Partida Rol por web

El crecimiento repentino de aquella exhuberante vegetación hizo que el encapuchado perdiese la concentración por un instante. Después entendió que aquello era obra de una maniobra de su compañero el silfo que cumplía eficientemente con su cometido: el desconcierto se adueñó de los allí presentes, momento en que el goblin aprovechó para amortizar su ventaja.

Nauj vio los tajos mortales que Bolg atestaba con fiereza a su enemigo, y aprovechó para lanzar la bola de fuego que finalmente había podido conjurar, tratando de rematar al jefe de los bandidos.

El bosque aparecido de la nada, había sido un asombroso y estupendo hechizo por parte de Seryu, que nos permitiría llegar a nuestro objetivo.

Podía escuchar uno que otro comentario al otro lado de la árboleda, comentarios de asombro ¿Y cómo no? un acto de magía impecable que los había tomado por sorpresa.

Mis pasos eran acelerados, faltaba poco para estuviera corriendo, pero no quería que Seryu perdiera más energía. Lo miraba cada poco tiempo, a cada segundo, asegurándome que se encontrara bien; su semblante era normal y eso me tranquilizaba.

-Necesito que nos indiques en que lugar se podría encontrar tú guardían, no podemos perder tiempo, debemos aprovechar la distracción del pueblo, pues, en cualquier instante se desatará una lucha más intensa, debido a las intenciones de nuestros compañeros- aún la sotenía por el brazo, tirando de ella, pero sin lastimarla.

¿Te encuentras bien? le pregunto de aquella forma peculiar en la que nos comunicábamos. Necesitaba estar completamente segura de su estado para seguir el camino.

Inzar no quizo quedarse atrás en cuanto a participar abiertamente del combate. Estando ya a una distancia relativamente cercana, al segundo de que comenzaron los ataques empezó a correr bastante rápido a pesar de portar el espadón que de por si era un estorbo importante. Una vez estando cerca ni se lo pensó, movió la hoja de forma horizontal por lo bajo, buscando dejar maltrecha la zona de las piernas.

No iba a ser menos que ninguno de los que estaban peleando, no señor.

 No pudo seguir a los muchachos tan rapido como quisiera. Pese a que aquel entorno era el suyo, aquella magia era lo suficientemente poderosa como para mermar sus condiciones en ese momento.

Sencillamente los siguió como pudo, apoyándose en el bastón a una velocidad algo menor.

"Si, estoy bien, no te preocupes por mi."

Pensó, sonriendo.

-Nos separamos en la posada -aseveró- Le dije que lo mejor sería salir cuanto antes pero él quería hacer fuerte en el edificio. Yo lo arrastré afuera y el tumulto hizo que nos separaramos, fue cuando ese baboso puso la vista en mi.

Caminaba a la par de ella, conforme le insistía en acercarse a ese lugar. Aunque la verdad lo que quería era resguardarse un poco, quizá la idea del fortín en ese recinto fuera efectiva.

Aquel hombre arqueó bruscamente la espalda hacia atrás al recibir el acero del goblin en su cuerpo. Lanzó un quejido ahogado, se sacudió como una bestia enloquecida quitandoselo de encima al menos de momento. Justo en ese momento pudo ver a Nauj preparando su conjuro, y solo consiguió dar dos traspié en un pobre intento por alejarse. El conjuro le quemó parte de la armadura, impulsandole en dirección opuesta para hacerle caer al suelo.

Inzar venía al final, pero el tajo solo encontró aire. Para mejorar su situación, al pisar una de las fuertes raíces de los árboles perdió el equilibrio, y soltando el espadón cayó al piso haciendose algo de daño con su propia arma.

Torpemente y en un arranque de rabia la punta de la lanza del Líder del atraco buscó a Blog para ensartarle. Intentó hablar por mientras, y tras unos vocablos ahogados lo consiguió:

-¡¡¡Despellejen a esta escoria!!!

Los acompañantes del hombre reaccionaron a su órden y se lanzaron de lleno a ese desafío que se presentaba, a manos de los tres contendientes. Todos eran humanos, sin embargo habían diferencias claras: Uno era un hombre de edad mediana, su rostro presentaba una mirada desagradablemente sádica, aunque parecida a la que el goblin tuvo unos instantes en su momento de disfrute. Tenía unos cuchillos pequeños en las manos, y mas escondidos por su atuendo. Uno de los que empuñaba salió volando directo hacia Nauj, a quien había elegido como victima. Estaba tocado ya, demasiado, todo el torso estaba bañado en sangre proveniente de una herida de perforación en la zona del pecho, y algunas otras menores en brazos y torso.

