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Crónicas de los Condenados. [+18] Cap 2: Intrigas Palaciegas

Capitulo 2: Bajo las Sombras del Castillo Brisa

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26/11/2017, 03:57
Director

El Barco, el “Fortuna Esquiva”, la ultima inversión de Berinian, estaba repleto de mercancía pero la guerra lo había cambiado todo, cerrando rutas comerciantes, vedando las salidas, y haciendo que todos los posibles compradores quedaran afuera del negocio. Incluso, Ciudad Vandalo, tu último recurso había sido destruida según lo que escuchaste. Y esos idiotas con un palo metido en el culo de los reinos de Vania, o Grendopolan no se ensuciarían las manos con esclavos ni por la princesa de los elfos, de modo que hiciste la única movida que te quedaba, tal vez, la más arriesgada. Meterte por el rio hacia el castillo Brisa. El Castillo del Infame Duque Yves Yannur.
Tomando el rio desde el Norte de la gran isla hacia el Sur, aprovechando el menor calado del barco, y que funcionaba a base de remeros esclavos, por lo que podían remar contracorriente, y usaste una pequeña bahía de contrabandista que conocías en un lago. Ahí desembarcaste, dejaste al Fortuna bajo el mando de alguno de tus segundos, y te embarcaste a llevar la mercadería hacia allí en tres carretas que tuviste la sabiduría de comprar. Por supuesto, confiabas poco y nada en el, pero sabias que los hielos harían imposible navegar, y no podrían alejarse mucho de las provisiones del barco. Ahora llevabas una muestra, cinco esclavos comunes, y uno especial, y esperabas vender todo el lote, por al menos el valor de tu deuda, o un poco más. Contigo viajan algunos tripulantes, y algo de fuerza bruta, mercenarios de pocas luces que solo actúan por dinero.
El camino continuaba hacia el sur, y si bien empezaba a refrescar y no estabas preparado para ello, ataviado con tus ropas y mantos de marino, fuiste afortunado que el camino hacia el Castillo de la Brisa fuera bien mantenido y adoquinado. Eso evitaba que las ruedas de los carros de esclavos se rompieran.
El castillo ya era visible en el horizonte, cuando cayó la noche, no faltaba mucho, pero no querías dañar la mercancía mas allá de lo necesario, y ordenaste acampar. Fue sobre todo el instinto lo que los salvo, pues no gustaba a los hombres de mar dormir profundamente sobre tierra firme. Asi fue cuando viste como el primero de los mercenarios salió herido, con una saeta clavada en el brazo. Eso dio comienzo a la batalla. Sacaste tu sable curvo, una cimitarra y arremetiste contra el primero de aquellos hombres. Te diste cuenta de que era una patrulla fronteriza, la que había atacado, pero se movían como soldados profesionales, casi sin hacer ruido, y cuidando con soldados de vanguardia a los que atacaban a distancia.

Notas de juego

Has una tirada por favor, para determinar el combate como va, de 1d20, sin modificador. Mientras mas alto, mejor te esta resultando.

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26/11/2017, 10:14
Berinian Kanan
- Tiradas (1)

Notas de juego

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26/11/2017, 17:31
Director

Las saetas cortas de acero, Berinian pudo verlas bien, porque se clavaron al lado de la carreta donde estaban, eran cortas pero letales, probablemente lanzadas por medio de aquellos artilugios llamados ballestas. Al principio, dos de sus mercenarios pagos, cayeron bajo varias de ellas, lo cual no molesto demasiado, se había ahorrado algunos pagos, pero ya cuando algunas saetas perdidas lastimaron a algunos esclavos, la cosa se puso seria.
El Esclavista y seis de sus hombres, llegaron al cuerpo a cuerpo, y cruzaron las espadas con aquellos extraños soldados. Vestían ropas oscuras, de cuero y acero negro, extraños yelmos, y piel muy pálida, las armas eran también algo ornamentales, ligeramente curvas y con mucha decoración.
A pesar de estar en superioridad numérica, se encontró perdiendo contra la disciplina de aquellos guerreros, que actuaban como una sola unidad, los ballesteros habiendo cambiado por espadas y escudos cortos ayudaban a cubrir los huecos. Era una situación un poco en tablas, se herían, pero nadie sacaba una gran diferencia. Pero Berinian, que sabia evaluar y tasar, supo que la situación terminaría decantando hacia su rival.
¿Era el momento de abandonar todo y salvar el pellejo? Decidió que no, era lo mismo que nada.
Escucho unos cuernos, y quizás llegaría la esperanza. A lo lejos, vio como cuatro jinetes venían en su ayuda, lo supo, porque no vestían como estos hombres palidos, si no que venían a caballo, y lucian los colores de los Meridianos, rojo, plata y azul.
Redoblaron los esfuerzos al escuchar el cuerno.

