Partida Rol por web

Miro la puerta sin demasiado interes. Tomo mi chocolate con ambas manos y doy un trago largo para despues relamerme como una niña pequeña. El tipo que a entrado tiene un aspecto raro pero del sitio donde vengo he visto tios con peor aspecto.

Recuerdo a Joe Tomas, un chico esquizofrenico que se saco un ojo porque pensaba que dentro vivia un demonio. Este tipo tiene la misma mirada. Me mantengo en mi sitio sin perderle de vista ni hacer movimientos bruscos, no quiero llamar su atencion.

El cura exclama alarmado. Es normal, su gente a confundido enfermos y endemoniados desde sus origenes. Me pregunto si sacara su crucifijo y el agua bendita...

George ve al a nuevo cliente como desprende un desagradable olor, viste con un disfraz típico en época de Halloween y sujetando un la columna vertebral con la pelvis tan bien diseñada, manchada y solemne como si fuera extraído de una película de terror. Aunque la expresión del cliente no era la adecuada para bromear en un restaurante donde la gente quiere comer tranquila y a esa edad no se suele molestar a las personas a menos que sea un demente. George le avisa a la camarera "Cuidado con ese hombre porque nos quiere asustar o llamar la atención por su tétrico disfraz o no esta cuerda". Después se ve como uno de los clientes desenfunda una pistola y dispara dos veces sin pensárselo como si estuviera acostumbrado a matar. George dice en voz alta "Pero que haces" y se queda mirando fijamente al cliente vestido de motero.

La bala vuela, rozando el pelo del lunático de la cicatriz. Parece que no se inmuta, aunque la sonrisa se ensancha mucho más. Avanza con paso extraño, disfrutando del miedo que causa. Si un tipo duro pierde el control, él gana. Si alguien vomita, él gana. Pase lo que pase, él gana.

Jim se encoje con el disparo, al igual que la mayor parte de la clientela. La única que no se inmuta en exceso es la extraña belleza rubia de la barra, que ignora al tipo mientras se centra en su chocolate.

Los nervios se le notan en la cara, en las manos, en los movimientos.

-Hijo de la gran puta, lárgate de mi bar antes de que llame a la policía. Y tú, macarra de mierda,- se gira para señalar con el dedo a Jeff.- guarda tu puta pisto...

Las palabras de Jim son bruscamente cortadas. Un tremendo dolor le recorre el brazo, desde la punta del dedo.

-¡AAAAAARGHHHHHHHHHHHHH!¡MI PUTO DEDO!

O donde debía estar el dedo, ya que ahora sólo había un muñón sangrante y una dentadura apretando la herida.

El rubio masticaba con fruición el dedo de Jim, salpicándole de babas y restos al pobre desgraciado. Estirando las manos, aferró a Jim de la cara y le lanzó un tremendo mordisco a la nariz del gordo nueve-dedos. Las hebras de piel y carne aun unían el cartílago a la cara, con el pequeño incoveniente de que el cartílago se encontraba en la boca del de la cruz en la cara.

Nadie en el bar se movía. Aparte de los gritos de Jim, el silencio era en exceso palpable.

¡Por el amor Dios! Baja el arma hijo mio. No son estos tiempos para andarse con violencias. Dice el padre O'Ciann mientras empieza a levantarse de su mesa. Natural que ocurran estas cosas, seguramente el pobre  chico se ha puesto nervioso con el flirteo de la pareja de pervertidos. Trata de calmar la situación y devolver a todos a la paz de Cristo. Sin apartar la vista del recien llegado se dirije al motero. Anda, dame el arma antes de que Satanas te levante el raciocinio y acabemos con una desgracia.

En ese momento el recien llegado se lanza sobre el propietario de la cafeteria. Lo agrede con una saña terrible. El padre O'Ciann se siente helado ante tal violencia. Instintivamente se santigua. Santa Maria madre de Dios piensa para si mismo. ¿Que diablo ha poseido a ese joven? ¿Seran las drogas? Coje la Santa Biblia (edición de Jerusalem, encuadernada en cuero y refuerzo de latón en las puntas, 1556 paginas) y armado con ella interpela al caníbal ¡Alejate de él! ¡En el nombre de Cristo Redentor detente!

- Skit! - exclama Harold, en su idioma natal. Había presenciado todo lo anterior con una expresión de asco y se había levantado de la silla previendo una reyerta. Se sobresalta cuando suena el disparo, pero cuando el hombre se agarra al dedo de Jim y se lo arranca, su educación sobre como evitar ataques de perros salvajes se activa y toma el control. Harold se mueve como en una nube.

