Partida Rol por web

Tras el pequeño "altercado" que fue tu "cena", sintiendote revitalizado y con energías renovadas, bajaste las escaleras nuevamente para reservar una habitación propia tras abandonar en la que se encontraban aquella mujer, Shadar y Scire. Ser comandante tenía sus beneficios, y uno de ellos era que no te faltaba dinero para permitirte el lujo que quisieras. Te dieron la llave de la habitación 17, asegurandote que era de gran calidad en ese local. Podías bien descansar y dedicarte a pensar en tus asuntos en sus aposentos, o quizá tuvieses algo mas en mente...

Me dediqué a rememorar el instante en el que hundí mis colmillos en su piel. Era una satisfacción cercana a la excitación, sintiendome dominante de la situación. Podría tener el imperio a mis pies, ¿quién sabe como serían las cosas entonces? El hambre de poder me embargaba, pero había otros asuntos que atender y otros escalafones que superar.

Entretanto, me dirigí de nuevo a la habitación de Fezbane, confiando en que hubiera abandonado sus alardes de proeza y hubiera enfundado su espada. Apoyandome en el marco de la puerta, pregunté:

- ¿Están los ánimos suficientemente calmados como para permitir mi presencia?

No recibiste una respuesta directa, pero pudiste escuchar platica dentro. O bien el comandante te ignoraba, o simplemente esperaba que pasaras, a saber. El caso es que el proceder estaba a tu entera voluntad.

La sala inferior, que en sueños había sido el escenario de las terribles experiencias que en sueños fue escenario de tu terrible experiencia visual ahora se percibía mas mundana, mucho mas de lo que el callado y frío ambiente de antes permitió concebir. Algunas personas variopintas estaban dispersas por los lugares para sentarse, de los cuales había una buena disponibilidad: cerca de la ventana, de la entrada, a un lado de algunas macetas con frondosa vegetación decorando el lugar, o simpemente un espacio corriente que no se diferenciara del resto.

Las mesas eran algo pequeñas, de metro y medio de lado y cuadradas. Aunque en algunos puntos estaban colocadas varias juntas, creando espacios mas ámplios. Estaban hechas de madera clara, pulida y cuidada a pesar de su provectidad.

Atreviendote a mirar por la temible ventana, ahora solo se apreciaba el movimiento del pueblo en sus labores habituales y la reconstrucción de las partes dañadas de los edificios afectados por el asalto.

Tras la barra, algunos empleados iban y venían atendiendo gente, una camarera ligeramente regordeta de se ocupaba de disponer comida en las mesas. Era bajita, de tez sonrosada, cabellos castaños y no pasaba de la veintena seguramente. Traía puesto un típico delantal blanco encima de una muda de ropa corriente. La muchacha al terminar de servir uno de los lugares reparó en la presencia de Seryu en concreto, y luego en la de la chica de cabellos blancos que le seguía de cerca. Algo mas retrasado, venía bajando el vampiro también.

-Oh, son ustedes los de la habitación de arriba ¿no? ¡por fin han despertado! -Se fijó en Andrue, y le hizo una leve reverencia- A usted le recuerdo del enfrentamiento en esta misma sala, muchas gracias, de verdad. El dueño del lugar ha dado la orden de que para ustedes no habrá tarifa alguna, es lo menos que se puede hacer. Tiene entendido que ustedes -ahora hablaba para Seryu y Syara- y la demas gente que aún permanece en la habitación se destacaron enfrentandose al foco mas fuerte de bandidos para intimidarlos. Así que, ¡pidan lo que quieran de comer y beber! Han de estar hambrientos, además con tantos dias de sueño seguro querrán usar el baño y ducharse. Su habitación no cuenta con uno pero las habitaciones mas cara si lo tienen.

Dicho esto revolvió en el bolsillo del delantal y sacó una llave, que tenía un indicador en el llavero con el numero 3.

-Esta es una de las habitaciones de mejor calidad y si tiene un baño privado, usenlo con confianza. ¿Van a querer ordenar algo?

En una mesa cercana los presentes repararon en que Sekh también estaba ahí. En concreto, concentrado en revolver con una cuchara una taza grande de leche caliente, en la que terminaba de disolver un trozo de chocolate proveniente de una tableta mayor. También tenía algunos bollos identicos a los de arriba, al parecer luego de probar uno se le antojaron mas.

Enseguida me extrañó aquella reacción. No era el trato que acostumbraba a recibir, sino algo más formal. Si estaban tan eufóricos ante nuestra presencia, era que realmente debían de sentirse indefensos ante aquel ataque de los bandidos. Pero daba igual, no me interesaba ni sus agradecimientos ni sus esmeros. Lo mejor que podía pasarles era que nos fueramos de allí

Levanté la mano y la zarandeé levemente, para indicar que no quería nada.

