Partida Rol por web

Bolg examinó unos instantes a aquel tipo, con la mirada lo escrutó de pies a cabeza, y moviendo su nariz, olfateó el aroma del drow. Toda aquella operación, no había sido sin duda nada sutil, pues realmente no pretendía serlo.

- ¿Quien eres tu y que haces en Seiní? Estaba claro que la diplomacia no era el fuerte del guerrero goblin.

El goblin permanecía erguido en toda su estatura, con la cabeza hacia arriba, mirando a los ojos al drow.

-¿Y tu de que circo te perdiste que haces tantas preguntas? -Ahora quedaba constatado un inconfundible tono arrogante- ¿Y que mas te da de todas formas, ahora uno no puede ni pasear en paz en la ciudad de la tranquilidad?

Entonces se paró correctamente, con los brazos cruzados y una calma equiparable a la de una nevada mansa.

- Doz preguntaz, no zon tantaz preguntaz. Respondió el goblin de modo suspicaz, mirando atentamente al extraño. Entonces recordó las palabras que le había dicho su amigo Nauj.

- Zi, un azezino puede pazear en paz ziempre que no lo dezcubran... El goblin observó atentamente la reacción del drow. No tenía muy claro a que conduciría todo eso,  pero se mantuvo firme.

-Yo no veo ningún asesino aqui, ¿tu ves alguno?

Luego puso cara de sorpresa, claramente exagerada.

-Espera, ¿tu eres uno? Debería llamar a la guardia? -En eso guiñó un ojo- Ya dejame en paz pequeño bicho, que estoy extenuado.

Dicho esto se desperezó descaradamente.

Nauj había tratado de preguntarle al cachorrillo por el motivo de la muerte de su dueña, pero eso era algo que el perro o no sabía o no era capaz de expresar. La comunicación con los animales era, a menudo, bastante complicada y en muchas ocasiones sólo se obtenían resultados parciales.

Todo esto quería explicarle al goblin pero éste se marchó a toda prisa a encararse con el drow, en un alarde de diplomacia de los suyos. El humano observo la excesiva tranquilidad con que reaccionaba el joven y pensó en cómo debía actuar.

Entonces, a unos pasos de ahí, oyó un sonido familiar. El pequeño cachorro se había acercado y gruñía desde una distancia prudencial al elfo, con la cola entre las patas, en una mezcla de rabia y miedo atroz.

El encapuchado lo llamó y, haciendo valer su don natural de ascendencia sobre los animales, éste se acercó. Juntos avanzaron hacia Bolg y el drow, justo cuando se desperezaba como si todo aquello no fuera con él.

- Hola compañero -le dijo en tono sarcástico- este peludo amigo insiste en darte recuerdos de una conocida tuya ...

- ... su dueña, a la que tú mataste.

- Quizás sí que sería buena idea llamar a la guardia -acabó diciendo Nauj, mirando a su alrededor como si realmente buscase a uno, tratando de tensar la situación al máximo.

Y allí estaban Bolg y Nauj, rodeando al desconocido; un fiero y sanguinario guerrero goblin y un huraño y solitario ermitaño actuando de desinteresados paladines de la justicia, intentando desembrollar un asunto que no iba con ellos ni de lejos. La de vueltas que puede dar la vida.

El drow miró de forma afilada mas seriamente ahora al animal, quitando la sonrisa del rostro. Seguidamente hizo lo propio en dirección a Nauj y chascó la lengua con fastidio.

-¿De los pocos tios raros que entienden a los perros tenía que salirme uno al encuentro? ¿Que eres, un Innuhe de esos? Bah, da igual...maldito saco de pulgas... -Suspiró cansinamente- ¿Soy cazarrecompensas va? Son detalles del trabajo, lo siento por el bicho pero ya encontrará a alguien mas que le procure de comer. ¿Contentos? Tengo mas encargos que hacer, y no me apetece pasarmela en una celda.

