Partida Rol por web

El momento había llegado. Boris adoptó el semblante más solemne que pudo y buscó con la mirada a Arnama, su mentora.
Se percató de que su corazón latía desbocado. Respiró hondo y esperó el tiempo equivalente a cinco latidos. Tras este ritual, que siempre le había dado resultado, se sintió más seguro. Así pues, con paso decidido siguió a Bronco y se colocó junto a Arnama al tiempo que le dedicaba a la mujer una sonrisa a modo de saludo.

La ceremonia dio comienzo con la entrada del alcalde Uptal. El discurso del dirigente de Kassen relataba los objetivos y significado del peregrinaje en busca de la Llama Eterna. Cuando lo demandó, Jalles subió al estrado y se colocó junto al Capitán Wisslo, su mentor.

Jalles ya había encontrado algo positivo a aquel viaje, además del honor de participar en el homenaje al fundador de su pueblo natal. Iba a aprender un idioma nuevo. De su primer contacto con sus compañeros extrajo poca información, y se mantenía cauto en su juicio, quizá Paul Smallholder era el único que había confirmado lo que pensaba de él, que parecía un buen tipo. Del resto tendría que esperar.

Paul iba a contestar a Boris Todhoff, pero justo cuando iba a comentar la respuesta afirmativa, la ceremonia dio paso, y tuvo que guardar silencio ante el estrepitoso sonar de las trompetas. El alcalde Uptal, con sus mejores galas, hizo una entrada y un discurso solemne. Presentó el candil que tendrían que utilizar para prenderlo con la Llama Eterna y traerlo de vuelta. Y con el mismo aire solemne, requirió al grupo para participar en la ceremonia.

Paul fue el último en subir en la tarima y colocarse junto al padre Rantal Prasst. Y aguardó a que, ceremonialmente, le entregara los arreos pertinentes para la misión.

Una vez todos se colocarón junto a sus mentores, el alcalde Uptal volvió a tomar la palabra.

- ¡ Y ahora.... que los mentores entregen las mochilas de viaje a los elegidos de este año, y les den sus bendiciones para que inicien el peregrinaje! - exclamó con una sonrisa en su oriundo rostro.

En ese momento, y mientras los trompeteros alzaban un sonido solemne y bello, los cuatro mentores se acercaron cada uno frente a su elegido entregando cuatro mochilas idénticas.

La exploradora más veterana de Kassen, Arnama Lastrid, conocida también por su malhumor y crudeza de caracter, se acercó al elegido Boris y le entregó la mochila.

- ¡Que tu disparo sea siempre preciso y nunca te escaseen las flechas para conseguir la llama eterna! - le dijo, al tiempo que daba un paso atrás y asentía con la cabeza atorgandole su bendición.

El capitán de la guardia de Kassen, un robusto guerrero y veterano de muchas guerras en defensa de la aldea, se acercó a Jalles Oldshield y le entregó su mochila.

- ¡Que la valentía y el coraje nunca te abandonen en las batallas que libres para conseguir la llama eterna, hijo! - le dijo llevandose la mano al pecho con un saludo militar tras lo que dió dos pasos hacía atrás.

La anciana reconocida en Kassen por cuidar de la zona del bosque colindante a Kassen, Olmira,  también conocida por sus remedios naturales con algunas aflicciones, dió dos pasos hacía el gran semiorco y le entregó su mochila:

- Nunca olvides quien eres, algo que no determina el color de tu piel o de tu sangre, sinó tu corazón. Que la naturaleza se abra a tu paso para hallar la llama eterna - le dijo casi en un susurro, tras lo que dió dos pasos hacia atrás siguiendo como los dos mentores anteriores.

Por último, el clérigo del Viejo Tuerto, el padre Rantal Prasst se acercó al novicio del templo local, Paul, y le entregó su mochila:

- Que Erastil guie tus pasos y mantenga vuestros lazos unidos frente a las adversidades del camino hacia la llama eterna - le dijo inclinando la cabeza dandole su bendición, tras lo que dió dos pasos hacía atrás.

Bronco recogió el hatillo con los pertrechos que Olmira había preparado para él. Sin decir una sola palabra, asintió con un gesto de su cabeza. Estaba completamente seguro de que era suficiente y más de lo que podía esperar. Sonrió, y se cargó la mochila a la espalda como si fuera una tinaja vacía... Era muy fuerte.

Luego miró a sus compañeros, intentando cruzar su mirada con la de ellos. Ellos eran los encargados de llevar la Llama Eterna desde el sepulcro del gran Kessen, hasta la aldea que lo honraba con su nombre... Y tenía la sensación de que no fallarían.

Con gesto solemne Jalles cogió la mochila que le tendía el capitán Wisslo. Fuera lo que fuera lo que hubiera dentro sería suficiente... Eso y la compañía del resto de jóvenes eran sus recursos para acabar la misión con éxito. La Llama Eterna retornaría a Kassen de nuevo.

Gracias capitán Wisslo. Espero ser merecedor de tan alto honor... El destino pone de nuevo el camino a mis pies... Que mis pasos me lleven a buen puerto.

Se colgó la mochila rápidamente e intercambió miradas con los demás integrantes de la partida. Iba a ser un viaje muy divertido. Un sonrisa surcó su cara.....

Si, claro.

Boris miró a Arnama a los ojos mientras recogía su macuto. Con una sonrisa le dijo: -No la decepcionaré -Luego se volvió hacia los otros y añadió: -Ni tampoco a mis compañeros.
Se colgó el petate al hombro y al sentir su peso, supuso que venía bien surtido.

Aguardó a que todos estuviesen listos, mirando a sus nuevos compañeros y sintiendo muy dentro suyo que el miedo había desaparecido. Ahora sólo sentía emoción e incluso un poco de ansiedad por comenzar semejante aventura.

Paul asió la mochila que le entregó Rantal y con esfuerzo disimulado, bien era conocido que Paul era bastante debilucho, se la puso a la espalda, ..., y al contrario que el resto, se la colgó de los dos hombros, para que se repartiera el peso mejor.

- Gracias maestro. Intentaré ser el nexo de unión y el apoyo que el grupo necesita para poder llevar a cabo la misión. - Dijo con una inclinación de cabeza, siguiendo la solemnidad aparente del ritual.

Y dicho esto regresó a su posición con el resto de sus compañeros, cruzando miradas de asentimiento con ellos. Les esperaba su primera misión "seria" ....

Y de forma solemne los cuatro elegidos recibieron sus mochilas de viaje de parte de sus mentores. Cuando la entrega finalizó las trompetas cesaron y la congregación de aldeanos aplaudió con entusiasmo. Tras unos escasos momentos el alcalde Uptal volvió al plano principal del escenario junto al hombre que, engalanado con el tabardo local, sostenía con las dos manos una bandeja de plata con el candil de la llama eterna.

- ¡Yo también os doy mi bendición, jóvenes, para que vuestro viaje hacia la cripta de Ekat Kassen sea fructífero y bien aventurado! Pero... aún queda algo más. Uno de vosotros tendrá una carga especial en este viaje, ¿Quién de vosotros será el encargado de portar y proteger el candil? - preguntó con una sonrisa en su ensanchado y barbudo rostro, mientras el público escuchaba atento y silencioso.

Al mismo tiempo, el hombre que sostenía dicho objeto se acercó con la bandeja hacia ellos, esperando que quien fuese lo tomara como responsabilidad.