Partida Rol por web

El impacto mágico había contribuido a desestabilizar al sonrisas y lanzarlo por los suelos. El soldado debía encargarse de él sin ningún problema. -El de la trenza parece que se las apaña solo.-

Estuvo tentado de dejar a Andrue solo contra el del martillo y así lo habría hecho de no ser porque quería salir de Ivere tan pronto como fuera posible. Dejó que la magia fluyera por su cuerpo y esta vez, azufre en mano, lanzó una bola de fuego al corpulento rival del comandante.

Scire había decidido retroceder nuevamente, la revuelta en aquel local estaba llegando finalmente a su fin era tan solo cuestión de esperar. Optó por cerrar el libro y devolverse a su sitio anterior, apoyando la espalda en la pared a un lado del hueco de la escalera. Mantuvo los ojos cerrados con tranquilidad durante esos instantes, conforme se aproximaba el inexorable desenlace.

De repente una bola de fuego que parecía provenir desde las escaleras de la posada cruzó el aire como si de una saeta de fuego se tratase. El resplandor puso alerta a todos los presentes, incluído al hombre del martillo que hizo un intento automático de irse hacia atrás pero de la impresión el martillo se le deslizó de la mano cayendole en el pie izquierdo. Esto detuvo su retroceso a fuerzas por lo que recibió el abrasador impacto de lleno en la piel del pecho, dejando el lado derecho del mismo con una quemadura bastante dolorosa para la vista.

Tanto Andrue como la oscura espada por su parte, enfurecidos, descargaron un tajo horizontal a la zona del vientre, que ciñó un cinturón de rubíes al experimentado bandido. Comprendió con las pocas fuerzas que quedaban que era él ahora el que estaba luchando contra dos adversarios, y en un último esfuerzo optó por intentar lo mas prudente: la huída.

-¡Estoy jodido! ¡Me largo!

No era demasiado rápido sin embargo, alcanzarlo para rematarlo no era ningún problema al menos antes de que consiguiera salir del lugar.

El espadachín de la trenza pro su parte, había tomado distancia para emprender una corta carrera con el filo bajo, y en el momento del choque con el bestial bandido el arma describió un golpe vertical que abarcó desde el torso a la base del cuello. De milagro no llegó a desgarrar una de las venas principales de esa zona.

Pero se notaba que el mugroso tenía un aguante digno realmente, ni con todas las heridas que tenía desistía, y hasta se estaba poniendo cada vez mas furioso. Antes de que la destreza del chico pudiera prevenirlo el hacha había sido empujada bruscamente contra las costillas del lado derecho. Mas rojo salpicó el piso del establecimiento, pero el joven no soltó ni un quejido. Se limitó a alejarse con una mueca y a presionar con la mano libre la zona dañada, planeando su próximo golpe.

Krate y el orco estaban reñidos, el soldado había aprovechado a arrinconarlo contra la mesa con su acero en un intento de empalarle limpiamente, pero su rival reaccionó bloqueando con la suya propia. Midieron fuerza durante una fracción de segundo, antes de que traicioneramente el segundo se abalanzara y mordiera con aquella dentadura deforme en el hombro, tan fuerte que dejó una herida visible. El soldado momentaneamente le dejó en paz gracias a esto. Claro que solo estaba alargando lo inevitable, su condición lo corroboraba.

Quitandome la cabellera del rostro, despejandome así la vista, quería dejar ver mi gran sonrisa. Triunfante. No dudé un solo segundo en perseguirlo para acabar con aquella pantomima.

- ¡Vamos! ¡No quieras dejarme así! - grité en forma de reto, divertido

Atravesaría mi espada a lo largo de su pecho, para robarle su alma en forma de sangre

Andrue y el soldado estaban apunto de acabar con sus enemigos. El joven desconocido que peleaba a su lado luchaba bien, pero su rival era el que parecía mas entero así que optó por ayudarle a poner fin al combate.