Notas de juego

Has tus tiradas de ataque normal sobre tu rival.

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26/11/2017, 17:48
Director

Luego de varios días de vagar y esforzar a los caballos, dejando a tus hombres dirigirse hacia los montes donde esperabas, llegaran a con tu padre y tus hermanos para reforzar sus gentes y colaborar con la resistencia. Diste una última mirada al Lago Serpiente, tu tierra natal y apuraste los caballos. Dejarle la mayoría de tus fuerzas a tu padre, no solo fue un movimiento estratégico conveniente para el, también lo era para ti. Ganabas movilidad, por quedarte con los tres soldados con montura, y te quedabas con dos monturas para llevar provisiones y el tesoro de las ganancias.
Ninguno de tus hombres te critico por abandonar a las gentes, entendían el movimiento estratégico, y la necesidad de pedir ayuda, eran fieles a ti, quizás, por estar un poco enamorado de su señora, de modo que dejaste atrás aquel amado sitio, sitiado por fuerzas extrañas, de armaduras oscuras y con extraños animales. Un dato pudiste sacar, no tenían demasiadas monturas, de hecho, no viste ninguna.
Los días de viaje a los que sometiste a tus hombres fueron agotadores, una semana de cabalgata continua, siempre por caminos reales, usando uno de los tuyos como explorador, avanzaban rápidamente, no podían darse el lujo de meterse por los bosques y que un animal se lastimara una pata. No, ahora era la premura lo único que te protegía para llegar al único bastión del que se sabía se mantenía en pie. Cruzándote con algunos aldeanos exiliados, te informo que la capital había caído. Solo el Castillo Brisa, la fortaleza que pertenecía al infame Duque Yannur, era lo que resistía, o las tropas aun no habían llegado allí. Ese Castillo estaba construido sobre el nexo de los ríos, y los puentes que unían Meridian con Vania, y Grendopolan, los reinos vecinos y rivales, y tenia fama de inexpugnable.
No querías imaginarte lo que el Duque querría de ti, hombres, oro, promesas o ella misma, con aquel hombre cualquier cosa podía ser, pero estabas dispuesta si con ello ayudabas a tu familia, a cualquier cosa, y a no venderte barata. Fuera una porción del territorio, una promesa comercial, o un casamiento, haría sudar a ese hombre como haría sudar a cualquiera.
Solo el tener las provisiones, hacía que el camino fuera rápido, y sin paradas, dormir cuatro horas y continuar. Ya atravesados condados y ducados, por un camino despejado de guardias y patrullas fronterizas, pues debían haber sido llamadas para la guerra, a ver el castillo Brisa en el horizonte, ya cuando caia el ocaso.
Allí, observo una escena, unos mercaderes en caravanas, estaban siendo asaltados, por Guardias oscuros! Dalla observo a sus hombres. Tenían que pasar por allí, necesariamente, para llegar al castillo. Y vio los rostros la determinación y la necesidad de combatir, de sumarse una victoria. Dio su consentimiento. Sonó el cuerno de la Serpiente, que llevaba uno de sus hombres y la nota sono clara y cristalina. Luego se lanzaron a cabalgar, con fuerza, a salvar a esos mercaderes.

Notas de juego

Has una tirada de 1d20 por favor. Es el resultado de tu carga y de tus hombres.

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26/11/2017, 18:25
Berinian Kanan
Sólo para el director

Berinian, bastante enfadado con sus atacantes, principalmente por dañar su mercancía, decide cortar por lo sano... o por la garganta. Por ello realiza una finta contra su adversario, tratando de ganarle un flanco y apuñalándole inmisericordemente.

 

- Tiradas (4)

Notas de juego

- Engañar vs Av. intenciones. Si supera, finta a su oponente pillándolo por sorpresa y negándole su DES a su CA.

- El ataque resulta lamentable, por tanto, aunque ignore su destreza, probablemente el golpe choque contra la armadura de su rival. De lo contrario el daño + el daño furtivo se aplican.

