Partida Rol por web

Al llegar otra ola el enano seguía agarrado al bote y con su peso lo llevó hasta el borde. Cuando se quiso dar cuenta estaba medio cuerpo suyo fuera y sus compañeros empujando el bote por la borda. Se subió a la barca haciendo que ésta se inclinara más y salto al barco grande, pero resbalaba... Iba viendo como su cuerpo pesado le iba llevando al mar. Colgado de uno de los laterales del barco vio la escala, saltó a ella cuando Zanc hubo pasado y cuando miró para abajo casi podía tocar la barca con los pies. Un pequeño saltito y ya estaba en la barca... Ahora que estaba abajo no podía subir ya que Davros bajaba en ese momento y tras él venía Ogna y Allen... El enano tendría que esperar que todos bajaran para subir. Así que lo único que podía hacer era "guarecerse debajo de los tablones que servían como asientos para remar y agarrarse bien a lo que viese.

Con las pocas fuerzas que aún conservaba en su magullado cuerpo Gleric nadó hasta la cercana barcaza de remos. Aunque la distancia que lo separaba de su salvación era mínima el estado del mar hacía casi imposible dar dos brazadas sin hundirse. Al fin, cuando toda esperanza parecía perdida, su cayosa mano rozó el conocido tacto de una cuerda. Estoy salvado...gracias Tymora - Agradeció a la diosa cuando ya estaba a punto de desfallecer. Entre Losse y Zanc lograron auparlo hasta la barcaza, que balanceaba peligrosamente cada vez que uno de sus compañeros ponía el pie en ella. 

Completamente empapado, y con una gran brecha en la frente, provocada por el golpe contra la borda en el momento que la ola lo expulsó del barco, agradeció con una sonrisa a sus salvadores y con la mano temblorosa aferró con fuerza el brazo de Losse. Gra gra gacias amigo, no lo olvidaré...me vi perdido. - El marinero tomó un par de bocanadas de aire para asegurarse de que aquello no era un sueño y que se encontraba a salvo.

Para ese momento, Ogna fue depositada en el bote por los férreos brazos de Davros, que la sujetó antes de llegar y la colocó con delicadeza en la barca. Sólo faltaba Allen por bajar y podrían poner rumbo a la isla que se desdibujaba en la lejanía. Sería un trayecto largo pero al menos podrían ver la tierra, y lo que era mejor, pisarían una superficie que no se moviese bajo sus pies.

La mar no daba tregua al grupo y Allen se disponía a bajar por la estrecha escala que sin duda funcionaría bien en un día tranquilo, pero no con la tormenta que azotaba el barco. Confiado, el paladín se dio la vuelta para posicionarse y comenzar el descenso por aquella escueta escalinata cuando vio una gran soga que venía directa hacia él. No tuvo mucho tiempo para pensar, en su cabeza aparecía la imagen del pesado nudo golpeándole y lanzándolo de cabeza al mar por lo que decidió dejarse caer y que Tyr intercediese para que aterrizase en el bote y no en el agua.

Parece que sus plegarias fueron escuchadas y el golpe que sintió correspondía efectivamente a la embarcación. Dolorido pero contento, el paladín se dirigió al grupo que ya esperaba en el bote, -Creo que la próxima vez me pondré la armadura cuando pisemos tierra...- dijo mientras se tocaba la parte baja de la espalda intentando calmar el dolor de la caída.
 

Tan sólo quedaba Allen por bajar al bote y de pronto, ¡PUM!, Allen fue golpeado mientras descendía de la escala y terminó empotrándose con la barca. Por suerte no aplastó a nadie aunque poco faltó para lanzar al mar a más de uno tras el impacto…

- ¡Joder Allen!, ¿estás bien? Dijo Morwing mientras trataba de ayudar al paladín a incorporarse, luego se giró hacia Gleric, ¿y tú, estás bien amigo? Preguntó el elfo al recién llegado al barco tras su particular expedición entre las olas del mar. – ¡No tenemos tiempo que perder! Debemos avanzar cuanto antes y salir de este infierno marino. Gleric, no hay marcha atrás tendrás que acompañarnos, ahí tienes un remo, vamos chicos… ¡¡¡REMAD!!! ¡¡¡REMAD!!!

