Partida Rol por web

Cruce de caminos

[09.b] Tras el túnel la luz

Cargando editor
08/08/2020, 11:56
.Demiurgo.

Tony la puerta y la luz del día lo deslumbró. Trastabilló un par de pasos antes de caer de bruces en medio de un montón de basura, tirando varios cubos y rascándose las palmas de las manos al caer al suelo de cemento.

Escuchaba coches y ruido de gente en la calle. Se levantó como pudo y se asomó. Cuando vio a la gente paseando, indiferente a la locura de la que acababa de escapar, dudó si se había imaginado todo, como en los tiempos en que se ocultaba en las drogas. Vio las caras de algunos transeúntes que se giraban hacia él sorprendidos, quizás incluso asustados por su aspecto.

¡Chief!

Se giró para regresar por el callejón. ¿Dónde estaba la puerta? Los edificios de ladrillo gris que formaban aquel callejón, que terminaba en una desvencijada valla de metal tras la cual había un aparcamiento, no tenían puerta alguna. ¿Por dónde había salido él?

Entonces vio una figura en el aparcamiento al otro lado de la valla. Un hombre negro de pie, que salía de entre unos coches.

—¡Chief!— gritó esperanzado.

Pero no era Chief. Tony vio a aquel hombre vestido con un traje arrugado, sombrero, aspecto anacrónico, que le devolvía una mirada que reflejaba una profunda tristeza. Los separaba una valla y acaso diez metros, pero nunca había estado tan cerca de su misterioso acechador. Y jamás a plena luz del día. ¿Acaso seguía en la pesadilla en la que se habían sumido tras entrar en el Second Circle Club?

Cargando editor
09/08/2020, 21:32
Tony Stevens

Los sentimientos que fluían por Tony en aquel momento eran contradictorios. Desde la esperanza de ver a Chief allí fuera hasta la emoción de volver a ver a su hombre de negro, por su cabeza habían pasado, casi a la vez, la desilusión de equivocarse de persona, unas ganas irrefrenables de gritar, hacerse un ovillo e incluso golpear aquella pared hasta encontrar un camino de vuelta. Pero nada de aquello duró más que unos milisegundos. Delante tenía a alguien que tenía, sin duda alguna, más de una respuesta. Y se agarró a ello. Se agarró tanto que incluso olvidó que debía buscar a Cliff. Esta vez no podía escaparse. —¡Eh! —gritó de nuevo— ¡Espera, espera! ¡No se te ocurra marcharte! —amenazó mientras se encaramaba a la valla y la saltaba como si su vida dependiese de ello.

Cargando editor
10/08/2020, 15:52
Aparición Tony

Se abalanzó sobre la valla intentando trepar por ella, pero de pronto el costado le lanzó una señal de dolor que hizo que soltase la verja y casi cayese al suelo sentado1. Desesperado, casi llorando, Tony golpeó aquel trozo de alambre que le separaba como siempre de las respuestas.

Pero para su sorpresa el hombre se aproximó. Se quedó a un par de metros de la rejilla, al otro lado de la valla. Nunca lo había visto tan de cerca y el muchacho contuvo la respiración mientras se le erizaban los pelos de la nuca. No sabía como ni por qué pero sabía que aquel hombre, pese a que estaba allí de pie, con su traje arrugado, llevaba muerto puede que desde antes incluso de que Tony hubiera nacido. ¿Por qué lo acechaba? ¿Por qué lo seguía?

—Todos estamos malditos por Robert. Pero tú puedes romper la maldición. Busca al doctor Lovecraft. Él tiene que saberlo.

Luego se dio la vuelta y comenzó a alejarse. Tony seguía aferrado a la verja, una verja que ahora mismo le parecía tan infranqueable como el mismísimo muro de Berlín.

- Tiradas (1)

Motivo: Actuar bajo presión

Tirada: 2d10

Dificultad: 9+

Resultado: 7 (Fracaso) [2, 5]

Notas de juego

[1] Estás intentando trepar la valla bajo presión de tiempo, antes de que el tipo se escape. Me olvidé de poner el -1 de la herida seria que tienes, pero de todos modos fallabas.

