Partida Rol por web

-Siempre hay mas opciones -contestó tajante, pero con un tono un tanto alegre incluso, curvando levemente los labios- "ir al cielo" o quizá rogar clemencia y unirte a él a cambio de convertirte en un su paje, si es que no te mata en el acto -dejó caer levemente los parpados observando a Shadar, a la par su tono paso a ser mas serio también- ¿Historia conocida para ti, verdad?

Suavizó ligeramente el semblante.

-Sin embargo echarnos en cara esa clase de cosas no ayudará demasiado.

Ella también miró a Virgilia con interés.

Eso aun no contesta mi duda, pensé, pero ninguna parecía haberme prestado atención o importarle lo que había preguntado…

Virgilia miró con curiosidad y luego suspiró.

-Se supone que yo no debo meterme en el desarrollo de los acontecimientos de ningun mundo de forma directa, por mas que siempre el tiempo influya y coaccione de forma pasiva e imperceptible. Estoy segura de que no les gustaría que de principio a fin alguien defina como va a ser su vida, segundo a segundo.

Sonrió.

-Por ese libre albedrío del que goza cada ser viviente, es que me encanta observar...una vez que la rueda del destino empieza a girar, nadie puede detenerla...Son...extraños, impredecibles, aún cuando algún "ser superior" grabe en piedra su vida, hay muchos que rompen las cadenas de su propio destino. Algunos llegan incluso a librarse de la destruccion de su fragmento, escapando su existencia a otro. Y muchas veces, como ahora, no conocen la clase de sufrimiento les espera, pero aún así están dispuestos a enfrentarlo. Ya sea por motivos de lo mas noble o por simple ambición de salvar la propia vida. Los seres mortales son...

Rompió a reir con discreción.

-Me gustan. Hm, tecnicamente que mi querido hermano haya metido un poco la mano en su sitio es un leve desequilibrio que debería ser reparado. Y bueno, además es la primera vez que una de mis piezas descubre como usarse a si misma para llegar hasta aqui.

Entrelazó los dedos de ambas manos que reposaban sobre la mesa, pensativa.

-Supongo que juntando todo eso podría ayudarles un poco.

Sonrió.

¿Hay algo que...crean necesitar mejorar de si mismos en este instante?

La pregunta de Virgilia realmente me llena de sorpresa, pero es verdad que desde que perdí a mi amada Syara comencé a odiarme a mi mismo y a darme cuenta de lo débil que era, de mi carácter de mis “códigos” o “moral” y mi ingenuidad para no darme cuenta de las trampas, el prejuzgar a los seres por lo que son, como a Blog y el también confiar en ellos por como se ven, como a la niña que me obligo a hacer tal cosa.
Mis manos temblaban y las lágrimas comenzaron a caer nuevamente:
-“Yo no se si lo que quiero es mejorar…pero quiero cambiar, quiero ser lo que realmente mi ser siempre quiso mostrar y mi humanidad siempre negó…no quiero arrastrar a mas gente a la muerte por mi propia debilidad”-

Sostuvo la mirada de Scire sin ningún problema. -Condescendencia e irreverencia. La muerte te ha quitado las manías.-

De pronto, el gesto se suavizó y la sonrisa afilada dio paso a otra de su repertorio. Una sonrisa que se veía pocas veces y que era amplia y sincera. -Tienes la información y nos la das a tu antojo. Disfrutas con ello e incluso te permites algunas licencias. Creo que sé muy bien como te sientes. Virgilia tenía razón; nos parecemos mucho.-

Shadar sostuvo la mirada de Scire mientras le lanzaba el reproche, pero contrariamente a lo que se podría esperar cuando acabó, en su rostro apareció una sonrisa amplia y sincera. -Como ves, elegí bastante bien, pero no creo que funcione otra vez y la muerte no es una opción deseable.- Virgilia empezó a hablar. De sus palabras se desprendía que por mas que a estos entes poderosos les gustara parecer neutrales, aun les gustaba mas meter mano en estos asuntos y cualquier excusa podía ser buena para justificarlo. -Ser un ente superior y estar por encima de todo, puede que no sea tan divertido como parece.- -Una oferta muy interesante, pero estoy satisfecho con migo mismo. Lo único que me interesa mejorar son mis posibilidades de sobrevivir a todo esto.-

A Nauj le daba algo de vergüenza hablar sobre aquello, pero que una diosa se ofrezca a mejorar tus capacidades no es algo que ocurra todos los días. Se hizo un pequeño silencio, como si todos reflexionaran sobre lo que iban a pedir. Hablaron Seryu y Shadar y, de nuevo ese pequeño silencio. El encapuchado tomó fuerzas para decir:

- Yo... bueno, yo poseo algunos dones que la naturaleza me ha otorgado -por un momento el joven encapuchado se acordó de su madre, y del momento en que ella se lo había explicado.

