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Crónicas de los Condenados. [+18] Cap 2: Intrigas Palaciegas

[Capitulo 2- Dia 1 20 hs.] La Taberna - 1 Nivel.- Comerciantes.

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11/02/2018, 23:54
Director

Antes de que la conversación pudiera continuar, el ruido de unos tacos pisando el suelo de madera indicó que había invitados. No tardo mucho en aparecer Marna Berenna, aquella mestiza de cuerpo voluptuoso, piel profundamente morena, sobre la cual muchas horas bajo el sol se adivinaban con total facilidad, signo de tiempo en alta mar. Estaba vestida esta vez con una camisa suelta y desabrochada sobre el cual el escote era fácilmente visible, unos pantalones de cuerpo con botas altas de marino, y ese andar desgarbado de los que no se acostumbran del todo a estar en tierra firme.

En una taberna con un tabernero que estaba detrás de la barra, con la mayoría de las mesas vacias a esta hora, se encontraba Berinian [Dejo la descripción a el] y una mujer morena, similar a Marna, de cabellos trenzados ancha pero de rasgos y curvas agradables. Estaban bebiendo una bebida transparente, en una botella como las que se sirven Ron, pero mas grande.
Marna no ingreso sola. Una mujer de rasgos extremadamente delicados, piel blanca, vestida con un corse, y unos pantalones a rayas oscuras y rojas, ingreso. Su largo cabello pelirrojo caia hasta casi sus rodillas, y caminaba contoneándose, aunque no tanto como la marino.

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11/02/2018, 23:54
Adara Seyah

La mujer morena observo a los demás, y les hizo un gesto para que se aproximaran.

- Vaya, debe ser gente de ultima hora, no conozco a nadie de los presentes. - dijo levantándose. - ¿Desean sentarse en nuestra mesa? están invitados

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12/02/2018, 00:04
Berinian Kanan

Notas de juego

Se conocen Marna y Berinian o esto es anterior a la biblioteca?

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12/02/2018, 00:19
Marna Berenna

Aquél intratable frío, especialmente para un animal de cálido clima como ella, sólo aumentaba el deseo insostenible de envolverse en un manto interno de lo mas fuerte que allí tendrían. Agradecía por andarse de nuevo cómoda, su peor carácter salía en aquellas ataviadas ropas sociales y elegantes, por el momento una taberna sólo parecía ser el único lugar que podía serle conocido; la camisa de lana doblaba su torso en tamaño, pero era lo suficientemente grande como para abarcar sus bellos senos, en forma de dos grandes melones, que se encontraban libres a la vista gracias a su caída en el menudo cuerpo de Marna y dos botones desabrochados, sus vendas las había dejado en la habitación, y podían balancearse con el vaivén de su cuerpo sin obstáculos. El borde de la misma se encontraba prolijamente metida dentro de un pantalón de grueso cuero marrón oscuro, cuyo alrededor se sostenía con un ancho cinturón de hebilla dorada, era mil veces mejor que aquel ajustado pantalón que había usado en la reunión, pero aún así le cubría de forma que marcaba sus bellas y largas piernas que caminaban a largas zancadas, dejando ver en el proceso el contoneo de sus anchas caderas que enmarcaban un formado y moldeado trasero que acompañaban el baile. Para cerrar sobre todo eso se había puesto unas anchas medias de lana que cubrían hasta debajo de sus rodillas, al menos tres pares para no sentir el frío, siendo el toque final unas botas de caña alta color negro con un taco ancho, más por postura, ya que altura no le faltaba midiendo casi dos metros.

Sin tiempo para buscar su amada cinta atinó a tomar el hilo de algodón que sostenía su ropa de dormir cuando se cambiaba, y con este alcanzó a atarse una cola lo bastante alta, atando sus cabellos lo suficientemente fuertes para que se mantengan en su lugar, y así finalmente despejar su rostro de ellos de esa forma su larga cola de caballo llegaba tan solo a rozar su trasero, sin molestarle enredándose por ahí. 

Se acomodó mejor su largo abrigo de capitana, agradeciendo que sea tan largo, mientras caminaba por aquellos pasillos desconocidos, todo lo que había vivido hoy recorría su mente mientras se dirigía a la taberna, aunque iba con el alto cuello levantado aún podía sentir el frío del castillo entrando por su nuca, o tal vez era un presentimiento.