Cargando editor
11/08/2020, 08:34
Tony Stevens

—¡No, espera! ¡¿Lovecraft?! ¡¿Dónde?! ¡¿Quién es?! —gritaba Tony intentando que aquel hombre se quedara más tiempo allí. Pero el hombre seguía alejándose, dejando a Tony cada vez más angustiado. —¡Espera! —volvió a gritar— ¿Dónde busco...? —añadió con la voz más suave, casi a punto de llorar y derrumbándose en el suelo de rodillas, arrastrando la mano por la valla, agarrándola y poniendo la cara en ella, como si fuese un hombro sobre el que soltar sus lágrimas— ¿Y mis amigos...? ¿Dónde están...? Tony comenzó a llorar tirado en la calle, aquel hombre se marchaba, sus amigos no estaban. Ni siquiera sabía si seguirían vivos. Necesitaba un momento para llorar. Y lloró amargamente en aquel suelo, agarrado a la verja de metal. Al poco una chispa en su cabeza le hizo recomponerse. Lovecraft. Maldición. "Tú puedes romper la maldición". Las palabras de aquel hombre resonaron en su cabeza. Desde luego, como mínimo se lo debía a Chief. No querría verle como estaba ahora. Se incorporó y decidió que comenzaría allí mismo. Se secó las lágrimas, se arregló un poco la ropa y salió a la calle principal. Buscó una cabina, con intención de encontrar el listín telefónico. Primero para saber en qué ciudad estaba, y luego para buscar a aquel doctor.

Notas de juego

Uf, sí, tienes razón. Mira que siempre echo un ojo a los movimientos por si me encaja algo, pero no pensé en que la urgencia me pedía actuar bajo presión, sorry.

Cargando editor
11/08/2020, 19:19
.Demiurgo.

Tony se recompuso como pudo. Salió a la calle y por un momento sintió un vértigo extraño al contemplar la normalidad de aquella escena. Los coches pasando por la carretera, la gente cruzando apresurada por su lado sin prestarle atención, un pub que abría sus puertas, tiendas de regalos y una tienda de televisores. Una calle americana normal y corriente.

Y una cabina.

Todavía cojeando se aproximó a la cabina y abrió el listín telefónico. Jackson. Seguían en Jackson. En algún sitio de esa ciudad estaba la parcela que conducía al infierno. Mientras la gente pasaba a su alrededor, ignorando aquello, Tony no pudo sino plantearse si se había vuelto loco del todo. ¿Y si todo se lo había imaginado mientras sufría un mal viaje? Como la última vez. De pronto sintió un escalofrío mucho más intenso: ¿y si nunca había tenido jamás un mal viaje? ¿Y si siempre había sido todo real y...?

Intentando aferrarse a la cordura pasó las páginas de la guía telefónica. L, Larper, Lewis, Louis... ¡Lovecraft! ¡Lovecraft, Eugenie! ¡Era el nombre del médico! Entonces... existía. Miró la dirección: 3927 Estline Drive, a las afueras de la ciudad. Y allí figuraba incluso su número de teléfono.

Notas de juego

¡No hay problema! Precisamente lo que mola es que el jugador se olvide de las mecánicas y se vuelque en la trama. Si hacen falta movimientos ya tiro yo si nos despistamos.

¿Qué haces ahora?

Cargando editor
13/08/2020, 17:13
Tony Stevens

Tony descolgó y cogió la moneda que suele haber en el cajetín de cambio. La puso en la rendija mientras mantenía el auricular en la oreja y, mientras el tono sonaba de forma persistente dudó si meter la moneda y marcar. ¿Qué iba a hacer? ¿Iba a llamar por teléfono a alguien para preguntarle por una maldición? ¿Por su relación con un manicomio en el infierno? Colgó el auricular y dejó la moneda donde estaba. Debía ir en persona. Arrancó la hoja para asegurarse de que no olvidaba la dirección, aunque iba repitiéndola mientras salía de la cabina. Anduvo por la calle hasta que se cruzó con el primer taxi libre. No tenía dinero para pagarle, pero eso nunca había sido un problema. No creo que empezase a serlo ahora que realmente lo necesitaba.

Cargando editor
13/08/2020, 22:18
.Demiurgo.

