Partida Rol por web

- ¿Ha oído hablar de la leyenda de las grabaciones perdidas de Robert Johnson? No le mentiré, tengo un programa de radio y... Recibimos una pista sobre este material, es como un santo gríal del blues y por ahora dudamos de su existencia pero las pistas que hemos encontrado nos han traído hasta aquí.- Llegados a aquel punto a Reba no le parecía bien seguir mareando la perdiz con aquel tipo, le había caído bien y no sabía hasta qué punto el seguir dando palos entorno a sus aficiones les sería realmente útil. A fin de cuentas y depués de haber visto lo que habían visto en las últimas 48 horas, qué mal les podía reportar el señor Prunty ¿Una ducha en pegamento y líquidos de embalsamado aderezados con moonshine? Estaría preparada para disfrutar de ello.

Chief asintió ante las palabras de Reba, para que a ella no le quedara dudas que consideraba que había actuado correctamente, ya que aquel hombre había sido hospitalario con ellos pero ahora ambas partes parecían estar bailando alrededor de la verdad.

Valoró qué palabras utilizar a continuación para lo que iba a decir, buscando decir la verdad pero ser lo suficientemente vago como para ver cuánto conocía Prunty.

- Y sabemos del amuleto de los Scott. - dijo mirando a Prunty fijamente, con un deje de tristeza en su voz.

Prunty se quedó callado un buen rato, quizás valorando que tipo de visitantes eran aquellos. Finalmente lanzó un suspiro y se levantó:

—Lo que les voy a decir es algo que deben ustedes meditar antes de contestar. Si están tras las grabaciones de Robert Johnson y han llegado hasta aquí habrán visto cosas. Y si el amuleto de los Scott ha estado implicado serían cosas terribles. Se encuentran en el umbral de una puerta que sólo se abre en una dirección. Y lo que hay al otro lado es terrible. Nada de lo que hayan visto se podrá comparar con lo que vendrá después. De joven pensé que sería un mundo emocionante. Luego intenté escapar de esos horrores acudiendo a la ciencia, a la psicología, a los fármacos intentando negarlos. Pero no son fantasías. La ciencia es parte de la Mentira en la que estamos atrapados. Es una pared que protege a los que no han pasado por esa puerta pero si la cruzan descubrirán, como hice yo, que no hay marcha atrás. El resto de mi vida la he dedicado a buscar una solución para cerrarla. Les estoy dando una oportunidad que yo no tuve: no cruzar el umbral.

Se levantó del sillón:

—Voy a preparar más té mientras toman su decisión.

Y como si aquello fuera un descanso durante una partida de poker el hombre se dirigió a la cocina contigua con la tetera en su mano.

Cuando Prunty habló así, Reba repasó mentalmente todo lo que había pasado en los últimos tres días, incluyendo rememorar en sueños tanto a su pareja perdida como aquel oscuro capítulo referente a su abuela y su tío. El cocodrilo disecado parpadeando desde otro lado, los espectros de las víctimas de sugarman en su piso, el exorcismo llevado a cabo por Chief o el inexplicable capítulo del cementerio, desde donde cargaban con un herido y más preguntas que respuestas.

- Tras nuestras últimas vivencias creo que las puertas son más que conscientes de nuestra presencia y tratan de expulsar sus láminas y ensanchar sus aberturas tratando de absorbernos cuanto antes. Antes de venir aquí hasta hemos sido asaltados en el cementerio por dos fuerzas que ni sé si están relacionadas o no: una tomó posesión de las flores en la lápida que visitamos y la otra... La otra era... Un hombre como con rostro de luna cancerosa vestido en cuero y con más clavos que una fábrica de clavos víctima de una huelga japonesa. Creo que ya estamos más que metidos en esta mierda, sea lo que sea.

Mientras hablaba no dejaba de pensar en su programa e intereses, al mismo tiempo. ¿No había soñado siempre con una revelación así y el poder hablar de ella en Diabolus? Tal vez no pudiese contarlo tal cual... Tal vez... Tal vez ni sobreviviese, pero ya notaba el aliento de la muerte en su cogote, erizando toso el vello de su cuerpo. Diablos... Estaban en mitad de un exorcismo, y ellos eran los poseídos.

