Partida Rol por web

La mediana bajó la mirada al oír hablar de esa "elfa sombría" de la posada. Cuanto más lo recordaba, más le parecía que había pasado una eternidad desde que se conocieron allí, que habían pasado años... En vez de los pocos meses que habían sido en realidad. Había pasado demasiado en demasiado poco tiempo. Y el motivo por el que había venido al Norte se le hacía cada vez más absurdo. Sin embargo, levantó de pronto la mirada al escuchar lo que les contaba Nizalian. Otro cuento de viejas que resultará ser real...

- ¿"Necromagia"? Pero eso... ¿Quién puede hacer algo así? ¿Es otro de esos muertos andantes que ha decidido despertar a sus amigos? - preguntó Ussia, sin tener muy claro de qué estaban hablando. Como siempre que hablan de cosas mágicas. - Y no, no te hemos seguido... En la aldea nos hablaron de un caballero que había entrado en los bosques... - hizo un gesto señalándole con la mano, dado que la descripción encajaba bastante bien - ... pero había sido ya tiempo y creo que no tenían muchas esperanzas de que siguieras con vida. Y nosotros solo entramos para acabar con el supuesto "monstruo" y poder cruzar el bosque sin problemas... Pero esto es bastante distinto a lo que esperábamos.

Al ver que la pose de caballero imponente se iba rompiendo según se iba acabando el fragor de la batalla, Ussia vio cómo Yriel ya se encargaba de la bebida, así que ella decidió sacar alguna de las raciones que tenía y se apresuró a tendérsela. En su familia, pasar hambre era algo inaceptable e incluso si Nizalian no les hubiera salvado, le habría dado parte de sus raciones igualmente.

Tras recoger algunos enseres de los que reconoció, el desdentado Hans, la chillones de Marion, el pequeño Jeremías y otros muchos, el elfo se fue a un lado, bajo un árbol mientras las palabras de la conversación le llegaban a sus agudos oídos. Parecía que no estuviera prestando atención, pero sin duda no era así, estaba muy atento, a dos cosas al mismo tiempo; puede que fuera un iletrado, pero de tonto no tenía ni un pétalo.

Junto los pequeños objetos y los enterró bajo el árbol, entre sus raíces, rascando en ellas para que la savia brotara con lentitud y empapara los últimos recuerdos. Reminiscencias de lo que un día fueron y que Arahan lloró en silencio mientras susurraba una canción de despedida en su lengua materna, que, para un oído nada versado en el silvano, sonaba como si alguien estuviera partiendo la corteza de un árbol. 

Ahí se quedó, acuclillado, tapando la mezcla de savia con bienes materiales que tenían poco valor, sintiendo como su espina dorsal se le erizaba el vello al escuchar aquella palabra, necromagia. 

La sorpresa y el recelo abandonaron el rostro de Nizalian cuando quedó asegurado de que no lo habían seguido, lo que contaba Ussia tenía sentido y ciertamente aquél variopinto grupo no parecía albergar malas o siniestras intenciones. Aceptó el odre de Yriel y dio dos tragos al mismo, devolviendo el pellejo a su propietario - ¿El Imperio Onírico? ¿Es eso lo que buscáis? - preguntó el templario al semielfo, antes de soltar una breve e inesperada carcajada - Por qué no, tampoco esperaba encontrar magia y nigromantes en el Norte, y aquí estamos - aunque sonaba sincero, no parecía pensar que aquella búsqueda fuera a tener éxito alguno.

Ante las dudas de Yriel y Ussia, el tono del caballero se endureció, como hacía cada vez que debía mencionar a aquellas, para él, abominaciones - No, algo así no se ha visto desde tiempos del Gran Nigromante - replicó a la mediana - Nadie ha sido tan necio como para intentarlo de nuevo... o se le ha negado esa posibilidad - dijo, dejando claro de qué forma se había puesto fin a aquella amenaza - En cuanto a sus motivos, no pretendo saberlos ni comprenderlos. Es un brujo más, y cuando de con él, se enfrentará a la ira de Luminaris como tantos otros antes.

