener cuidado, en estos sitios abundan los estafadores. - Parece que va a añadir algo, pero se lo guarda.

Tras un rato de pasear, una vez que salís del muelle, las calles se hacen más tranquilas, lo que os permite moveros con mayor facilidad, y no a empujones como lo hacíais al principio. De vez en cuando veis caballeros ataviados con pesadas armaduras y una capa púrpura. Van en solitario, pero parecen patrullar la ciudad. Llevan el mismo equipo y los mismos símbolos que aquél que os detuvo cerca de Tilvertoon.

Encontráis un par de tiendas por el camino, con letreros bien cuidados que indican qué tipo de mercancía se vende en el mismo. Finalmente Dhalia os detiene frente a un edificio de madera alto, con unas tres plantas. Un poste de madera señala el nombre del lugar: Posada del Pescado Risueño. La mujer se gira y os pregunta.

- ¿Os parece bien aquí? Podéis esperarme dentro mientras llevo las monturas a algún establo.

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02/02/2014, 18:47
Zeleste

Zeleste caminaba intentando no quedarse con cara de boba cada vez que veía a uno de esos soldados con capas púrpuras. Había oído hablar de ellos, y verlos allí, patrullando por la calle, hacía más real su presencia en Cormyr. 

Sonrió al ver a Simba subir sobre el camello. Alargó una mano para acariciar el suave pelo del gato y continuó caminando, observando todas aquellas novedades que se abrían ante sus ojos. Casi no recordaba cosas de su niñez, así que para ella, encontrarse en una ciudad con las calles empedradas y con casas y tiendas, todo eso era una novedad. 

Finalmente se detuvieron ante una posada. La joven miró el letrero y arrugó suavemente la nariz. 

- ¿El pescado risueño...? Que nombre más curioso... - Comentó mientras una sonrisa tomaba forma en sus suaves labios. Miró a Dhalia y asintió con la cabeza. - Si no te importa, vale, te esperamos dentro... - Tenía ganas de ver la posada por dentro, ella que se había pasado casi toda su vida en una, deseaba observar otras... Fue hacia Simba y lo cogió en brazos. Empezó a caminar hacia la puerta, pero pensándolo mejor se volvió para mirar de nuevo a Dhalia. - ¿Quieres que de mientras te pidamos alguna cosa...? - 

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05/02/2014, 16:17
Director

- ¡Vino de uva salvaje! - Grita Dhalia, antes de perderse con las monturas entre la multitud. Finalmente entras, con mucha ilusión, en la posada.

Para tu sorpresa, y a pesar de todos los problemas sobre los que has estado preocupada en el camino hacia aquí, la posada-taberna bulle de actividad. Apenas hay sitio libre en el que sentarse. Criaturas de variadas razas charlan, ríen o simplemente beben. La barra es apenas visible entre el gentío que entra, sale, cambia de mesa o simplemente zozobra por el alcohol. Aunque el jolglorio es bastante contenido, y pronto descubres la razón.

En una de las mesas más alejadas hay dos Caballeros Púrpura, hablando con lo que parece ser un elfo salvaje, por las pintas y los rasgos. Hamah te rodea un poco con el brazo, intentando apartarte de los empujones más brutos.

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06/02/2014, 21:46
Zeleste

Al entrar en la posada, Zeleste observó el ambiente que allí había. Donde ella había estado viviendo y trabajando, nunca se había llenado de aquella manera. Al ser una posada de camino y no estar dentro de una gran urbe como aquella, los clientes solían ser aventureros que iban de paso. 

- Que locura... - Murmuró, mirando a Hamah y medio sonriendo. - Busquemos una mesa vacía... - Le dijo y, poniéndose de puntillas empezó a buscar algún sitio donde pudieran sentarse. Sus ojos violáceos se detuvieron en una mesa y se la señaló a Hamah.

