Partida Rol por web

El atizador no era más que una forma de ganar tiempo, y Tony era muy consciente de que la criatura se revolvería contra él, así que, en cuanto lo hizo, estaba preparado.

Casi pudo ver a cámara lenta como la zarpa pasaba a centímetros de su cara mientras se alejaba de la criatura de un salto. Había sido "la cobra" más eficaz de su vida.

Por el rabillo del ojo vio la expresión de júbilo de Reba al encontrar los cartuchos y le dio un golpe a la escopeta para deslizarla por el suelo hasta los pies de su compañera.

—¡Cárgatelo Reba! —gritó sabiendo que él no podría cargar el arma y dispararla teniendo a la criatura tan cerca y tan pendiente.

Reba deslizó los cartuchos, con una mano temblorosa en su bolsillo, localizando con la mirada la escopeta que Tony había dejado en el suelo. Este, tras esquivar a la criatura se la empujó con el pie pero la bestia estaba demasiado cerca y no tenía gran capacidad de movimiento en aquel espacio. Aún así buscó en su otro bolsillo, localizando su zippo, al ver que la criatura estaba cubierta de líquidos inflamables.

- Salid de aquí.- Gritó, esperando que Chief y Tony fuesen capaces de arrastrar al herido Cliff fuera de aquel pequeño infierno.

- Cliff, Cliff... - murmuraba el sacerdote con urgencia, consciente de que si no conseguía sacarlo de allí, era casi seguro que no vería un nuevo día.

Mientras corría hacia su compañero, se dio cuenta que toda la investigación de Prunty estaba perdida una vez la criatura había matado al hombre y había desparramado los papeles por toda la casa.

Sacudió la cabeza, recordandose las prioridades, y se agachó junto a Cliff, tratando de echárselo al hombro sin preocuparse de que se estaba empapando en los mismos líquidos que la criatura y varias de las hojas se habían pegado a su ropa.

Tony, efectivamente, hizo la cobra de su vida al apartarse a tiempo del zarpazo¹. Reba dejó caer los cartuchos junto a la escopeta sacando en su lugar su zippo. Fuego y productos químicos: buena combinación. El problema fue que al lanzar el mechero contra la bestia ésta ya se había girado al percibir la llama. Todo sucedió muy rápido: el monstruo prendió como si fuera un monje bonzo, pero entre las sacudidas de horror que daba las llamas saltaban por todos lados y una de ellas prendió en la chaqueta de Reba, que contempló con horror como aquella sustancia se pegaba como el napalm a su brazo².

Mientras el monstruo aullaba golpeando las paredes intentando apagar el fuego, pero prendiendo con eso la madera del edificio, Chief vio una oportunidad para deslizarse y agarrar a Cliff³. Por desgracia sus movimientos eran torpes y lentos y en ese momento estaba obstaculizando la salida de la cabaña a todo el mundo mientras arrastraba a su compañero⁴.

El olor a carne quemada lo inundaba todo mientras la madera crujía a la par que el humo y el fuego se propagaban de forma descontrolada.

La cabeza de Cliff había golpeado contra la mesa y un pequeño hilo de sangre manaba de su sien. Cuando Chief se acercó a él se dio cuenta de que el hombre respiraba pero era un peso muerto. Había caído inconsciente y ahora solo la ayuda de sus compañeros podría sacarlo de ahí.

Reba tragó aire, nerviosa por ver cómo su brazo entraba en llamas siguiendo el ejemplo de una Antorcha Humana de andar por casa, peor aún así fue capaz de bloquear el dolor momentáneamente, su cabeza repetía una salmodia sedante que actuaba solo sobre el auténtico foco del dolor, aún así no era demasiado consciente de lo que pasaba a su alrededor, la prioridad era apagar aquello y la única manera parecía ser por privación si no encontraba algún líquido no inflamable, así que buscaba desesperadamente algún recipiente en el que pudiese haber algo con que apagar aquello o alguna manta u otra prenda de tela gruesa que Puntry pudiese tener por ahí tirada para tratar de envolverse el brazo para tratar de sofocar el fuego.