Su expresión y su voz se calmaron de nuevo cuando vio que la comerciante le ofrecía de buena gana parte de su comida, aceptándola con una sonrisa y llevándose un trozo de cecina seca a la boca - El agua y la comida serán suficientes, a pesar de mi aspecto, todavía sigo entero. Agradezco el ofrecimiento, de todas formas - respondió a Erin - Si planeáis seguir adentrándoos en este bosque, sabiendo lo que mora en él, mejor será que os vaya con vosotros. La compañía no vendrá mal, y juntos nos defenderemos mejor de cualquier truco que pueda tener guardado ese brujo. No sé dónde se encuentra exactamente, de modo que dudo que le pierda la pista por andar con vosotros. Además, puede que tengáis suerte y todo, ¡Y encontremos esos retos oníricos que estáis buscando! - finalizó con una breve risotada.

Arahan notó la presencia de Duque tras él, el mercenario aguadaba callado se había quitado el yelmo como gesto de respeto por los caídos. No interrumpió las lagrimas del elfo con palabras vacuas, pero cuando el caballero empezó a plantear la partida de aquel lugar se adelantó levemente poniéndole una mano en el hombro al elfo.-Tenemos que irnos, debemos acabar con el que ha hecho esto.-luego se retiró tal y como había venido dándole unos minutos más al afligido elfo mientras el grupo se preparaba para partir.

-No tengo ni idea lo que estáis hablando, soy hombre llano y no entiendo de magia alguna, por mucho que haya vivido en Talestria buena parte de mi vida. Lo que si tengo claro es que mi hoja estará de tú lado para combatir esas cosas y a su creador.-el mercenario estaba decidido a seguir hasta el final, sin embargo se le notaba incomodo, algo estaba turbando su mente. El terror había desaparecido de sus ojos, pero no así todas las dudas lo que les acontecería durante el viaje.

Ussia levantó una ceja, sorprendida, al oírle hablar del Imperio Onírico como si fuera algo realmente común. Por lo demás, se mantuvo escuchando su explicación sobre el nigromante. En cierto modo le aliviaba saber que eso no era precisamente común... hasta el punto de que temía saber cómo de poderoso sería ese brujo y cómo es que no lo habían encontrado antes. Claro que en el Norte parece haber de todo, ya no debería extrañarme tanto... 

Por lo demás, la joven se alegró de que Nizalian fuera con ellos. Podía entender que hubiera cierto recelo por parte de alguno por su destino no tan secreto, pero confiaba en que todos lo aceptasen después de ver cómo les había salvado. Ni siquiera el elfo le ha soltado un borderío... Oh. Ussia se giró para ver cómo Arahan se dedicaba a esa especie de ritual y frunció los labios, apenada por haber pensado otra cosa. En cuanto se pusieron en marcha, la mediana se quedó cerca del cruzado.

- Tengo una pregunta, si no te importa. Esa luz que has provocado antes... Ha sido suficientemente efectiva para acabar con todos ellos. ¿Hay algún modo de que nosotros podamos ser "más" de ayuda? ¿O solo queda pegarles de espadazos hasta que caigan?

Sabiendo ahora que había un gran poder oscuro en esas tierras solo podía imaginar que podría haber un enfrentamiento entre magos. Muchas veces escuchó cuentos de esas luchas entre parcticantes de magia que incluso hablaban de la destrucción de montañas enteras. Las historias a veces se adornaban y esperaba que fuera el caso, pero también quería que algo de espectacularidad sí que hubiera, algo que diera origen a una canción, porqué no. Lo que no le había gustado era la alusión a brujería, no le gustaría que extendiera ese tipo de etiquetas a Nimrod o Erin.

- Solo puedo decir una cosa, te damos la bienvenida. Si vamos a vagar por estas tierras, hagámoslo juntos uniendo nuestras fuerzas, ese nigromante nunca imaginó que tendría que enfrentarse a una delegación de personas de todo el continente.

Diversidad no les faltaba, lo que había faltado era un poco de músculo que era lo que iba a aportar este templario.

Yriel esperó a que Arahan terminara con sus oraciones, tocaría su hombro como modo de expresarle sus condolencias por su pérdida. 

Erin recibió las explicaciones del caballero en silencio y con preocupación: desconfiaba de los hombres armados que hablaban mal de los brujos. De hecho, un escalofrío recorrió su espalda y se sintió realmente incómoda.