No me gustaba esperar allí, pero esperar fuera, con la insidiosa luz del sol, tampoco era una opción agradable. Aguardé en silencio, esperando a ver la reacción del niño que jugaba a ser mago y su compañera

Terminé de comer el bollo al tiempo que bajaba las escalas. Al llegar a la primera planta, me detuve por un instante, contemplando a los presentes. Todo había cambiado desde la última vez que había estado allí, desde aquella terrible ilusión; todo parecía... normal y nuevamente me sentía confundida, quizás debería acostumbrarme a ello.

Limpio mi boca con el dorso de mi mano y camino en dirección a la barra. Le dedico una escueta sonrisa a la joven e inclino ligeramente la cabeza, gesto de agradecimiento por su amabilidad.

Tan solo estábamos Seryu, el vampiro y yo, quizás tardaríamos en continuar nuestro viaje o en tomar decisiones, así que el ofrecimiento de refrescarme, sonaba tentador.

-Acepto su ofrecimiento. Me gustaría utilizar el baño y quizás luego, comer algo más- le dedico una amplia sonrisa y nuevamente, inclino la cabeza.

 Había que decidirse. Y rápido... había alguien que no esperaría toda la eternidad.

Y sin embargo, aquella oferta resultaba muy tentadora. No le dio tiempo siquiera a meditar, así que sencillamente se dedicó a observar como la muchacha tomaba la iniciativa por, al menos, ella y el,  y luego volvió a mirar a aquella muchacha. Se llevó una mano a la cara: Todo había sucedido tan rápido, que no había tenido tiempo siquiera de asimilarlo.

-Eh... si, creo que nos vendría bien descansar, cuanto menos, y cuando me refiero a descansar, me refiero a descansar despiertos, aunque sea por unos minutos, o una hora.

Volvió a mirar a Syara, y le sonrió a medias. Luego observó como aquel hombre que parecía recién salido de una tumba seguía allí, quizás analizando sus movimientos. A toda respuesta, le sonrió.

-Bueno, espero llegar a tiempo. No nos tomará demasiado, y partiremos hacia el lugar donde se nos ha citado, pero después de pensar los pasos que daremos. Si quieres, puedes decírselo a los demás, o despotricar sobre mi, o lo que desees. Pero eso es lo que haremos nosotros Todo queda en tu mano, lo que crees acerca de nuestras intenciones o si tienes ganas de matarnos.

Fue a colocarle una mano en el hombro, pero algo le dijo que no lo hiciera. Quien sabe, quizás las leyes de conducta de la gente como el, no era como las suyas. Agarró las llaves de la mano de la chica, delicadamente, agradeciéndole mil veces, y luego yéndose hacia la habitación

-Hasta pronto.

Luego se marchó mirando confidente por unos segundos a Syara. ¿Qué harían en aquella habitación? Aquello era cosa de los dos.

La llave es tomada por Seryu, adelantándose a mi, rozando ligeramente nuestros dedos. Lo miro de soslayo, esbozando una ligera sonrisa.

-Gracias por su amabilidad y sus atenciones- y una vez más incliné la cabeza a la joven mujer, agradeciéndole por su amabilidad.

Doy media vuelta, girando sobre mis talones, escuchando un poco el intercambio de palabras de Seryu con el pálido; el segundo poco me agradaba, pero si debía emprender un viaje a su lado, debía resignarme e intentar entablar una relación llevadera, sin conflictos.

Aquellos pensamientos fueron interrumpidos por la fugaz pero intrigante sonrisa de Seryu. Baje la mirada hacia el suelo, sonriente y no dudé en seguirlo inmediatamente, pasando cerca al vampiro, ignorando por completo su presencia.

Apresuro mis pasos alcanzando la mano del mago rubio, a la cual doy un ligero apretón y juntos, continuamos el camino hacia la habitación de mejor calidad de la posada.

La jovencita se confundió un poco con el gesto de Andrue, pero enseguida se distrajo dando las llaves de la habitación indicada a los chicos. Luego de su pequeño monólogo informativo y sintiendo que había hecho su trabajo, volvió a sus labores.

Algunos rostros presentes se giraban para verte, era obvio que tu apariencia era llamativa y junto con el atuendo, quizá imponente entre esos pueblerinos. Incluso el mago de la cicatriz en la mejilla le echó un vistazo pero tampoco es que te diera mucha importancia.

Sin embargo notaste que alguien mas estaba atrayendo miradas, una figura conocida para ti. Aquel espadachín que traía una banda azul alrededor de la cabeza se encontraba en un asiento esquinado, solo como era de esperar. Sin embargo las féminas jovenes del local no podían dejar de mirarlo, con disimulo claro. Él no le prestaba atención a nadie, estaba lustrando la hoja de su "instrumento de trabajo" con dedicación y seriedad.