Abrió la puerta con aquella seguridad de quién entra a su casa, aunque lucía mas relajada su porte elegante no perdía peso, mientras sus zancadas resonaban en el lugar acompañados de aquel rostro sereno e inmutable de la morena. Tan sólo dos pasos dio cuando su vista se fijó en Berinian, acompañado de alguna mujer, tal vez mercader quien enseguida le propuso compartir la charla, la miró ligeramente sorprendida, aunque por dentro contenía un suspiro resignado, y se acercó para saludar. 

- Os saludo de nuevo, Señor Kanan, puedo ver que no pierde tiempo para los negocios. - saludó con total calma y cortesía, mostrando una ligera sonrisa en sus carnosos labios. Luego prestó su vista a la mujer, compartiendo su sonrisa con ella, inclinó ligeramente el torso en saludo, sin sentarse. - Buenas noches también a usted Dama... - esperó a que ésta se presentase y se levantó. - ... mi nombre es Marna Berena, un gusto. Sabrán disculpar, pero deseo sentarme un momento en la barra. Prometo sentarme luego, si la invitación continua disponible. - se disculpó más con cortesía que con sentimiento. Debía pensar mucho sus palabras para cuidar su lenguaje. 

Luego del intercambio de palabras con ambos se dirigió hacía una butaca, un poco alejada de los dos personajes en la mesa, y se sentó directo en la barra. 

- Buenas noches, señor. - Saludó con una media sonrisa mostrando sus bellos dientes, reclinándose ligeramente para acomodarse en la tabla, depositó unas monedas prosiguiendo. - Lo más fuerte que tenga, una jarra. - echó una mirada al lugar mientras le traían lo pedido, cuando el tabernero le sirvió volvió a mirarle con sus ojos dorados. - Soy nueva por aquí, caí de improvisto atrapada por la tormenta. - contó sin pregunta, y una ligera sonrisa, volvió a fijar su vista en la taberna. - ¿Qué puede decirme del lugar? - inquirió con tranquilidad.

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12/02/2018, 02:24
Director

Notas de juego

Si, se conocen. Hace una hora paso lo de la Dama Harper.

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12/02/2018, 12:42
Berinian Kanan

Puso atención a lo que su acompañante tenía que decirle... y esta se interrumpió para levantar la cabeza observar a nuevas personas entrando, levantarse y hacerles señas para que se acercaran, como una jovencita entusiasta y extrovertida que quiere confraternizar con el primer extraño que se le cruza. Berinian suspiró resignado.

Qué volatil es esta mujer. Creo que le ha dado demasiado a la "Muerte Blanca", reconoció, levantándose de mala gana, a pesar de no demostrarlo, para recibir a las personas que cruzaban la puerta de la taberna. De pie su indumentaria era más evidente: una casaca azulada, elegante, aunque algo deslustrada por el uso, de buen paño y adornada a modo de oficial de marina. Pantalones a juego y botas altas. Coronaba el conjunto un sombrero de ala ancha, que el hombre empleó para saludar, llevándose el pulgar e indice al ala y realizar una suave inclinación del sombrero.

Emitió una leve sonrisa condescendiente al reconocer a una de las dos personas y a su grácil andar, recreándose en él y sus curvas los instantes previos a su llegada.

- Capitana Berenna, cuanto tiempo - saludó educadamente, con una sonrisa cáustica -. Ya ve, el negocio es el negocio. Deformación profesional - admitió -. Y vos, ¿No deseáis acompañarnos? Una lástima, nos perdemos una gran conversadora - afirmó con una mirada sardónica -. Tal vez más tarde - asintió a las pretensiones de la mujer de ir por su cuenta.

Vaya, prefiere al tabernero, pensó mordazmente al ver que trataba de entablar conversación con él.

Su mirada se desvió después a la otra figura. Una mujer que no conocía. De rasgos suaves y hermosos, con una cabellera larga y fogosa, el hombre no pudo más que asentir, muy conforme con lo que veía. A la expectativa de si hacía acuso de recibo de la llamada e invitación de su compañera.

Un pensamiento recorrió su mente mientras observó a las tres mujeres cerca de él: todas eran hermosas, a su manera. De hecho, desde que entrara, a excepción de una anciana que en su pasado debió albergar una enorme belleza... no había visto a ninguna mujer que no hiciera contener la respiración a un hombre en algún momento debido a su gran presencia. Por un lado le gustó pero por otro le escamó, preguntándose si aquello respondía a un patrón exigido por el anfitrión.