Tras las palabras de Prunty y Reba, Tony se acarició los vendajes y recordó todo lo que llevaba vivido en estos días. Y luego fue recordando distintos momentos de su vida en que su "hombre" se le apareció. Seguía dándole vueltas a cuánto tenían que ver todas esas ocasiones con lo que le pasaba ahora.

Desde luego, no le cabía duda de que, de alguna forma, estaba claro que acabaría involucrado en algo así.

—¿Sabe qué? Me da igual si es ese mundo el que me ha elegido a mí o si he sido yo. A estas alturas no pienso volver atrás —dijo con la mente puesta más en aclarar sus pensamientos que en la realidad de los discos de Robert Johnson, el timo o lo que fuese que le había traído hasta aquí— Creo que esta charla hubiese estado bien hace un par de días, ¿sabe? —añadió con una leve carcajada— Pero ahora ya...

- En el momento que consagré mi vida al señor, puse también mi alma a su guarda. - dijo ceremonialmente el Chief, como ya había comentado en alguna ocasión. - Si podemos traer descanso a un alma atormentada o proteger a un inocente, cualquier sufrimiento será recompensado en la otra vida.

Asintió a sus compañeros, quienes seguramente tenían motivos más terrenales o egoistas que los suyos para realizar ese camino pero no por ello tenían el mismo destino.

Los caminos del señor y su inescrutabilidad.

Cliff estaba emocionado ante la revelación que Puntry iba a hacerles y se movía inquieto por la habitación cuando el hombre se fue a hacer más te. Casi masticaba la pipa con los dientes hasta que finalmente salió al quicio de la puerta donde la encendió para aliviar la tensión.

Desde allí miraba a sus compañeros mientras aspiraba el humo de la pipa recién encendida. Cuando Puntry volvió, Cliff apagó apresuradamente la pipa y volvió al sofá donde Puntry estaba sirviendo el té.

—Estoy ansioso por escucharle, señor Puntry.

Prunty se tomó su tiempo para servir el té con cierta teatralidad.

—No somos muy distintos a las polillas que juguetean con la llama hasta que finalmente arden sus alas. Desde Ícaro nada hemos aprendido.

Se sentó ante sus expectantes invitados.

—Las grabaciones de Johnson existen. Pero son algo más que una melodía. Son una llave que abre puertas hacia un estado de percepción que va más allá de lo conocido. Puede que suene muy místico pero Jim Morrison y Jimmy Hendrix las llegaron a escuchar la misma noche en la que después tocaron juntos en un club nocturno y donde el de Melbourne dio un espectáculo bochornoso¹. Poco después ambos desaparecieron. Alguien me contó que Hendrix estaba obsesionado con la cadencia de cierta melodía de una de las grabaciones tras escucharla. Llegó a grabarla pero nadie tiene el master. La noche siguiente muríó ahogado en su vómito. Se llegó a rumorear que Michael Jeffery, su manager, lo asesinó para cobrar un sustancioso seguro. La realidad no es tan lejana: Hendrix había contactado con otro representante, un tal Santino, que le urgió a grabar la melodía que lo obsesionaba. Obsesionado por la traición Jeffrey se lo cargó. Nunca se demostró, por supuesto. Es una leyenda urbana como cualquier otra. Pero de todas las grabaciones que posteriormente se recuperaron de Hendrix, y estamos hablando de cientos de discos a partir de sus jams y pruebas de sonidos, jamás apareció la de Santino.

Intentó poner en orden sus pensamientos:

—Robert Johnson vendió su alma al diablo cuando murió su primera mujer en el parto con su hijo no nato. Era un hombre destrozado que había creído en el blues sin llegar a pasar de ser un músico mediocre. Desapareció un año y cuando volvió... era otro hombre. Pero el pacto que había realizado implicaba algo más que su alma. Su música se extendió como la pólvora atrayendo a otros bluesman. Y su leyenda... su leyenda le dio un nuevo significado al cruce de caminos. Fuerzas que habían permanecido ocultas desde la aparición de la Inquisición vieron una nueva manera de llegar hasta nosotros.

Tomo aire, quizás recordando otros tiempos:

—Pero Johnson quería recuperar su alma. Sabía que había abierto una puerta... y se dio cuenta de que podría escapar a través de ella. Con la popularización de los discos había una manera de repetir cierto ritual en cualquier lugar. De romper el velo. Y realizó la grabación de esos temas. Pero no era sólo música. Eran lo que podríamos llamar... conjuros.

