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La Cultura de los Har-Ail, Viajeros Justicieros

Comenzaron a viajar los Har-Ail por el mundo, buscando lugares donde poder aplicar la justicia. Se valieron de sus dotes diplomáticas para extenderse por todo Albur, poniéndose en contacto con las demás razas. Aunque nunca, jamás, se reveló la ubicación del templo de Alharei. Era su santuario, su refugio, y los Har-Ail no estaban dispuestos a perder de nuevo su hogar. Así comenzó a formarse una arraigada tradición en la cultura de la justa raza.

Los Har-Ail sueñan con alcanzar la mayoría de edad para poder viajar por el mundo. Algunos a pie, otros sobre majestuosos grifos. Comienzan largos viajes que pueden llegar a durar muchos años, para después volver al Templo Oculto de Alharei y compartir sus experiencias con los más jóvenes.

Pero no todos los Har-Ail vuelven de sus viajes. Algunos deciden quedarse allí donde han aplicado justicia, felices de poder presenciar cómo sus enseñanzas evolucionan, y muriendo en su nuevo hogar. Los hermanos que nunca vuelven son echados de menos por el resto, y sus nombres son grabados en las marmóreas paredes de las naves del templo. Aquellos justos que no vuelven son honrados el Sexto Día del Quinto Ciclo Lunar, día en que partió el Primero que no regresó.

Es tradición reunirse en las puertas del templo y tirar flores blancas al suelo en el señalado día. Nadie sale de viaje cuando se honra a los justos que no vuelven, porque se dice que sus espíritus regresan cuando sale el sol para proteger el templo. Es un día para festejar y disfrutar de la comodidad del hogar.

El mundo de Albur se retorcía, los Tvus habían conseguido el máximo poder del mundo, en una alianza con los Seekar habían creado un núcleo del todo inexpugnable, el monte Skraag era un centro imposible de alcanzar. No estaba al menos en manos de los mortales. Los gigantes, los Nayas y los Shenkem eran perseguidos, y tan solo aguardaban ya a una extinción próxima. Los sabios Kohiri se mantenían en su fortificada isla de Tal'Kokand, La Primera Ciudad. Los Vandrer y los Har-Ail mantenían sus filas a la espera de un ataque, y los dioses se volcaban en sus creaciones por ver quien alcanzaba el mayor poder entre los mortales.

Los dioses ya no deseaban seguir creando, deseaban tan solo destruir, esto entristecia a Pyaray, aquél que habia sido hacedor de vida, y que habia plagado el mundo de millones de criaturas dando al mundo la insuflación de vida que ningún otro dios habia dado. Así que Pyaray huyó del mundo, dejó que los mortales terminaran de matarse a su gusto, ya no participaría directamente nunca más en Albur.

Se refugió en el bosque de rubí, y allí esperó a su propia extinción, cambiando poco a poco de forma, quedando semienterrado en el lecho del bosque carmesí, una hoja de un azul vivo, tan vivo como el propio Pyaray, pues la espada era realmente, el dios en persona, una hoja tan fina y vibrante que quien la viera pensaría que está ante un auténtico ser vivo.

En la hoja, olas de azul, verde y turquesa bailaban y se entremezclaban en una danza que no se alcanzaría a ver, una hoja con el poder del Dios del Mar, una hoja capaz de abrir las aguas y dirigirlas, de hacer brotar la vida ya creciente, capaz de atravesar el corazón de cualquier mortal o inmortal, capaz de dar muerte aún a criaturas que ya hubieran estado en el reino de Yoonel, y encerrándolos en las estructuras cristalinas y rojas del bosque de rubí.

¿Pero quien empuñaría esta espada?

No, la pregunta está mal formulada

¿A quien empuñará esta espada?

Pyaray, la Hoja Azul, una espada con vida propia, poseería a cualquiera que la empuñara, Pyaray solo intervendría en el mundo a través del cuerpo de los mortales, tan solo actuaría en el mundo como un titiritero. La espada sería los hilos, y el aspirante a héroe sería la marioneta, la espada tan solo perdería sus propiedades si Pyaray así lo deseara, pues el cuerpo durmiente del Leviathán, esperaba siempre la posesión del dios, que podría viajar entre ambos cuerpos a voluntad.... La Espada... y el Leviathán.

