Partida Rol por web

Andrue iba a hablar, pero calló. Aparente o había elegido el silencio, o quizá fuese aquella espada la que le estaba influenciando a que guardara la quietud. Scire guardó de la vista nuevamente el colgante, contra la piel donde aparentemente solía estar, y agradeció también acompañando el gesto con una leve inclinación de cabeza. Azur parecía mas impaciente que otra cosa, e Inome si bien bufó con impaciencia mas notoria aún, no dijo nada.

-Hmm, creo que ya ha sido bastante desequilibrio en este mundo, debería ser capaz de recuperar su balance solo ahora.

Virgilia dejó la varita de madera a un lado, y esta volvió a ser una cucharilla fina sin mas. Haciendo un gesto como si esperara algo en su mano, el temido báculo que de un momento a otro había cambiado antes en una guadaña apareció en la mano.

-Ya es momento de que vuelvan a su sitio, mi hermana está por llegar. Hay que admitir que esperar usarme para mejorar la situación fue un tanto valiente -comentó esto último mirando a su imágen gemela- pero, por el mero hecho de que era necesario un poco de equilibrio ha salido tal cual. Pero, no voy a volver a interceder, así que cuidado con lo que haces con tu vida. Debería decir que va para todos.

Virgilia levantó el báculo siempre sosteniéndolo con la diestra, y con suavidad bajo la parte superior del mismo hasta el suelo, como si colocara un velo en el aire. Y fue curioso, porque junto con ese movimiento, el velo fue visible. Verde. Era el bosque, nuevamente. El río aún cercano fluía con una melodía suave. Casi todos estaban de pie allí, menos Inome al que no se lo veía por ningún lado. Mientras Scire se dedicó a recoger la runa de antes, que aún seguía allí manchada de sangre, se podía notar que Azur no estaba mirando nada bien a Shadar. Incluso sus aires parecía haber cambiado.

Era tiempo de ordenar ideas y prioridades, para todos.

Al volver al bosque y ver todo analizo las reacciones de los presentes, camino hacia un árbol cercano y apoyándome en el me cruzo de brazos mirando a los presentes, esa mirada de discordia de Azur me llamo la atención y quiero ver que es lo que pasa…

Casi por inercia, suspiro con algo más tranquilo. Aquello no había dejado de ser inquietante, todo era una absoluta locura. Ahora que habíamos vuelto a lo que podíamos considerar "nuestra" realidad, mis hombros casi se dejaron caer. El entorno podía ser hostil, pero al menos no escapaba a nuestro control

Al regresar al bosque del que habían partida, vete tu a saber cuando, el pequeño goblin se agazapó instintivamente, y olisqueó nervioso el lugar. Su mirada buscó el cuerpo de Inzar, si estaba por allí, no debería estar lejos.

Mientas sus ojos buscaban a su enemigo muerto, se acercó a su amigo Nauj, con la daga negra con mango de dragón en una de sus manos, y un largo cuchillo en la otra.

- Bolg quiere zaber que haremoz a continuación ¿Nauj zabe? Su voz era un susurro siseante, como si temiera que alguien los acechara, y cayera sobre ellos en cualquier momento.

- No, Bolg -el encapuchado sacudió la cabeza, para luego señalar a la chica de la marca roja- Scire sabe...

Se giró hacia ella, y dio dos pasos para acercarse.

- ¿Y bien, Scire? Supongo que se podría decir que el mundo depende ahora de nosotros. Y de tus conocimientos. Aquí tienes a tus alumnos, ansiosos de aprender cómo se destierra a un dios -Nauj miró el cielo, intentando adivinar por la luz que se filtraba entre las copas qué hora del día sería. ¿Habría transcurrido el tiempo en casa de Virgilia? Se sentó en el suelo, con las piernas cruzadas y la espalda apoyada en uno de los árboles. El cachorro de perro apareció de entre los matorrales, se le echó encima y se sentó en su regazo. Le rascó las orejas y le susurró algo al oido, tranquilizándolo.- Cuando quieras, comenzamos la lección.

Miró a sus compañeros y sonrió, sin que nadie llegase a notar aquella sonrisa. No podía definir por qué, pero se sentía extrañamente feliz.

Era momento de retornos. El bosque, los recuerdos de Azur y el cuerpo de Inome, volvían como antes de partir. El cambio en la mirada de la joven de piel azulada, denotaba el regreso a su mente de tiempos pasados.

-No me mires así.- Le espetó en un tono brusco. Estaba convencido que junto a los recuerdos había vuelto su mal carácter. -Ni tienes motivos ni conseguirás nada con ello. Y si haces buen uso de tu memoria, incluso deberías darme las gracias.-

Un sonido extraño brotó de Azur. Un gruñido, pero no uno corriente de una persona molesta: un verdadero gruñido amenazante propio de un dragón.