- Los dos Jims.- Susurró Reba para sus adentros. Y había sido ella misma quien se había imaginado que esos debían de ser dos investigadores previos en busca de las grabaciones. Se sintió tan estúpida que habría abandonada sus estudios durante años y su propio programa radiofónico y se habría ido de ermitaña para huir del escarnio... Escarnio al que se sometería ella misma, ¿A quién coño le importaría aquello realmente?

Toda la parte sobre ventas de almas, puertas o conjuros no la sorprendieron tanto. Así pues si que era esto. Esto es para lo que había nacido. - Cubridme de chocolate y lanzadme a las lesbianas.- Fue su única respuesta.

- Cuando los hombres no son capaces de ver la ayuda divina o la intercesión del diablo, lo llaman hechizos. - pensó Chief, sabedor que, si existían los milagros, tenía que existir su contrapartida del maligno.

En sus pensamientos sobre la música y los milagros, las palabras de Reba fueron como una pedrada contra un cristal y no pudo evitar sobresaltarse ligeramente. Nunca había oído semejante expresión y esperaba que fuera la última vez.

- ¿Pero quién acabó con Johnson? - preguntó, notando que necesitaban tiempo para empezar a encajar todas las piezas. - ¿Fuerzas malignas que no querían que recuperar su alma? ¿O alguien tratando de replicar su pacto?

Cliff dio un sorbo al té y esperó ansioso a que Puntry continuara con su explicación. Todo aquello le podía resultar extraño a cualquier persona pero una vez que habían visto los últimos acontecimientos era fácil de asimilar. Además, Cliff era un buscador de conocimiento y tenía la mente abierta.

Dio otro trago al té.

—Fue el Alphonse quien se encargó de Johnson. Josephine tuvo un desliz con el bluesman. Podría haber quedado ahí pero alguien vio la oportunidad de alimentar la venganza para obtener las grabaciones. Fue aquí mismo en Greenwood. Johnson era un mujeriego redomado y le gustaba presumir de sus conquistas, pero ¿por qué ir al bar de Alphonse? Era demasiado incluso para Robert: ir a tomar algo al bar del cornudo estando fresca la cosa y con una paternidad dudosa. Willy Browm me dijo que aquella noche recibió una llamada que lo llevó al sitio. Luego la cosa es confusa: algunos hablan de una pelea pero Willy me contó que al bluesman lo envenenaron. Vio como Alphonse le servía las copas de una botella aparte.

Cliff frunció el ceño.

—¿Paternidad dudosa? ¿Está sugiriendo que el hijo de Josephine era de Robert Johnson?

La cosa se ponía interesante. Varios datos se ponían sobre la mesa y Cliff estaba deseoso de atarlos todos.

—¿Quién es ese Brown? ¿Vive por aquí? ¿Y qué ha sido de las grabaciones hoy en día?

Reba camboaba su peso de un pie a otro y soplaba su té. Era consciente de que si estuviese en el lugar del señor Prunty, ella habría sido una maleducada y los habría mandado al peo tras terminarse su infusión anterior, así que no se veía en situación de atosigarlo. Aquello distaba mucho de ser tan entretenido como un campeonato de patinaje artístico sincronizado pero estaban teniendo su recompensa, palabra tras palabra del bueno de Alan. Esperaba que al menos aquello retirase un poco de peso de sus hombros, como si por escucharle ejerciesen como nuevos sustitutos de Caronte, tomando su lugar en la barca para que él pudiese cruzar el Aqueronte por última vez.

—Willy 'Cuatro ojos' Brown. Tocaba la armónica como los dioses. Desapareció hace años y nunca más supe de él. Dudó que siga vivo. En cuanto a la paternidad dudosa... Es más que probable que Robert Scott debiera algo más que su nombre a Robert Johnson. Pero el asunto nunca se aclaró y Josephine no quiso decir nada sobre el tema. Después de todo Alphonse no vivió lo suficiente como para ver crecer a su hijo.