Otro era un chaval de probablemente la misma edad que Inzar, pero pecoso y con el cabello de tono carbón. Seguramente también se sintiera algo inseguro, ya que decidió irse a por el mercenario que acababa de caerse, era una presa fácil. Apenas presentaba algunos rasguños. Sin embargo la adrenalina le ganaba, estaba tembloroso en el manejo de la espada larga que portaba.

Algo rezagado estaba un tercer individio, y entrado en años de hecho. A diferencia de los demas, portaba un arco corto que en aquel momento estaba tenso y cargado. Y le estaba apuntando a Blog, lo cual era peligroso a tan poca distancia para la integridad física del piel-verde. Sin ningun miramiento, el arquero disparó.

En el mogollón de gente de las cercanías empezaba a cundir nuevamente la violencia nuevamente.

Conforme avanzabas cerca de la Innhue, algo captó especialmente tu atención algo lejos de donde estabas, de hecho a un lado de la posada que mencionaba la chica. Un humano de edad media se estaba elevando, sin duda alguna por alguna especie de habilidad mágica. Vestía una discreta túnica, sencilla pero a la vez elegante, y al cuello se apreciaba un colgante de piedra verde que se te antojaba demasiado brillante. El cabello estaba suelto se presentaba largo y rizado, de tono castaño claro. Al parecer estaba algo herido, puesto que algo de carmín manchaba la parte baja de su cuerpo.

Sin embargo no era esto en si lo mas llamativo, sino que estaba cargando a alguien en brazos: Una mujer por la forma del cuerpo. No llegaste a observar demasiados rasgos porque una capucha blanca te impidió ver el rostro, y conforme ascendían su capa blanca ondeaba libre por momentos. Una buena cantidad de rojo manchaba la parte superior izquierda del cuerpo.

Ambos desaparecieron tras ingresar al edificio por una ventana rota en la segunda planta.

Bolg vio  por rabillo del ojo como un humano viejo y con arco lanzó una certera flecha contra él. Casi de forma animal, el goblin se retorció en un rápido salto para esquivar el mortal proyectil. El olor a sangre parecía conceder a Bolg una velocidad inusitada.

El golpe del jefe de los bandidos, fue desviado con suma eficacia por el guerrero goblin con una de sus armas, y aprovechando que su enemigo estaba desequilibrado por el fallo, atacó cruelmente.

Las hojas de las armas de Bolg clamaban ser saciadas con sangre. Los tajos precisos del goblin desgarraron carne, musculo y tendones. Un grito agudo de pura rabia desbocada surgió de la garganta del piel verde.

Nauj no fue lo suficientemente rápido como para esquivar el cuchillo que se le venía encima, y éste se clavó en su hombro izquierdo, produciéndole una aguda punzada de dolor. La sangre se deslizaba por el cuerpo del encapuchado, sin que pudiera evitarlo.

Reponiéndose como pudo, armó su otro brazo y, con la mano aún rodeada de un aura humeante, pereparó y lanzó una segunda bola de fuego, esta vez hacia el hombre de los cuchillos, que sonreía malévolamente con un sádico destello en su mirada.

-¿La posada?- repito a la chica sin mirarla, pues mantenía la vista fija en el camino -¿Y qué tan lejos estámos de ella? ¿Lo sabes?- pregunto y en ese instante un quejido ahogado en la lejanía, hizo que me detuviera por completo.

-Lo han atacado, al bandido- murmuro ceñuda, mirando en la dirección de donde provino el quejido. El murmullo de la gente y los gritos de lucha, comenzaban a escucharse nuevamente. Sin duda, la situación era crítica y preocupante.

Mis ojos buscan a Seryu y me percato que venía separado de nosotras, a un paso más lento. Suelto a la chica y camino hacia él, tan rápido como pude.

Al estar a su lado, lo tomo por su cintura -no, no estás completamente bien, apóya tú cuerpo en el mío- le susurro, en un tono un  poco preocupante -el bastón no es suficiente y de ésta forma, el camino se te hará más fácil-.

Por su parte, el muchacho había recibido una herida menor de parte del chaval en el brazo izquierdo, pero esto colaboró a que se levantara mosqueado. Le costaba un poco ahora manejar un arma tan pesada con uno de sus soportes lastimado. Aunque el daño fuera poco, con tal esfuerzo se notaba.

-Serás cabrón...

Se adelantó con un solo paso, elevando el arma para luego dejarla caer de forma perpendicular sobre el bandido.