Media hora después estaba llamando al telefonillo ubicado en un murete tras cuya verja se veía una enorme parcela ajardinada con una casa de dos plantas con porche. En el camino a la casa, aparcado junto a una fuente circular, estaba aparcado un ostentoso cadillac descapotable. Al doctor Lovecraft no parecían irle mal las cosas.

Tony había convencido al taxista para que esperase aparcado junto al muro por el pago que le traería en cuanto saludase a su viejo tío Lovecraft1. Se las ingenió para montar una sonrisa sin que le temblasen los labios. No le preocupaba en lo más mínimo el taxista sino que aquel viaje no fuera en balde.

—¿Sí?— preguntó una voz masculina al otro lado del interfono —¿Quién es?

Notas de juego

[1] No veo relevante hacer ningún movimiento. Me parece mucho más relevante llegar aquí que la forma de hacerlo ;)

Cargando editor
17/08/2020, 07:38
Tony Stevens

Tony dudó un instante frente al interfono. Todas las partes de su cuerpo le pedían decir algo distinto. Una mentira creíble. "Vengo a entregar un paquete", o "tengo que revisar el contador del agua". Pero esta vez probó algo más directo. —Vengo a hablar con el doctor Eugene Lovecraft —respondió—. Es sobre Cliff Oswald —añadió, con la esperanza de que nombrar a su paciente le abriese las puertas. Literalmente.

Cargando editor
17/08/2020, 11:02
.Demiurgo.

Hubo unos segundos de silencio. Luego la voz contestó:

—Yo soy el doctor Eugene Lovecraft, y el señor Oswald fue paciente mío. ¿Quién es usted y cual es el motivo de la visita?

Cargando editor
17/08/2020, 11:37
Tony Stevens

—Disculpe —comenzó Tony cuando se dio cuenta de que ya era la segunda vez que le preguntaba quién era y no había respondido—, me llamo Tony Stevens. Soy amigo de Cliff y vengo porque... En blanco. Tony se había quedado en blanco. ¿Por qué estaba allí? "Mire, es que una aparición que lleva años persiguiéndome me ha dicho que debo hablar con usted para romper una maldición..." pensó mientras cerraba los ojos y engurruñía la cara, sabiendo que no era era la mejor de las ideas. —... Porque Cliff necesita ayuda —añadió intentando seguir con la idea de poner en la mesa un tema interesante para él—. Créame doctor que si no fuese necesario... Yo tengo cosas mejores que hacer que venir a molestarle. Por favor, ¿podríamos hablar en persona? Esto me parece muy... incómodo —dijo mientras miraba el interfono con cierto asco.

- Tiradas (1)

Motivo: Influenciar a otros

Tirada: 2d10

Resultado: 16(+3)=19 [6, 10]

Notas de juego

¿Debería hacer un movimiento para intentar convencerle? Bueno, lo tiro por si acaso y ya si te vale bien y si no ignoramos. No sé si el -1 de la herida también me afecta a esta tirada. Estoy aplicando +3 de base de Carisma. Bueno, viendo el resultado, no creo que sea un problema.

Cargando editor
17/08/2020, 23:24
Eugene Lovecraft

Hubo otro incómodo silencio al otro lado del interfono. Después se oyó un zumbido eléctrico y la verja de metal se abrió con un chasquido. Tony se apresuró a empujarla mientras le hacía una seña al taxista para indicarle que pronto tendría el asunto resuelto. En realidad poco le importaba. Ahora mismo su prioridad era ver al doctor Lovecraft y eso era exactamente lo que iba a hacer.

Mientras se aproximaba a la casa vio que la puerta se abría y un hombre quedaba en el umbral. Era un individuo mayor, alto, calvo, de barba canosa cuidada, con un aspecto que transmitía energía. Quizás era por su mirada firme pero levemente cordial, quizás por su altura o la rigidez de su espalda, casi en postura militar.

Cuando Tony estuvo en el umbral el hombre se apartó a un lado para dejarlo pasar a la par que se presentaba.

—Yo soy el doctor Lovecraft.