Aquello era una auténtica locura, entre el fuego, el humo y los gritos, Chief ni siquiera era capaz de situarse dentro de la casa, muchos menos percibir dónde estaba el resto.

Pero sí tenía a Cliff delante y, pese a que su cabeza caía a un lado, parecía respirar, por lo que necesitaba sacarle al exterior sin demora.

Pero el suelo estaba empapado por los productos químicos y no hacía más que resbalarse sin parar, lo que acrecentaba el nerviosismo y el miedo que comenzaba a atenazarle.

Tony se separó de la bestia con rapidez y vio el follón que tenían montado en la puerta.

—¡Joder, venga, venga, corred! —dijo mientras intentaba pensar en qué hacer entre todo el caos que se había convertido la casa. Uno inconsciente, otro bailando intentando mantenerse en pie y la otra ardiendo... Aquello pintaba mal, pero desde luego era mejor ayudar a dos que a una— Vamos, entre los dos seguro que lo sacamos sin problemas —le dijo a Chief— Tú agarra de los brazos y yo de los pies... ¡Tira!

Chief parecía incapaz de sacar de allí al sufrido Cliff. Pero en ese momento Tony se lanzó para agarrar al herido por los pies y arrastrarlo, junto con el propio clérigo hacia fuera. Por desgracia el movimiento fue tan brusco que el predicador perdió pie y  cayó de espaldas hacia el exterior. Sintió un dolor intenso en las costillas cuando notó como se golpeaba con uno de los postes que sostenían el porche¹. A pesar de las complicaciones Tony logró salir de la casa.

Cliff continuaba inconsciente y mientras tanto Reba buscaba, desesperada, una manta con la que intentar apagar aquellas llamas. Con el humo que lo inundaba y el vaho de los productos químicos todo era casi incapaz de respirar. ¿Dónde estaba la bestia? La oía golpear las paredes, sentía como todo parecía a punto de venirse abajo. Como ella misma por culpa de la situación. ¡Tenía que mantener la calma para salir de aquel atolladero!²

—Vamos allá, uno fuera —dijo Tony— ¿Tú estás bien? ¿Te has hecho daño? —le preguntó a Chief al ver que se tocaba las costillas con gesto de dolor.

Tony miró a la puerta, vio como cada vez había más humo en la casa, y no parecía que Reba saliese... ¿Por qué cojones no sale Reba? Ni corto, ni perezoso, Tony se sacó la chaqueta, se la puso en la cara a modo de mascarilla improvisada y se metió a por ella.

—Hay que ayudarla... —se le entendió mientras entraba en la casa.

Tras entrar, mirando sobretodo por debajo del humo que se estaba acumulando, pudo ver a Reba agitando el brazo mientras tocaba la pared de aquel salón, buscando la salida. Tony se acercó a gatas a ella.

—¡Reba, abajo, abajo, intenta evitar el humo! —dijo mientras le ponía la chaqueta en el brazo para intentar apagar las llamas y sacarla de vuelta a la calle.

Chief trató de incorporarse nada más caer, necesitando saber que Reba se encontraba bien. La había perdido en la refriega, entre el humo y el caos, y ahora veía que no estaba fuera.

Pero un fuerte pinchazo en el costado le dobló de dolor, obligándole a tumbarse de nuevo.

- ¡Cliff! - trató de llamar a su compañero, girándose para tratar de comprobar que seguía respirando.

Sonrió orgulloso cuando vio como Tony se lanzaba a la humareda para ayudar a Reba y volvió a tener claro que habían sido puestos allí por el Señor, dispuestos a sacrificarse por los demás sin dudarlo.

Chief tosía. Al menos había salvado a Cliff. Peor ¿y Reba? ¿Por qué no salía? De pronto se dio cuenta, mientras palpaba sus bolsillos, que le faltaba algo¹. ¡Había caído en la cabaña mientras estaba arrastrando a su compañero!