- Ya acierte, o no, viva o muera su oponente, Berinian trata de flanquear a un enemigo, aunque no sea el suyo, apoyándose con un mercenario, pudiendo lanzar dos ataques furtivos, en vez de uno, por asalto. Por ello mueve a donde sea preciso y gracias a su Movilidad Mejorada no recibe ataques de oportunidad.

 

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26/11/2017, 18:42
Director
- Tiradas (1)
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26/11/2017, 21:03
Dalla del Lago Serpiente

Sus hombres estaban hastiados, una sombra de tristeza pesaba sobre ellos. Las ultimas decisiones habían sido difíciles muy difíciles, a ningún soldado le gustaba la sensación de huir y aunque ella sabia que era lo correcto , la única manera de seguir luchando, que solo se estaban replegando, buscando un rayo de esperanza ante aquellos invasores.

Aquellos bandidos se habían cruzado en su camino, la prudencia la dictaba dar un rodeo pero sus hombres necesitaban aquel combate, ella se lo debia.

Soldados los dioses nos dictan la oportunidad de apaciguar nuestros corazones y nos les defraudaremos dejo que su semental pifiase por la excitación de la inminente batalla. Camaradas liberad los aceros , calmemos la sed de sangre que tanto reclaman grito desenvainando su sable. Con las rodillas guió a su montura en dirección a las carretas de aquellos mercaderes, mientras en sus sonidos resonaban el trote de sus guardias.

- Tiradas (1)
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26/11/2017, 21:42
Berinian Kanan

Berinian no esperaba ser molestado en aquella noche. No lo deseaba. Había sido un viaje duro y tortuoso, y lo que menos pretendía era medir sus espadas contra desconocidos asaltantes llevando valiosa carga, susceptible de ser dañada.

La vida del mercader era dura y a veces injusta. Corriendo numerosos peligros para llevar productos de una punta del mundo a la otra. Y lo más frustrante era perderlo todo, incluso la vida, cuando más cerca estabas.

Por ello, cuando las saetas cayeron sobre el campamento recién instalado, matando a un par de guardias, el veterano marino profirió en bajo una maldición. Con la mirada localizada sobre los asaltantes ocultos y apostados, con vibrante voz, reunió a sus hombres y encabezó un contraataque. Nunca había visto antes a aquellos oponentes, que no eran vulgares bandidos si no, por el contrario, portaban uniforme y armas ornamentadas, aparte de que realizaban formaciones preparadas, demostrando que pertenecían a un ejército regular que Berinian nunca antas había visto.

¿Quien demonios serán? ¿Tal vez los invasores?, se preguntó mientras sus espadas buscaban gargantas, sin acierto.

La situación no pintaba bien, pero se dejaría la vida en ello. El trotar de varios jinetes entrando en liza y al parecer a su favor, reavivó los ánimos del comerciante.

- ¡Vamos muchachos! ¡Rodeadlos y destriparlos! - animó e instruyó a los suyos, mientras driblaba ágilmente a la que trataba de pillar flancos a sus enemigos para tomarlos con la guardia baja.

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26/11/2017, 22:31
Director

Como una tormenta plata y escarlata, así cayó sobre los soldados la bella noble y sus hombres, arriba de fieros corceles. A pesar de eso, en honor a la verdad, los disciplinados guerreros intentaron resistir la carga, pero fue inútil. El Soldado contra el que luchaba Berinian, intento bloquearlo, dándose cuenta tardíamente del engaño, quizás distraído por el cuerno de los recién llegados, lo cierto es que su garganta fue cercenada. Los mercenarios de el, envalentonados, dieron todo, y poco tiempo después, heridos y jadeantes, terminaron de finiquitar al último de ellos.
Dalla, arriba de su montura, era dueña de una presencia imponente, sus largos cabellos dorados, su armadura de coraza y la piel oscura de oso o lobo que llevaba sobre sus hombros, le daban el aire de alguien nacido para mandar. Su espada estaba tinta en sangre y casi no había recibido heridas, sus hombres, habían sufrido un poco más.
El comerciante, Berinian, supo que ahora podía seguir. Cuatro de sus hombres habían muerto, tres mercenarios y uno de los marinos, así que solo le quedaban cinco mercenarios y ocho tripulantes, que empezaron a acomodar las cosas.
Era cuestión ahora de presentarse, y luego de ello, mientras restañaban heridas y preparaban a los muertos para arrojarlos al rio*, decidir si acampaban ahí, o apuraban la jornada para llegar al Castillo Brisa.
El Comerciante sabia que debía las gracias, y al menos una buena cena a la mujer que había llegado en su ayuda.