- Vayamos allí antes de que la ocupen... - Continuaba con Simba en sus brazos. No pensaba soltarlo en medio de aquel jolgorio, ya que corría el peligro de ser pisado o pateado. Caminó hacia la mesa y se volvió para sonreirle a Hamah. - Misión cumplida... - Le dijo antes de sentarse. La mochila la dejó a sus pies y la vara apoyada en la mesa, junto a su mano para poder controlarla. 

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07/02/2014, 20:16
Director

Hamah avanza junto a ti, colocando las manos como si supiera exactamente a dónde iría un ladrón para robaros algo. Cuando por fin llegáis a la mesa, se sienta y da un largo suspiro, dejando caer la cabeza en la tabla de madera.

- Al fin, no me creo que podamos descansar un rato tras tanto tiempo de viajar y viajar. - Deja su pequeña mochila junto a la tuya y coloca ambas para que queden bien ocultas y resguardadas.

Poco tiempo después, aparece una jovencita con vestimenta de empleada. Con las manos unidas, hace una ligera reverencia y os sonríe.

- Bienvenidos a Thunderstone y al Pescado Risueño. ¿Van a comer, cierto? - La chica habla algo aturullada y evita siempre miraros a los ojos. Como si lo tuviera memorizado, suelta todo lo demás. - Tenemos una gran variedad de pescados, tanto a la brasa como guisados. Nuestro plato especial de hoy es guiso de patatas con salmón, con un toque de vino blanco. Tenemos también un amplio surtido de bebidas y licores. - En ese momento mira de reojo a los Caballeros, y pese a que éstos parecen demasiado concentrados en su conversación, añade. - Aunque les recuerdo que deben beber con moderación para evitar altercados. Entonces, ¿qué van a tomar? - Y, seguramente por primera vez en todo el rato, toma aire.

 

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08/02/2014, 20:57
Zeleste

Claro, con ese nombre era normal que el plato principal de aquella posada fuera pescado y más pescado. Los ojos de Zeleste se abrieron como platos, aunque terminó sonriendo y asintiendo con un suave movimiento de cabeza.

- De momento pediremos algo para beber. Estamos esperando a una compañera... - Le explicó a la joven camarera, mirándola fijamente a los ojos. Le recordaba a ella misma, cuando empezó a trabajar en la posada. Le daba mucha vergüenza atender a los clientes. Pero con el paso del tiempo terminó adaptándose y aprendiendo a tratar con la gente. 

- Pero ¿podrías traernos vino salvaje...? Al menos dos copas... Y un cuenco con un poco de leche, si es posible...  - Le dijo y se volvió a mirar a Hamah... - ¿Tú qué quieres...? - Ella probaría ese vino. No solía beber, pero Dhalia lo había pedido tan emocionada que deseaba probarlo con ella.

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11/02/2014, 19:36
Camarera

- "Otra copa de ese vino estará bien". - Contesta Hamah, guiñándole un ojo a la camarera.

La chica se sonroja, aunque parece algo más relajada ahora.

- ¿Vino de uva salvaje para tres, entonces? La verdad es que es la especialidad de la zona, deben haber estado aquí antes. - Como si sintiera que hablaba más de la cuenta, se calla de repente y hace una pequeña reverencia. - Ahora les traigo todo. Muchas gracias.
 

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11/02/2014, 22:06
Zeleste

Zeleste se sonrojó suavemente cuando la camarera dio por hecho de que habían estado anteriormente por aquella zona. Sonrió y agradeció con un suave gesto de cabeza las palabras de la muchacha.

Cuando ésta se fue, volvió su mirada violácea hacia Hamah. 

- Tengo ganas de probar ese vino... - Le confesó con un tono de voz suave. Simba había saltado a su regazo y ahora asomaba su cabecita por el borde de la mesa. Observaba el lugar con curiosidad, desde la seguridad que le daba la joven. 

