Partida Rol por web

Después que los primeros grupos de exploradores partieran, uno con Ghiskhaft, el otro con Jheldor, el resto del pueblo se quedó junto a Knhoss, aprendiendo sobre la vida en Albur. A medida que pasaba el tiempo, la sociedad iba evolucionando, buscando organizarse mejor, para garantizar la supervivencia.

Fue así que, pronto, surgió la necesidad de alguien que tomara las desiciones. A medida que el saber aumentaba, era más difícil llegar a un acuerdo.

Los primeros nacidos, los más cercanos a la Diosa, acudieron a ella en busca de consejo.

-Queridos hijos de mi hijo, avanzáis, evolucionáis, aprendéis a pasos acelerados. Es lógico que cada mente quiera buscar su interés, que cada cuerpo desee explorar por su cuenta. Pero si no os ordenáis, vuestro pueblo se desmembrará, errarán todos por Albur y la falta de cohesión hará perder todo vuestro saber. El progreso será más lento y vuestras ansias de conocimiento no hallarán saciedad.

-Es por eso que os propongo lo siguiente. Elegid a doce de vosotros, seis hembras, seis machos, seis eruditos, seis protectores. Este concilio será el encargado de decidir cómo avanzará vuestra civilización, qué exploraciones e investigaciones tienen prioridad, cual es la mejor manera de subsistir y evolucionar. Serán quienes ostentarán el poder máximo dentro del pueblo.

-Más el poder, ejercido por un tiempo prolongado, corrompe, quita perspectiva, aleja al que lo lleva de quienes deben ser sus protegidos. Por esto que vuestro concilio no debería ser vitalicio. Cada un determinado período que podrían ser seis años deberíais renovar vuestros lugares, pero no todos a la vez. Tal vez de a mitades fuera lo mejor. Nuevamente las proporciones se mantendrían. Tres hembras y tres machos, tres eruditos y tres protectores. Y por último, debería ser el propio pueblo, en su sabiduría, quien elija, entre los suyos, los destinados a enfrentar estas lides.

Los Tvus primigenios meditaron las palabras de Knhoss y las sometieron a debate. Las analizaron hasta el cansancio y vieron que nuevamente, la sabiduría divina les había ofrecido la mejor opción. Así, tras muchos días de deliberación, crearon el Concilio Supremo, y los primeros doce miembros fueron elegidos por el pueblo, como había deseado la Diosa, seis hembras y seis machos, seis eruditos y seis protectores, y también decidieron que los más ancianos serían los primeros en ser renovados.

El Concilio, una vez conformado, comenzó a tomar medidas para organizar a los habitantes de los Picos del Principio. La más importante de ellas fue la creación de un lugar dónde pudieran vivir ordenadamente, con refugios más resistentes, caminos establecidos para ir de un lado a otro y una gran edificación que sería el lugar desde donde el Concilio sesionara y tomara las decisiones. A este asentamiento ordenado lo llamaron Thervoru, ciudad del saber.

Tras recibir la escama verde, los Tvus se dispusieron a partir, mirando
hacia los Picos del Principio, se veía a la derecha un conjunto de
montañas, algo mas cerca que los propios picos...

Aquellas montañas al sur serán la nueva meta, en cuanto estemos
preparados partiremos...

Aun había cosas que hacer...

Alzaron el vuelo, envueltos en la noche que les daba, rumbo al sureste...
Formas saltaban de los riscos, sobrevolando la cordillera, parecían
dragones también...
Después de una pequeña parada en un islote montañoso, reemprendimos el
camino al sur...

Aquellas formas dragontinas cada vez eran mas nítidas, mas grandes,
esta vez no hubo pérdidas en el camino, lo que me hizo recordar a los
nuestros que ahora seguían a Jheldor...

Gracias por cuidar de ellos y dar un sentido nuevo a sus vidas...

Los picos de aquellas montañas ya casi podían acariciarse, y los Tvus,
habituados a las montañas, buscaron un lugar donde posarse...
Innumerables dragones aparecieron poco después a nuestro encuentro,
analizando las criaturas recién llegadas a sus dominios...

Tvus, estos son los hijos de Á, padre de todos los dioses, sabios y
poderosos a la par, ejemplo a seguir por los mortales...