- ¿Cazarecompenzaz? La palabra surgió de la boca del goblin casi como un exabrupto. No pudo evitar relacionar a aquel drow con el humano que había estado buscando todo ese tiempo. Aunque seguramente no tenían nada en común, la mente del guerrero empezó a hacer distintas elucubraciones.

- ¿Que claze de trabajoz hacez, y para quien?¿Conocez a un mercenario llamado Inzar? Las preguntas del goblin surgieron como un mar desbocado. La posibilidad de volver a encontrar a su enemigo le aceleró el corazón, y sus ojos se llenaron de rabia contenida al recordar los hechos ocurridos no hacia tanto.

-¿Por quien me tomas? Un cazarrecompensas esta a un nivel bastante mas alto que el de un simple mercenario. Pero si, el nombre me suena de algo, creo recordar a un humano tonto con una espada rara. Que mas da...¿que quieren? ¿Venderme al perro para que lo calle o que?

Les miró entonces de forma analítica, como calculando cuanto dinero iban a arrancarle aquellos dos.

- ¿Lo conocez? ¿Sabez donde está ahora mizmo? El goblin se acercaba cada vez más hacia donde se encontraba el drow. Los otros detalles que salían de la boca del tipo no interesaban para nada a Bolg, pero aquella información mantenía todo su interés.

La simple idea de volver a cruzarse con el mercenario en tan poco tiempo, llenaba el corazón del goblin de algo parecido a la alegría. Estaba convencido que si volvían a cruzar sus caminos, esa vez nada ni nadie podría salvarlo.

-¿Como voy a saber yo? Lo que si se es donde vive su madre, motivo mas que suficiente para que nunca se atreviera a fastidiarme demasiado. Bueno...¿yo me voy eh? Ahi os quedáis.

Quizá hasta cuela.

Hizo un rápido gesto de despedida y se dispuso a escabullirse de allí, mirandoles de reojo.

A Nauj le fastidiaba sobremanera ese aire de absurda superioridad con que les trataba el drow y no estaba dispuesto a que se fuera de rositas, así, tan fácilmente. Cuando el elfo se giró, le agarró del brazo.

- No tan deprisa, amigo. No me gusta que un cazarrecompensas ande suelto por la ciudad de la tranquilidad, como tú la llamas. Y menos si está por motivos de trabajo.

- ¿Quién era esa chica y quién te hizo el encargo de matarla? Algo oscuro hay detrás del asesinato de una refugiada de la ciudad libre, ¿por qué tenías que eliminarla?

Nauj le apretó fuertemente el brazo. El asunto comenzaba a ser una cuestión de orgullo y quería llegar hasta el final. Aunque tuviese que partirle la boca al niñato, que ganas no le faltaban.

- ¿O prefieres contestar estas misma preguntas a la guardia? Seguro que las encuentran interesantes.

-Yo ya me iba -dijo observando el gesto de aquel encapuchado- pero bueno, si tanta curiosidad tienes, ten -Metió la mano dentro de la chaqueta y revisó por los bolsillos internos. Luego sacó un papel doblado y se lo dió, dando un tironcillo de paso para que le soltara el brazo. En el podría comprobar los datos del encargo, para que saciara su curiosidad y le dejara en paz. Repasó mentalmente lo que había memorizado del papel, por si a aquel humano se le ocurría romperlo.

El retrato de la humana era de mediana edad, portando un hacha cuya hoja emulaba la envergadura de un águila de aspecto liviano. Rasgos endurecidos por la batalla y un vestido poco usual para una damisela, con hombreras medianas y un cinturón de gran hebilla ovoide ciñendolo al cuerpo...Asintió para si mismo, esa fue Jane Gray.

Bolg contempló como Nauj hacía frente a aquel drow, y una media sonrisa se dibujó en su rostro. Había elegido un buen compañero de viaje, y cada día que pasaba, su compañero se lo demostraba con creces.

Antes que Nauj soltara al chico, y contemplara el papel que este le tendía, el guerrero goblin insistió en su pequeña obsesión.