Pero fue la afirmación del lucerano de que había vivido en Talestria la que hizo que enarcara una ceja: ¡aquello sí que era una novedad, y no pequeña!

Aunque no era momento de interrogarle sobre aquel particular. De cuanto hubiera podido hacer o decir en aquel momento, lo único que despertó su interés fue el rito funerario que Arahan estaba llevando a cabo. Sin decir nada, se arrodilló a su lado y hundió sus manos en la tierra oscura del bosque para ayudarle a enterrar aquellos objetos. A la canción del elfo unió una plegaria silenciosa en la que rogaba que los espíritus del bosque acogieran a los difuntos, y los Dioses Viejos los guardaran, y los Nuevos les impidieran volver a levantarse.

Arahan seguía con su rito, dando el aspecto de estar abstraído en él, pero en realidad, era capaz de prestar atención a varios frentes al mismo tiempo. Las voces, el eco de los pasos, el rumor de los árboles siendo mecidos en sus copas por un viento ajeno a todo lo que pasaba en tierra. El elfo envidiaba esas cosas, la libertad del viento, la dureza de los árboles, la belleza de las flores. Se sentía desgraciado, pero cuando Erín se colocó a su lado para ayudarle, este la miró y asintió, serio, con surcos de lagrimas resbalando por sus mejillas. Estaba sinceramente agradecido pro el gesto de la mujer, y cuando hubo terminado, se ensució dos dedos de tierra y le dibujó a Erín, en su frente, la runa de los bosques, el apellido del que Arahan fue despojado cuando fue expulsado de la tierra.

No hacían falta palabras, sus ojos lo decían todo. Gracias.

El caballero sonrió de nuevo a Ussia antes de responderle - Mucho me temo que los secretos de Luminaris se reservan para los de su orden - dijo - Pero contra tan mediocres criaturas, el fuego y el acero comunes son lo suficientemente efectivos, vosotros mismos habéis podido comprobarlo - habían acabado con la mitad de la horda por su cuenta antes de la llegada de Tremus, después de todo.

Acompañados ahora por Nizalian, los aventureros reanudaron de nuevo la marcha, dejando atrás el pequeño claro lleno de cadáveres, ahora ya inmóviles, y adentrándose en lo más profundo del bosque.

La presencia del templario parecía tener un efecto tranquilizante, pues dejaron de sentirse obeservados a cada paso que daban y la oscuridad que reinaba en aquella espesura se les hizo menos impenetrable.

A medida que avanzaban, Nizalian fue moviéndose entre el grupo, hablando con algunos de ellos a medida que caminaban.

Arahan sintió una mano posarse en su hombro por detrás de él, dandole un leve apretón. La figura de Nizalian apareció a su lado - Aunque haya estado hablando con los demás, te he visto. Tengo la sensación de que lo que has hecho no era un ritual protocolario por los muertos. Conocías a esa gente, te importaba. ¿Me equivoco? - dijo, con una voz tan llena de calma como de serenidad su rostro - La necromagia es el peor de los crímenes, y no solo por la aberración que representa arrebatarle su alma a la gente. Es duro tener que dar paz de esta forma a alguien, pero cuando ese alguien tiene un significado para nosotros... Es algo que te marca para siempre. Todavía no he olvidado los rostros de aquellos a los que juré defender cuando tuve que pasarlos por la espada, por haber llegado demasiado tarde. En algunas, por fortuna escasas ocasiones, incluso he tenido que acabar con uno de mis hermanos caídos - pasó a hablar de forma más seria y firme - Pero no te equivoques, es algo que hay que hacer. Cualquier cosa es preferible a semejante existencia, y el único y último acto de aprecio que podemos hacer por ellos, es concederles la muerte verdadera.

Duque sintió una mano posarse en su hombro por detrás de él, dandole un leve apretón. La figura de Nizalian apareció a su lado - Resultáis un grupo de lo más extraño. Por lo general, cada raza suele ir acompañada de los suyos, pero vosotros parecéis cada uno de un padre y una madre, como aquél que dice - dijo, con una voz tan llena de calma como de serenidad su rostro - Vuestra historia debe ser muy interesante, sobretodo teniendo en cuenta qué es lo que buscáis... Aunque no menos que la tuya, si es cierto que has llegado a vivir en el país de los magos - rió, antes de pasar a hablar de forma más seria y firme - Lamento que vuestro viaje os haya obligado a ser testigos de semejante maldad. La necromagia es el peor de los crímenes, y no solo por la aberración que representa arrebatarle su alma a la gente. Es duro tener que dar paz de esta forma a alguien, y cuando ese alguien tiene un significado para nosotros... - dijo, girándose para mirar a Arahan - Es algo a lo que nadie debería enfrentarse jamás.