Los dragones rugieron, extendiendo sus alas, mostrando su magnificencia a
los presentes. Después de esto se marcharon.

Mientras miraban con curiosidad como se alejaban los dragones, me dirigí
una ultima vez a ellos.

He de partir, convivid con ellos, respetadlos y aprended, pues serán sus
enseñanzas las que os otorgarán caminos hacia nuevas vidas...

Y alli quedaron los Tvus, junto a los dragones creados por Á, en armonía.

(...)

Largo tiempo pasó hasta mi regreso, y los mismos que dejé son los que
estaban, como si el tiempo no hubiera pasado para ellos...
Uno de ellos se acercó, enseñándome algo escrito en una especie de papel.

Sanando las heridas y el cansancio,
la magia del Dragón nos dió la esencia,
nos diste la conciencia y estas manos
que protegerán del mal tu descendencia...

Habían aprendido a sanar ciertas heridas y malestares,
permitiéndoles mayor autonomía de vuelo y subsanar pequeños incidentes,
así como enfermedades y afecciones leves de su fisiología...

Este gran avance permitirá recorrer Albur con mayor libertad, devolví el
texto al Tvus, diciéndole que, junto a dos más, llevaran dicha información
a los Picos, para que el resto de la raza conociera tal habilidad...

El resto nos pusimos de nuevo en camino....

Tras observar a los hijos de Ailnor y a los suyos propios conviviendo en paz, Aildor tuvo una idea. Sus hijos eran los guardianes de los Har-Ail, pero su unión era meramente simbólica. Así que descendió de los cielos una vez más, precipitándose a gran velocidad hacia La Balanza, hogar de los grifos.

Ya conocía el camino, y el lugar le era familiar. Aterrizó en el saliente de la cordillera donde había dado vida por primera vez. En aquella ocasión estaba lleno de creatividad, y el dar vida era el objetivo. En esta ocasión la vida ya estaba creada, pero el nido de Ailbathros, el primer grifo, se había convertido ya en un lugar sagrado para él. Y allí encontró lo que buscaba, porque sabía que lo encontraría. Un majestuoso huevo, de un brillante color gris, protegido por su madre.

Se acercó al huevo de grifo, al que aún le quedaba tiempo por nacer. Y la madre se aparto, agachando su cabeza a modo de respeto. Aildor no dijo nada, simplemente posó su metálica mano sobre el huevo, rebosante de nuevo del fuego de su padre. Y el huevo quedó marcado con un símbolo, una llama gris.

Tras esto descendió hacia Ovidia, la ciudad de justos, para encontrarse con los Har-Ail. No tuvo que buscar pues, al igual que antes, ya sabía dónde debía encontrar aquello que quería. Una Har-Ail encinta, cuyo descendiente debía nacer al mismo tiempo que el grifo del interior del huevo que había marcado.

La Har-Ail se inclinó ante la presencia del dios, pero Aildor seguía sin buscar adoración.

- Levántate, hija de Ailnor. Pues ya dije a los Har-Ail en su momento que no era su misión adorarnos, sino hacer cumplir las leyes y aplicar justicia. Así pues, a ti te encomiendo una tarea. Tú portas en tu interior a un hijo muy especial. Un hijo que tendrá la responsabilidad de unir a todos los Har-Ail bajo un mismo destino. – tocó la frente de la sorprendida hija de Ailnor, y así gastó todo el poder que le había entregado su padre. Su misión había finalizado.

- Cuida de tu hijo, que debe traer luz y verdad a todos los Har-Ail por igual. – y dicho esto se marchó, ascendiendo a los cielos de nuevo.

Un año después, bajo la atenta y paternal mirada de Aildor, nacieron los dos a la vez. Grifo y Har-Ail, marcados con la llama gris del equilibrio. Ellos dos compartían ahora un destino, ahora estarían unidos el resto de sus vidas. Pero no sería fácil, porque un Har-Ail debe demostrar su valía antes de unirse finalmente a su grifo. Pero cuando el vínculo se sella, ya no hay nada que los separe.

Así nació el primer Jinete de Grifo.