Le contó a Virgilia sobre su relación con las fuerzas elementales, preguntándose a sí mismo qué serían aquellas fuerzas desde el punto de vista de una divinidad. ¿Pertenecerían también Tierra, Agua, Aire y Fuego al elenco de divinidades? ¿Serían fuerzas menores creadas por los dioses y con cierta autonomía en los "fragmentos" donde residían? Cuando hubo concluido, se atrevió a pedir:  Me... me gustaría mejorar ese talento que está creciendo en mí, y me temo que no dispongo de mucho tiempo para practicar. Si fuese posible...

Por un instante Nauj pudo verse a sí mismo como un gran mago, conjurando poderosos hechizos, envuelto en un torbellino de aire y de fuego. Pero, inmediatamente, la mirada divertida con que Virgilia le había estado escuchando le bajó de su nube de sueños.

- Bolg zolo quiere zer el más fuerte de entre loz goblins. Que zu fuerza inflija temor entre zuz adversarioz y enemigoz, para que ningún competidor amenace su liderazgo, y Bolg ze convierta en el rey de loz goblins.

Un brillo amarillento brillaba en sus ojos. Una vez muerto Inzar, sus deseos se tornaban más mundanos. Entre los goblins, el más fuerte era que más tiempo sobrevivía en el poder, y a Bolg le apetecía sobrevivir muchos años como jefe. Los jefes podían escoger a las hembras, tantas como quisieran, y eso también le apetecía al pequeño guerrero.

- Los vicios pueden convertirse en virtudes - dije con una sonrisa en mi rostro - si son llevados por buen camino, como la ambición. Con ella pueden lograrse grandes cosas. Y hasta el momento, mis vicios no me han llevado por el mal camino, no tengo porqué renunciar a ello

Lo dije después de escuchar los anhelos más profundos del corazón de los allí presentes. Todos buscaban la gloria, para la multitud o para satisfacción únicamente personal. Y se discernía exactamente cuales de nosotros buscabamos una u otra. El destino, o aquellos locos que dominaban el mundo como un simple juego, decidirían si llegaríamos al éxito o no

Inome respingó.

No me caes bien, aunque seas un concepto. Tampoco me cayó bien tu replica, hasta la fibra supe que algo ajeno a Kysuta estaba ligado con su existencia. No me gustan esa clase de humanos, por mas que sean autónomos siempre tendrán una reminiscencia con su origen incierto.

Los ojos dispares del animal se clavaron en los de Virgilia.

Pero, si vas a hacer algo, quiero mi cuerpo de vuelta.

-Que maleducado- curiosamente, al unisono tanto Virgilia como Scire habían dicho exactamente lo mismo.

Mientras que la primera parecía reir muy disimuladamente del hecho, Scire simplemente miró a otro lado con cierto disgusto. -Si yo he de pedir algo...sería vivir muchos, muchos años despues de esta fecha.

Cruzó mirada con Shadar nuevamente, y parecia haber cierta complicidad. Como si sin palabras, se estuvieran entendiendo.

-Yo quiero mi memoria. Toda ella, pues no comprendo como ha pasado esto en estos diez años -dijo Azur con firmeza.

Virgilia se levantó de su sitio. Había terminado su postre, y la fina cuchara de plata cambió con un gesto suave a aquella varita de madera simple, de hecho que fuese tan humilde quizá le daba una mística mayor. En su rostro había una sonrisa calma.

-Sois bastante aprovechados, pero, yo hice el ofrecimiento así que esta bien -rió un poco.

