Los compañeros asintieron ante el plan del Davros de rodear la Torre de las Drizas con el fin de tener una mejor perspectiva del lugar y comprobar si existían mejores puntos en los que realizar el desembarco. Gleric pidió mediante gestos que se depositasen los remos en el fondo del bote y se procediese a remar con las manos con suma delicadeza... Tenemos mucha noche por delante amigos...no desvelemos la sorpresa aún. - Susurró la tenue figura del veterano marinero, en el que sólo podía distinguirse el blanco de los ojos y de los dientes, apretados por el esfuerzo de mantenerse consciente frente al dolor provocado por sus heridas. El sonido de las olas junto con los truenos sobre sus cabezas ayudaba a amortiguar el leve chapoteo realizado con las manos para conseguir dirigir la barca alrededor del refugio de los piratas. El hecho de que fuese una noche carente de luna ayudaba a mantener a los ocho tripulantes libres de cualquier mirada hostil, siempre y cuando se mantuviesen alejados de los reflejos de luz provocados por las antorchas del interior de las drizas. Sin embargo, avistar a los piratas mientras cantaban, bebían, jugaban y realizaban sus faenas era relativamente fácil ya que las habitaciones permanecían completamente iluminadas con antorchas y lámparas de aceite.

Todas las drizas, a excepción de una en el norte del complejo, permanecían ocupadas por hombres de las más variadas procedencias: Iluskanos, Amnianos, Thezyritas, Zhaynos, Agundinos e incluso un ogro eran parte de aquel destacamento. Los piratas tampoco parecían hacer ascos a acoger entre sus filas a mujeres; aunque de éstas, debido a sus facciones así como a su complexión, podría ponerse en duda su feminidad. 

Aquí hay más de una tripulación amigos. No todos los de ahí son hombres de Todler. - Apuntaba Gleric cuando estaban cerca de completar la circunferencia. Ese ogro por ejemplo se llama Klath Thakor, y por lo que sé es un mercenario que trabaja para los piratas de vez en cuando pero los semiorcos no tengo ni idea de quién coño son, pero desde luego no son hombres de mar, sólo hay que verlo por sus ropas. Debe ser algún grupo de mercenarios... El marinero no salía de su asombro al reconocer a la gentuza que se había juntado allí. Incluso una bruja... - Escupió como si la simple mención de la palabra le quemase en la boca. Mal asunto camaradas.

Que el bueno de Gleric no conociese a aquel grupo de semiorcos era más que normal ya que era la primera vez que se aventuraban tan lejos de su área de acción habitual. Aunque no iba mal encaminado cuando dijo que era un grupo de mercenarios, no podía ni imaginar qué clase de mercenarios eran. Los latidos del corazón de Davros se dispararon tanto que el bárbaro no estaba seguro si incluso sus compañeros podrían oírlos. No había rastro de Drazgla Zokk, el orco gris que había liderado a quienes fueron sus compañeros durante varios meses y que en su día le otorgaron el apellido Zokk. Sin embargo, Urthgal, el semiorco más grande que Davros había visto en su vida, parecía que se había hecho con el preciado liderato de la compañía. Ya cuando Davros caminaba con ellos lo vio varias veces plantar cara al orco, y para sus adentros siempre supo que Urthgal no tardaría mucho en desafiar la autoridad del viejo orco gris. Sus pensamientos se veían ahora confirmados viendo como el semiorco se pavoneaba frente a sus congéneres. Parece que los dioses querían darle a los que fueron los compañeros de faena y juergas de Davros la oportunidad de despedirse del bárbaro, quien los dejó plantados en la mitad de la noche cuando todos dormían tras el asalto a aquella granja en el que pereció aquella desgraciada familia. 