- Espero que Dhalia no tarde mucho ya que tengo hambre. Supongo que pediré el guiso de patatas con salmón... - Le comentó mientras su mirada se dirigía hacia la puerta, esperando ver llegar a la guerrera de un momento a otro.

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14/02/2014, 17:19
Hamah

Tras un rato observando cada movimiento y cada detalle a su alrededor, como si analizara el ambiente de la taberna, Hamah parece relajarse por fin y se deja escurrir un poco por la silla, llevando las manos a la nuca y sonriendo.

- A mi me basta con lo que sea. Beber un poco, comer bien, dormir en una cama... Esas cosas que llevamos sin hacer meses... - Dice, sonriendo. Parece que va a añadir algo pero, como a menudo hace, se queda en silencio. Unos segundos después, para romper el incómodo momento, vuelve a hablar. - ¿Cómo es lo de tener magia? La verdad es que nunca había estado tanto tiempo con un mago, así que... No sé, tengo curiosidad.

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15/02/2014, 18:25
Zeleste

- La verdad es que sí, se agradecerá dormir por fin en una cama... - Zeleste le devolvió la sonrisa a Hamah y al igual que él, se quedó observando el ambiente que había en la posada. 

Se sentía bien. Tras aquellas semanas de incertidumbre y miedo se daba cuenta de que tenía gente a la que le importaba. Y, aunque fuera duro reconocerlo, casi podía agradecer que la hubiera secuestrado porque gracias a ello había conocido a Hamah...

Se volvió a mirarlo al escuchar su pregunta y pestañeó sorprendida.

- ¿Que cómo es...? - Preguntó alzando ligeramente ambas cejas. - No sé... Sientes como energía recorrer tu cuerpo. Es algo muy difícil de explicar... - La joven torció los labios en una mueca mientras pensaba cómo explicarle a Hamah lo que sentía cuando hacía uso de la magia. - Cuando pronuncio las palabras arcanas, siento como recorre por todo mi cuerpo una sensación de gozo, un cosquilleo que se dirige a toda velocidad a mis dedos y entonces puedo descargarlo... - Le explicó bajando la voz y echando ligeramente el cuerpo para adelante.

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20/02/2014, 20:05
Hamah

El joven alza una ceja ante tu explicación, y luego sonríe de forma singular.

- ¿Cómo que una sensación de gozo? Quieres decir como cuando.... ya sabes. 

Hamah calla de nuevo, pensando que quizás no ha hecho un comentario demasiado acertado cuando, para su alivio, aparece de nuevo la camarera, con una bandeja donde lleva tres jarras con  bebida y un pequeño cuenco. Coloca todo despacio, poco a poco, como temiendo que se vuelque al mínimo movimiento. El líquido de las jarras es de un morado muy oscuro, tirando casi a negro y de él se desprende un olor a la vez ácido, a la vez dulzón. El cuenco esta rebosante de leche, y Simba no tarda en saltar a por ella, provocando una risilla de la chica.

- Aquí tenéis. ¿Sabéis ya qué vais a comer?
 

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24/02/2014, 15:18
Zeleste

- ¿Como... cuando...? - Zeleste estaba tan perdida en su propio mundo, describiendo lo que sentía al utilizar la magia, que cuando Hamah hizo esa insinuación, la pilló desprevenida. Pero... aunque nunca había disfrutado de las intimidades de una alcoba, sabía lo que hacían un hombre y una mujer, había escuchado historias en la posada y siempre había soñado con encontrar a alguien especial para... Pero bueno, en aquel momento la pilló tan desprevenida que tardó unos segundos en reaccionar y cuando lo hizo, su rostro se sonrojó violentamente. 

En ese momento, antes de que pudiera llegar a responder al muchacho, regresó la camarera con las bebidas que habían pedido. Zeleste cogió su jarra y se la llevó a los labios. El olor ácido a la vez que dulzón la sorprendió, alzó ligeramente ambas cejas y se mojó los labios. 