Al derribar al mal lavado con el proyectil mágico había roto una mesa y uno de los tablones que la formaban se había astillado dando lugar a una puntiaguda estaca. Extendió el brazo derecho hacía la tabla y con un brusco movimiento señaló al desdentado.

La estaca siguió la misma trayectoria.

De forma apagada y pasando desapercibidamente ante todo el caos reinante, el rasgar de la pluma sobre el papel se dejaba oír. Pero en ese entonces cesó, y a los pocos instantes el cuaderno de Scire fue arrojado al suelo sin cuidado. De forma lenta y casi etérea, el libro fue tomando el tono y la consistencia de la ceniza, e incluso al final empezó a desmoronarse conformando que eso es lo que era ahora.

-El tiempo cada vez escasea mas. Probablemente tenga que relegar esta costumbre de aqui a un tiempo al menos. Tampoco hay demasiada prisa ahora, parece que afuera estan solucionando detalles.

¿Comentario contradictorio?

Andrue se movilizó al instante tras el prófugo, herido y débil. Debido a esto su escape fue sumamente lento, lo que le dió al vampiro tiempo mas que de sobra para alcanzarle casi con deleite podría decirse, y atravesarlo con un solo movimiento de la hoja, la punta de Dantmor salió por el pecho rezumando carmín. Un Carmín que también había alcanzado el rostro y la armadura del comandante, y que empezaba a teñir el suelo donde estaba suspendido el cadaver, erguido solamente por la fuerza ejecutora.

Un trozo especialmente agudo en un extremo de la mesa destrozada por la caída del roñoso con piel gris cobró vida de repente, elevandose amenazadoramente para luego señalar con la punta al desgreñado forzudo. Implacable, la improvisada estaca paso muy cerca de donde hacía nada estuvo Andrue y culminó un corto trayecto al incrustarse casi por completo en la zona toraxica del forajido.

Este apenas tuvo tiempo de un quejido, porque el espadachín no perdió oportunidad en absoluto para descargar un despiadado tajo horizontal que terminó con la resistencia de aquel. Sin mas fuerzas para tenerse de pie, retrocedió apenas dos pasos de forma poco concisa antes de caer de espaldas aún con el hacha en mano. El chico aprovechó a apoyarse en su espada, no demasiado cansado pero si resentido por el daño.

El último enemigo en pie se vió desconcertado unos instantes, intimidado al verse ahora solo y quizá planteandose un escape. Aquello no era lo que se había esperado en absoluto, se suponía que la resistencia del pueblo era mínima y sin embargo ahí estaba él y los fiambres que ahora eran sus camaradas luchando contra gente demasiado experimentada.

No tuvo tiempo de ninguna reflexión mas, Krate tomó la iniciativa dirigiendo el filo hacia las manos con las que aún aferraba el arma. No solo consiguió que esta cayese secamente, sino que además la treta consiguió dejar las venas de una de las muñecas abiertas. De forma abrumantemente veloz su sangre empezó a escapar del cuerpo sin que pudiera evitarlo. Retrocediendo con una mueca de cansancio, de rendición, de lo que fuera, la espalda chocó contra una de las paredes y lentamente se deslizó hasta el suelo. Decidió momentaneamente descansar los pesados párpados y no volvió a abrirlos. La lucha finalmente culminó.

Sonreí satisfecho, aquel momento de diversión había sido entretenido. Por desgracia, ya había llegado a su fin. Enfundé a Dantmor, que ya podía dormir tranquila en aquellos instantes, su sed estaba saciada. Reí cuando Krate acabó con el bandido aquel, un final trágico digno de las más fieras novelas.

Palpé mi armadura, para comprobar su estado. Todavía podía causarme dolor, pero la batalla ya estaba vencida.Después, fui hacia el exterior, para otear que era aquello que ocurría fuera.

Lo que Scire acababa de hacer le sorprendió mucho. No creía posible que se deshiciera de su libro de anotaciones, pero lo acababa de soltar convertido en cenizas. -¿Qué le pasa?- No tenía tiempo de preguntarselo, la batalla dentro de la posada había finalizado. Era momento de irse.