Erin sintió una mano posarse en su hombro por detrás de ella, dandole un leve apretón. La figura de Nizalian apareció a su lado - Resultáis un grupo de lo más extraño. Por lo general, cada raza suele ir acompañada de los suyos, pero vosotros parecéis cada uno de un padre y una madre, clmo aquél que dice - dijo, con una voz tan llena de calma como de serenidad su rostro - Vuestra historia debe ser muy interesante, sobretodo teniendo en cuenta qué es lo que buscáis - pasó a hablar de forma más seria y firme - Lamento que vuestro viaje os haya obligado a ser testigos de semejante maldad. La necromagia es el peor de los crímenes, y no solo por la aberración que representa arrebatarle su alma a la gente. Es duro tener que dar paz de esta forma a alguien, y cuando ese alguien tiene un significado para nosotros... - dijo, girándose para mirar a Arahan - Es algo a lo que nadie debería enfrentarse jamás.

Ussia sintió una mano posarse en su hombro por detrás de ella, dandole un leve apretón. La figura de Nizalian apareció a su lado - Resultáis un grupo de lo más extraño. Por lo general, cada raza suele ir acompañada de los suyos, pero vosotros parecéis cada uno de un padre y una madre, como aquél que dice - dijo, con una voz tan llena de calma como de serenidad su rostro - Vuestra historia debe ser muy interesante, sobretodo teniendo en cuenta qué es lo que buscáis - pasó a hablar de forma más seria y firme - Lamento que vuestro viaje os haya obligado a ser testigos de semejante maldad. La necromagia es el peor de los crímenes, y no solo por la aberración que representa arrebatarle su alma a la gente. Es duro tener que dar paz de esta forma a alguien, y cuando ese alguien tiene un significado para nosotros... - dijo, girándose para mirar a Arahan - Es algo a lo que nadie debería enfrentarse jamás.

Yriel y Gordha sintieron una mano posarse en sus respectivos hombros por detrás de ellos, dandoles un leve apretón. La figura de Nizalian apareció entre ellos, los brazos a distintas alturas debido a la diferencia de estatura del semielfo y la orca - Resultáis un grupo de lo más extraño. Por lo general, cada raza suele ir acompañada de los suyos, pero vosotros parecéis cada uno de un padre y una madre, como aquél que dice - dijo, con una voz tan llena de calma como de serenidad su rostro - Vuestra historia debe ser muy interesante, sobretodo teniendo en cuenta qué es lo que buscáis - pasó a hablar de forma más seria y firme - Lamento que vuestro viaje os haya obligado a ser testigos de semejante maldad. La necromagia es el peor de los crímenes, y no solo por la aberración que representa arrebatarle su alma a la gente. Es duro tener que dar paz de esta forma a alguien, y cuando ese alguien tiene un significado para nosotros... - dijo, girándose para mirar a Arahan - Es algo a lo que nadie debería enfrentarse jamás.

-La guerra suele atraer a extraños compañeros de viaje. Algunos luchamos en bandos opuestos ayer mientras que hoy lo hacemos codo con codo. Imagino que cada uno tiene su historia y sus inquietudes, aunque no hemos tenido ocasión de hablar demasiado.-por un momento Duque le miró algo extrañado como si no llegase a comprender como un gran hombre como aquel se fijaba en alguien tan pequeño como él.-En realidad no soy tan interesante como creéis, todo mi camino gira en torno en encontrar a mi fiel compañero. Max, un gran mastín con el que he compartido muy buenos tiempos. Nada tengo que ver con lo que ellos buscan, mi unión ha esta causa ha sido fortuita.- el mercenario no le dio la importancia a la nigromancia que le daba el seguidor de luminaris y siguió hablando con el en tono cercano, ignorando intencionadamente como le tachaba de posible mentiroso.-El alma humana es mucho más oscura que cualquier magia, por muy perversa que sea, a lo largo de mi vida he visto de todo. No os lamentéis por mi, no es necesario, debo reconocer que no entiendo muy bien a que nos enfrentamos exactamente. Aunque supongo que si puede controlar a los muertos, hablar con ellos, alzarlos y levantarlos deber ser terrible enemigo, teniendo a su disposición un ejercito que solo puede crecer.-en cierto modo el mercenario se encontraba dividido. El mago al que iban a matar bien seguro podría hablar con los muertos, algo que Duque deseaba más que la vida propia, la oportunidad de poder despedirse de Madelein. La única persona que le había querido sin reparo alguno, aún sabiendo de sus pecados. ¿cómo demonios podría arrebatarle ese poder?¿cómo usarlo una única vez antes de deshacerse de él?. Esos pensamientos de dejaban de asaltar la mente del lucerano.