- Sin duda este marinero nos será de gran ayuda, pensó Morwing mientras veía a sus compañeros “intentar” remar. Algunos se colocaban los remos de una forma tan antinatural que poco faltaba para que se golpeasen unos a otros. Sin duda alguna el trayecto a tierra será torpe y lento… 

Ya en la barca, Zanc sólo pensaba en tocar tierra firme lo más pronto posible así que sin dudar tomo uno de los remos y empezó a imitar los movimientos que hacian los demás, en especial el de Gleric, el marinero que debería tener más idea de ello. Con sus diminutos brazos zarandeó el remo y empezó a remar, no tardó mucho hasta que se acostumbró y sus movimientos empezaron a ser mas sincronizados.

La escala fue soltada desde el Trueno del Mar y cayó mecida por el viento sobre el bote de remos, donde ahora cada compañero tomaba asiento y aguardaba instrucciones para ponerse a remar. Gleric, al comprender que demorarse más significaría probablemente la muerte para todos ellos, tomó un remo delantero y comenzó a indicar los movimientos que debían hacer cada uno de ellos para que la barca avanzase en la dirección deseada. El marinero, que ya presentaba un ojo amoratado y el pañuelo que le envolvía la cabeza empapado totalmente por la sangre, remó con toda las fuerzas posibles, no sólo ya para avanzar, si no para intentar corregir el despropósito del enano, quien se veía que no era demasiado ducho en tales artes.

Avanzaron a un ritmo mucho más lento de lo deseado y lo que en un principio iba a haber sido una hora, acabaron siendo dos. Tal y como había indicado el Capitán Hasler, cuando las oscuras sombras del arrecife pasaron por debajo del casco del bote, el olejae fue menor y la barca se deslizó de forma más uniforme por las aguas. La tarde había dado paso a la noche, y debido a las espesas nubes negras la visibilidad en la zona era mínima. Con dificultad conseguían adivinar las facciones del compañero que tenían sentado al lado.

Y ahí estaba Kormack intentando subir la cuerda, cuando hizo la más mínima fuerza esta cayó. Arriba un marinero había soltado su agarre. El enano enmudeció - eh...EH!!! EEEEEEEH!!! - gritaba mientras arañaba la cubierta del barco. Aunque con aquel vendaval era imposible oír nada. Sus compañeros se afanaban por remar y le pedían que hiciese lo mismo... apunto estuvo de enloquecer, pero se recompuso y comenzó a remar... - estamos perdidos... - decía mirando aquellas gigantescas olas ...- perdidos! - repetía sistemáticamente. No escuchaba ni el ritmo que marcaban sus compañeros incluso a menudo se le veía girando para el lado contrario. Seguramente quería volver a lo que antes había llamado "bañera con trapos", comparado con el bote en el que ahora estaba... el barco era un paraíso! - Perdidos... - parecía que la lucidez del enano hacía tiempo que se había ido a un lugar más templado lejos de aquel mar embravecido por la furia de lo que oyó algún dios caprichoso...

Shhhhhh - Mandó callar Gleric. - ¿No lo oís? - Indicó el marino entre susurros. Ahí está la Torre de las Drizas. - Indicó el marinero extendiendo el brazo hacia un punto iluminado cien metros más adelante. La barca se movía arriba y abajo acercándose silenciosa ahora que habían dejado de remar hacia la gran estructura.

La Torre de las Drizas no recordaba para nada a una torre, aunque lo que quedaba de ella perteneció en su tiempo a una de ellas. Se trataba de un edificio con varios salientes sobre el mar que habían sido construidos asemejándolos a las drizas de los barcos. Incluso habían cuidado el detalle de incluirle los mástiles de proa para hacerlos más fieles a ellos. La estructura tendría unos 40' de altura en su parte más elevada y se asemejaba una flor con un diámetro de unos 250 pies. Su estructura era una combinación de madera negra como el carbón y grandes rocas provenientes de la isla a la cual guardaba. Desde el punto por donde se aproximaba la barcaza de remos podía distinguirse un precario muelle de madera en uno de los laterales del edificio. Pero eso no era lo que el avezado marino quería que los aventureros percibiesen. Por los huecos donde la pared estaba derruida podía distinguirse la luz danzarina de las antorchas del interior. Las aguas golpeaban fuertemente contra los cimientos de la torre pero aún así , por encima de ese estrépito, las canciones de los piratas y sus risas llegaban nítidamente hasta el grupo.