Fin del Turno 9

Comienzo del Turno 10 

Pyaray se desplazó hasta las playas, donde pensó en la infecta creación de Karak, personificado como una medusa varada en la arena, meditó largo rato mientras las olas le llamaban nuevamente al océano. Notó unos pasos tras él, uno de esos orcos se había acercado a la playa, y con un palo golpeaba al Dios, ajeno a lo que la transparente y indefensa medusa podía comportarle. Pyaray no tardó en reaccionar, y siendo la pequeña medusa, el capirote de un gigante de arena, desmenuzó al orco, entregando los pedazos de su cuerpo al mar y su alma a Yoonel.

No sin cierta dificultad, la medusa se tiró abajo de nuevo, y observó al gigante cuyo cuerpo de arena comenzó a volverse de carne y sangre, un brillo de inteligencia reflejaban sus ojos, y Pyaray, como el niño que sobrecarga de adornos su castillo de arena, le introdujo cuanto razocinio y astucia pudiera.

Finalmente, el gigante de arena conoció la vida y Pyaray, en su extraña forma adoptada, le habló directamente, Pyaray no usó la voz del mar, puesto que esta, solo podía ser pronunciada bajo el agua, habló en un idioma lleno de sonidos vibrantes y repetitivos

Soy Pyaray, Sr de las Profundidades, Dios de un Reino que jamás pisaréis, sin embargo aquí en la tierra sereis mis seguidores, y arrojareis al mar los cuerpos de los infieles para que sirvan de alimento a las bestias del mar.

~ ~ ~ ¿Qué soy? ~ ~ ~

Preguntó rapidamente el gigante, asimilando de inmediato el idioma con el que el Dios se dirigía a él, pero el Dios le dió un mordisco arrancándole un dedo del pie, tirándolo al suelo mientras se sujetaba el miembro amputado entre gemidos de dolor, dejándole claro, que jamás volviera a interrumpir a un Dios

Crearé una raza, y entre todos, forjareis un pueblo, una civilización cuya única misión, será ser temidos, figurareis en los cuentos de terror del resto de ingenuas y pequeñas razas que forman Albur, el mundo, sereis los Bujan, Los Gigantes

Y así, de la arena, surgieron varios gigantes más que observaron a la medusa habiendo escuchado sus palabras cuando tan solo eran arena, ahora, siendo una nueva parte del mundo de Albur, tendrían que llevar a cabo su cometido, y empezar por poblar el mundo con lo que serían las generaciones futuras.

El nuevo grupo de gigantes observó a su alrededor, la medusa habia desaparecido, solo el eco del mar sonaba ya y echaron a caminar por la llanura, remontando el río, observando la tierra de la que se componía la llanura, bebiendo del río que la cruzaba, inspeccionando sus cuerpos de unos y otros.

Los gigantes eran curiosos, y aprenderían rápido cuanto necesitaran saber, medían entre 5 y 6 metros de altura cada uno y les esperaría una vida de 500 años por cada uno, la tribu de Bujan.

Los gigantes encontraron en su camino por las llanuras a los orcos, que ya plagaban bosque y llanura, y durante día y noche trataron de conversar con ellos, más los orcos eran bestias salvajes, que se comunicaban por gruñidos y gestos animales, y los gigantes, desesperaron reduciendo aquella aislada tribu orca a un desayuno más.

Los gigantes se cruzaron con los Kohiri, nómadas del continente, continuos viajeros de las tierras baldías, ellos, trataron de entender a los gigantes, pues aunque hablaran idiomas diferentes, sí compartían aquella curiosidad y necesidad de saber cuanto existía a su alrededor. Los Kohiri, raza primigenia desde tiempos inmemoriales, trató de tutelar a aquellos enormes recién llegados, pero los gigantes, creación de Pyaray, eran tan irascibles como impacientes, y la dificultad lingüística terminó en una persecución por las llanuras.

A los gigantes les esperaba una larga caminata hasta el destino de su raza

9 +2+2= 13pp./2= 7 Él (necesito mi avatar xD) 4 Jeldhor.

Los dos restantes seran gastados (o malgastados xD) en acciones del avatar y siendo sincero, por que asi obtenemos el +2 en la siguiente tirada xD.

Coloco un Portal de Yoonel™ en 6:32, la isla de los humanos. Con esto acaba mi creación. XD

Saqué 9, más 2 por tener 5 acumulado solamente: 11.