Notas de juego

*Debidamente saqueados los enemigos, y cosidos con tela de vela los otros.

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26/11/2017, 22:32
Berinian Kanan

La carga de la caballería amiga fue decisiva. Su oponente se giró solo un instante para ver a los jinetes que llegaban.

Craso error, muchacho, se dijo el comerciante mientras una de sus espadas cercenaba su gaznate. Cuando su enemigo cayó al suelo agarrándose la garganta mientras la vida se le escapaba, entonces, fue cuando Berinian se permitió observar a sus rescatadores.

La imagen de la imponente y bella amazona, iluminada por la luz de la luna, cargando en cabeza y empalando a un enemigo, resultó una hermosa visión digna de recordar para el marino. Parpadeó para volver a la realidad, despertando de ese hipnótico momento y arengó a los suyos y ordenándoles que envolvieran a la formación enemiga, que con la caballería parecía disolverse, y la acuchillaran hasta el final.

Su hoja se tiñó de nuevo de rojo cuando una estocada se clavó profundamente en el ojo de un oponente que se derrumbó con un doloroso quejido, tras lo cual contempló cómo los últimos atacantes fenecían inmisericordemente bajo las armas de los jinetes y de sus hombres.

Tan pronto dio una serie de órdenes a sus hombres supervivientes con respecto al estado de las mercancías, el saqueo de los muertos y el ocuparse de los heridos y los caidos, Berinian se acercó a la mujer caballero, montada sobre una soberbia montura y observando los despojos del combate. Quitándose su ajado sombrero de ala, realizó una leve y educada reverencia.

- Mi señora. Os agradezco vuestra intervención que podría calificar de muchas maneras, entre las que destacaré "decisiva" y "oportuna" - agradeció el hombre con una sonrisa -. Habéis evitado que roben mis mercancías  y liquiden a mis hombres. Lo menos que puedo hacer es invitaros a vos y a vuestros soldados a compartir nuestra cena y una buena botella de ron que guardo para las ocasiones especiales - invitó cortésmente mientras señaló al fuego encendido, varios bancos a su alrededor y unas ollas calentándose.

Hemos perdido... cuatro. Sí, hay cena para todos, repasó mentalmente.

- Oh, perdonad mi descortesía. Berinian Canan, para serviros -terminó por presentarse.

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29/11/2017, 10:57
Dalla del Lago Serpiente

Dalla acaricio el cuello de su semental, susurrándole al oído para que se fuera calmando tras la excitación del combate, busco a sus hombres con la mirada y les dice una seña para comprobar que todo estuviese correcto.

Con delicadeza enfundo su sable lujosamente ornamentado con serpientes de fino metal que se enroscaban entre si y de un salto bajo del caballo.

Berinian de Danan, soy Dalla, Dama del lago de la serpiente, en tiempo de guerra como estos nuestra casa siempre ayudara a gente honrada en problemas. respondió con una formula ya habitual y cortes.Aceptamos vuestra invitación respondió cortesmente a la invitación pero no podemos demorarnos demasiado, el ejercito invasor no anda lejos de aquí, ¿donde os dirigís en estos tiempos difíciles?pregunto intrigada. Si aquellos comerciantes se dirijan al castillo iran todos juntos, sino trataría de convencerlos.

Notas de juego

Disculpa la tardanza andaba con un pico de trabajo

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29/11/2017, 12:39
Berinian Kanan

Aun bajando de su caballo la mujer no perdió nada de presencia. Por el contrario pudo admirarla mejor y con mayor detenimiento. Enarcó una ceja entre impresionado y divertido. Impresionado por la belleza de la joven, algo no habitual entre las mujeres guerreras. Divertido por la indumentaria de la noble: una armadura que cubría mucho menos de lo que mostraba.

No es muy práctica una armadura que tan poco protege, aunque si su estilo de combate se basa en movimientos ágiles y perturbadores y en aturdir con su presencia para luego ser letal... entonces es la protección perfecta, pensó con una sonrisa aviesa.

- La nobleza al rescate de un "honrado" comerciante. Es todo un honor - afirmó sin dejar entrever la parte irónica de su sentencia -. Por favor, sentaos conmigo - la invitó, señalando un pequeño banco junto a la hoguera. Berinian la dejó un momento allí mientras se acercó a un carro, buscó en unas alforjas y retornó enseguida con una botella en la mano. Después tomó un par de escudillas de una mesilla, un par de cucharas y un par de vasos. Sirvió a la mujer el estofado que se calentaba en la marmita, sobre el fuego, y luego se sentó él. Realizó un gesto a uno de sus hombres para que fuera acomodando a los soldados de la mujer y les ofreciera igualmente parte de la comida.