Lentamente, con porte solemne e imponente, sus pasos se acercaron a Seryu, hasta que estuvo detras de él. Colocó casi con pesar sus manos sobre los hombros del joven e inclinó levemente la cabeza para acercarse a su oído. La voz bajo algo, para hacer mas suaves sus palabras, pero aún asi era bien audible para todos.

-Pidiendo eso traerás el brote de una estirpe curiosa a estas, tus tierras. Pero no parece que vayas a cambiar de opinión. Lamento lo de aquella chica, pero a la larga el tiempo siempre perdona, calma dolores del alma y trae el alivio del olvido...y siempre arrastra consigo algo mas.

Se apartó un poco, levantando en gesto grácil, y el muchacho levantó el rostro justo para observar una fina y casi invisible energía que caía como agua sobre él. Ni quemaba,, ni mojaba,  ni era desagradable. Era solo una especie de hormigueo por todo el cuerpo. La expresión de de Virgilia era ahora sumamente neutral, tanto que ahora era ella quien se parecía mas a su "pieza" por instantes.

-Que sepas, que la naturaleza que te vio nacer ahora te rechazará...

Una leve mancha negra se mostró en un solo mechón de cabello de la frente de Seryu. Luego este, tal cual tinta en el agua, se fue expandiendo de forma lenta y segura, convirtiendo el oro en noche. Los rasgos cambiaron levemente, aquel aspecto gentil y delicado se tornó en una constitución algo mas fuerte, pero aún fina. El bosque profundo de los ojos, que siempre amo y respetó, pareció entrar en llamas. Un carmesí vívido devoró por completo la mirada, pero este si era muy notorio, no como el de Scire que se disimulaba entre las tonalidades semi-castañas de la pupila.

Sin pedir permiso, Virgilia descolgó el estoque decorativo casi que Seryu portaba. Lo observó, y nego. Le dió un leve golpecito con la madera, y esta se afino y alargó mas. Ahora era una auténtica espada, aunque un tanto exótica. La dejó en las manos de Seryu, y en aquel momento sintió este algo extraño. Era una pulsación en su consciencia, en su mente. Por un segundo le pareció ver una infinidad de lineas rojas a su alrededor. Aturdido, cerró los ojos.

-Ahora eres miembro "honorario" por asi decirlo de cierta estirpe terrible ajena incluso a tu mundo.

Tras esto agito muy levemente la varita, e incluso su atuendo cambió. Las ropas de Seryu se tornaron negras y cambiaron de aspecto, e incluso aquella se había tomado la molestia de "adornarlo" con algunas pulseras y collares que le daban un aspecto bastante menos sociable.

Virgilia se apartó de Seryu, dejandolo en su aturdimiento mientras intentaba asimilar que le había sucedido. Se acercó a su asiento, pero se detuvo justo entre Shadar y Scire un instante, y con un movimiento. Un leve brillo en el interior de la túnica a la altura del pecho de ambos delató que llevaban algo colgando. Mientras Shadar sacaba a la vista su colgante de esmeralda Idú, Scire descubría una piedra mucho mas suave en cuanto a forma, completamente ovalada con un engarce de plata. Su color era de un violeta muy oscuro, casi negro. La esmeralda Idú era conocida por ser resplandeciente si, pero ese destello era nuevo, en un tono azulado.

-Tramposos los dos en sus pedidos, aún así...Digamos que ahora esos son amuletos de suerte, mas que sentimentales o utilitarios -concedió por toda explicación.

A Nauj se acercó luego, y le susurró algo, que nadie mas escuchó.

-Lo tuyo es curioso -dijo Virgilia mirando a Blog- crealo o no, tienes raíces de lo que se podría llamar la "realeza" entre los de tu especie. Mi pieza ya lo sabe, y no creo que pierda mucho comentandotelo. En esa zona llamada Zanda existe una enorme ciudad subterranea habitada exclusivamente por pieles verdes. Y hace mucho, el primer lider de ese lugar fue un pariente tuyo. Claro que eso no se mantuvo por linea sanguinea ese puesto porque se rigen por quien mata a quien... y esa bonita arma es un legado de esos tiempos. La daga del apodado "Ejecutor".

Virgilia dió un leve toque en la cabeza del goblin, y como si nada, continuó. Blog no pareció tener ningun cambio drástico, pero por alguna razón se denotaba un tanto mas...fuerte, casi imponente para su pequeño tamaño.