La chiquilla sonrió, y sus ojos también se humedecieron: se sentía orgullosa por aquella marca, y por haber hecho que aquel trago le supiera menos amargo al elfo.

Aún notaba el roce áspero de sus dedos en la frente cuando, sobresaltada, sintió la mano de Nizalian acaparando su hombro. Le miró con sus ojos desiguales, antes de responderle con firmeza:

—Estoy acompañada de los míos. Esta es mi familia ahora.

Casi toda su familia: le faltaba Aidan. A Erin se le encogió el corazón; se alegraba de que no tuviera que ver horrores como aquellos, pero temía por él, y le extrañaba.

Cada uno parecía de un padre y una madre... pero los de ella estaban muertos. Ni siquiera sabía si habían tenido la deferencia de darles sepultura.

—He visto cosas peores en mi viaje — se limitó a explicar — Y tú, ¿por qué viajas solo?

Algo más tranquila y a la vez decepcionada de que no hubiera ninguna forma más fácil de deshacerse de esos muertos levantados, Ussia emprendió la marcha con los demás. Tenía ganas de hablar más con ese caballero templario que parecía haber traído parte de su paz al bosque, pero no quería interrumpir en las conversaciones de sus otros compañeros. Sin embargo, cuando éste posó la mano en su hombro, le saludó con una amplia sonrisa. 

- Prefiero vernos a todos como un grupo de gente que ha tenido que juntarse por casualidades de la vida. Ni Viavenna ni los caminos están llenos de medianos exclusivamente, así que estoy acostumbrada a ver a todo tipo de gente. - respondió, encogiéndose de hombros. Sentía que con Nizalian allí podía hablar con más libertad... O por lo menos, con más tranquilidad - En realidad, incluso este viaje también es una casualidad para mí, que solo venía a buscar mi carro. - la mediana soltó una pequeña carcajada. Reír por no llorar... 

No obstante, luego bajó su sonrisa y dirigió una mirada de soslayo hacia donde se encontraba Arahan, sin querer molestarlo. No había visto que los muertos, o lo que quedase de ellos, se parecieran en exceso a su compañero. Pero sí había visto el ritual que les dedicó, desde la distancia. No sé qué serían para él, pero diría que eso no se le hace a un simple conocido. Volviendo a la conversación algo más seria, alzó de nuevo la cabeza hacia Nizalian.

- Nuestro... Mi viaje - se corrigió, sin querer hablar por los demás - me ha dado muchas sorpresas. Algunas buenas, la mayoría malas. Y aún así puedo decir que tengo suerte de no haber visto a alguien convertido en eso. No soy una guerrera, pero intentaré dar toda la ayuda que pueda para acabar con ese necromago. - esta vez, los ojos de Ussia brillaron con algo de determinación. Fue solo un instante, antes de continuar hablando y mirando al frente para no tropezarse - A todo esto... ¿Cómo conocéis el Imperio Onírico? Por lo que tenía entendido era algo... olvidado, y no muy conocido. Y un mito para la mayoría. ¿Sabéis si de verdad hay ruinas aquí? ¿O hay algo más? - decidió preguntar, frunciendo el ceño algo temerosa de la respuesta.

