Partida Rol por web

Miro semi boquiabierta todo lo que ocurre a mi alrededor. Maeve reacciona tan rápido como es posible ante el ataque que recibió Ewald, haciendo que sintiese gran admiración por ella. Esperaba, más adelante, poder pedirle que me enseñase algo, aunque fuese lo más básico para así no quedarme de brazos cruzados ante una situación como la que estaba teniendo lugar en aquellos momentos.

Miré a Imara cuando esta me dirigió la palabra y fruncí los labios, sin saber qué más hacer. Volví mi mirada hacia el atacante de Ewald y me concentré en él, mirándolo fijamente.
 

La sangre del enemigo me salpica. Y no puedo evitar sentirme afectado: He matado a algún cerdo que la familia ha estado engordando, a algún novillo, y hasta asistí a matar a un caballo malherido, pero ¿A un humano? ¿A una persona?
Incluso ahora que ya no somos mortales, me siento... afectado.

Podría divagar más tiempo, pero ver como el enemigo a quien arrebaté su arma se lanza hacia mí, me trae de vuelta a mis sentidos.

"Mala suerte, malnacido" digo consiguiendo una estocada aún más formidable que la anterior, directa hacia su cuello.
En todo momento, sigo hablando en castellano, sin fijarme que de los presentes, sólo Doña Águeda y Doña Imara -que también son de Castilla- podrián entenderme

Sus ojos cobraron mucha intensidad mientras se desplomaba el cuerpo del asaltante de caminos, siendo extraño el que su respiración no se agitara tras un acto tan salvaje. Sin poder realizar juicio alguno de aquel hecho, una nocturna compañera captó su atención en auxilio ante su adversario. No llegó a pensar si quiera cuando su cuerpo se dirigió disciplinado hacia el objetivo señalado, sosteniendo ambos filos con torpeza pero firmes. 

Sendos haces trazó en cruz buscando sin duda alguna rebanar el cuello del rufián, heridas precisas que pese a la brusquedad de su técnica suponían la muerte segura de cualquier ser vivo. La cobardía y la misericordia disputaron su corazón ante una lucha injusta que a su vez liberaba del tormento a una inmoral criatura. 

Tras otra intensa mirada a su víctima, cerró sus ojos un instante para atender y asentir a las sugerencias del Imara, sin embargo no necesitó añadir nada más pues sabía que lo siguiente sería dar caza a otro ladronzuelo. 

El combate terminaba y apenas ya quedaban enemigos por abatir. Carlos, Temujin y Maeve acabaron con suma facilidad con otros tres de ellos mientras que los pocos que quedaban empezaron a huir en desbandada. El único en pie era el hipnotizado por Mabuz. 

Sin embargo, os percatáteis que alguno de vuestros compañeros faltaban. Tanto Viridiana y Katia no se encontraban con vosotros -¿acaso habrían huido?- mientras que Ewald había sido el primero en caer en combate. 

-¡Aaaarggh! -terminé dando el último tajo que seccionó la femoral de mi último enemigo, provocando que se desangrara en el acto; luego alcé una de mis espadas al cielo y musité una plegaria en mi idioma nórdico para agradecer a Odín la victoria. 

Entonces miré alrededor y me percaté de que no sólo faltaba Viridiana, a quien había visto huir al bosque, tampoco estaba Kat. 

-¿Alguien ha visto irse a Katia? -pregunté a los demás mientras limpiaba mis espadas en la tela de la ropa del muerto y las envainaba- Temujin, ¿has visto por dónde ha corrido Viridiana? Voy a ir a buscarlas. De todas maneras necesitaba entrar en el bosque un momento para intentar una cosa antes de enfrentarnos a Giovanni y compañía. 

En ese momento me percaté de que podía intentarlo también con los caballos así que me acerqué despacio al mío, acariciando su hocico y su cuello. Lo miré a los ojos un rato. Y entonces, seguramente para sorpresa de muchos de los demás, comencé a relinchar*. Me daba igual lo absurdo que pudiese parecer desde fuera, para mí era muy útil.