Una vez consiguió respirar con tranquilidad, para no preocupar a los demás aún más de lo que lo estarían ya, comentó: - Entre ese grupo de mercenarios semiorcos hay algún antiguo conocido mio, con el que parece su nuevo líder, Urthgal, ahora serán más violentos y desalmados que antes incluso, pero no os preocupéis del más grande, creo que me dará un caluroso recibimiento, una vez me vea, irá directo a mi. Lo único bueno de ese grupo es que conozco su forma de actuar, será un ataque directo y sin miramientos, no son muy listos ni grandes estrategas, pero su furia en el combate es temible -

- Bueno, historias a parte, nos enfrentamos a un gran dilema aquí, ¿cómo procedemos?, parece que la parte norte, la única sala vacía puede ser una buena opción, así también podríamos fisgonear en la torre central y ser conscientes de todo lo que nos espera. Un ataque frontal y a lo loco sería nuestro fin. ¿Alguna sugerencia? ¿Algún truco de magia que nos sea útil? - Dijo Davros, olvidando por completo la misión que les trajo aquí, capturar a Steznag, conociendo su ubicación a través de Todler. - Recordad que por mucho enemigos que haya aquí, si dan el aviso a la isla podríamos tener en nuestro culo un ejército entero de piratas y, por supuesto, perder el efecto sorpresa, inutilizar sus posibles medidas de avisos a la isla debe ser nuestra prioridad -

El servidor de Mielikki no veía nada claro el asedio a la torre - Veo sumamente difícil entrar en cualquiera de las salas y que no se percate el resto. Desde mi punto de vista, ahora mismo no tenemos los medios suficientes como para abatir a estos enemigos sin que los demás den la alerta. Salvo que el amigo Morwing tenga algún recurso que pueda valernos, no veo más alternativa que un ataque frontal comenzando por: o bien las dos salas de la derecha, puesto que sus luces son las que parecen dar reflejo a la isla contigua; o bien, comenzar por la sala de la bruja o la del enorme bárbaro. Un ataque a cualquiera de ellas alertaría al resto, por mucho jaleo que tengan ahí montado. El sonido de un arco, un espadazo o, mismamente, una de las canciones que Ogna utiliza para motivarnos, es más que suficiente para hacer inviable una incursión sigilosa dado el volumen de enemigos. - Para el elfo había poca esperanza de éxito en la actuación que debían llevar acabo. - Quizá deberíamos ganar algo más de  experiencia e intentar la incursión en otro terreno que no sea el puesto de aviso de toda la isla. Al fin y al cabo, dudo que Walven se encuentre en esta torre.-

El reconocimiento al resto de la estructura de drizas supuso una mala noticia tras otra. En cada habitáculo iban descubriendo enemigos nuevos, tan sólo una de ellas parecía estar despejada. El resto todas ocupadas por diferentes rivales lo que descartaba la posibilidad de un ataque coordinado.

Piratas, orcos e incluso un ogro pudieron identificar desde la barca, sin embargo en uno de los últimos habitáculos fue donde Morwing vio algo que le hizo enmudecer. – Una bruja. Eran mucha las historias que había oído sobre estos seres, capaces de dominar los elementos como hacer huir despavorido al guerrero más feroz con tan sólo unas carcajadas… por suerte o por desgracia pronto podrán comprobar si sólo se trataban de historias inventadas.

El enano se frotaba las manos y fantaseaba con la idea de entrar un combate. Me pido a ese! decía señalando a uno al azar. Al dar la vuelta lo vio claro, sólo eran unos aficionados con palos y piedras, pero sus amigos no veían lo mismo. La cara de Kormack paso de alegría y optimismo zuna más reflexiva. Claro que el enano no había contemplado la posibilidad de que diesen la alarma. Lo veía como grupos aislados... Iba a proponer el ataque frontal, pero sus compañeros se le adelantaron. No sabía que proponer ni que decir... 
Bueno...comenzó a decir el enano. Una de las salas está vacía... me fijé que el suelo estaba rrrroto...comenzó a decir el enano. Ninguna de las salas están unidas entrrrre sí y en medio parrrrece que hay un grrrran jaleo. Una puerta en quiada sala. Porrr la que pueden salirrr... Comenzó a describir el enano. Parecía una tontería lo que iba a decir, pero entonces soltó lo que todos esperaban. Hagamos lo que siempre hacemos! dijo con una sonrisa La sala de los barbas*. Salgo porrrr unos de los agujerrros. Con mi sonrisa y mientras vosotros vais porrr detrrrás y entrrrais. Uno... irrria a la puerta y la bloquearrría. Sólo son cuatro.** El enano estaba deseando entrar en combate.