El hall de entrada era lujoso, reluciente de mármol y bellamente iluminado por una vidriera multicolor que había en el techo. Una enorme escalinata llevaba a la segunda planta. En las paredes lucían enormes cuadros de paisajes tan bucólicos como bellos. Tony había estado en sitios elegantes y en muchas fiestas de gente con dinero y estaba claro que aquel psiquiatra aunaba ambas cosas.

—Sígame por favor. Estaba tomando un refrigerio con un viejo amigo en la piscina pero estoy seguro de que podrá esperar un poco.

El hombre caminó hacia un despacho que había al fondo del pasillo. Por el camino Tony vislumbró la puerta que daba al patio trasero donde, efectivamente, había una enorme piscina. Le pareció ver a alguien que se aproximaba a una barra de bar que había al fondo pero el doctor lo hizo entrar en el despacho.

—Siéntese por favor.— dijo indicándole con una mano uno de los sillones para las visitas mientras él se situaba al otro lado de la enorme mesa, recostándose en un amplio sillón de oficina con ruedas —El señor Oswald fue paciente mío hace unos años. Un caso grave de desdoblamiento de personalidad. Pensamos que no se recuperaría pero su fuerza de voluntad fue... encomiable. Lo daba por completamente curado. ¿Qué le ha pasado?

Notas de juego

Sí, es un buen momento para ese movimiento. ¡Y gran tirada! El -1 sí que se aplicaría. La herida te duele y te impide ser más espontaneo, pero Tony puede con todo.

Cargando editor
18/08/2020, 23:39
Tony Stevens

Al sentarse en aquel sillón, Tony no pudo reprimir el gesto de dolor. Estaba claro que sus heridas seguían pendientes de él, aunque él quisiera olvidarlas. Durante un instante le preocupó que aquel hombre pudiera notar que sufría, pero, después de aquella charla, seguramente sería el último de sus problemas. Así que se recostó un poco y dejó que la comodidad de aquel asiento le calmara. —Vengo del hospital donde trabajaba —le dijo Tony mirando al suelo y haciendo caso omiso de lo que el doctor acababa de decir—. No sé si es el mismo hospital al que usted iba —añadió levantando la cabeza y sosteniéndole la mirada—. Este estaba en el mismísimo infierno, ¿sabe? —continuó— He visto morir a un amigo allí. Y un papel que hablaba del pasado de Cliff. Y todo tiene que ver con Robert Johnson. ¿Sabe quién era Robert Johnson? Tony se estaba acelerando por momentos, casi como si el doctor, por alguna razón, tuviera la culpa de todos los pesares que llevaba encima. Se dio cuenta, respiró profundamente y siguió algo menos cortante. —Mire, doctor Lovecraft, no sé si usted conoce ese otro mundo. Ni qué tiene que ver con todo esto. Sé que hasta le sonará de locos, pero necesito que me arroje algo de luz. He venido porque hay que romper una maldición, y usted es parte esencial en todo esto.

Notas de juego

Por ahora no voy a tirar, porque sigo un poco la idea del principio cuando nos reunimos en la cabaña, que como estaba muy "servicial" no hizo falta. Si veo que la conversación se atasca ya veo qué surge de un movimiento. ¿No?

Cargando editor
19/08/2020, 00:49
Eugene Lovecraft

Eugene Lovecraft se removió inquieto en su sillón cuando Tony lanzó su explicación de los hechos de forma tajante. Cuando hubo terminado el doctor lanzó un suspiro. Estuvo un rato largo mirando al muchacho fijamente, como si todavía tuviera que analizar todo lo que había expuesto el chico. Luego se recostó, sujetando levemente la sien con los dedos de la mano derecha, como alguien que tiene que ordenar sus pensamientos. El incómodo silencio se prolongó unos segundos más.

—Es una buena definición: el infierno. Es evidente que el infierno no es más que una conceptualización tardía creada por los cristianos. Todas las civilizaciones anteriores han tenido su propia versión de ese lugar: Hades para los griegos, Irkalla para los babilonios, Xibalbá para los Mayas... es curioso como culturas que jamás han tenido contacto previo determinan un lugar claro para los muertos. Bueno, después de todo es el Gran Misterio.

Vio que Tony hacía un gesto de impacientarse.