Al mirarlo a los ojos, me había dado cuenta de que podía entender su idioma. Me había dado cuenta de que mi cerebro producía palabras y las traducía solo, sin percatarme de cómo lo sabía, pero lo sabía. Así que, cuando conseguí que el animal me mirara, le hablé suavemente:

-Hola amigo, ¿cómo estás? ¿cómo estáis todos? ¿alguno de vosotros ha resultado herido? -evidentemente me refería al resto de caballos- necesito entrar al bosque a buscar a las otras chicas que han desaparecido... ¿habéis visto por dónde se han ido? ¿me acompañas, amigo?

Ha sido... ¡impresionante!

¿Es este el valor de las armas y de la sangre?  Me he sentido imbatible, y atravesando la carne enemiga como si fuera un bloque de paja. Ha sido increible desde luego ¿Así es como se siente Maeve todos los dias?

Y entonces caigo en la cuenta ¿Y es así de fácil arrebatar una vida?  No.... ¡no debería de ser así! ¡Una vida no debería de perderse en un par de segundos, en unos lances desafortunados! Si, de acuerdo que eso pasa continuamente, que cada día que transcurre, más gente muere ¡Pero ahora es distinto! 
¡Ahora tenemos el poder!

Conforme Mabuz mantiene hipnotizado al último de los forajidos, yo procedo a atarco -y atarlo con fuerza- para liberar al compañero de tener que mantener su concentración. Vamos a tratar de ser listos, y de, con un poco de miedo, tratar de salvar una vida, si bien un tanto miserable

Le hablo en italiano, si no lo entiende, pruebo el alemán, el castellano, el latín, el francés... Incluso chapurrear algo en Calé, el idioma de los gitanos.

"Muy bien. Tu y tus amigos ¿Que es lo que queríais de nosotros?  Habla o desearás haber muerto"

Matengo mi prisión hasta que Carlos le ata, entocnces miro a Maeve hablando con el caballo....el don podía ser muy diferente de unos a otros. No sabía si era buena idea salir detrás de las que habían decidido abandonarnos, quizás todo esto era demasiado para ellas o quizás preferían vivir lo que les quedara de no-vida a su manera y no bajo los dictados de un loco.

Devolví mi atención a Carlos cuando empezó a interrogar al bandido.
 

Se tranquiliza cuando ve a Temujin matar al bandido que había distraído, aunque luego se siente algo mal al verlo morir frente a ella. De cualquier manera observa alrededor descubriendo que habían hecho retroceder a los bandidos, aunque parecía que habían perdido a unos cuantos de sus compañeros.

Cuando se acerco Maeve a preguntar por las chicas que habían desaparecido, se acercó también curiosa de lo que pensaban hacer para buscarlas. “Ire con ustedes. Viridiana ya escapo una vez y pude tranquilizarla para que vuelva. Tal vez necesiten mi ayuda.” Dijo metiéndose en la conversación y tratando de convencerlos para que la dejen ir.

Aunque al confundida cuando la mujer empezó a relinchar con los caballos, pero supuso que era que con sus nuevos poderes ya que no quería pensar que era una loca que fingía hablar con caballos

Por otro lado veo como Don Carlos y Mabuz interrogaban a uno de los bandidos supervivientes aunque decidio dejarlos con ello mientras ella se concentraba en traer de vuelta a las mujeres faltantes.

El pesar fue apoderándose de su rostro a medida que arrebata desconocidas e inertes vidas, pero no era tanto el sentimiento que albergaba en su interior. Fue más cercano al vacío, a una ausente empatía por simples marionetas, peones que formaban una arriesgada jugada de algún maestro que esperaba conocer pronto de boca del único superviviente.

A la atención de la norteña no pudo más que negar apáticamente con la cabeza, dejando que su mirada sentenciara la poca esperanza de volver a encontrar a los cómplices de nuestra desventura. No obstante seguidamente enfocó hacia el bosque, hacia donde había marchado, para olvidar su imagen.