Morwing agachó la cabeza tras los avisos de Gleric. La barca se aproximaba hacia la peculiar Torre de las Drizas y de sus muros se podían apreciar diferentes entradas de las que emanaba luz probablemente de antorchas. Según se acercaban se iban reconociendo mejor  voces de piratas y no parecía que fueran pocos los que hubiese allí dentro.

-Zanc, préstame tu cuerda, susurró Morwing al gnomo extendiendo la mano. Acto seguido se dirigió a Gleric ofreciéndosela. – Gleric, ¿podrías hacer unos nudos para facilitar la subida por la cuerda? Quizá podamos adentrarnos en la torre por uno de esos huecos, concluyó señalando el hueco del muro más próximo al que lentamente se acercaban.

Allen vio el panorama que le ofrecía la poca luz que, entre las nubes, la luna ofrecía y supuso que tendría que volver a hacer uso de su nula habilidad para trepar. Él sabía que de no ser por su armadura podría llevar a cabo las tareas con mayor dignidad, pero era un precio que estaba dispuesto a pagar por estar más protegido cuando las cuerdas dieran paso al frio acero de las espadas de los piratas. Así pues, probaría por primera vez aquel objeto que compró en Athkatla del que se decía que era una obra maestra.

La cuerda que le pasó Morwing al marinero estaba siendo anudada de manera excelente por lo que se sintió confiado en sus posibilidades de no volver a hacer el ridículo de forma esrtepitosa.

Zanc asintió a Morwing y le pasó la cuerda para que esta fuera anudada por el marinero que les acompañaba, también sacó la pócima que guardaba desde hace tiempo y le quitó el tapón, los golpes que recibió en cubierta ameritaban beeberla y al hacerlo se sintió mejor. -Mucho mejor!- Exclamó al notar como el líquido hacía efecto. Entonces entrecerró los ojos y observó hacia la torre a la cual se acercaban. -Si quieren puedo infiltrarme, compré algo que puede servir para eso, y una vez dentro puedo dejarles la cuerda asegurada para que puedan subir sin mayor problema... Eso sí, denme unos minutos para revisar primero el interior.- Le indicó a los demás su estrategia mientras aguardaba para escuchar lo que tenían que decir sus compañeros.

Losse no se sintió nada cómodo con sus golpes de remo, aunque, aún así, consiguieron todos llegar a la torre. - Buen trabajo, chicos -  Sus heridas, con el esfuerzo, no mejoraban, así que decidió usar el poder de su cinturón con las tres perlas de luna.

Al comprobar las defensas de la torre con sus posibles debilidades, el elfo se lamentó de no poder contar con el poder de sus botas, aunque, desde luego, le habían salvado la vida. La duda ahora residía en saber a cuantos hombres podían enfrentarse en el interior y, de escoger alguno de los huecos, si éste sería el correcto.

Finalmente, Zanc se ofreció voluntario para abrir hueco. Todos esperarían su visto bueno para comenzar a trepar. De lo que Losse estaba seguro, era de su deseo por abandonar de una vez el mar y poder pisar tierra firme.

Gleric depositó en el fondo del bote la cuerda con el garfio de Zanc, con un nudo cada dos palmos tal y como había pedido Losse. Frotó sus delgados brazos con sus manos para intentar entrar en calor. Corría el aire, caía una ligera lluvia y sus ropas estaban completamente empapadas; cuando el cuerpo se quedase frío sería prudente tener algo con lo que calentarse o los signos de la hipotermia podían hacer acto de presencia en menos que canta un gallo.