—Pero usted no está aquí por una clase gratuita de religión comparada. Usted ha visto algo incomprensible, incluso ha perdido a alguien y no sabe como encajarlo en su vida normal. Y el origen de todos esos males se inicia en Robert Johnson y en Cliff P. Oswald. Efectivamente yo traté al señor Oswald cuando hace años lo trajeron al centro psiquiátrico de Saint John en esta ciudad. El sitio ya no existe, fue derrumbado para construir unos grandes almacenes hace casi una década. Pero no se preocupe: le creo cuando me dice que ha estado allí. No tiene sentido negarlo: lo ha vivido en sus carnes, lo puedo notar. Son demasiados años tratando a gente como usted. A gente como el señor Oswald. A gente que ha estado al otro lado. Al principio yo tampoco quería creerlo pero al final uno debe darse por vencido. ¿Cómo era aquella famosa frase? Cuando descartamos lo imposible lo único que nos queda, aunque improbable, es la verdad. Es una falacia. En ciertos casos lo imposible es la verdad. Usted lo sabe porque lo ha vivido. Y yo también.

Se levantó para aproximarse a un mueble que había en la pared. Al abrirlo sacó una botella de licor y un par de vasos. Sirvió una cantidad generosa en cada uno.

—Dígame. ¿De qué conoce a Cliff P. Oswald y por qué sus caminos se cruzaron con Robert Johnson? Me ha preguntado si lo conozco. Sí. Lo conozco. La pregunta ahora es: ¿lo conoce usted?

Ofreció una de las copas al joven.

 

Notas de juego

Exacto. Tú preocúpate de la narrativa y si hacen faltan movimientos lo veremos.

Cargando editor
19/08/2020, 23:59
Tony Stevens

Tony agarró el vaso y miraba el líquido moverse dentro de él. No bebió. En esos momentos le fascinaba solo la sensación de estar sentado en aquel sitio, hablando del Infierno con un desconocido, mientras agitaba una copa en su mano. —Buscábamos las canciones —dijo finalmente Tony sin despegar la mirada del vaso—. Las buscábamos con ahínco. Eramos cuatro. Pronto nos convertimos en tres. Y hace un rato... —la voz de Tony se fue suavizando y una enorme lágrima salió de su ojo derecho—. Ahora solo estoy yo. No sé dónde está Cliff. No sé siquiera si ha podido salir de allí. Tony dejó la copa en el suelo y volvió a mirar al doctor. Pero esta vez su mirada era triste. Como el pobre que mira al rico pidiendo limosna en momentos de dura necesidad. —Ayúdeme —le dijo—. ¿Cuál es la maldición? ¿Cómo se puede romper? Ayúdeme.

Cargando editor
20/08/2020, 01:23
Eugene Lovecraft

El hombre respondió con voz profesional, calmada. Miraba directamente a los ojos de Tony al hablar:

—No podemos dar una respuesta sin conocer la pregunta. ¿No cree? Del mismo modo no podemos romper una maldición si no sabemos cual es. ¿Qué maldición quiere romper con tanto ahínco? ¿Dónde está su origen?

Se levantó para dirigirse a un archivador de metal negro que estaba a un lado de la habitación. Abrió el tercer cajón y buscó por una serie de carpetillas:

—Ormand, Osmod, Oswald.

Sacó una de las carpetillas con gesto triunfal y regresó a su sitio en el sillón, abriéndola para mirar su contenido.

—Cliff P. Oswald. Como usted ya sabe, porque ha estado allí, lo trajeron a mi consulta desorientado, con amnesia. No recordaba nada pero tarareaba de forma insistente una melodía. Después supimos que era uno de los temas perdidos de Robert Johnson. El asunto de los temas perdidos de Robert Johnson lo supe después, claro. Cuando empecé a tratar con Cliff mis conocimientos sobre el señor Johnson eran nulos. Yo soy más de ópera. Wagner me fascina.

Dejó la carpeta cerrada sobre la mesa.

— Eran cuatro, luego tres, finalmente dos. Porque vamos a suponer que el señor Oswald sigue vivo. Tiene una especial habilidad para salir vivo de situaciones límite. ¿Cuál es la maldición señor Stevens? ¿Lo ha pensado ya?