Luego pensó en su presencia en aquel lugar y se encogió de hombros, comprendiendo que esos parámetros parecían ser mucho más laxos en su género.

Yo no soy lo que se dice un príncipe azul, se burló de sí mismo. Aunque de azul sí que voy, admitió burlesco.

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14/02/2018, 02:18
Krista

El trayecto a la taberna me parecio eterno, seguía absorta en mis pensamientos que ni si quiera reparé en la mujer que habia entrado casi junto conmigo, mucho menos en la otra que se habia dirigido a nosotras, estaba tan ensimismada en mi propia mente que apenas percibí todo lo que ocurría a mi alrededor. 

El corsé de cuero que llevaba puesto se ajustaba a mi figura como si fuese una segunda piel, bajaba hasta la cintura donde se fundía con el pantalon a rayas, llevaba un sinfín de cinturones y cadenillas, botas altas, todo era de cuero y hecho a la medida. Mis cabellos iban sueltos y eran de un rojo tan intenso que el contraste entre la palidez y los ojos verdes era difícil de pasar desapercibido.

Entre a la taberna a paso firme, sin levantar la vista del suelo, camine unos pasos y me topé con un banco, con el cual casi me doy de bruces, eso fue lo que me sacó de mi eje, miré al hombre que acababa de levantarse de su mesa, mis ojos color esmeralda fueron a parar directo a los suyos, luego caí en la cuenta de que no estaba solo y saludé con un gesto de la cabeza, aun sin decir palabra alguna, por unos instantes permanecí inmóvil, luego sonreí, dirigiéndome a ellos, disculpad venía dándole vueltas a un asunto... pensé que sería la única aquí a estas horas, supongo que me vendría bien la compañía, mi nombre es Krista, me acerqué a la barra antes, echándole una mirada lujuriosa a Marna, bebere lo mismo que ella, dije al cantinero señalando con la cabeza a la marino. Parece que tampoco has tenido una noche buena, aunque yo no no necesito ese tipo de excusas para beber, le sonreí de medio lado, encogiéndome de hombros. Al parecer ella y el hombre de azul ya se conocían o al menos esa era mi sensación.

El trayecto a la taberna me parecio eterno, seguía absorta en mis pensamientos que ni si quiera reparé en la mujer que habia entrado casi junto conmigo, mucho menos en la otra que se habia dirigido a nosotras, estaba tan ensimismada en mi propia mente que apenas percibí todo lo que ocurría a mi alrededor. 
El corsé de cuero que llevaba puesto se ajustaba a mi figura como si fuese una segunda piel, bajaba hasta la cintura donde se fundía con el pantalon a rayas, llevaba un sinfín de cinturones y cadenillas, botas altas, todo era de cuero y hecho a la medida. Mis cabellos iban sueltos y eran de un rojo tan intenso que el contraste entre la piel blanquesina y los ojos verdes era difícil de pasar desapercibido.

Entre a la taberna a paso firme, sin levantar la vista del suelo, camine unos pasos y me topé con un banco, con el cual casi me doy de bruces, eso fue lo que me sacó de mi eje, miré al hombre que acababa de levantarse de su mesa, mis ojos color esmeralda fueron a parar directo a los suyos, luego caí en la cuenta de que no estaba solo y saludé con un gesto de la cabeza, aun sin decir palabra alguna. Sonreí, dirigiéndome a ellos, disculpad venía dándole vueltas a un asunto... pensé que sería la única aquí a estas horas, supongo que me vendría bien la compañía, mi nombre es Krista, 
me acerqué a la barra antes, echándole una mirada lujuriosa a Marna, bebere lo mismo que ella, dije al cantinero señalando con la cabeza a la marino. Parece que tampoco has tenido una noche buena, aunque yo no no necesito ese tipo de excusas para beber, le sonreí de medio lado, encogiéndome de hombros. Al parecer ella y el hombre de azul ya se conocían o al menos esa era mi sensación.

 

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14/02/2018, 13:05
Berinian Kanan

Tan pronto como Marna se alejó de ellos, dejó al descubierto algo más atrás, la visión de la mujer de cabello fogoso y aspecto dubitativo. Dubitativa en donde sentarse pero clara en sus gustos, al juzgar cómo miraba a la capitana cuando esta se alejó. Berinian no pudo más que reprimir una sonrisa. Las mujeres en aquel castillo parecieran haber sido seleccionadas, antes de permitirles el paso, no solo por su innegable belleza, sino por sus tendencias y voluptuosidad.