No parece que tenga plantas superiores. - Apreció el marinero al señalar al tejado, que era abovedado y no presentaba rastro alguno de ventanas por encima de la planta principal. De hecho la torre, si es que podía llamarse así, parecía constar de una sola planta con altos techos. Desde la barca eran visibles agujeros en las paredes más pequeños y elevados que los que podían apreciarse a nivel del suelo. Al comprobar que la luz emergía por ellos al igual que por los del suelo, podía deducirse que todo formaba parte de una o varias habitaciones repartidas en un mismo nivel. No creo que esperen visita a estas horas, y menos en un día como éste... De hecho creo que tienen montada una buena juerga. - Comentó haciendo referencia a la multitud de voces, risas e incluso ladridos que llegaban desde el interior del edificio. Creo que no deberíamos usar los remos ya, si hay que avanzar deberíamos hacerlo remando con las manos, no haremos tanto ruido. - Comentó haciendo referencia a la forma tan espantosa en la que habían llegado hasta allí, pero sin mirar a nadie en particular. Lo que no sé si seré de mucha ayuda en estas condiciones. - Dijo al quitarse su pañuelo ensangrentando y palpándose la enorme brecha de su cabeza.

Por fin pasaron el mal trago, al menos algunos, como Loose y Gleric, - Pobre hombre, lo que ha pasado y dónde se está metiendo - otros sólo recibieron el suelo con gran avaricia, como Allen - Ahora que las aguas estaban más tranquilas, Davros recordaba la caída y no podía evitar sonreír -Espero que la vuelta sea menos accidentada que la ida..-

La Torre de las drizas estaba frente a ellos, en éste tipo de situaciones se manejaban mucho mejor, pero nada es sencillo cuando has de asaltar una guarida de piratas, ni aún cuando están medio borrachos.

Cuando comenzaron a acercarse lo más silenciosamente posible, cerró los ojos por un momento para intentar deducir por los sonidos, cuántos podrían ser y sobretodo dónde se concentraba la mayoría de ellos, pero el ensordecedor ruido de las olas se entremezclaban con los gritos, risas y canciones de lo que parecían miles de piratas.

- Puede que sean demasiados, extremad las precauciones y procurad ser silenciosos, o podrían acribillarnos a flechazos, ésto sobretodo va por ti, Kormack, si quieres volver a pisar un suelo que no se menee, aguanta sólo un poco más y, además tendremos la primera dosis de ostias y diversión. -

- Coge éste espejo de acero, te será útil, igual te puedes ahorrar la poción, pero devuélvemelo ¿eh? - Susurró medio de broma a Zanc al escuchar su plan. - Yo estaré cerca por si hay que subir a ayudar, pero quizás sería mejor opción echar una mano a Allen y a Kormack para que suban con más facilidad, esas pesadas armaduras os llevarán a la muerte un día de éstos, si no nos llevan a todos nosotros... - - Loose, que también amas las alturas, podrías apoyar a Zanc - - Y tú, Gleric, ayuda a subir al que haga falta y cúbrete en la barca, volveremos dentro de un rato - le dijo con un tono sosegado intentando calmar los nervios de todos mientras mantenía un gesto casi de felicidad, debido a la inminente acción.

Sacó una jabalina y tras colocarse el escudo de acero en su izquierda, comenzó a tensar sus músculos, ante la próxima amenaza que estaba seguro se cernía sobre ellos - Por mucha fiesta que haya es probable que hayan colocado algún vigía, id con cuidado y los que tengáis mejor puntería sacad los arcos hasta que lleguemos a la pared - les dijo al resto mientras inspeccionaba una a una las pequeñas aberturas más altas, por si veía alguna sombra frente a la luz de las antorchas.

Ogna había hecho lo que podía para dirigir la barca a través de las enrabietadas aguas, pero apenas podía ya con el remo. Estaba empapada y cansada aunque había otros que estaban peor que ella, entre ellos el pobre marinero. Zanc había sufrido de lo lindo y Allen se había pegado una buena caída. Aún así debían sentirse afortunados por no haber muerto ahogados. Cuando llegaron al abrigo (por llamarlo de alguna manera) del arrecife de coral, Ogna se acurrrucó en el bote junto al enano, tratando de calmarlo y de que no hiciera demasiado ruido. No era la más indicada pues la grave situación la había sumido en su característico estado depresivo. Veía claro que tanto el enano como el paladín de Tyr iban a acabar sus días formando parte del arrecife coralino gracias a sus pesadas armaduras. Pero si ella podía hacer algo para que el enano abrazara a la muerte con estoicismo, bueno sería. Le dejaba a su dios esa tarea para Allen.