Cliff tosió fuertemente y miró fijamente a la cara de Chief que estaba justo delante.

—¿Qué... diablos ha pasado? —dijo con la voz rasgada—. ¿Dónde están los otros?

En ese momento levantó la mirada y vio la casa de Prunty ardiendo

—No, no, no. Dime que no están ahí —dijo agarrando de las solapas a Chief, que todavía tenía el rostro desencajado.

Reba estaba perdida, intoxicada, a cuatro patas, tratando de situarse por debajo del humo, pero estaba perdiendo la consciencia cuando intuyó una figura tratando de socorrerla. Poco más pudo hacer que medio erguirse para caer sobre la figura, haciendo que ambos saliesen dando tumbos de la condenada cabaña. Se dejó caer fuera, una vez más, para vomitar y escupir mientras trataba de recuperar la respiración, cosa de la que se veía incapaz, pero aún así reconoció a Tony, su salvador, y le dio las gracias con una mirada con la que reconocía haber sido salvada de la puta tumba.

No le había dado tiempo a recuperar el aire para responder a Cliff, menos aún para socorrer a Reba, cuando vio salir a sus dos compañeros de la cabaña y una paqueña lagrima de alivio recorrió su mejilla.

Se la quitó con el dorso de la mano, sin ningún disimulo ni atisbo de vergüenza, cuando se dio cuenta que la tenía manchada de...

- ¡Las cenizas! - gritó poníendose de pie, doblándose al momento de dolor y cayendo de rodillas.

Comenzó a moverse, casi gateando, hacia la cabaña, con gesto de terror en su rostro mientras miraba al interior, tratando de buscar la bolsa de cuero que había usado para transportar el bote de café con las cenizas del amuleto de Sugarman.

- Las cenizas... - repitió, solo que esta vez era casi un gemido, sabedor que la vieja bolsa no soportaría el fuego de los químicos y que las cenizas de su interior se mezclarían con las de la vivienda.

Había decidido llevalas con él queriendo alejarlas de la señora Painbell, con intención de bendecirlas y enterrarlas en suelo sagrada, asegurandose que aquel demonio no volviese a este mundo.

Y había fracasado.

Salieron de la cabaña y se alejaron unos metros. En el interior escuchaban el aullido desgarrador de la bestia. ¿De dónde había salido? ¿Qué era realmente? No había tiempo de preguntárselo. Se alejaron del fuego que iba in crescendo justo a tiempo, porque cuando estaban ya a varios metros una explosión hizo que parte de la casa saliera disparada en todas las direcciones. Luego las llamas devoraron los restos con voracidad insaciable y amenazaban con extenderse al bosque cercano.

Aquella explosión y la columna de humo sin duda se verían desde cualquier lugar de Greenwood. ¿Debían intentar aplacar el fuego y evitar que se extendiera o sería mejor salir de allí antes de que llegasen las autoridades y tuvieran que explicar lo sucedido?

Con la explosión, Tony se quedó mirando un instante. ¿Cómo podía haberse originado todo eso en un momento? Joder, si estaban hablando con el señor tan tranquilos...

En fin, con los visibles daños que tenían todos, no iba a ser sencillo explicar lo ocurrido, y Tony sacó su cara más escurridiza.

—Vamos, como llegue la poli y estemos por aquí nos van a calentar la cabeza pero bien... —dijo mientras se dirigía al camino de vuelta al coche.

—Sí, mejor vayámonos —dijo Cliff tomando la suficiente seguridad para ponerse en pie mientras miraba el fuego—. La pregunta es, ¿a dónde vamos?

Mientras deshacían su camino de forma apresurada hacia el viejo camping se dieron cuenta de que Reba no se encontrba bien. No era sólo el fuego que finalmente había logrado apagar de su ropa, sino la intoxicación de humo. Estaba mareada y le costaba respirar. ¡Pero tenían que salir de allí enseguida si no querían toparse con la autoridad! Acomodaron a la chica en el asiento de atrás mientras pensaban en la pregunta de Cliff: ¿a dónde se dirigirían ahora?