Para un hombre resultaba, hasta cierto punto, excitantemente perturbador. Cómo si aquella concentración de tanta hermosura no fuera algo posible a no ser que fuese algo... concertado. Algo planeado. El meridianense, debido a su trabajo, había conocido situaciones similares donde se requería el abundante abastecimiento de sus productos por parte de poderosos para organizar veladas donde predominaban la exaltación de los sentidos más primarios y el desenfreno. Y de alguna manera, el hombre presentía que su anfitrión podría estar preparando un ambiente similar.

Vaya, Yves, cómo te las gastas, pensó mordazmente.

Parpadeó unos instantes para volver en sí y darse cuenta cómo la desconocida se encaraba hacia su posición mirándolo fijamente, a los ojos. Los brillantes ojos verdes de la joven lo observaron con detenimiento, algo que el marino replicó con los suyos de igual modo. Lo que vio le hizo sonreír levemente por la comisura de los labios, admirando lo que veía y haciéndole ahondar en la idea que tanta mujer hermosa en aquel sitio concreto no era fruto de la casualidad.

- Bienvenida. Berinian Kanan, a su servicio - saludó educadamente, presentándose, alzando un poco su sombrero y realizando un leve inclinación de cabeza cuando la joven se acercó a saludar y presentarse. No añadió nada más por el momento ya que su compañera era quien había atraído a la mujer y lo más correcto sería que fuese ella quien se presentase y le invitara a sentarse, a pesar que el hombre estaba de acuerdo.

La mujer quiso acercarse antes a la barra y pedir lo mismo que Marna, mientras la estudiaba de una manera en la que solo lo hacen aquellos que pueden desnudar con miradas.

Sí, se percibe en el ambiente.

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18/02/2018, 03:24
Director

Marna no obtuvo demasiada información del Posadero, quien encogiéndose de hombros, se limito a servirle al tiempo que hacia un gesto con la boca que hizo al mostacho, hizo irse de un lado a otro. Sirvió una jarra de algo tremendamente espumoso, que se diluyo a los pocos segundos y luego soltó una cantidad de liquido verde en el lugar, que cambio el fervor, cobro y siguió en sus cosas: Limpiar jarros y copas.

Ante el pedido de Krista, asintió y sirvió lo mismo, con el mismo efecto, aunque a ambas les asombro el costo de la bebida, era casi diez cervezas juntas.

Notas de juego

Salven oculto ambas.

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18/02/2018, 03:28
Adara Seyah

¿Un descanso para los ojos, no es así, Señor Kanan? dijo ligeramente socarrona la bebedora compulsiva de Muerte Blanca, al tiempo que seguía bebiendo ahora entrecerrándolo los ojos la mujer. Había seguido a ambas con la mirada, demostrando un interés que iba mas allá del profesional.
- En todo caso no hay mucho que pueda decirle, excepto rumores. Unos días antes de que llegara usted, el primer día de mi llegada aquí, cuando el castillo estaba abierto aun, un contingente llego, todo oculto con varios soldados mercenarios transportando una carreta, pero no las de lujo, o las de mercancías, si no una con las que se llevan a las personas, aquellas con barrotes. Veinte hombres para un solo esclavo me parece mucho, y luego hombres adjuntos al Duque me han hecho pasar la voz de que tenían alguien que interesaría vender al Duque por una cifra exorbitante. Me informaron que luego me darían mas información, pero luego no pude ver mas a mis contactos. Pense que le interesaría dicha información.-

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18/02/2018, 12:52
Berinian Kanan
Sólo para el director

A ver que tal les sienta el bebedizo, pensó con una sonrisa sardónica mientras asentía a Krista y su observación sobre las dos jóvenes. Se figuró que podría ser lo que habrían pedido. Desconocía si eran buenas bebedoras, se querían hacer las duras o sencillamente buscaban la vía más rápida para emborracharse. Probablemente todo a la vez.

- Parece que la cita con el tabernero no le va bien a Marna - susurró a su acompañante con tono socarrón, volviendo a mirar a la comerciante y prestando su atención a lo que decía en los momentos que ninguna de las dos nuevas adquisiciones de la taberna se hallaban ausentes.

Enarcó una ceja, de una manera característica en él, tan pronto su interlocutora relató de lo acontecido.

¿Un esclavo... o un prisionero?, se preguntó ante tanta seguridad.