- Oh... - 

Nunca había probado nada semejante. Miró a la camarera y una suave sonrisa se formó en su rostro. - Esperaremos a nuestra compañera, supongo que no tardará en llegar... - Le volvió a explicar con amabilidad.

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25/02/2014, 09:30
Director

- Esta bien, volveré cuando así sea. - La camarera se retira con premura, volviéndose al resto de clientes.

Justo en ese momento se levantan los caballeros de púrpura capa, dejando solo al exótico elfo, y se dirigen a la salida de la taberna con rostro sombrío. Al llegar a la puerta, ésta se abre desde fuera y aparece Dhalia, con una ancha sonrisa. Al ver a los hombres se hace a un lado y los deja pasar.

- Caballeros. - Saluda con un gesto de la cabeza. Los dos salen y la guerrera entra en el local, buscandoos con la mirada hasta que os encuentra. - Siento la tardanza. - Empieza a disculparse mientras se acerca. - He intentado regatear un poco el precio del establo, todo lo que ahorremos será para mejor. El dueño parecía interesado por los camellos, así que quizás podamos venderlos y sacar dinero, como sugeriste.

Cuando llega a la mesa, observas como el sudor empaña su frente y su pelo, seguramente por llevar la pesada armadura todavía puesta. La chica se apoya en una de las sillas y coge la jarra de vino, oliendo el contenido.

- Buah, no os imagináis lo mucho que echaba de menos mi tierra. Tantos años fuera... El calor, la humedad... - Separa la silla y se sienta, colocando la jarra de nuevo con un sonoro golpe. - ¡Y la bebida! - Asoma la cabeza por encima de vuestras jarras. - Veo que también os habéis atrevido con el vino de uva salvaje. Os aviso de que es una bebida especialmente fuerte. - Sonríe, guiñándote un ojo.

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25/02/2014, 17:01
Zeleste

A Zeleste no le pasó desapercibida la expresión de los caballeros púrpura. Les siguió con la mirada, frunciendo ligeramente el ceño. Pero, cuando sus ojos tropezaron con los de Dhalia que acababa de entrar, una sonrisa se perfiló en sus labios y levantó la mano, llamando la atención de la guerrera.

- Me entró curiosidad y sí, pedimos lo mismo... - Le confirmó, alzando nuevamente la jarra y dándole otro trago. En realidad sí que estaba fuerte, y más para ella, que no estaba acostumbrada a beber. Aunque en la posada donde había trabajado, más de una vez había hecho alguna que otra travesura. 

- Genial si podemos vender los camellos. Me sabe mal ya que son un regalo, pero también necesitamos el dinero para poder movernos por estas tierras y sobrevivir... - Dijo dibujando una mueca con los labios. - Por cierto, ¿vas a querer comer algo, verdad? - Le preguntó, volviendo a clavar su mirada violácea en la de la guerrera. - Aquí sólo hacen pescado, de muchos tipos, pero sólo pescado... El plato del día es un guiso de patatas con salmón... - Le informó, antes de que volviera la camarera para ver si deseaban alguna cosa.

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27/02/2014, 20:20
Dhalia

Ahora que bebes bien, la fuerza con la que la bebida baja es bastante potente para ti, aunque no te parece lo que se dice "fuerte". Lo que si notas, es que el sabor es ligeramente diferente al que tenía en el primer trago. No solo eso, si no que además parece que cambia a medida que desciende por tu garganta. Compruebas que Hamah debe sentir algo parecido, pues mira extrañado la jarra mientras murmulla.

Dhalia, por su parte, disfruta de la bebida a grandes sorbos, como si llevara años sin beber nada.

- ¡Ñam! ¡Salmón! Pues yo me voy a pedir uno de esos. - Exclama sonriendo. - Y venderemos los camellos, entonces. Será más fácil viajar en algún carro o incluso en barca. - Se queda mirando unos segundos su vaso, y luego te mira. Alza la jarra y dice. - ¡Por nosotros!