Pyaray ya estaba entre los mortales, y su nombre solo sería significado de odio, de muerte, de rabia y furia descontrolada, de incomprensión y inconformismo, egoísmo y soberbia. Pues esa era la personalidad de Pyaray, y esa sería la voluntad de la Hoja Azul.

Largo tiempo había pasado desde que los Har-Ail batallaron por última vez. Pero sabían que no podían confiarse, debían encontrar algún método para protegerse ante los ataques enemigos. Porque las fuerzas injustas volverían para derrocar el sagrado templo.

Así fue como comenzaron a investigar acerca del uso de poderes que iban más allá de las armas y las armaduras. Más allá de la pura tecnología.

Se inspiraron en los grabados rúnicos de la Piedra de la Verdad, que Aildor había traído del cielo para depositar en su antiguo reino. Tenía grabados unos intrincados símbolos, difíciles de replicar pero con un gran poder en su interior. Los Har-Ail quisieron disponer también de aquel poder sobrenatural.

Durante mucho tiempo investigaron los eruditos sin descanso, recogiendo información traída de los viajeros, estudiando antiguos textos de la historia de la justa raza. Aquello a lo que las otras razas llamaban magia… tenía algo de divino. Consultaron pues a Mirlat, que era el nexo entre su Padre y ellos.

- El verdadero lenguaje buscáis, el nombre verdadero de las cosas – dijo, pensativo -. Nuestro Padre me contó que en algún momento nosotros también querríamos conquistar la lengua de los dioses. La magia… Él ya nos ha ayudado respecto a eso. Me dijo que sólo hacía falta mirar en el pasado, que nuestro recto camino ya estaba escrito con los verdaderos nombres.

Los eruditos Har-Ail reflexionaron sobre ello. Y llegaron a la conclusión de que la respuesta se encontraba verdaderamente en su recto camino. Se encontraba en su conducta, en lo que los convertía en la justa raza. El código inquebrantable que todos los Har-Ail respetaban. Todavía se conservaba el original, grabado en piedra y salvado del ataque a Ovidia. Su lenguaje era antiguo, casi críptico para los Har-Ail que vivían en ese momento.

Investigaron a conciencia el código, transcribiendo todas y cada una de las leyes. Y descubrieron para su sorpresa, que en cada una de las leyes había una runa escondida. Runas que otorgaban resistencia, voluntad, rectitud… Runas para proteger al pueblo de los Har-Ail. Comenzaron a emplearlas pues, grabándolas en las armaduras y ropajes de sus hermanos.

Cuando un Har-Ail lleva consigo una de las runas originales del código inquebrantable se ve protegido por el poder del propio Aildor.

Hacia mas de dos años desde que el Vidente se marcho siguiendo el rastro de sus visiones. La orden de los Nayas, guiada por Él en persona. Los miembros de la orden que habian sido enviados a otros reinos, ya volvian a unirse. Todos sabian donde era el punto de reunion y una vez finalizadas sus tareas, comenzaban su nueva marcha para su merecido descanso.

Quince meses tardaron en completar la primera parte del sino que les aguardaba. Quince meses deambulando sin un solo dia de descanso. Quince meses soportando y sufriendo la climatologia, las bestias olvidadas de Albur, las persecuciones de los protectores de los reinos. Quince meses para solo tener una semana de descanso antes de iniciar su segunda parte del plan.

Durante ese tiempo Él llego hasta el mar, alli construyeron un barco y zarparon en busca de Tal´kokand. Su primer reino.
Los Tal-kohiri, los recibieron con jubilo al notar la presencia de su Dios, al cual no habian olvidado en todos estos siglos, pero cuando Él desembarco, lo que les abrigo no fue su amor, si no el temor que despertaba. No era asi como lo mostraba la imagen que sus ancestros habian edificado.

- mis hijos - les dijo Él a los Alburienses - mucho tiempo ha pasado desde mi ultima visita, mas en ese tiempo habeis aprendido bien, tal como soñe que lo hariais - termino la frase aplaudiendo lentamente.
Los kohiri, aguardaban con cautela, no confiaban en el Dios que tenian delante, algo habia cambiado en su ser, en su manera de comunicar, ya no era aquel bondadoso ser del que hablaban tanto, su voz era maliciosa, engañosa...
- Vuestro tiempo ha llegado - continuo ignorando sus reacciones - ha llegado la hora de la forja, la era de las armas, la era en que pobleis al mundo con los conocimientos recibidos.