Sirvió un poco del líquido de la botella en ambos vasos y brindó entrechocándolos.

- Por la salvadora de un buen negocio - dijo con una sonrisa tras lo cual bebió el contenido de un tirón -. Un buen ron para buenos momentos - le animó a que ella también lo tomara.

En el calor de la hoguera, con el estómago lleno y el agradable ardor del licor, el marino respondió a la mujer.

- Tengo un barco mercante con el cual comercio por los distinto puertos de Meridian. O al menos lo hacía hasta que llegó la invasión. La primera noticia que tuve de ellos fue gracias a las columnas de humo que observé en diversos puertos y ciudades durante mi travesía mercante. Por unos pescadores supe que la mayor parte del reino estaba igual, a excepción del extremo norte. Así que remontamos el río hasta una cala algo más al sur y con carros continuamos al norte, hacia el único feudo libre de Meridian: el ducado de Brisa - explicó someramente el hombre.

- Ahora habladme vos. ¿Estáis al servicio del duque Yannur? - preguntó interesado -. Por otro lado visto cómo acometisteis a nuestros atacantes, puedo pensar que ya lo habéis hecho antes - dedujo con una sonrisa -. ¿Eran una patrulla del ejército invasor? Nunca antes me he topado con ellos - admitió.

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01/12/2017, 01:49
Director

La comida debieron hacerla apurados, no sabían si vendrían mas patrullas, y cuando poco mas de diez minutos hubieron pasado, uno de los hombres de Berinian indico que las carretas ya podían continuar camino por el puente, y continuar viaje.
El interpreto por las miradas que no debían tardarse mucho más. Se pusieron el viaje, aunque podían, si querían viajar cabeza a cabeza de su propia comitiva, lo cierto es que la noble Dalla parecía taciturna, y el Mercader fue reacio a interrumpirla. AL parecer iban a continuar viaje hacia el mismo castillo, ya tendría oportunidad de interrogarla.
El viaje fue largo, casi dos horas, pero todos estaban vigilantes, atentos a una emboscada, a medida que fueron cruzándose con otros individuos, la mayoría campesinos que buscaba refugio en la fortaleza, algunos mercaderes, como era el caso del mismo berinian, aunque ninguno tan rico como el, jefe de su propia caravana. Eso si, pronto se dieron cuenta de algo, había una mujer, con una capa de noble, hecha en terciopelo, y vestida de forma muy rica, que esperaba dignamente ante las puertas.
Una mujer estaba detrás de ella, con aspecto de entender de armas, y llevaba bastante de ellas. Todos los presentes, excepto Dalla, que tenia ropas de piel, sentían el frio que empezaba a instalarse. De hecho, algunos copos de nieve muy suaves, empezaban a caer.
Las puertas del castillo estaban cerradas, por ello estaban esperando todos allí.

Notas de juego

Aprovechen para interactuar, el domingo se abren las puertas del Castillo Brisa!

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01/12/2017, 02:08
Director

Habías hecho el viaje para recuperar tus tierras luego de la muerte de marido, Iatus el mercader, asesinado por bandidos en su mismísimo hogar. Luego de ser estafada por los otros mercaderes, supuestos amigos de tu esposo, y comprar sus posesiones por plata lo que valía un oro, tuvo lo suficiente como para poder marcharse de esa ciudad bella, pero que no era la suya. Perdió otra cantidad de dinero, al traspasar todo a diamantes, pero fue sabia, y no le dijo a ninguno de la colección de objetos mágicos que poseía Iatus en una bóveda.
De modo que, llevándose las cosas con ella, compro boletos en barco, y con una servidora que hacía las veces de protectora y ayuda de cámara, decidió volver a su territorio. El viaje duro una semana, y volver a su reino de origen le trajo muchísimos recuerdos.
Por la fuerte tormenta, debió bajar una escala antes, al Oeste del Bosque de frutos, el comienzo de su feudo, y escalar en el Ducado de la Brisa de Zafiro, hogar del infame Duque Yannur, alguien que se rumoreaba hacia negocios con Iatus, para hacer tráfico de esclavos y que, siempre que este visitaba su hogar, le daba escalofríos la forma en cómo la miraba. Ni siquiera con deseo, sino mas bien, como si fuera una presa y el alguna clase de depredador.
Luego de una semana, en el poblado, habitando la mejor de las habitaciones de la posada del pueblo, el Capitán informo que no continuaría el viaje, debido a fuertes vientos y que volvería en dos meses, cuando el deshielo, que se había adelantado, se fuera dejando vientos y mareas más manejables. Algo desconfiaste de sus palabras, pero ahora no tenía sentido seguir aguardando en aquella incomoda posada, sobre todo que hablaba mas y mas sobre la guerra del reino, y como había caído la capital.
De modo que, sin demasiadas más opciones, porque el paso por tierra de nuevo a Vania estaba cerrado por los hielos, y sin barcos que partieran a uno u otro lado, decidió ir a por la opción que le quedaba, el Castillo Brisa… El noble Duque Yannur debería aceptar si o si su llegada y ofrecerle hospitalidad, de noble a noble.