 El muchacho recibió la ayuda de la chica con agradecimiento, sonriéndole algo, pero entonces volvió a ponerse serio.

-Tenemos que entrar en la posada... hay alguien allí arriba, creo que es la mujer que buscamos...y no está sola. 

Trató por un momento de no apoyarse en ella, pero casi se cae. Así que luego de unos segundos, intentó volver a recolocarse con ella así hasta que se pasara la fatiga, mientras que aún el bosque seguía creciendo y con ello fracturaba la formación de los oponentes.

-Rápido, pongamos rumbo allí, por favor.

Los tajos de Blog cargados con esa enloquecida furia que le había consumido acuchillaron con casi enfermizo disfrute al hombre, destrozando parte de la ligera armadura que portaba. Sus vestimentas casi por completo habían tomado un color carmín... Pero a pesar de la lluvia de heridas que estaba recibiendo, de pronto adelantó la lanza en un gesto de enristarle, devolviendole la misma cólera al pequeño piel verde.

-Al infierno no me voy solo! -Rugió.

El Líder estaba casi muerto, pero luchar en desventaja numerica empezaba a pasar factura. El enajenado de los cuchillos se acercó al encapuchado en carrera desborcada tras recibir el abrasador daño en carne viva, como si ello solo contribuyera mas su ansia de agresividad a costa de su integridad física. De sus ropas había sacado otro de sus utensilios cortantes, esta vez mas pequeño, y tras el acercamiendo empezó a lanzar cuchilladas certeras contra Nauj.

Por momentos, Inzar y el chaval parecían mas dos niños pegandose en el recreo de clases que dos combatientes a muerte, porque se cambiaban palabras fuertes en parte, y porque ambos parecían estar teniendo problemas para rendir por completo en ese combate. El bandido que se enfrentaba con él salió del camino de la hoja del mercenario, contra-atacando por el flanco del mismo en aquel crucial momento en que el peso del metal jugaba a su favor en cuanto a desequilibrar al chico.

El viejo arquero había retrocedido para guarecerse tras un árbol. En un momento sacó medio cuerpo afuera para volver a disparar conta Blog, aunque empezaba a verse duda en ese rostro al contemplar la condición del cabecilla.

-¡Ahora! -se escuchó esa señal demasiado cerca de su pocisión. Alarmante, pero por fortuna no fueron mas problemas para ellos. El tocado grupo de soldados que antes de que interviniera la pequeña companía se estuvo midiendo con esos enemigos volvía a movilizarse, probablemente tardaron algo en reorganizar su estrategia, pero no querían ser menos y quedarse sin ayudar. Dos se fueron directo a por el arquero arrinconandolo, y mucha oportunidad no estaba teniendo frente a dos espadas a la vez y desde tan cerca.

La otra pareja de hombres eligió al impetuoso joven que se debatía con Inzar, y realmente al forajido le tomó por sorpresa que el frío metal le rasgara por duplicado sin siquiera haberselo visto venir.

En un instante, entre la sangre, el dolor, los gritos, el rumor que producía la naturaleza con el viento...pudiste apreciar con total claridad algo que no debería estar allí. Tuviste una sensación practicamente instintiva de que algo no estaba fluyendo del todo normal. Y a pesar de que todo era bastante caótico, sabías que entre todas esas pugnas alrededor del bandido líder en ningun momento había entrado una mujer.

Te estaba devolviendo la mirada con amable curiosidad, desde unos ojos de un tono castaño-rojizo bastante particular. Varios mechones de cabello estaban a los costados de la cabeza y el rostro, pero el grueso del mismo estaba atado en una coleta media que reposaba en la espalda con la misma serenidad que transmitía su rostro. El detalle mas curioso es que tenía unas vagas lineas rojas en el centro de la frente, una marca. Otra nota predominante era la palidez extrema de la piel.

Parecía de Orem a todas luces: Traía puesto un sencillo vestido azul oscuro sujeto solo en el cuello por tiras atadas por detras. La extensión de la tela abarcaba justamente hasta las rodillas, y estaba ceñido por la cintura con un grueso fajin rojo. Desde la parte baja de estas hasta el tobillo la pierna estaba cubierta por anillos gruesos de metal dorado que se adaptaban perfectamente a su anatomía. En ambos brazos lucía finas muñequeras y mas cerca de los hombros brazaletes, todos dorados. Un anillo en la mano izquerda y largos pendientes dorados completaban la vestimenta, así como un broche de oro labrado sosteniendo un poco del cabello, en el lado derecho de la cabeza.

Tan solo un segundo pudiste centrarle tu atención. Pero cuando volviste a mirar ya no estaba.