Durante largo rato continuo hablando, recordando la muerte de miles de kohiri, el despertar de los muertos y la masacre a sus hermanos, los Nayas. Tambien les recordo la caida de Thervou, la guerra de el dios de las profundiades y la venganzas que todos se tomaban. Adorno las palabras para que fueran mas duras, mas crueles, donde todas las acciones eran generadas por la violencia, incluyendo al nuevo dios, al que culpo por la llegada del velo. Nadie escapo de la culpa, incluyendo al Gran Á que tan pasivamente habia permitido todo. Poco a poco se los fue ganando y cuando lo hubo conseguido, continuo con su plan.

- Hijos mios - les dijo cuando por fin habian aceptado los planes de su Dios - tengo tareas para todos, los escultores tallaran la imagen de Luciel y sera reverenciada con los demas. Los herreros trabajaran conmigo, los carpinteros crearan una nueva flota, los eruditos nos serviran con sus conocimientos sobre las razas de Albur... - asi fue destinando acciones a todos los gremios de la ciudad.

Los Nayas, que ya sabian sus acciones continuaron su viaje hasta su isla de origen y alli se encontraron con el resto de los suyos, los cuales maravillados por la evolucion se unieron a ellos.

Él, guiando a los Kohiri comenzo la forja de armas poderosas capaces de cambiar el destino de un reino. Los Nayas comenzaron la construccion de una ciudad, bajo el consejo de su Dios. Justo en ese tiempo el Vidente cruzaba el gran mar donde anidaba el bosque de Rubi.

Concluidas las tareas el la observo y satisfecho con ellas, las envio al encuentro de los Nayas. Entonces convoco nuevamente a los Nayas, en la isla de Ambas, nombre que le dieron y desde alli en los barcos de los Kohiri viajaron de nuevo a todas las tierras y entablaron relaciones con las otras razas. Algunas los recibieron con entusiasmo, otras con recelo, algunas no quisieron abrirles las puertas, desconfiando de ellos y es que las noticias vuelan y ya se habian hecho un renombre con las muertes de tan importante gente.

Pero aquellos que le abrieron la puerta y escucharon lo que tenian que decir, fueron bendecidos con el sueño de Elocc´iso, Señor de el culto de los Asesinos, y Dios de la Sangre. Y asi su palabra fue difundida y nacieron pequeños gremios que lo adoraban en silencio.
Estos gremios, en apariencia eran normales, no negaban la existencia o su adoracion al resto de los dioses, no era la intencion de Él, pero si lo adoraban como un igual, les habia dado una nueva naturaleza, una libertad que en ocasiones se veian limitadas por las leyes de sus dioses. Eran una herramienta que usar sin necesidad de mandar a su pueblo a lejanas tierras. Pronto estos gremios fueron captando fama, matando por dinero, por favor o por rencor.

Los Har-Ail, fueron los primeros que recibieron la visita de los Embajadores Nayas, los encontraron en su viaje y descansaron una noche con ellos. Una noche les basto para sembrar la semilla de la duda en algunos, luego entre ellos sacaron lo que creyeron que eran sus propias conclusiones y para cuando finalizo su viaje, un grupo de personas capaces de influenciar a su pueblo, pensaba tal como Elocc´iso quiso que pensaran.

Al norte, un grupo de elementales se aparecio al barco que cruzaba los mares en busca de las islas gemelas. Estos movidos por la curiosidad escucharon las seductoras palabras de los Nayas y difundieron su mensaje con acierto entre los otros de su especie. Quedaron en oculto, disimulando sus acciones, a la espera de la nueva fase del plan de Elocc´iso.

No tardaron en volver los Nayas a la megapolis de los Tvus, alli celebraron su victoria con Solne y pronto trazaron nuevos planes. Solne reunio a muchos de los que opinaban en un mayor ejercito que intimidara a sus enemigos y las palabras de Elocc´iso les calo hondo.

Poco a poco la sociedad secreta de El culto de los Asesinos, del cual, Elocc´iso, era el Unico dueño y Señor, fue expandiendose por Albur.