Ogna palideció aún más a medida que iban rodeando la torre. ¿Cuántas tripulaciones había allí metidas? Remaba con las manos deseando alejarse de nuevo al barco a pesar de la tormenta.

- Esto es una locura. Son demasiados.-Miraba a Allen y asentía a las palabras de Losse. No es que no confiara en las habilidades de Kormack para protegerla, pero ya le había visto caer una vez y, desde entonces, ya no le parecía un escudo tan resistente.- ¿En la sala del centro estará El Tuerto?- Recordó la promesa que había hecho para tratar de darse algo más de coraje. Cogió el amuleto que pendía de su cuello. Su nueva adquisición podría ayudarles aunque ahora lo veía todo negro como aquella noche sin luna.

- Allí hay una bruja, susurró Morwing mientras señalaba uno de los habitáculos, - Si son ciertas las historias que he oído sobre ellas no debemos permitir que actúe, debemos entrar con decisión y acabar con su vida lo antes posible. Tras una pequeña pausa continuó el hechicero, - Escuchad, prepararé un muro que nos permita entrar al menos a 3 de nosotros, Zanc, tú deberías ser uno de ellos e intentar anular a la bruja con tu hechizo de silencio, luego mira a ver qué puedes hacer con aquella puerta. Los otros dos que entréis intentad acabar con ella, el resto os cubriremos desde atrás… ¿estáis listos? Finalizaba el elfo para después clavar su mirada sobre Gleric, - Amigo, has sido de gran ayuda hasta ahora, resguárdate en el barco.

ASALTO SORPRESA

Los acontecimientos se precipitaba, como siempre con este grupo con el que le había tocado ir, así que Ogna se puso manos a la obra. Estaba entumecida pero se forzó a continuar. Sacó una poción y se la tendió a Gleric.

- Toma. Bébetela, te sentará bien.-Necesitaban a aquel experimentado lobo de mar para salir de allí si la cosa se complicaba lo cual era seguro.- Espéranos aquí por si tenemos que volver al barco.- Miró a los demás.-Si se complica la incursión cojamos a uno vivo y llevémonoslo de aquí para interrogarlo.- El hechizo de Morwing creó un puente desde la estructura pétrea de la torre hasta la ventana. No había apenas espacio  y Ogna quería ensartar una flecha sobre la bruja pero no había suficiente espacio. Disparó a otro objetivo, pero con el entumecimiento de los dedos la flecha salió desviada.

Empezamos bien

Zanc asintió ante la estrategia que se plantearon cuando descubrieron a la brujo, atrás había quedado la posibilidad de una infiltración, pero quizás la zona de silencio aún podía ser útil. El pequeño Gnomo esperó hasta que todos estuvieron bien pertrechados y se preparó para activar su sortilegio en cuando se lo indicaran, no sin antes sacar una de las pociones que le habían quitado a Rosemarie, por lo que había averiguado lo haría mas diestro y osado en combate durante casi una hora, sin pensarlo mucho bebió su contenido y pudo sentir como una extraña energía imbuía su cuerpo, la señal fue aquel extraño puente de roca que se había formado gracias a la magia contenida en un pergamino que Morwing había logrado extraer con éxito, así que cuando fue el momento lo hizo... -Shhhhhhhh......- Fue lo único que se escuchó hasta que todo a su alrededor quedara en el mas absoluto silencio.

El grupo reconoció el terreno pero no atisbó ninguna opción mejor que la de intentar entrar en la habitación en la que se encontraba la bruja. El grupo parecía temer los hechizos que aquella mujer podría lanzar si la dejásemos hacer. Así pues, se concretó que aquella sería la habitación por la que accederían a la torre.

Antes de entrar, Allen sacó un pergamino y leyó, no sin dificultad, su contenido. Acto seguido, mientras Morwing lanzaba su puente pétreo que les llevaría hasta el interior de la sala, cambió el cristal de su armadura para prevenir posibles daños provenientes del fuego. Tras esto, agarró con fuerza el pomo de su espadón y se colocó en la vanguardia del ataque junto a Kormack. -Estoy listo, ¿lo estáis todos?- preguntó en voz baja. Una vez el grupo asintió, el paladín comenzó su carga.