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01/12/2017, 19:14
Dalla del Lago Serpiente

Apuro aquel estofado caliente , dejándola que la calentara las manos . Levanto su copa y brindo junto con sus hombres, apurando el ron que quemo su garganta, calentando su cuerpo y haciendo olvidar a su mente.

Sin duda la labia es una de vuestras habilidades bromeo con aquel comerciante, tratando de entablar un ambiente agradable entre dos grupos que se acababan de conocer.
Sirvo aquel que este decidio a luchar contra estos invasores, esa es la unica lealtad ahora del lago de la serpiente. Mi padre y nuestros soldados estan en las montañas tratando de hacer frente a esta horda explico mientras terminaban aquel breve refrigerio.
Vamos sigamos la marcha apremio en cuanto vio que las carretas estaban preparadas No creo que fueran invasores, estos malditos solapados vestidos de negros no pierden batallas apostillo con tono funebre mientras se subia al caballo junto con el resto de sus soldados.Quienes son de donde vienen les pregunto mientras cabalgaba al lado de aquel mercader, dejando que su mente expusiera sus preocupaciones.

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01/12/2017, 20:23
Berinian Kanan

La cena fue breve, frugal y agradable, pero pronto se pusieron en camino. No había tiempo que perder y el lugar no era seguro. Debían alcanzar Brisa a toda costa, aunque fuera preciso viajar de noche.

Durante el último recorrido entre la parada provisional al castillo, el grupo arreció la marcha. Con antorchas para lograr ver en mitad de la noche cerrada sin salirse del camino, los carros, caminantes y jinetes avanzaron lo mejor que pudieron. No habló mucho más con la Dama del Lago Serpiente durante la caminata, a excepción de dar indicaciones y precauciones sobre la marcha. Por un lado, bastante tenían todos con tener cuidado de hipotéticos nocturnos atacantes, y mucho más de no desviarse del camino. No se veía un carajo y diversos riscos estaban cercanos. Hacía falta un descuido notable para despeñarse, pero una conversación podía propiciarlo.

Hasta que no encaminaron la ladera sin precipicios cercana al acceso del castillo, Berinian no se permitió volver a conversar con Dalla con cierto distendimiento.

- Por fin llegamos, mi señora... y no somos los únicos - evidenció haciendo un gesto de barbilla hacia el frente, donde ya a lo lejos se divisaba abundante gente frente al portón de entrada del enorme castillo enclavado entre las montañas.

Campesinos, mercaderes menores y buhoneros, lugareños y demás copaban el acceso a la fortaleza. Aunque no solo ellos.

Y hasta la nobleza hace cola, pensó enarcando una ceja, divertido, al observar cómo una mujer muy bien vestida, noble a todas luces, con una luchadora guardaespaldas, esperaban serenamente la apertura de las puertas.

Advirtió los primero copos de nieve que caían y el gélido viento que lo acompañaba. Berinian frunció el ceño, ya que no le hacía ninguna gracia el frío extremo, aunque había aprendido a tolerarlo.

- Con vuestro permiso - se excusó de la noble amazona mientras hizo un par de gestos a los hombres para que sacaran las mantas a la que se aseguró que el frío no dañaba las mercancías, cubriéndolas adecuadamente. Las sobrantes las repartió entre él y sus hombres. Alguna restó, merced de las bajas en la refriega, y tuvo la intención de cedérsela a la Dama del Lago Serpiente, pero observó cómo esta se arrebujaba en una excelente capa de pieles y posiblemente era la que menos lo necesitaba de todos los presentes.