Cargando editor
24/08/2020, 08:07
Tony Stevens

Mientras el doctor hablaba, Tony se recolocó en el sofá, incorporándose hacia adelante, como si fuese a levantarse solo que sin llegar a hacerlo. Parecía incómodo con aquella conversación. No era lo que Tony esperaba. Él quería llegar allí, que le diesen una solución a aquel tema y adiós. O una forma de solucionarlo. En cualquier caso lo que no llevaba bien era mantener una larga conversación con un desconocido mientras se encontraba nervioso, angustiado y dolorido. Y, encima, ahora aquel hombre empezaba a decir cosas que no le sonaban nada bien. —¿Qué? —respondió entrecerrando los ojos— ¿Pretende decirme que la maldición está en Cliff? Podría ser yo también, ¿no? Yo también salgo vivo... Tony alargó la mano para coger la copa y darle un largo trago. Desde luego, empezaba a necesitarlo.

Cargando editor
24/08/2020, 23:29
Eugene Lovecraft

—Tú sabes que no eres el portador de la maldición. Aunque te intentes engañar. Eres un buen embaucador, pero no tanto. Y tú no tienes ni idea de blues. Fuiste el cebo para que Cliff picara y no sospechase. Aunque probablemente él tampoco sabía que papel jugaba en todo esto. Yo sí lo supe. Bueno... en realidad pensé que era una patología. Al principio se comportaba como si todo lo que le rodease fuera extraño, hasta su propio reflejo. Tuvimos que tener paciencia con él. No parecía responder ni a su nombre. Así que lo sometí a hipnosis.

El médico se sirvió otro trago.

—Ahí me di cuenta de que pasaba algo... especial. Hasta su acento cambiaba en esos momentos. Hablaba de cosas que no tenían sentido y fue cuando comprendí que se creía Robert Johnson. Deduje que estaba tan obsesionado con ese personaje que había adoptado su personalidad tras un trauma importante. Pero entonces, durante esa sesión, aparecieron manifestaciones de lo que escondía en su interior. Fue como si una barrera se viniera abajo y la Realidad dejase de tener sentido. Es lo que han vivido ¿verdad? Han estado... al otro lado.

Cargando editor
26/08/2020, 16:34
Tony Stevens

—No quería decir que yo fuese ninguna maldición, ni que la portase, ni nada... Quería descartar que lo fuese Cliff —le respondió Tony—. Pero entiendo lo que quiere decir —añadió después de dar otro trago y apurar la copa—, y sí, hemos estado al otro lado. Y sí, podría encajarme todo eso que cuenta. Tony escudriñó al doctor y miró alrededor en la habitación, como si temiese que al hablar del "otro lado" fuese a teletransportarse a aquel infierno de nuevo. —Mire, entiendo que como loquero le fascina hablar... Y, no me malinterprete, a mí me chifla hablar. Pero me han mandado aquí para que le ponga solución a la maldición... —dijo mientras movía la pierna con nerviosismo— ¿Qué hacemos?

Cargando editor
26/08/2020, 22:25
Eugene Lovecraft

El psiquiatra sonrió.

—No podemos hacer nada. A estas alturas Cliff ya se debe haber encontrado a si mismo. No habéis hecho otra cosa más allá de perseguir vuestra propia sombra.

Hizo un gesto con la cabeza hacia la puerta haciendo que Tony se volviera. En el umbral estaba de nuevo el individuo que lo perseguía una y otra vez. El hombre negro del traje gastado. No podía apartar la mirada de aquella sombra que durante casi toda su vida le había hecho enloquecer.