Primero, avisar a las autoridades si eso es posible dadas las circunstancias

- Stan, llama a la policía. - dice casi con parsimonia, no es el tipo de hombre que pierde los nervios, eso puede significar la diferencia entre la vida y la muerte en según que situaciones.

Segundo, apartar al animal del agredido.

Afortunadamente Stan ya ha dado dos pasos apartándose del hombre, así que Harold tiene tiempo para levantar uno de los taburetes del bar, y arrojarlo con todas sus fuerzas contra el agresor.

Tercero, evitar ser objeto del próximo ataque.

Harold se aparta del hombre, poniendo metros de por medio, para colocar una de las mesas como obstáculo entre el hombre de la extraña cruz marcada y él mismo.

En ese momento, su educación se aparta a un segundo plano, y se da cuenta de la enormidad de lo que acaba de ocurrir. Se hace consciente de los disparos, el cura gritando, la joven mirándolo todo con expresión indiferente... Ese local está a punto de convertirse en el típico infierno de violencia tan propio de los Estados Unidos, y no quiere ser parte de ello.

De modo que da otros tres pasos, dirigiéndose hacia la puerta.

Tomo mi bolsa sin hacer gestos bruscos y paso el asa por encima de mi cabeza, dejando que cuelge a mi espalda. Apuro el chocolate y dejo la taza con cuidado en el mostrador.

Eso es uno de los ataques psicoticos mas bestias que he visto nunca, por suerte la medicacion me mantiene en un estado de equilibrio mental tan artificial que aun viendo algo asi soy capaz de que la situacion me resbale.

Incluso me rio cuando por lo bajo cuando el cura comienza su ridicula letania, lo sabia, sabia que haria algo asi y no puedo resistirme.- chissst, padre.-digo por lo bajo.- Satanas es judio, no cree en cristo.. prueba a saltarse intermediarios y pedirlo en nombre de Jehova... a ver si asi funciona.- Le comento apartandome del sujeto despacio, caminando hacia la puerta.

Veo a Cindy y se me escapa otra.- Creo que es tipo si quiere el desayuno de los campeones, a empezado por el cerdo... creo que dejara los huevos para mas tarde.

El taburete arrojado por Harold vuela por los aires, golpeando con dureza la rubia cabeza. El sonido recuerda vagamente al de un gong. O al de un cuerpo al desplomarse de pronto. El rubio, el cruzado, sangra profusamente por la cabeza gracias al amable banquetazo que le ha propinado el supuesto homosexual rubio. El cual, una vez arrojado el taburete sale disparado del bar, mientras el otro gay llama por el movil a la policía.

En el suelo la sangre empieza a extenderse. La mezcla de la cabeza del rubio, del dedo de Jim, de su gorda e incompleta nariz.

A trompicones, la gente intenta salir detrás del gay rubio una vez que la amenaza del rubio malvado ha sido neutralizada.

La ostia y el copón bendito. Vaya panorama este con el que hemos de lidiar. El padre permanece clavado de pie tratando de recomponer la escena. Finalmente recuera algo de cordura y se gira hacia la cria blasfema.

A ver hija mia, deja de blasfemar y llama a una ambulancia. Tu, se gira hacia el motero, sal ahí fuera y caza a ese degenerado homicida. Pero sin violencias, que mucha sangre ha corrido ya hoy. Si no se viene por las buenas pues le das un empujón, pero deja aqui esa pistola. O aún mejor damela y evitemos mas desgracias.

El padre tiende la mano al motero para que le entregue el arma.

- Padre, cuidadito que las carga el diablo.- digo cuando veo que pide el arma, me gusta que me llame blascema... es divertido. Luego hablo al motero.- Yo que tu no se la daba.

La cosa Mejora por momentos. La gente me increpa que qué hago, por qué disparo, pero los comentarios me la sudan, sobretodo el del cura que me pide el arma; mi intuición con el tipo de la cicatriz se confirma, ataca al gordo Jim arrancandole la nariz, un tipo le tira una banqueta mientras huye del bar.

La chica rubia me dice que de ser yo, no le daba el arma al cura.

-Por supuesto que no se la voy a dar, pero al sadico psicotico le voy a regalar más plomo...- Comento apuntando al tipo de la cicatriz de nuevo y disparandole un par de veces más...

*Bang! Bang!*

-Come lo que hay en el menu puto psicopata!- Le increpo al "Cruzado"....

George empezó a recordar los protocolos de control y seguridad urbana que tubo que estudiar para aprobar las oposiciones y al oír al hombre rubio con acento de extranjero ordenar a su amigo que llamara a la policía.