Arahan se había mantenido más ausente que de costumbre. Pasaba más rato adelantado al grupo o atrasado, vigilando o anticipando posibles peligros, pero en uno de esos momentos que se dejó alcanzar por el grupo, el Templario lo alcanzó sin dificultad, dado que Arahan tampoco lo evitó. Lo escuchó con la mirada al frente, como sino estuviera ahí, como acostumbraba, pero Nizalian no podía albergar duda alguna de que lo estaba escuchando con atención. Se mantuvo firme, sin reaccionar a lo que le contaba, él mismo acababa de pasar por algo parecido, así que estaba en la fase de digerirlo y asumir esa nueva realidad que le tocó vivir.

Cuando hubo terminado, el silvano, lo miró de soslayó, sin confrontar su escrutinio - si, eran mi familia, o lo más cercano a lo que tenía. Los llevaba buscando desde hacía muchas lunas, pero ahora ya se que pasó con ellos. Había oído hablar de la necromagia, cuentos para mi, para asustarme de niño supongo - hizo una breve pausa - ahora veo que es una realidad... mi propósito era rescatarlos, ahora solo quiero vengarlos - y en ese momento si se giró para mirarlo a los ojos - se que no eran ellos, solo sus cascarones, como árboles alcanzados por un rayo, por fuera se les ve bien, pero por dentro están huecos y muertos; no eran ellos - sentenció volviendo su vista al frente.

- No puedo decir que todos piensen igual, pero al menos en mi opinión, siempre es mejor conocer el destino que ha sifrido alguien que permanecer en la incertidumbre. Así, uno al menos puede dejar descansar la consciencia - ante las duras palabras del silvano, Nizalian se lo quedó mirando en silencio mientras seguía andando a su lado, antes de volver a hablar - ​​​​Endurecer el corazón es la respuesta natural ante algo así. Pero tampoco debemos dejar que este quede enterrado tras una coraza demasiado gruesa. Las emociones son las que nos permiten decir que estamos vivos, negarlas va en contra de nuestra naturaleza. Después de todo, si nos volvemos todo acero, nos convertimos en meras herramientas, no muy diferentes de esa carne muerta y animada - puso la mano de nuevo sobre el hombro de Arahan - Lo que intento decir es, que encerrarse en uno mismo puede resultar de gran ayuda en un momento, pero nunca hay que olvidar que la vida no es eterna, ni siquiera para los elfos, y que no vale la pena pasar por ella sin fieles compañeros con los que compartir momentos, buenos o malos. Como la muchacha que se ha unido antes a tí - dijo, echando un vistazo a Erin, antes de palmear el hombro del elfo un par de veces y separarse de él para ir a hablar con otro del grupo.

Nizalian acompañó la risa de Ussia con la suya propia, provocando que alguna mirada se dirigiera hacia ellos por lo extraño de aquél gesto en la situación en la que estaban - ¿Un carro? - exclamó - En la próxima parada que hagamos debéis contarme esa historia, os lo ruego. ¡Un carro! - dijo antes de volver a reír, más por lo bajo esta vez.

Bajó la mirada hacia la mediana cuando escuchó las siguientes palabras de esta - Siempre me ha resultado muy curioso lo poco apta que es vuestra raza para el combate directo, y sin embargo contáis que una resolución frente a cualquier adversidad que ya quisiera para sí cualquier otra de las que habita Achaea.

Cuando preguntó por el Imperio Onírico, el caballero se encogió de hombros - Las leyendas circulan por todo el continente, igual que por él se encuentran sus antiguos vestigios. La mayoría de las ciudades al sur del Macizo de Tar se levantaron sobre las ruinas de los asentamientos oníricos, de hecho los altaireanos se consideran sus "herederos culturales"... No es tanto que se haya olvidado, como que no se ha descubierto apenas nada sobre ellos... Lo que supongo los convierte en un mito, como habéis dicho - explicó Nizalian, pensativo - En el Norte, sin ciudades ni mucha población en general, es donde más de estas ruinas pueden verse, aunque siguen siendo poco más que piedras con muchos años encima. Es la primera vez que vengo a los Pequeños Reinos, y debo decir que me hallo algo decepcionado. Dudo que aquí encontréis lo que buscáis. Pero estoy seguro de que muy poca gente ha estado tan al norte, y siempre llega un punto en los mapas en los que la fantasía empieza a ser posible... - dijo antes de palmear el hombro de la mediana un par de veces y separarse de ella para ir a hablar con otro del grupo