- Me interesa, sin duda - asintió honestamente -. ¿Sabríais por ventura donde custodian a ese esclavo? Si le digo la verdad, me interesaría poder ojearlo - confesó intrigado. Probablemente sería un lugar restringido, pero eso ya sería problema suyo.

Berinian sonrió ante el comentario de Krista sobre las dos jovenes, deleitándose esta con el desfile de preciosas mujeres que abundaban en el castillo y mostrando así cierto espíritu libidinoso de la mujer de piel de ébano. El marino recapituló y advirtió cómo casi todas las hembras con las que había coincidido en el castillo evidenciaban un comportamiento libertino, no teniendo reparos en mostrar gustos por otras mujeres. Aquello, en algunas, podría ser comprensible. En casi todas... inusual. Y eso le hizo preguntarse si no estaría asistiendo a un próximo lupanar donde el Duque había reunido a un selecto grupo de féminas lujuriosas.

- ¿Por qué casi todas las mujeres de este castillo, vos incluida, son tan... exuberantes? - preguntó en tono distraído.

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19/02/2018, 00:16
Krista
- Tiradas (1)

Notas de juego

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21/02/2018, 20:40
Director

Quizas la costumbre de Beber mas de la cuenta no iba bien con Krista, quien enseguida noto como a pesar de haber tomado los recaudos convenientes como comer y beber algo antes, no servían de nada ante la poderosa bebida del Posadero. Sintio un hervor en toda la garganta y el esófago y estomago calientes ante la misma. Tambien bastante menos inhibida de lo normal, aunque todavía en control de sus acciones. Con dos de esas bebidas no recordaría que había hecho, ni que destrozos había causado.

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21/02/2018, 20:49
Marna Berenna

Marna observo al posadero y golpeo con el vaso la mesa. Indignada. ¿Quien se creía que era? Luego de mirarlo de forma como si el hombre oliera de mala manera, le solto. Poniendo ambas manos cerradas en puños sobre las caderas de forma de resaltar el escote.
- Sois un siervo glorificado. Pero he de comportarme aquí. Hablare de vos con el noble y me asegure de que no paseis un buen momento, Bufon.- Se giro ante Berinian. – Nos veremos mas Tarde, Señor Kanan.
Saludo a ambas mujeres restantes y se fue de allí.

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21/02/2018, 20:52
Adara Seyah

Adara sonrio ante el elogio, y respondió, con dejos de la sonrisa en la voz.
- Oh, yo no soy hermosa. Se que soy… voluptuosa y saco partido de ello. Os distrae en los negociados y puedo ofrecerlo, llegado el caso. No me molesta yacer con hombres, aunque mis preferencias sean otras.
Observo el trasero de Krista, sin ningún pudor.
- Desde luego el Duque las prefiere hermosas. No dudara en meter en su cama a todas las que pueda convencer, seducir, extorsionar, chantajear o comprar. Ya lo ha hecho dos veces conmigo. Favoreció las ventas. Tened cuidado, he oído rumores que no tiene preferencias de genero.
Se encogió de hombros, haciendo que en su escote fuera visible como los senos se juntaban al hacerlo, y se acerco, para hablar algo en secreto. Ves? Seguro vuestra mirada esta en mi escote y no en los negocios. No enteramente. sonrio de nuevo con esos labios tan gruesos.Lo que escuche es que esta en el tercer sotano, una de las zonas mas custodiadas. Escuche que solo los mismos guardias pueden ir al mediodía y a medianoche, y que es inseguro en otro momento.

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21/02/2018, 20:54
Director

En tanto en la posada, Marna se habia retirado, contoneándose, y tanto berinian como la mujer que parecía ser también alguna clase de marinera de piel oscura por el sol como natural, seguían hablando y cuchicheandodo entre si. El posadero le ofreció otra bebida a Krista, interrumpiendo el limpiar un vaso y levantando un ceja de forma inquisitiva.

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22/02/2018, 23:42
Berinian Kanan
Sólo para el director

Berinian seguía observando a la piel de ébano, escuchándola. Finalmente negó con la cabeza, dedicándole una sonrisa.

- Hay muchos tipos de belleza, Adara - la contradijo amablemente mientras su mirada, en efecto la estudiaba. A su ver la mujer se equivocaba también en otro aspecto: la distracción. La observancia a la mujer se debía a otro motivos más prácticos, no a una simple fijación sexual.

¿También te tiran las mujeres, eh? Como a la mayoría de las que he encontrado en este lugar, pensó con divertida ironía sin expresar que aquello comenzaba a parecer un nido de lesbianas.