Intentó ser sigiloso y se contuvo de gritar mientras lanzaba su enorme espada contra el desprevenido pirata que disfrutaba de lo que creía iba a ser una noche tranquila. Su espada se incrustó en su espalda haciendo manar sangre a raudales de aquel humano haciéndole consciente ya de que no volvería a ver la luz del sol.

La actitud temeraria de casi todo el grupo, incluido Davros, sería la perdición de éste. Tras una breve discusión, optaron por asaltar la fortaleza, con intención de realizar otra épica hazaña, que de salir bien, Ogna se encargaría de inmortalizar.

El fornido guerrero se ajustó su casco nuevo, esperando que le ayudase en ésta nueva loca tarea, sacó muy lentamente su espadón recién puesto a punto y afilado, y justo antes de que Morwing acabase de recitar las extrañas palabras para hacer aparecer el puente hacia la posible muerte, bebió una poción e hizo uso del poder de su casco, siendo consciente de que su tarea era acabar con las brujas sin saber si le daría tiempo a acabar con ellas antes de que conjuraran su magia negra. El momento de cruzar las miradas con  Urthgal estaba cada vez más cerca y Davros lo deseaba para que pasase cuanto antes.

Y así lo hizo, tras la estampida de Allen y Kormack, salieron corriendo Zanc y él, a intentar acabar con la mayor amenaza de la sala de un sólo mandoble.

Tras conseguir ejecutar el conjuro, un puente de piedra fue formándose en pocos instantes entre el barco y la entrada en la habitación donde la bruja y los piratas permanecían ingenuos a lo que se les venía encima.

Los aventureros entraron con decisión como estaba planeado, en último lugar Morwing que se situó en una zona algo más alejada al resto ante la batalla inminente.

Tras el plan elaborado por el grupo, a Losse no le agradó mucho su posición, un tanto retrasada. El asalto se acercaba y vio como sus compañeros se preparaban para la acción. Finalmente, el otro elfo de la compañía lanzó un muro de piedra que les serviría de pasarela.

Varios de sus compañeros se lanzaron a la carga mientras que él sólo pudo disparar con el resquicio que Zanc y Ogna le permitían. Doblando su espalda para no herir a ninguno de sus aliados, dejó salir la flecha de su arco y rozó levemente el brazo del humano alquimista que se hayaba sentado en la mesa tranquilamente. Apenas le desgarró un trozo de piel junto a parte de sus harapos. - Por esta vez te has librado, maldito -

Kormack... vio como un muro crecía frente a su cara. Se rascó la cabezota intentando de discernir qué demonios estaba pasando. La estrategia ya estaba decidida y vio a su compañero correr en dirección a la torre atravesando el puente pétreo...Él no sería menos y corriendo con su hacha en mano se la clavó a uno de los piratas que guardaba dos hachas en su cinto y que permanecía parado de espadas a él. 

TURNO 1

Debemos separarnos más Igban, si no volverán a surgir problemas con las zonas de saqueo. - Exponía sonriente un relajado Lebter degustando aquel vino con su exquisito paladar sureño y acercándose de nuevo la pipa a su boca. Aunque era un vino de obtenido de la cosecha del año anterior y no podía competir en aroma y gusto con otros de lo que transportaba el último barco que habían asaltado, y del cual provenía las cajas que habría traído con él, era más que suficiente para sus poco refinados compañeros de mesa. Para el pirata Calishita era la primera vez que compartía mesa con una bruja y un esclavista al mismo tiempo. No es que le agradase sus profesiones pero al menos eran mejor compañía que los bárbaros semiorcos y el ogro que se había unido a las huestes de Steznag. Eso sí, si hay que combatir me gustaría estar en su bando... - Pensaba distraído. Cuando de pronto, entre el relajante susurrar del agua lamiendo las paredes de la torre, un canto distante llegó hasta sus aguzados oídos. Era algo casi imperceptible debido al ruido del mar, y en mayor medida a los gritos y risas de sus compañeros de la sala común, donde disfrutaban de otra clase de placeres. No había despegado la pipa de sus labios cuando varias figuras negras emergieron por uno de los huecos de la habitación silenciosos como un búho cayendo de los cielos sobre su presa. Captó el destello del acero por el rabillo del ojo justo antes de que las primeras gotas de sangre alcanzasen el suelo de la polvorienta y sucia habitación.