Al subir la escalera nuevamente, pudiste avistar a Blog y Nauj cerca de la escalera. Parecían estar hablando, así que podían simplemente optar por pasar de largo o simplemente detenerse a hablar.

"Parece que el pequeño ha sobrevivido"

Pensé con algo de sorna. No era un cualquiera después de todo, si había sobrevivido al embate de los saqueadores y otros maleantes. Interesante batirse con él, pero no en aquel momento. Demasiado sobrio como para ello, sin una pizca de humor. Demasiado entregado a su propia espada

Ignoré las miradas que atraía, si acaso no querían un buen recuerdo de aquellos momentos

Subía las escalas detrás de Seryu, sosteniendo su mano y una fugaz sonrisa adornaba mi rostro. Me detuve al ver a Nauj y Bolg delante nuestro.

Miro a Seryu esperando una reacción por su parte, quizás, deseaba intercambiar palabras con ellos, por mi parte no tenía nada que decirles, pues, cada vez que lo hacíamos, terminábamos con un disgusto de por medio y en ese instante, no me apetecía discutir, tan solo descansar fisica y mentalmente; recobrar energías para el viaje que pronto retomaríamos.

 El muchacho subió con la chica, y al ver a bolg y nauj, sonrió algo mas aunque no dió con ellos. La verdad era que nunca aquel pequeño Goblin había sido demasiado amable con ellos, y Nauj sabía apañárselas muy bien solo. Simplemente siguió hacia delante con Syara de la mano.

Sin duda, era mas importante disfrutar de momentos de descanso como tal, porque era evidente que no existirían demasiados, y había que aprovecharlos al máximo, con Syara, en un entorno poco hostil.

Trataba a su vez de descifrar aquella sonrisa de la muchacha, aunque no lograba, pero le causaba mucha curiosidad, y le hacía sonreir a el. 

Pasaron unos cuantos minutos de relativo aburrimiento. Aparentemente arriba cada cual seguía con sus preocupaciones y no tenían ningun reparo en hacerse esperar. Lo único destacable que se dió allí es que el espadachín acabó el mantenimiento del arma. Con sumo cuidado, casi con devoción, la guardó en su respectiva vaina. Fue entonces cuando reparó en tu presencia. Realmente su reacción tenía varias interpretaciones, aunque era dificil saber cual conjetura sería correcta: Simplemente se quedó observandote fijo, no te quitaba la vista de encima. A algunas personas podía caerles mal una mirada tan sostenida, a otros mas bien demasiado impertinente el gesto, y quizá a alguno intimidante por nombrar algunas entre tantas impresiones.

Como simpre, su mirada era fría.

Finalmente, acabó con su tediosa labor, dirigiendo su atención al resto del mundo, hacia todo lo que le rodeaba. Parecía abstraído, como si realmente ignorase todo lo que ocurría a poca distancia. Un muchacho muy curioso. Le mantuve la mirada, pero en vez de fría como la que el enviaba, la mía era algo curiosa, tal vez jocosa

Me atreví a dar un par de pasos hacia él, para inquirir por semenjante constancia visual

- Por tu mirada se diría que quieres algo, muchacho - le dije con media sonrisa socarrona - Veo que no hablabas en vano en cuanto al manejo de tu arma

Su reacción tal vez sería fría. O simplemente querría ver que es lo que pretendía yo hacer.
Ahora lo vería

-...peleaste bien -fue todo cuanto concedió inicialmente.

Al cabo de otros minutos de incómodo silencio, pudiste notar que las partes que fueron rasgadas de su atuendo estaban ya zurcidas. Entonces escuchaste que agregaba algo:

-Eres extraño...¿quien eres?

Una carcajada al comentario del muchacho

Parco en palabras y buen espadachín... Para alquilar su espada debería ser el mejor

Retomé la compostura, para poder contestarle ¿Qué sería mejor decirle? No era el tipo que echaría el vuelo ante una demostración de sinceridad por su parte, pero merecería la pena ser prudente

- Soy un soldado, si lo prefieres así. O si preguntabas por un nombre, Andrue. - contesté con algo de buen humor. - Ahora, si preguntara por ti, es obvio que eres un espadachín, y bastante bueno. Solo me falta tu nombre

-Nathan... -dijo sin explicar mucho mas, aparentemente en respuesta a la pregunta de su nombre. Luego continuó- Los soldados no tienen armaduras de esa clase sino uniformes...y son mas novatos, me aburren. Peleas buscando matar, no servir o proteger.