Con la manta en la mano, el hombre miró a su alrededor, vio, sonrió y se dirigió a una persona desconocida pero localizada.

- Buenas noches - saludó a la mujer elegantemente ataviada, preparada para desenvolverse en una corte pero, a primera vista, no para hacerlo con el frío invernal -. Tal vez la espera se haga larga y con esto se os haga más llevadero - dijo extendiendo el brazo hacia ella y ofreciéndole la manta.

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01/12/2017, 21:43
Alanna Salazar del Bosque de Frutos

Sacó una de sus manos del calor que le aportaba su capa esperándo que uno de esos copos de nieve que comenzaban a caer lentamente tocase su fina piel. Los ojos de todos los que se encontraban allí iban quedándose enbobados siguiendo los movimientos oscilantes del descenso de esos puntos blancos que desaparecían al tocar el suelo, aún no estaba cuajando pero en breve el blanco cubriría todo el pavimento.
Una pequeña ráfaga de viento hizo estremecer el cuerpo de Alanna, cruzó sus brazos para darse calor y tembló. Sus labios iban adquiriendo un color grisáceo, se agrietaban y sus ojos parecían más profundos por las ojeras que había ido acumulando.
Sino entramos pronto, el frío acabará con muchos de nosotros- Giró su rostro semioculto por su pelo negro, el viento lo agitaba y ella no era capaz de sacar las manos para acicalarse. Las ropas que llevaba eran de calidad, elegantes y esculpian su figura pero no estaban pensadas para soportar las inclemencias del tiempo. Al ver acercarse a la comitiva no le alteró, hasta que vio a ese hombre que le tendió una manta. En otra circunstancia jamás la hubiese aceptado, tabúes de las clases sociales, pero no hoy. Cuando el frío te atenaza tu cerebro no puedes pensar con claridad y comienzan a castañear los dientes, una manta es un poco de agua en el desierto -Gra- Gracias- Alargó su mano y se puso la manta sobre su capa de terciopelo -Mi nombre es Alanna y puedes estar seguro que tú gesto no será olvidado ¿Cual es tu nombre? Quiero conocer al hombre con el que he contraído esta deuda- Era un hombre atractivo y bastante más alto que Alanna, algo habitual ya que ella no alcanzaba el metro sesenta de estatura. Tener que pedir cobijo en castillo de Brisa no le hacia ninguna gracia y mucho menos cuando recordaba la mirada del Duque Yannur sobre ella, saber que tendría que evitarlo o él la acorralaría en cualquier lugar para ponerle sus manos encima... Quizás un hombre atractivo como este, no solo le daría calor en las frías noches, también podría evitar que el Duque se sobrepasara con ella. Suposiciones llevabas a su mente por las bajas temperaturas y casi eliminadas al ver que no venía solo, entre el gentío, una bella mujer le acompañaba

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02/12/2017, 16:19
Berinian Kanan

- Mi nombre es Berinian, a vuestro servicio - se presentó educadamente levantándose levemente el sombrero de ala en señal de saludo -. Agradeceré vuestra memoria y vuestra deuda conmigo asciende a cinco platas, el precio de una manta - dijo como quien sabe del valor de las cosas, con una sonrisa jocosa -. Mas saber que el que me tengais en consideración hace que la deuda esté saldada. Con creces - añadió acrecentando su sonrisa.

No le pasó por alto que la dama deseaba no solo conocer su nombre, si no también al hombre que lo portaba. Gentilmente accedió.

- No hay mucho que decir de mi, mi señora. Soy un marino mercante que tras la caída de los puertos libres de Meridian se ha visto forzado a trasladar su mercancía al único feudo que aun resiste a los invasores: Brisa. Ascendí con mi barco por el río y dejado este en una cala no muy lejana he realizado el último tramo de la ruta en carro, ayudado y escoltado por la noble Dalla - señaló a la amazona guerrera -. Y heme aquí - concluyó someramente.

- ¿Y qué puede contarme de sí la dama que ha endeudado conmigo? - preguntó sin perder su sonrisa pese a la nieve y el viento.

Al mal tiempo, buena cara. Y si seguimos mucho tiempo aquí, en la intemperie, se me va a poner cara de tonto. Eso sí, muy feliz. ¿Cuando carajos va a abrir este duque la puerta?, se preguntó.