En lo mas profundo de la Llanura de las Almas, en el centro de la monstruosidad de hueso y muerte conocida como la Necropolis, Yoonel meditaba sobre los recientes eventos. Se dio cuenta de que, a pesar de los contratiempos que le había causado el utilizar al grupo de Nayas para sus fines, en el fin habían hecho lo que sus ejércitos, tan útiles en otras ocasiones, no habían podido logran en Vandrerfan.

La solución estaba clara, lo que necesitaba era a sus propios seguidores para hacer su trabajo. Los dragones nunca le servirían, aunque sirvientes fieles y útiles, sus cuerpos estaban preparados para la guerra, no el asesinato, por lo que la única forma era crear a un nuevo tipo de criatura. No sería difícil ahora, no cuando los Nayas se habían vuelto tan corruptos y malvados, atraer a uno de los grupos de refugiados tal como había atraído a esos cuatro Nayas antes.

Pero esta vez les daría un regalo...

Como había hecho la última vez, Yoonel extendió su influencia a través de sus Portales y atrajo a uno de los grupos de Nayas que vagaban por las tierras devastadas por sus ejércitos, atrayendoles a sus garras con promesas de riqueza y felicidad, de volver a su antigua gloria lejos del sufrimiento de su vida nómada.

Débiles de voluntad los Nayas sucumbieron con facilidad a su poder y paso poco tiempo antes de que se encontraran arrodillados frente a Yoonel, rodeados por sus legiones y temblando de miedo.

-Ante vosotros se encuentra una decisión mortales, adorarme como vuestro dios y jurar servirme para toda la eternidad y os haré prósperos y poderosos. O por el contrario podéis volver a vuestras tierras, con un dios que os ha abandonado, e intentar sobrevivir allí. ¿Que elegís?

Como uno, el centenar de Nayas reunido ante el dragón de hueso se arrodillo ante el poder de su nuevo dios, ávidos de recibir sus regalos.

Satisfecho, Yoonel les rodeo con su poder y los cambio de extrañas y horrorosas formas en sus mentes y en sus cuerpos, pero manteniendo similar su interior, y selecciono al mas fanático y codicioso entre ellos y le dio parte de su poder, atándolo a el y convirtiéndolo en una extensión de su ser. Después de hacer esto, ordeno a sus huestes en llevarlos a el lugar elegido donde podrían expandirse y prosperar según la voluntad de Yoonel.

Así comienza la historia de los Karrdum y su líder, Roztek el Señor Carroñero. Desde ese día Albur es un lugar mas cruel.

Bu, que pobreza :(

Tenía 2pp + 2 por tener menos de 5 + 5 ahora= 9pp :(

Los Caballeros Blancos

Con el tiempo los Har-Ail se fueron recuperando de las heridas que había dejado en ellos la caída de su ciudad natal. Ahora tenían una nueva vida, muchos jóvenes nacidos con la marca salían de viaje cada año, en busca de su grifo. Y pese a que el viaje era largo y complicado, cada vez más regresaban montados en sus majestuosos grifos.

La Orden del Grifo volvió a comenzar a formar a sus caballeros. Y Mirlat se encargó de entrenar a los jóvenes aspirantes que querían luchar por la justicia. Los puso a prueba, física y mentalmente. Les enseñó durante años el arte de la lucha. Les instruyó en el uso de las divinas runas protectoras. Muchos estuvieron a punto de abandonar, pero ninguno desfalleció finalmente.

Como premio recibieron las armaduras blancas, como símbolo de su valía. Se habían convertido en los guardianes del templo, en los guardianes de su raza. Los Caballeros Blancos, el primer ejército formal de Alharei. Ellos le devolverían la gloria a los Har-Ail.

Una fiesta se celebró en su honor, porque fueron los primeros. Y no serían los últimos… Seguía habiendo aspirantes a caballero entre la justa raza. 

El Libro del Vagabundo

Las tribus Kohiri se reunieron en la llanura atendiendo la llamada del sabio Heron

Pasaron 5 años desde que se produjo la llamada hasta la gran reunión, pues todos saben que los Kohiri viajan sin cesar y estan dispersos por todo Albur. 5 años fueron necesarios para que todas las tribus supieran de la reunión. Algunas fueron al completo, otras enviaron algún representante.