- Ya llegamos Kormack. Ya casi estamos al final...-Le dijo con su voz que helaba los huesos, aunque odía deberse al frío  y la humedad reinante.Al final del camino de tu corta pero intensa vida.Escuchar a sus compañeros establecer un plan apresurado la sacó de sus funestos pensamientos. Evitar la dulce muerte por ahogamiento para ir directos a la boca del lobo era un plan realmente alentador.- No me parece mala idea que Zanc eche un vistazo pero...- Miraba a Allen y Kormack como si ya estuvieran muertos y hundidos formando parte del fondo marino, con los corales comenzando a darles una tétrica forma en las profundidades.-...¿No podríamos los demás alcanzar ese pequeño embarcadero sin ser vistos?- Rebuscó entre sus cosas y palpó el estuche de pergaminos. Afortunadamente lo había comprado ya que sino su contenido hubiera estado empapado. Morwing parecía haberle leído el pensamiento.- Tengo un par de conjuros de animar cuerda que podríamos usar para anudarla a algún punto y que Zanc pueda subir sin hacer ruido.

- Genial Ogna, toda ayuda es buena - respondió mientras miraba los agujeros pensativo - No me gustan nada esas aberturas de allí arriba, la costa sur de la isla está a unos tres cuartos de milla o menos (un kilómetro aproximadamente), son perfectos para puestos de vigía o incluso de de puestos de señales para dar aviso a un supuesto segundo grupo de piratas acampados allí, deberíamos curarnos en salud y revisar la fachada norte de las torres, rodeándola desde una distancia más que prudente, examinarla con detenimiento, observar la cantidad de aberturas orientadas a la costa e intentar bloquear todas las que podamos, no me gustaría que poco después de terminar con éstos de aquí se nos presentaran otro grupo de piratas más numeroso para darnos la bienvenida - - ¿Tú que opinas, Gleric?, seguro que sabes mejor que nosotros cómo piensan esos bastardos

- El embarcadero puede que sea la mejor zona para que entren los dos ataviados con los caparazones de la muerte, Allen y Zanc, pero sólo si queda cerca de otra entrada más al norte y podemos coordinarnos para atacar al mismo tiempo, por otro lado, si son muchas aberturas quizás debiéramos intentar entrar por todas ellas para asegurarnos de que no dan ningún tipo de alarma, avisando de nuestra llegada o pidiendo refuerzos. Hasta que no veamos lo parte Norte no podremos estar seguros del modo correcto de proceder, con lo que... rodeemosla.-

Creo que esos agujeros de la parte superior, Davros, son más bien por falta de mantenimiento que para mandar señales visuales. Lo más normal en ésta clase de torres tan cerca de la costa es que tengan cuernos de de señales, mucho más útiles ya que si es de día cuando pasa algo...con dificultad podrán mandar señales que no sean basadas en reflejos. - Susurró el marinero herido mientras remaba cuidadosamente con las manos para no hacer ruido. Shhhhh... ahí están... -  Levantó la mano con cuidado cuando desde la barca, que se movía silenciosa bajo el manto espeso de la oscuridad de la noche, se avistaron a cuatro hombres jugando a los dados en una gran mesa de madera. A su lado podían distinguirse las botellas, probablemente de vino o ron, que despachaban con generosidad. 

En la superficie del mar podía verse reflejada la claridad que desprendían las lámparas y antorchas que ardían dentro y eso era posible gracias a un gran agujero en los tablones del suelo en la parte norte de la habitación. Tal y como había sospechado el grupo a raíz de la altura del edificio, no se distinguía techo alguno en la habitación donde jugaban los piratas. Aunque los cuatro piratas reían y vociferaban a los cuatro vientos no eran ellos quienes provocaban el tumulto que se escuchaba desde fuera de la torre, probablemente el ruido viniese del centro de la estructura, donde habría más piratas con sus propias fiestas.

El enano estaba todo mojado y aún seguía remando cuando el marinero detuvo sus manos lo que le hizo salir de su ensimismamiento. Iba a gritar de alegría, pero le taparon la boca... parecía que se iba a desarrollar una emboscada. El enano no sabía bien que hacer. Quería saltar de la barca gritar de alegría y pisar tierra. Pero se contuvo miró y esperó su momento.