-¡Soldado! Acompaña al comandante a fuera y trae a los caballos.- Dicho esto, se giró para volver a subir por las escaleras en busca de Azur.

En la planta alta todo seguía casi identico como lo habías dejado. Azur no se había movido en absoluto. Tendida como estaba y sin la máscara que usaba sus rasgos se descubrían en oarte al retraerse la capucha debido a la pocisión horizontal de la cabeza.

Lo único que había variado es que Inome estaba en el marco de la ventana, cerca de los vidrios punzantes pero sin tocar ninguno. Al verte entrar se bajó de su sitio y se adelantó a la salida.

No te ves muy bien, pero me agrada el nuevo color de ropa que estan prefiriendo todos.

Cuidando de no tropezarte con el ariete de madera que había sido empleado para tirar la entrada, dejaste la posada momentaneamente.

En el exterior, realmente se había dado un milagroso cambio. Entre las casas y a sus anchas en cada rincón libre del pueblo, podía apreciarse hierba tierna, arbustos floridos, árboles robustos de sauce y nogal, hiedras y flores combinados de forma exquisita configurando un hermoso y sobrenatural bosque, casi podía decirse que salido de un cuento de hadas.

Apesar del este singular terreno las luchas se seguían dando.

El soldado salió cubruiendo su herida a obedecer órdenes, raudamente encaminado hacia el edificio pegado al establecimiento, el establo. Tardó unos minutos, pero al volver traía una cara mas preocupada que antes.

-El establo se esta incendiando y no hay ningún animal dentro...

-Si tanto disfrutas con esto, bien podrías haber bajado a echarme una mano.- Se acerco a Azur. Pasó un brazo por debajo de su espalda y otro por debajo de las piernas para levantarla. Una vez la sostenía en brazos sintió como la herida del muslo le dolía. Empezó a encaminar hacía la puerta, donde Inome ya le esperaba. -Mas te vale no entretenerte a lamer sangre ni nada por el estilo.-

Por toda respuesta el animal maulló como un gato corriente conforme acompañaba su lento recorrido.

¿Que esperabas que hiciera un gatito?

Y por quien me tomas, como para que sospeches algo semejante a lamer sangre de mi parte? En todo caso deberías decirle eso a Andrue, ¿no?

Me quedé observando aquella escena, asombrado. ¿De donde había surgido aquel bosque, espontáneamente? Tal vez fuera obra del necio de Shadar. Y después, las noticias de Krate no mejoraron mi humor.

- Ve a buscar a los caballos, ¡venga! - le ordené con voracidad.

Después, volví a la posada, donde tenía que preguntarle al mago que estaba ocurriendo allí, y también a Scire por su extraño comportanmiento. El mundo al revés, y aquello me hastiaba.

"Peores fueron otros tiempos" pensé con fastidio

-Con todo respeto comandante -dijo con porte y formalidad el soldado a la par que guardaba su arma y se centraba en taponar sus heridas- Acabo de decirle que he ido al establo, y no hay ni un solo caballo dentro. O los han robado o se han escapado por el fuego.

La gente del salón empezaba a recobrar la movilidad, algunos vitorearon y cuchicheaban entre si, mientras que otro par se limitaba a poder volver a respirar en paz. Nadie salía de allí claro, se sentpian aparentemente seguros ahora.

El joven espadachín había vuelto a donde estaba justo antes de que empezara el combate, tras envainar, y dejaba que le prestaran algo de primeros auxilios dos de los empleados del lugar.

Por un segundo, imaginó al orgulloso comandante arrodillado para lamer un charco de sangre. No pudo evitar una media sonrisa ante tal perspectiva.

Miró a Inome de soslayo. -Sabes hacer levitar trozos de tela. Seguro que no es el único truco que conoces.- Y empezó a bajar las escaleras, poniendo una mueca cada vez que al bajar un escalón, apoyaba el peso en la pierna herida.