Cuando se acerco la fecha de la reunión los Kohiri se reunieron por miles ocupando el horizonte como una marea. En la llanura donde estaban se formo un campamento como ninguno antes en Albur, la noche fue iluminada por cientos de hogueras durante los meses que estuvieron alli

Finalmente llego el dia y los lideres de las tribus y los sabios del Camino se reunieron y hablaron.

-Somos la primera raza de mortales de Albur, la mas antigua y noble creación de los dioses. Durante milenios hemos seguido nuestro Camino y hemos intervenido poco en el Camino de las demas razas, pero estos son tiempos oscuros y de conflicto y hemos de actuar en consecuencia-

Asi hablo Heron, inspirado por el errante según dicen algunos. Los jefes viendo la verdad en sus palabras debatieron lárgamente sobre que hacer a continuación.

Finalmente se decidio que los Kohiri debían implicarse mas en El Camino, estando preparados para intervenir cuando fuera necesario. Cada tribu aporto algunos jovenes que se encargarián de velar por el cumplimiento de lo que señalaban los Oraculos, serian los Guardianes del Camino, no solo de los Kohiri sino de todo el mundo

Y para liderarles estaria el Señor del Camino, que fue elegido en esa misma gran reunión, los candidatos tuvieron que pasar numerosas pruebas para demostrar su temple, tanto de cuerpo y mente como de alma. Al final la elegida fue Hipocea de la tribu del Sol de Oriente

tirada de poder

Luciel observo atentamente a aquellos que se llamaba elementales ,habian crecido en numero y habian desarrollado una civilizacion tan avanzada todo este tiempo bajo la alianza con los tvus que su modo de vida era increiblemente mas avanzado.
PEnso en aquellos porbes desgraciados a los que su señor dejo tirados y solos y viendo en que se habian convertido se sintio orgulloso de ellos y de sus alaidos los tvus.

La alianza entre los habiantes de la
zona inversa y los tvus estaba cada vez más consolidada. Los
elementales por fin habían salido al mundo y se habían establecido
cerca de la gran Skraag, desde donde podrían conocer todo Albur y
continuar el intercambio cultural y militar que estaba teniendo entre
ambas razas.

El Concilio se encontraba satisfecho con este asunto. No sólo una
nueva raza se unía a las relaciones políticas del mundo, si no que
además, salvando casos aislados como los ataques de los sirénidos,
la paz parecía ser la meta de las demás razas inteligentes. Incluso
los mismos nayas estaban conformando nuevamente una nación y los
har-ail habían vuelto a impartir su justicia, ayudando a la balanza
de la vida a retornar a su estado de equilibrio.

La Búsqueda estaba tocando su fin. La
revelación de un portal en las profundidades de Skraag había hecho
que el Concilio volcara todos sus recursos en el estudio de éste,
reuniendo a los más experimentados magos y alquimistas, a militares,
a religiosos y a filósofos. Incluso un selecto grupo de seekar
estaban colaborando con la investigación que, a pesar de ser lenta,
iba avanzando en el conocimiento de la magia que rodeaba a ese
artefacto.

El joven Olsem era uno de los
principales actores en esta investigación. Ya a las puertas de la
adultez, sus sueños y sus visiones se habían vuelto más nítidos.
La práctica y la disciplina que la orden de los Oráculos le había
impuesto estaban dando sus frutos. Sin embargo, las fórmulas para
invocar el poder del portal debían hallarlas en otro lado.

-No solo debemos aprender a abrir.
También debemos averiguar cómo pasar- Olsem había visto
nuevamente la sala de los portales y había podido sentir el dolor y
la maldad que de allí emanaba. También su maldición.

Tras su última profesía, el Concilio
envió a un pequeño grupo de tvus hacia la cuna de los dragones,
donde según se decía, su señora Knhoss había pasado todo un ciclo
hablando con ellos en la lengua verdadera. Esos dragones serían
capaces de enseñarles las runas que activaban la puerta de Yoonel y
cómo controlar su poder.

Todo un año pasaron los estudiosos
magos en las tierras draconianas. Al regresar a Naghaurn, un
misterioso halo de misterio los rodeaba. Habían vuelto distintos. El
conocer el verdadero nombre de la creación los había afectado de
sobremanera.