Total acumulado: 16

Nada mal!

El libro del caminante

En aquellos tiempos numerosas criaturas empezaron a recorrer los caminos de Albur, pues los dioses crearon numerosas razas y criaturas que en su vagar honraban a Jeldhor siguiendo cada una su propio camino

Sin embargo ajenas al orden natural de las cosas aparecieron criaturas oscuras cuyo camino consistia simplemente en entorpecer el camino de otros, los vampiros, los primeros no muertos

Jeldhor al entender un poco mas del malicioso camino de Yoonel emprendio nuevamente su recorrido por los senderos de Albur bajo la apariencia de un anciano kohiri

Recorrio los caminos con paciencia y en diversos lugares se detuvo, se sento y contemplo el lugar. Y mientras estaba sentado su esencia impregno el lugar, los arboles crecieron altos y finos y una atmosfera de paz y descanso inundo esos lugares y permanecio cuando Jeldhor partió, ya que parte de la esencia del dios permanecía en esos lugares

Asi, a lo largo de todo un siglo Jeldhor recorrio todo Albur, incluso las islas deshabitadas por entonces y creo sus hermitas del camino

Pyaray no les había hablado del mundo exterior, de aquello que existía más allá de la superficie del mar, pero los sirenos sí se preguntaron por ello, aún tienendo un mar infinito por explorar, sintieron una imparable curiosidad por el mundo terrestre, poco a poco, los grupos de sirenos que se acercaban hasta la costa, para reptar o caminar por sus enarenadas y rocosas orillas. Para graznar con las gaviotas, reír con los caballos o admirar la sombra emplumada de los majestuosos grifos.

Cada nueva incursión a tierra, traía nuevos conocimientos, estos eran grabados mediante jeroglíficos en enormes conchas bivalvas que eran guardadas en una cueva gigantesca, y todo cuanto se gravaba, era susurrado al semidurmiente Kraken, quien tan solo habría sus ojos muy de vez en cuando, sorprendido por las noticias de otras civilizaciones más allá del mar.

Tavir M'Lar, el hombre alado, el tvur enviado por Knhoss para registrar el mundo, dibujaba con gran habilidad los arrecifes del sur, sentado sobre unas rocas en la orilla observaba la barrera de arrecife que se extendía hacia el horizonte. Sus compañeros comentaban el largo camino, hablaban de la montaña Skraag a la que aún debían volver para registrar cuanto hubiera a su alrededor, cuando Tavir M'lar vió en el agua, entre un sobresaliente coral, una cara, a medio sumergir, observaba con curiosidad al hombre alado, la misma curiosidad con la que ahora él la miraba a ella.

Tavir M'Lar revoloteó con cuidado, haciendo una señal a sus compañeros para que esperaran en la orilla, se posó en el agua posando sus delgadas patas sobre una gran esponja, a escasos dos metros de la muchacha con la que trató de manera infructuosa entablar conversación.

~ No voy a hacerte daño, soy Tavir M'Lar, y tan solo recolectamos el conocimiento del mundo en pos de la sabiduría por nuestra señora Khnoss

~~ P'Plh'mmnh  P'P'p'p'pL'   L'm

Los compañeros Tvus se acercaron con curiosidad y desde el aire no fueron capaz de advertir a tiempo a su diplomático compañero, que la muchacha-pez, no estaba sola, pronto, media docena de sirénidos escualos surgían del agua agarrando a Tavir M'Lar entre sus mandíbulas y sumergiéndolo bajo las aguas ante la mirada impertérrita de la chica, que ahora, observó con ojos inocentes a los compañeros alados que graznaban horrorizados huyendo del lugar, y dejando atrás el charco de sangre al que antes llamaron Tavir M'Lar

Horas después, el córvido, era retratado en una concha, abierto, despedazado, y entregado como tributo al soberano Kraken...

Devora primero, pregunta después

Ejército creado en Yp'pp'p'pL

Y el Avatar, a menos que indique lo contrario, se mantendrá siempre en esta misma ciudad

Cuando tenga la raza algunas más, ya procuraré pero por ahora, con tan solo una option.... >>.<<, i will do, i will do