El saber que el Duque le daba a todo arrancó una leve mueca de desagrado en una comisura de los labios. El meridianense había trabajado mucho para señores viciosos que pedían sus mercancías masculinas para este tipo de gustos. El dinero era el dinero, pero en el fondo de su ser compadecía a los jovenes esclavos condenados a ser efebos sin desearlo. El compartir lecho con otro hombre le resultaba tan... antinatural. El tener que dar le resultaba grimoso, mientras que el recibir le era odioso. Para él eso no era algo nuevo, pero hacía muchos años que había logrado dejar eso atrás.

- Espero no necesitar este para hacer un buen negocio - admitió con sorna dándose un par de suaves nalgadas -. Y así que vos habéis estado dos veces en su lecho. Caramba, sois una negociadora de temer - le reconoció sonriente -. Decidme, ¿Cómo es él? - le preguntó con franco interés -. No en la cama, quiero decir. Como persona.

Al comentario de la mujer sobre su distracción a sus pechos Berinian ensanchó su sonrisa y asintió. No obstante era un asentimiento falso, cómo diciendo "sí, que te crees tú eso" ya que llevaba toda la noche observándola, evaluándola, admirándola, pero no por deseo, sino por deformación profesional: el esclavista se imaginaba el potencial de Adara si por avatares de la vida perdiese su libertad y fuera vendida como esclava. Lo que haría falta para domarla y en qué tipo de esclava la convertiría en el hipotético caso que cayese en sus manos.

Una "Completa", admitió conforme, asintiendo con la cabeza engañosamente, como si aceptara una de las afirmaciones de la comerciante. Sus preferidas. Inteligente, con carácter, agradable para hablar de todo tipo de cosas y sin duda excelente en la cama. No un simple pedazo de preciosa carne para follar, convino.

¿Tercer sótano? Ahora me entero que hay un segundo, se dijo el hombre.

- Vaya, una lástima. Pensé que tal vez los invitados podrían tener el beneplácito para libre acceso y observación. Bueno, gracias por la información de todos modos - agradeció sincero.

¿Cambio de guardia a medianoche, eh? Aun falta un rato, pero tampoco tanto. Deberé ir pensando en dejar este sitio de aquí a poco, reflexionó. En ese instante giró el rostro y observó a la tal Krista, demorándose en la barra con el posadero.

Este hombre está triunfando esta noche, pensó ensanchando su habitual sonrisa. Me pregunto si será su tupido bigote, su sucio mandil o que le echa algo a las bebidas que las vuelve locas.

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23/02/2018, 00:32
Berinian Kanan

Berinian observó la escena entre Marna y el posadero. Al parecer la cita no había ido bien y el hombre le daba calabazas. ¡Qué desfachatez!

Cuando la capitana salió airada amenazando al tabernero, se despidió con premura del meridianense y la comerciante. El hombre asintió con la cabeza y alzó levemente la mano en señal de despedida.

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27/02/2018, 18:33
Adara Seyah

- Asqueroso. Ah… os réferis en otro lado. Pues… asqueroso. Creo que si un Hedonista copulara con un Sádico, en el embrión de una serpiente narcisista salida de la nobleza, saldría algo más digno que el Duque. Pero tiene dinero, y ante la destrucción de Vandalheim era el único lugar al que podía correr sin cambiar de credenciales. Espero que cuando el rio este descongelado, podre zarpar con premura de aqui -
Adara observo el sombrero de Berinian con admiración. –Vuestro sombrero es espectacular. ¿Acaso lo vendéis? Tengo un saco que haría juego con el perfectamente. -
Luego pareció quedarse pensando en algo que dijo Kanan, para agregarle
- ¿No os dijo el Duque que había solo lugares seguros en la fortaleza? Extraño, le encanta asustar a sus invitados y no le gusta que metan sus narices donde nadie las llama. Solo hay pocos que parecen gozar de alguna inmunidad, como la arpía desdentada de Harper. Si no fuera excelente con sus productos de alquimia, diría que hace rato estaría en el espetón para los monstruos que seguro se guardan en los calabozos. Si es que tienen el estomago para ello.

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27/02/2018, 18:35
Adara Seyah

La mujer de aspecto marinero, tostada saludo a Krista, y le indico con gestos de la mano que viniera a la mesa.
- Venid con nosotros, en la mesa hay amplio espacio y bebida tolerable, Señorita…No es asi, Maese Kanan-