Sin embargo, el objetivo primario
seguía estando allí. Con gran detalle informaron al Concilio de
todo lo aprendido, que iba más allá de lo que habían ido a buscar.

El Concilio asimiló el informe y luego
debatió sobre como seguir. El paso que deberían dar era muy
importante para que lo tomaran a la ligera.

Citaron a los principales
investigadores, tvus y seekar y les expusieron lo que debía hacerse
a cotinuación. La activación conllevaba un riesgo considerable, así
que ese era el momento de abandonar si así se lo deseaba. Ningún
miembro del grupo abocado al estudio del portal dio un paso al
costado. Llevaban mucho tiempo invertido en ello como para dejarlo
ir.

La última noche de plenilunio antes de
la estación de las lluvias, el ritual comenzó.

Los seis magos más poderosos formaban
el círculo interior. Otros doce, los rodeaba formando otro círculo
por fuera. Además, se encontraban allí unos cuantos alquimistas e
inventores.

Los seis realizarían la invocación.
Los doce, canalizarían la fuerza que permitiría igualar la magia de
unos simples mortales a la de un dios. Los demás, serían quienes
estudiarían el proceso para luego crear un artefacto que permitiera
recrear el ritual de apertura una vez que el sello impuesto a los
mortales se hubiera roto.

Cuando la luna alcanzó el cénit, el
rito comenzó. Los doce invocaron el nombre de la magia, y se
llamaron recipientes. Poco a poco, el poder comenzó a afluir a su
interior y la caverna comenzó a cargarse de una extraña energía,
como una poderosa estática azulada que rodeaba los cuerpos de los
recipientes y se extendía hacia el exterior de ellos como
delgadísimos hilos de luz.

Cuando los recipientes alcanzaron su
máximo potencial, los seis comenzaron a recitar los nombres
verdaderos del portal. Invocaron a la roca y al hueso, al frío y al
viento, a la vida y a la muerte, al poder. Luego, tomaron la magia
acumulada en los doce y la dirigieron al portal, aportando a su vez,
toda la energía que ellos poseían.

Ante semejante embestida de poder, la
caverna comenzó a vibrar. Un viento originado por la ola de energía
comenzó a revolver cabellos y a ondear túnicas. Pequeños objetos
que habían quedado olvidados allí comenzaron a elevarse por los
aires, siendo arrojados de un lado a otro del lugar.

Los científicos que observaban el
proceso, debieron refugiarse en los recodos de la estancia, pues las
embestidas se volvían cada vez más violentas.

El poder aumentaba y los cuerpos iban
alcanzando la extenuación. Pero no era en vano. Poco a poco, un hilo
de luz fue recorriendo el portal, iluminando todo el perímetro. El
delgado hilo comenzó a ensancharse y a girar cada vez más rápido.
El viento se huracanó cada vez más. Los cuerpos de los invocadores
se mantenían pegados al piso por el aplastante peso de la energía
que estaban canalizando. Todo lo demás allí, volaba
vertiginosamente por el espacio de la caverna.

Por fin, el diámetro total se alcanzó.
La energía fluyó hacia el interior del portal durante unos segundos
y luego, el drene de poder terminó súbitamente, con una implosión.
Los dieciocho invocadores cayeron al suelo. La canalización había
sido devastadora. Sin embargo, una tenue luz, que atravesaba una
superficie de apariencia acuosa, rodeaba la puerta creada por el dios
de hueso.

-¡Lo hemos logrado!- la alegría que
debía haber rodeado ese instante se vio opacada por la muerte de los
invocadores. De los dieciocho, no había resistido ninguno semejante
ritual.

yo le cedo los pp!! A ver si me da tiempo a hacer algo en el turno... Cuando acaba??

Fin del Turno 24

Comienzo del Turno 25 

Tenia 14, -3 para Khnoss= 11

11+5=16

(vaya birria de tirada...)

Bueno, 7pp +2 por no tener nada... podría ser peor XD 

Los Sirénidos se lanzaron a por los Shenkem, con sus hechizantes cantos y sus monstruosos guerreros. Taramath tendría que tener suerte, mucha suerte si pretendía sobrevivir...