-Mejor tu agradece que haya algo mas que hacer antes que nada, y que aparentemente se te necesite para ello -respondió Azur con igual dureza. Luego respingó airada y apartó la vista, cuidando su brazo mientras se deshacía con desdén de la sábana que antes le había sido dado y se echaba la capucha a la cabeza, a la espera.

-Haya paz -comentó Scire colocando los ojos en blanco un instante- Si os hice venir hasta aqui era porque como pudisteis apreciar antes, cualquiera se pierde aqui incluyendo una cosa asesina con forma de niñita.

Se cruzó de brazos con suavidad. Los adornos de oro en la parte inferior de las piernas, el brazalete, el broche y el vestido azul profundo que llegaba hasta las rodillas, en color totalmente opuesto al fajín rojo vivo que traía le hacían ver mucho mas doméstica, realmente, pero ese porte suyo no se iba.

-¿No pensaréis que simplemente vamos a sentarnos y hablar al aire libre, donde cualquiera puede estar escuchando verdad? Hay que ser cuidadosos con lo que se sabe, y no andar hablando de mas por ahí. Ya por eso tuve que recurrir al plan "de emergencia" que se vió antes, y sinceramente además de que no creo que sirva ya, no pienso dejarme acuchillar de nuevo.

Cruzó el puente en dirección opuesta e hizo un gesto con la cabeza indicando esa dirección.

-Por aqui. Busquemos mi casa. Y en cuanto termines con tu regocijo, también puedes unirtenos, demonio.

Sin descruzarme de brazos dije: -“Adelántense, esperare a Inome e iré con el/ella, hay cosas que quisiera preguntarle…”-

La escasa luz rojiza de un sol ya cansado, lograba filtrarse entre las hojas de los arboles. Se reflejaba en el arroyo que discurría bajo el puente, tiñéndolo en los reflejos de su mismo color. Recordando lo que había sucedido en ese lugar y auspiciando lo que podía suceder.

Shadar, cruzó el puentecillo siguiendo a Scire y al avanzar se colocó al lado de Azur para hablarle en voz baja. -Por haberte salvado dos veces la vida, un gracias me hubiera bastado.- Y siguió andando.

Bolg se dio por vencido en su búsqueda del cuerpo de Inzar. Le hubiera gustado obtener un trofeo, una oreja o un diente, tal vez. Pero no hubo suerte.

Con el rostro arrugado en una mueca de frustración, el pequeño goblin se limitó a seguir al grupo. Siempre con sus sentidos alerta, siempre husmeando nervioso el aire.

Nauj se levantó del suelo y siguió los pasos de Scire, acomodando el paso para caminar junto al goblin.

Las lecciones tendrían que esperar hasta que estuviesen a resguardo en la casa de la muchacha y, dada la hora, quizás hasta el día siguiente. Nauj no veía la hora de que llegase la noche y se cumpliese aquello que le habían prometido.

Te quedaste en soledad mientras los demas se alejaban, al cabo de unos momentos de espera, escuchaste la clara voz de un hombre aparentemente. Insidiosa, con el mismo toque de malicia que la voz sin procedencia del gato. Provenía de encima, de una rama probablemente.

-¿Si...? No necesitaba escolta.

-“Por supuesto que no la necesitas, pero tanto Scire como Virgilia callaron ante algunas de mis preguntas, y creo que tu por lo que eres bien podrías tener la respuesta a ellas…”- Tras decir esto abrí los ojos, apuntándolos en la dirección de la cual provenía la voz…

Scire caminaba a prisa. Las sandalias aplastaban la hierba que debía pisar para avanzar con decisión, y su expresión neutral se había tornado ligeramente pensativa. Parecía andar el camino de forma automática casi. Bordeó varios caminos apenas marcados en aquel entorno verde, apartó algunos cortinajes de llanto de los árboles para avanzar, y contra menos luz del día había, mas rojizos empezaban a resultar aquellos ojos. Sin embargo en un momento, se detuvo sin mas.

-Si nos alejamos mas los otros dos se perderán sin remedio...

Azur simplemente no contestó. La capucha proyectaba una sombra sobre el rostro, que apenas dejaba ver los labios, que formaban una mueca dura e inflexible.

Cuando levantaste la vista una figura humana (al menos por fuera aparentemente) se dejó caer de la rama. De edad adulta, cabello rubio pero con anomalias negras rasgandolo de vez en cuando. Mirada insidiosa, que coincidia con la del animal que había habiado, y los ojos dispares. Pero ahora uno era rojo, mientras que el azul se conservaba. Vestía un pantalón negro de cuero, y también un largo abrigo del mismo material que llegaba hasta los tobillos, abierto y dejando ver que bajo el solo traía el torso desnudo. Los rasgos no eran vulgares, pero esas pintas llamaban demasiado la atención.

-¿Dime entonces?