Su camino de vuelta reparó en los ojos de Carlos y pudo entender sus inquietudes, le aterraba ver cómo lo sencillo que era corromper las almas, si pudiera decirse que aún tuvieran ese afán por conservarla, estuviese como estuviese.

Con un incómodo gemido ahogado en su garganta agarró uno de los cuerpos por los pies y comenzó a arrastrarlo con desgana para apartarlo del camino. Su destino fue poco compasivo, pues supuso un buen estímulo para que el bandido que se proponían interrogar entendiera pronto su destino. Y fue repitiéndolo hasta amontonar todos los cuerpos lindando con el bosque. Será un problema dejar rastros… deslizó hacia los que aún estaban nublados en el presente. 

Bueno, creo que habéis demostrado que sabéis usar vuestras habilidades- dijo. En todo el combate no hizo amago alguno de moverse de su posición, aunque eso no significaba que no estaba en guardia. Simplemente dejo hacer el trabajo a los neonatos, y como él pensaba, habían cumplido con las expectativas, al menos buena parte de ellos- buen trabajo

Bajó del carruaje y se acercó a donde se encontraba buena parte del grupo:

Dudo mucho que le saques nada en claro- le dijo a Carlos- a todas luces tienen pinta de bandidos que querrían robarnos, aunque han tenido la mala suerte de emboscar al grupo equivocado.

Tras decir esto, su mirada se dirigió hacia Maeve e Imara- han aprovechado la confusión para huir hacia el bosque- dijo. Roderigo no hizo amago alguno de detenerlos. No era ese su cometido. A decir verdad, aquel asalto había sido una buena prueba para demostrar la lealtad de aquellos vampiros, así como mostrar sus habilidades para la lucha- desde luego, muy desesperados o buenos tienen que ser para meterse por ahí con los caballos. En cualquier caso, ninguno de vosotros vais a ir a buscarlos. El bosque tiene peligros mucho mas poderoso que nosotros, además de que tenéis una importante misión a la que hacer frente. Ignorad a lo huidos y ayudadme a quitar ese tronco de en medio. Aún queda un pequeño recorrido antes de llegar a nuestro destino.

"Entonces, mejor dejarle... dormir un rato" sugiero.

Me pongo a la espalda del bandido herido, y le muerdo en el hombro. Empiezo a beber de él... despacio, buscando una arteria que no sea crítica, y desde luego, buscando debilitarlo, pero no matarlo. Que se desmaye, y mañana solo recuerde que le vencieron, y a él, por algún motivo, le perdonaron la vida.

Sólo un sorbo, y si algún otro quiere beber de él para recuperarse de heridas o sangre gastada, les hago gestos con el brazo, invitándoles a beber.

Solo cuando comenzó a hablar noto que Roderigo no los habia ayudado en este encuentro, incluso quedándose en su lugar pareciendo evaluándolos a todos. Eso no le agradó mucho a Imara recordando a alguna de las monjas que realizaban ese mismo desagradable accionar.

Fue cuando se dirigió a ella y a Maeve que trato de esconder su cara de enojo. Dando una mirada al bosque mientras escuchaba la advertencia de Roderigo, se preguntó si algo de lo que decía era realmente cierto o solo deseaba que abandonáramos a quien según él era débiles.

“Que hay en el bosque que pueda ser mas terrible que bandidos feroces?” pregunto inocentemente sin saber que esperaba escuchar de los labios del conchero. Mientras esperaba miro al resto para tratar de ver que pensaban.

Me acerqué a donde estaba don Carlos y bebí yo también. Había utilizado parte de mi desayuno de esta mañana en la pelea y quería recuperarlo. No tenía remilgos y de los remordimientos ya se ocuparon los nórdicos hacía mucho. 

Cuando terminé me limpié la comisura con la manga. Me di la vuelta y miré fijamente a Roderigo.