- ¿Su madre? Dime donde vive su madre. Los ojos de Bolg se aguzaron, como si estuviera escrutando a su presa. La información que le podía rebelar el paradero de la madre de su enemigo, resultaría, sin duda muy valiosa.

-Te lo diré como regalo, pero no te acostumbres -lo cual se podía traducir por el tono en, te lo diré pero pierdete.- Esta por aqui de hecho, tiene una tienda de frutas y guarradas así. Si quieres hacerle una visita, el local se llama Vorágine y está por el lado este de la ciudad.

El goblin asintió ante la respuesta del drow, con un leve gesto de su cabeza, como en señal de agradecimiento. Y apuntó mentalmente la dirección que le había facilitado el extraño cazarecompensas.

Ahora solo cabía esperar la reacción de su amigo Nauj, y aunque estaba agradecido al drow por lo que le había contado, Bolg no dudaría en ayudar a Nauj ante cualquier decisión o circunstancia.

El encapuchado extendió el papel que le había dado el drow y lo miró con curiosidad, sorprendido por la imagen de aquella guerrera. Todo aquello le intrigó aún más y sintió la absurda necesidad de llegar al fondo del asunto. Comenzó a leer con detenimiento todos los detalles del encargo y levantó la cabeza antes de terminar. No estaba dispuesto a dejar marchar al joven antes de tener todas las ideas bien claras.

Bolg se removía inquieto tras haber obtenido nuevos datos sobre su mercenario y Nauj agradecía la lealtad de aquel pequeño piel verde, que aún con todo, permanecía a su lado.

Después, volvió con la vista al papel, y terminó de leerlo.

Además del aspecto y del nombre, aparece la suma de recompensa equivalente a 550 piezas de oro. Contando que una espada de excelente calidad y exquisitos ornamentos podría preciarse en 300 piezas, se podía decir que era una suma tentadora. Se señalaba las ubicaciones posibles (Una en un pueblito cercano llamado Pueblo Escarcha, otra en la villa del roble en el territorio de Shrae, y finalmente en la ciudad donde se encontraban), y para cobrar tal dinero se debía llevar algún objeto de la victima como prueba a la capital del reino. No habían casi datos sobre el motivo del precio por su cabeza, salvo la tipica explicación de "enemigo/a del reino".

Después de leer el panfleto, Nauj se dirije al Drow:

- ¿Qué hizo ella para ser declarada enemiga del Reino? Cada vez encuentro más intrigante la historia, ¿sabes?

Resulta que tú te has infiltrado dentro de Seiní, la Ciudad Rebelde, para asesinar por orden del Tirano a una de sus enemigas, es decir, a una aliada de esta ciudad. Yo creo que las autoridades locales lo encontrarán muy interesante.

Nauj observa al joven elfo, esperando su reacción.

- ¿Me he equivocado en algo al resumir la situación?

Se llevó las manos a la nuca apoyandose en la pared con aire despeocupado.

Mas o menos es todo. Oye, a mi me vale que sea el tirano o tu pariente el que pague, todo el oro es igual aunque venga de una mano u otra. Así es la vida, ¿no? Eh, ya me estoy cansando, que os doy algo de info de buena gana y ya amenazando con la guardia -comentó en tono de exagerado refunfuño- Yo no pregunto que hizo o dejó de hacer, simplemente era inevitable. Si no era yo, sería alguien mas. ¿Que te crees que soy el único que busca ganarse la vida honradamente?

Bolg permaneció a la espera de los acontecimientos. Parecía que Nauj sacaba alguna especie de conclusión con toda la verborrea del drow, así que el pequeño guerrero no quiso inmiscuirse, pues realmente no sabía que podía aportar.

Eso si, estaba atento a cualquier movimiento sospechoso o hostil de aquel extraño, no quería que les jugara ninguna mala pasada. Pues realmente, Bolg no se fiaba ni un pelo del drow.