Finalmente miró a Inome y a Azur.

-Cuando vuelvan a su sitio, ambos verán cumplidos sus pedidos. Solo por prevenir que quieran romper algo mas.

Virgilia volvió a su asiento tranquilamente, dando tiempo y espacio a cada uno. Cuando pasó junto a Andrue, comentó:

-¿Seguro que nada quieres?

Y continuó hasta su sitio.

-Deberían ir poniendo sus asuntos en orden para que les devuelva a su estanque.

Sentiste un leve zumbido en el cuerpo, y repentinamente te notabas mas agudo, mas atento. Estabas seguro de que serías capaz de, con cautela y precisión, ahora ser muchisimo mas efectivo para degollar a cualquiera que se te pusiera delante. También ahora, quizá al saber que esa daga curiosa era "algo" tuyo o por simple instinto, sabías que te ayudaría en tus metas. Ahora mas que nunca. Incluso te parecía que cosquilleaba ligeramente al tacto estando cerca de aquella mujer escamada.

-Cuando duermas, te facilitaré una pequeña charla con alguien que sé que te ayudará en tu cometido. Pero ha de ser en ese bosque donde estabas.

Por alguna razón te pareció sentir una leve vibración en el frasquito misterioso que portabas contigo.

Aquella sensación era horrible y asfixiante de primeras, pero de a poco, fuiste acostumbrandote y tras mantener los ojos cerrados varios minutos, dejaste de ver aquella maraña de lineas rojizas, aunque estaba seguro de que seguían ahí. Sin embargo te sentías extraño...especial. Estabas seguro de que no eran simples trazos al azar. Eran marcas de corte. Pero concentrarte en ellos te costaba muchisimo, casi sentías que te hacía daño el intentarlo.

Me agarro la cabeza con la mano encima de mis ojos, además de apretar con firmeza la espada que ahora poseía, me sentía mareado y confuso, pero de a poco esa sensación fue menguando dando lugar a una sensación mucho mas placentera, una sensación de estar de acuerdo con lo que era, de aceptarlo y de disfrutar de mi naturaleza y sentimientos sin negarme nada en pos de los demás, quizás era este el estado de pecado al cual Andrue se refería, no lo sabia con exactitud pero se sentía sumamente agradable.
Me puse de pie y saque la mano despacio, ya no veía las líneas, pero sentía que concentrándome podría hacerlo, inconscientemente sabia que eran, pero conscientemente no me animaba a buscar esa respuesta en mi mente.
Espere a los demás, mientras trate de guardar la calma y quedarme en silencio…

Bolg sonrío casi maliciosamente al sostener el arma negra entre sus manos. Las palabras de la mujer le habían agradado, y mucho. Después de cumplir, por fin su venganza, una nueva ambición se había perfilado en al mente del pequeño guerrero. Ahora parecía más cerca de conseguirlo.

Sus ojos centellearon.

Nauj contempló asombrado la transformación que había sufrido Seryu. La presencia del silfo era ahora imponente e intimidatoria, aunque el encapuchado pensó si no habría pagado un precio demasiado alto. El mago había experimentado un cambio en su propia naturaleza, y Nauj dudaba si con él no habría perdido más de lo que había ganado. Lo que no se podía negar es que el nuevo Seryu tenía un aspecto formidable.

Y entonces Virgilia se acercó a él y le susurró al oído. Nauj se llevó la mano instintivamente al pecho y notó como el corazón le palpitaba alocadamente. De hecho fue como si, por un momento, dos corazones palpitasen en su pecho y ambos bombeasen sangre de su sangre. Algo muy familiar le sobrecogió por un instante, sin que el joven supiese concretar lo qué.

La sonrisa se mantuvo en los labios. Albergaba dudas sobre como iba a interpretar Virgilia su petición, pero si algo tiene el tiempo es experiencia y de ella, cogida de la mano va la sabiduría. El resultado no le defraudó.

-Lo menos que puedo hacer es dar las gracias.-

Con la mirada recorrió la sala, observando a todos los presentes y sus reacciones al recibir su nuevo don. Y puso especial atención en Andrue, a quien el orgullo le había podido. Por un momento sintió respeto hacia él.

-Una decisión tan difícil como honorable.-