-En primer lugar, seré leal a quien me ha salvado la vida, pero también lo soy a mis amigos y Katia es amiga mía, no voy a dejarla sola en el bosque... y por tanto a Viridiana tampoco, aunque la conozca menos... -le respondí, tratando de sonar lo más cortés posible entre aquel idioma y aquellas costumbres extrañas a las mías- y en segundo lugar, hay algo que me gustaría hacer en el bosque... tengo la capacidad de llamar en nuestra ayuda a muchos animales, o la tendré, en teoría, pero primero tengo que encontrar a alguno de su especie y hablar con ellos una vez, personalmente, si no, no me servirá de nada. En este bosque puedo encontrar diversas especies de bestias que podrían ayudarnos fácilmente, necesito unos minutos para intentarlo. 

Entonces se colocó las espadas bien ajustadas a la espalda, al alcance, y se dirigió hacia el bosque. Parecía que no iba a decir nada más, pero me di la vuelta y repetí:

-Y si hay cosas peligrosas, más razón para no dejarlas a ellas solas por ahí... no tardaré demasiado, ¿alguien me acompaña?

Escucho a Maeve. No me gusta la idea de tener que matar a nadie más... pero ¡Lo que daría por ser capaz de verla pelear! Si la sangre de Lord Casmir me ha hecho esto a mi, La sangre de Lord Mieczyslav debe de haberla convertido A ELLA, que ya era formidable con las armas en un ser IMBATIBLE.

"No deberiamos de desviarnos, pero cuenta conmigo. Entre Tardaca y tu caballo, deberiamos de alcanzarlas a ellas, que van a pie"

El caballo relincha ante las preguntas de Maeve, sonido incomprensible para el resto de los "hombres" allí presentes, pero no para la vampiresa, que entiende perfectamente las "palabras" del animal. Bendito sea aquel don. 

Hola amigo, ¿cómo estás? ¿cómo estáis todos? ¿alguno de vosotros ha resultado herido? 

 No, no estamos heridos. Estamos bien

Necesito entrar al bosque a buscar a las otras chicas que han desaparecido... ¿habéis visto por dónde se han ido? ¿me acompañas, amigo?

 El bosque, si... por el este- el caballo mueve la cabeza como indicando una dirección- tu eres la ama, nosotros obedecer a los amos.

En primer lugar, seré leal a quien me ha salvado la vida, pero también lo soy a mis amigos y Katia es amiga mía, no voy a dejarla sola en el bosque... y por tanto a Viridiana tampoco, aunque la conozca menos... 

Tus amigas ya están muertas... o lo estarán pronto. El bosque no es lugar para los vampiros- contesta Roderigo- que quieras mejorar tus dones no me parece mal, pero no creo que ese sea el momento. Más yo no voy a ser el que se interponga en tu camino. 

Y ya está, Roderigo hace un comentario y todos le siguen el juego....ya nos ha traicionado una vez, volverá a hacerlo. Están dispuestos a alimentarse del bandido pero ni si quiera le han presionado un poco para ver si la historia es real.

- A mí todo esto me ha parecido una prueba, una forma de ver si somos capaces y si vamos a ser leales.

Aún me hallaba tremendamente sorprendida por las habilidades de mis compañeros, tanto, que hasta que lo mencionaron, ni me percaté de la ausencia de mis compañeros. Ni tan siquiera recordaba que Roderigo se encontrase allí presente. Sin duda debí deleitarle inmensamente con mis actuación en el combate. Duraría poco en esta no-vida.

Y si parecía que Maeve no podía sorprenderme más, sin duda me equivocaba al ver cómo se comunicaba con los caballos. Sin duda era una interesante habilidad.

- No es en absoluto descabellado. -Respondí a lo dicho por Mabuz. Era bastante probable. Y como ya había pasado por mi mente, eso no me dejaba en buena posición.

Mi mirada se dirigió al interior del bosque, preguntándome qué sería aquello que Roderigo decía que allí había y que era incluso más temible que nosotros mismos.