—Llegó aquí poco antes que tú, por eso sabría que vendrías.— Tony escuchaba la voz de Lovecraft a su espalda pero sus ojos permanecían clavados en el recién llegado —Supongo que yo también soy parte de este plan. Te presento a Alphonse Scott. O al menos a su espíritu encadenado por traición. Su misión era acabar con Robert Johnson pero en el último momento el bluesman lo embaucó para jugársela al mismísimo diablo. Pero ya sabes lo que se dice ¿no? Puedes correr pero no esconderte. Johnson fue dejando un reguero de almas encadenadas a su espalda: primero la de su mujer y su hija no nata, luego la de Alphonse. Casi logra su objetivo de nuevo con Robert Scott pero la cosa se malogró antes de tiempo y tuvo que hacer un salto a la desesperada. Y ahí entró en juego Cliff P. Oswald, el investigador obsesionado con el blues. Capaz de todo por saber la verdad sobre Johnson. Así que en un movimiento desesperado Robert Johnson también lo utilizó... pero esta vez no fue lo suficientemente precavido. Dejó pistas tras él. ¿Sabes por qué no se puede engañar al diablo? Porque tiene todo el tiempo del mundo a su favor. ¿Qué son tres generaciones para quien estuvo en el momento de la creación del tiempo?

La figura de Alphonse Scott iba difuminándose poco a poco. La voz del psiquiatra continuaba mientras Tony veía como desaparecía por completo, como humo entre el viento, la figura que momentos antes le miraba con eternos ojos tristes.

—Su papel en esta realidad ya ha terminado. Ahora supongo que irá a su purgatorio.— Tony siguió mirando la puerta entreabierta unos segundos antes de volverse de nuevo hacia el doctor Lovecraft —Siempre quise saber que había Más Allá. Ese fue mi precio. Tenía que cuidar que Robert no se diera cuenta de nada, hacer que pensase que se había salido con la suya, que se confiara hasta el punto de quedar encerrado en el nuevo cuerpo sin poder prever como la trampa se cerraba sobre él como un cepo sobre un ratoncillo. Y sólo faltaba el queso. El cebo eran las canciones. Pero para llevarlas hasta él necesitábamos a alguien inocente... Supongo que por eso Alphonse te escogió a ti, que ni siquiera sabías nada de blues. Te fue arrastrando hasta la locura hasta lograr cruzar tu camino con el de Cliff. Luego ya sólo quedaba que el Maestro os uniera a todos...

Cargando editor
27/08/2020, 08:25
Tony Stevens

Tony no sabía cómo actuar. Se quedó parado repasando los últimos días. Intentando cuadrar la explicación del doctor en todo lo que llevaba recorrido desde que comenzó la búsqueda de las canciones. Por un lado, encajar las piezas del puzle era satisfactorio. El cosquilleo, el vello erizado e, incluso, la sangre agolpándose en las mejillas eran claros síntomas de que por fin entendía lo que pasaba. Al menos lo que le había explicado Lovecraft. Por otro lado, en el proceso había perdido una pata que marcó su vida en los momentos más intensos. Ahora que Alphonse ya no estaba, sentía un vacío grande. Ya no le volvería a ver. Es más, ni siquiera esperaría volver a verle. Ya no influiría en su vida. Ni para bien, ni para mal. Siendo objetivos, era una buena noticia, pero perder algo que te acompaña e influye tanto en tu vida nunca sienta bien. Y no era lo único perdido. Chief no llevaba mucho en su vida pero en estos días se había vuelto mucho más importante. Desde luego, si todos éramos parte de un plan, ¿que Chief acabara así también estaría planificado? Eso le ayudaría a sentirse menos culpable, y a seguir hacia adelante. ¿Y Reba? Reba debía formar parte de todo esto también, de alguna forma... Menos mal que ella se fue antes de todo esto. "¿Estará bien?" se preguntó Tony mientras repasaba la experiencia. Y luego estaba Cliff. "Dios, Cliff". —¿Cliff sigue vivo? —preguntó a Eugene— ¿O ya estaba muerto desde que lo trataste? Bueno, imagino que da igual, aunque siguiese vivo no me recordaría, ¿no? El joven suspiró profundamente, intentando ordenar sus sentimientos. Ahora, la mirada que se posaba en el doctor no era de preocupación, sino pena. Parpadeó lentamente y se levantó, dejando el vaso en la mesa. "¿Esto es todo?" pensó. Volvió a repasar rápidamente las palabras del doctor. "Que el Maestro os uniera a todos..." resonó en su cabeza mientras miraba el vaso vacío que acababa de dejar en la mesa. Volvió la mirada a Lovecraft. —Me voy a arrepentir de esto, ¿verdad?