Se quedó un momento pensativo. Luego su voz se quebró ligeramente, como recordando algo muy doloroso:

—Las grabaciones... no quiero hablar de eso. Era joven y pagué un precio muy alto por creer en otros. Con el tiempo Josephine regresó y las heridas se cerraron. No sé donde están. Y creo que lo mejor es que siga siendo así.

Mientras los demás hablaban, Tony se había quedado muy pensativo. ¿Conjuros? Madre mía, ¿qué hay detrás de todo esto? Sabía que lo sobrenatural era más que cierto con todo lo que llevaban pasado estos días, y el visitante oscuro que le había acompañado tantos años... Pero, ¿conjuros?

—¿Entonces nos está diciendo que Johnson hacía magia? —preguntó Tony con un tono calmado— ¿Usted las ha escuchado? —añadió empezando a acelerarse— ¿Creer en otros...? ¿En qué otros? ¿Y cómo murió Alphonse? —de repente Tony estaba tan entusiasmado con la conversación que empezó a preguntar muy de seguido, como un niño chico que acaba de descubrir algo nuevo que le apasiona.

Tony le recordó en ese momento a los muchachos que tratan de bucear mucho rato, aguantando la respiración y teniendo que recuperar el aire fuertemente nada más salir a la superficie.

Solo que al revés, conteniendo sus dudas y soltándolas todas de golpe.

- Disculpenos. - dijo de forma conciliadora. - Realmente han sido dos días demasiado intensos desde que la existencia de las grabaciones y algunas de las cosas que hemos vivido nos hacen tener que continuar, al menos por el bien de los demás.

Cliff arrugó la frente y miró fijamente a los ojos de Prunty.

—Tiene que hacer un esfuerzo señor Prunty. Para nosotros es de vital importancia saber todo sobre ese asunto. Tenemos intereses colaterales que están comprometidos por ese asunto.

Se tranquilizó y, por primera vez, retiró la pipa de su boca y mantuvo unos segundos de silencio.

—Cuénteme más sobre esas grabaciones.

Reba se sentía culpable a cada momento, abordar a aquel pobre hombre de aquella manera, aún comenzando a pensar que sus vidas (si no sus corduras*) estaban en juego, le recordó a un linchamiento en el que había participado involuntariamente cuando estaba en el instituto. Alguien había descubierto que uno de sus compañeros era un mentiroso compulsivo que había jodido a todo su círculo cercano repetidamente y se le hizo una intervención que había terminado en lágrimas y hostias grandes como hogazas propias del libro Guinness de los récords. 

Mientras el resto seguían preguntando ella trató de poner su mejor cara de 'No se preocupe, todo está bien, si hace falta saco a estos a patadas de su cabaña'.

Quizás Prunty se pudiera sentir agobiado pero más bien parecía deseoso de librarse de la culpa. Chief había visto gente así en su iglesia. Carcomidos por años de silencio de pronto un día estallaban y dejaban que sus aguas internas lo inundasen todo. El problema en este caso es que la inundación se los llevase a ellos por delante. Fue sin duda la seguridad con la que Cliff afrontaba aquel interrogatorio lo que había hecho que el hombre se abriese de tal manera:

—Los otros de la Orden.— dijo realmente respondiendo a Tony —Miren... ahora no somos más que un grupo de viejos con malos recuerdos. Pero en aquel momento... en aquel momento teníamos el mundo en nuestras manos. O eso creíamos. Buscamos los secretos más prohibidos y los usamos para conseguir lo que deseábamos. Pensamos que éramos imparables. No quiera saber que fue lo que acabó con Alphonse. Temo que algo similar nos acabe pasando a cada uno de nosotros. Hicimos pactos que nunca estuvimos seguros de poder cumplir.

Sacudió la cabeza:

—No llegué a escucharlas. Jack Lombard se equivocó en muchas cosas pero en eso tenía razón: las grabaciones debían ser destruidas. Hicimos muchas cosas mal y pagaremos por ello. Aún así, aunque lo hiciéramos por los motivos equivocados, evitamos que las grabaciones causaran el mal para el que fueron creadas. No les he contado todo esto para ayudarles a encontrarlas. Se lo he contado para que comprendan el enorme riesgo al que se exponen, no sólo ustedes mismos, sino a todos los que puedan amar. Esas canciones abrirán puertas a un lugar que es mejor que permanezca cerrado.