George se levanta de la silla, saca su móvil y en voz alta para que le escuche todo el mundo "Tranquilo todo el mundo, que no cunda el pánico, soy bombero y se que hacer en estos casos" "Mientras llaman a la policia, tendremos que quedarnos todos para cooperar con las autoridades y explicar nuestras versiones como testigos de lo sucedido, agradecería que se sentaran y esperásemos a la policía" "Mejor no toquen a las personas heridas ya que ahora llamare a una ambulancia y tendrán asistencia médica".

George le dice a la camarera "Vaya al botiquín e intente parar la hemorragia del cocinero" George piensa (no tenia que haberse ido ese hombre del restaurante a parte de ser un testigo creerán que le detendrán por agredir a una persona pero avisando a las autoridades entenderán que era por ayudar al cocinero).

George busca en su lista el número de emergencias 112 y le dice a la operadora "Sí, soy el bombero Allen de Kansas y estoy en el restaurante Jim Junior´s dinners a las afueras de Kansas, acaba de suceder una agresión por un demente al cocinero del restaurante, unos disparos por otro cliente que no ha alcanzado a nadie, un sacerdote que ha golpeado al demente y después otro cliente le ha lanzado una banqueta al demente dejándolo en el suelo sangrando" "Necesitaremos por lo menos dos ambulancias uno para el cocinero y otro para el demente que aun no sabemos si esta vivo".

George cuando ve al motero con la pistola aun en la mano acercarse y apuntar al cuerpo inmovil del demente grita "¡Nooooooooooooooooooo!".

¡Hijo de Belcebú! Viendo que las cosas se ponen feas el Padre O'Ciann decide tomar parte activa en el altercado. Golpea la mano del motero con su Biblia esperando lograr que suelte la pistola para hacerse con ella.

Las tres balas hienden el aire y se hunden en el cuerpo del cruzado, mientras el pseudo-gay rubio termina de salir.
El cura, en un arranque de fe y brutalidad, golpea la mano del motero con su enorme Biblia, bajando las pistola pero sin llegar a quitársela de las manos.
Stan, el otro gay, llama a la policía igual que elbombero, esperando que por intervención divina lleguen de una puta vez, que falta hace.

Escuchas más disparos dentro del local. Cuando quieres asomarte a mirar, una marea de gente (y no creías que el local estuviese tan lleno) te impulsa hacia fuera, obligándote a salir por la fuerza.

Las sirenas de la policía chillan y alumbran de azul la calle. Intentas atraerlos hacia el follón, pero el coche pasa como una exhalación por tu lado y se empotra contra una farola. El conductor sale despedido del vehículo, golpeandose la cabeza y partiéndose el cuello con un sonoro y molesto crujido.

Poco a poco comienza a cundir el caos en la calle.

Jim el gordo desnarigado, grita y gime en el suelo como una parturienta, intentando taponarse las heridas con el delantal. La camarera, Cindy, se acerca aél con intención de curarle o intentar parar la hemorragia como ha indicado el bombero. Sin embargo, el gordo la golpea con la mano abierta, descojonándose de risa, soltando esputos a diestra y siniestra.

Cindy cae pesadamente al suelo mientras Jim se abre la cremallera y saca su corta pero gorda polla. Comienza a reirse, disfrutando de la cara de terror de la camarera.

-Zorra, te voy a reventar tu jodido culo. Siempre vas calentando por ahí al personal, y ahora te voy a calentar hasta las putas cejas. Vas a sufrir lo que nunca has sufrido.

Mientras toda la escena se desarrolla, la gente salía en tropel del restaurante, dejándoos solos a los siete: Cindy y Jim, el cura, la belleza rubia, Stan, el motero y el bombero.

Vad fan händer här? - exclama Harold. El caos le rodea por todas partes, y por un instante se queda paralizado. De forma automática, corre hacia su coche. Tiene muy claro que ahora mismo es el sitio más seguro que se le ocurre. Se trata se un Volvo XC60 que puede aguantar casi todo lo que le echen, de modo que su plan pasa por salir de allí cuanto antes.

Así que se dirige a su coche, sin perder del todo la calma, y estando alerta a lo que ocurre a su alrededor.

- ¿Calentado al personal? ¿Ella? Pero si cuando la vi pense que era un hombre, no he visto nada menos femenino en mi vida. ¡Hasta mi tia Helen, que se afeita tres veces a la vida y pesa 130 kilos es mas atracctiva que esa!.- Espeto sin comprenderlo.

Me giro a los demas.-Ese tio a perdido la cabeza, os lo digo yo que llevo entrando y saliendo de siquiatricos desde los trece.