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06/12/2017, 11:11
Alanna Salazar del Bosque de Frutos

Ese hombre era más de lo que podía esperar, su tono de voz, su seguridad en sí mismo, sumado a su gentileza era algo digno de observar. Sus palabras le habían dado pie a entablar conversación y quién sabe si una amistad -Mi nombre es Alanna Velazko del bosque de Frutas, cinco platas son poco para la ayuda prestada y no está saldada, mi linaje, mi cuna y mis enseñanzas, así lo prohíben. La deuda será saldada más adelante pues ahora no tengo monedas que ofrecer y en ningun caso serían suficientes para cubrir lo que habías hecho- Sacó su mano derecha del calor de la manta que se había colocado sobre los hombros y con la palma hacia abajo se la acercó para que la besara -Recordaré siempre vuestro nombre y vuestro rostro está ya grabado en mi memoria. No se cuanto tardaré pero encontraré la forma de satisfacer la deuda plenamente y con loa interés correspondientes- Alanna mantenía sus ojos fijos en el rostro de Berinian, le intrigaba su barba que en otra situación diferente ya hubiese acariciado para comprobar el espesor y lo cuidada que realmente estuviese.
Una nueva ráfaga de viento hizo que Alanna volviese a tiritar de frío, debía entrar pronto para que los muros de piedra hicieses de parapeto al gélido viento, que el calor de las chimenas que seguramente ardiesen en el interior, calentasen los cuerpos helados, que un caldo de verduras descendiese por la garganta llevando a su paso la calided del amanecer mientras, quien sabe, podría disfrutar de la conversación de Berinian.

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07/12/2017, 18:15
Director

Un extraño ruido se prolongo que ilusiono a todos, era como el de roca raspando roca, y un pesado engranaje empezando a moverse, chirriando, al mismo tiempo que un monton de cadenas y lentamente, como con cansancio, el puente levadizo y la empalizada empezaron a moverse. El Primero a bajar y el segundo a levantarse, lentamente, el proceso duro aproximadamente unos cinco minutos.
Los campesinos alrededor empezaron a emocionarse, y en el frente a apretujarse para pasar, pero unos guardias, bordeándola quincena, salieron con las pesadas túnicas acolchadas y los capacetes de hierro a hacer camino a la nobleza. Identificaron rápidamente a Dalla y a Alanna, y les permitieron el paso, junto con una una mujer, que había pasado desapercibida con una capa gris. Ellas tres pasaron primero, finalmente, quien parecía oficiar como líder, alguna clase de cabo o sargento entre los soldados, observo la comitiva de Berinian, y le presto atención. El sabia que hacer, y en el saludo “endulzo” un poco la situación con un rápido pase de manos, una revisión de papeles, y el fue el primero en pasar entre toda la gente que esperaba, el primero entre los comunes, claro.
Luego de un paseo de varios minutos, en el que las Damas, se separaron de la “chuma”, llegaron hasta unas habitaciones mas comodas, donde les llevaron el equipaje.
Una especie de mayordomo, les ofreció a las Damas, al tiempo que les daban bebidas de suave vino afrutado.
- Dama Dalla del Lago Serpiente, presumo. Bienvenida…- ligera inclinación. – Mi nombre es Reorn, soy el mayordomo del castillo inferior. El Señor Duque le ofrece la hospitalidad del castillo Brisa. Sus hombres puede acomodarlos en el sector inferior, donde se les dara lugar entre las barracas.-
Se giro a Alanna, y le pregunto quien era. Luego de asentir.- Señora Velazko del Bosque de Frutos. El Duque se alegrara mucho de verla. Haga el favor de recibir también la hospitalidad de la casa. Y acompañarme. Sus pertenencias serán llevadas por nuestros siervos, descuiden.-
Y se giro a la figura encapuchada de Gris, y se revelo como una elfa pequeña, de metro sesenta y cabellos casi blancos, sonriente. El mayordomo pareció sorprendido.- ¡Embajadora!-
Ella se inclino graciosamente.- Mi buen Reorn, es un gusto volver a veros. Habeis envejecido en estos años.- dijo aunque su rostro se mantenía calido y en paz.
- Vos solo habéis embellecido aun mas.-
- Como esta vuestro vil Duque.-
- Igual que siempre.- respondió diplomático.
- Os anunciare.-
llego un paje, quien informo algo en el oído al mayordomo.
- Damas, Embajadora. Nos acompañara un comerciante, cuyos negocios interesan a su señoria de Yannur.- indico.
Asi fue, como los cuatro ingresaron al Castillo.

Notas de juego

bienvenidos.