Partida Rol por web

PRELUDIO

El día de la prueba de Ekat Kassen se acercaba y los cuatro seleccionados para realizar tan heroica prueba ya habían sido escogidos entre los jóvenes del pueblo nirmathiano y sus nombres habían sido revelados. Hoy era el día de la presentación de los mentores, ya que la tradición siempre había marcado que días antes del peregrinaje en busca de la llama eterna los seleccionados fueran tutelados por diferentes personalidades del pueblo afines a las habilidades de los escogidos, quienes ofrecerían su consejo y ayuda para prepararles para el reto que años atras ellos también habían superado.

En esta edición del festival de la cosecha de Kassen los cuatro escogidos habían sido el menor de los hermanos Smallholder, novicio del templo local de Erastil, cuyo hermano mayor había muerto años atras en las guerras contra la siempre en pie de guerra Molthune y era por todos conocido que tal tragedia había marcado para siempre al joven clérigo. El segundo elegido había sido el hijo adoptivo de los Todhoff, conocido y evitado por todo el pueblo dada su reputación como bribón y busca problemas local, aunque dotado de una puntería con el arco envidiable, pero sin oficio ni beneficio respetable. El tercer elegido era el leñador semiorco de gran tamaño llamado Bronco, conocido también por ser amigo de los animales y cuya evolución en el pueblo siempre ha sido algo enigmática desde que sus padres adoptivos trataron de abandonarlo en el bosque. El cuarto y último elegido para completar el grupo había sido uno de los hijos del herrero Oldshield, quien había estado durante un año ausente de la aldea, viajando junto a un extraño de Xian aprendiendo a combatir utilizando una simple cadena.

Los cuatro elegidos habían sido ya señalados por el siempre certero arco de Erastil, ahora el destino de ellos sólo dependería de sus acciones, que les llevará a ganarse la gloria o el fracaso con la comunidad nirmathiana....

El padre Prasst abrió las puertas del templo permitiendo que la estancia se iluminara con los primeros rayos de luz del día. El templo dedicado a Erastil era el único construido con, además de madera, grandes bloques de piedra, que habían permitido instalar en las ventanas varios cristales adornados con mosaicos con la simbología e historia del dios de la caza y la família. En el altar el joven Paul alzaba sus oraciones en silencio, meditativo, tal vez más preocupado sobre lo que significaba haber sido elegido para traer al pueblo la llama eterna que en concentrarse realmente en las rutinarias oraciones.

Prasst miro hacía el chico desde el pórtico del Templo y sonrío levemente, conocía a aquel chico lo suficiente como para adivinar su nerviosismo, tal vez de la misma forma como él hace 4 años experimentó la misma situación. El padre prasst se acercó silencioso hacía el muchacho y puso un mano sobre su hombro.

- Vas a ser un digno siervidor de Erastil, Paul, y cuando traigas la llama eterna al pueblo no sólo honraras a nuestra comunidad, sinó también a nuestras creencias y dogma..... - dijó, tras unos segundos de silencio. - supongo que no te sorprenderá saber que me han elegido como tu mentor para prepararte para el reto. - concluyó con una sonrisa jovial y cruzándose de brazos ante el joven clérigo.

Paul, arrodillado delante del altar a Erastil, estaba inmerso en sus pensamientos, y la oración elevada a su señor Erastil era un murmullo apenas audible, ..., incluso para él. Su oración parecía un automatismo, interiorizado por los años, pero realmente sus pensamientos no estaban centrados en la oración en sí, si no en el reto que se le abría por delante.

Por ese ensimismamiento no escuchó al silencioso hermano superior de la orden, Rantal Prasst, y por esa razón dió un respingo cuando él le posó la mano en su hombro. Se giró con una sonrojez en el rostro temiendo que Rantal hubiese descubierto que estaba totalmente despistado en medio de la oración a Erastil. Pero Rantal no le recriminó nada, si no que le comentó la noticia de que iba a ser su mentor en la tarea que le aguardaba.

Paul se levantó y miró fijamente a Rantal. Las preguntas se le agolparon en su mente, pero algo salió por su boca:
- Está bien, mi mentor, ..., supongo que ahora te tendré que llamar así en vez de padre, ...., ¿o deseas que siga llamándote padre? - dijo esbozando una sonrisa, y evidentemente contento porque Rantal fuese su mentor - ¿Cómo debo prepararme?, ¿en qué se basará mi instrucción?, ¿tendré que compartirla con el resto de elegidos? .... - Las preguntas saltaron casi todas de golpe, evidenciando el nerviosismo presente en Paul.

El padre Rasst observó divertido a Paul ante tantas preguntas y le hizo un gesto con la mano llamandole a la calma - Puedes seguir llamandome padre Prasst... naturalmente. Ser tu mentor en estos días previos al inicio de tu peregrinaje va a ser una mera formalidad, puesto que ya te he enseñado todo cuanto he podido. - dijo con cierta nostalgia.- En los últimos tres años has crecido y aprendido mucho, casi diria que mi papel aquí ha concluido... - dijo repitiendo estas últimas palabras casi en un murmuro para sí mismo.

Rantal hizo una seña a Paul para que le siguiera y le condujo hasta el patio interior del Templo de Erastil donde algunos bancos y mesas de madera ofrecían un lugar tranquilo para el reposo y el sosiego. El padre Rasst tomo uno de los bancos y ofreció a Paul que se sentará frente a él.

- Tu papel en el peregrinaje será más trascendental de lo que puedas pensar... - dijo de súbito y con tono calmado - Erastil nos enseña a que debemos mantener lazos unidos entre nosotros y colaborar para un bien común tanto como podamos, esa es la clave del éxito en cualquier ámbito. Dime, Paul, ¿entiendes cual es el significado el peregrinaje hacia la cripta de Ekat Kassen y que se espera realmente de vosotros?

Su mentor no había cambiado, seguía siendo su superior en la ínfima comunidad que representaba Kassen. Pero más que un superior, Paul lo empezaba a ver como un amigo, ..., más que eso, ..., lo empezaba a ver como a un protector hermano, ..., ¿quizá fuese esa razón la que impulsó al joven Paul en convertirse en un seguidor de Erastil, la necesidad de llenar el hueco dejado por su verdadero hermano?, ..., Paul desechó esos blasfemos pensamientos, ..., estaba orgulloso de lo que había hecho, y su fe en Erastil era grande.

Pasaron al patio del pequeño templo, y se sentó junto al padre Prasst. Entonces le comentó esa serie de preguntas, ..., conociendo a Prasst, parecía que esperaba una respuesta más metafísica a esas preguntas, pero la situación había cambiado y Paul estaba un poco desorientado, con lo que con un titubeo en la voz, comentó:

- Entiendo que esperan que prendamos la antorcha con la llama de la cripta y la retornemos a Kassen como símbolo de la resistencia de nuestro pueblo. - Dijo más recitando lo que todos sabían que contestanto a la verdadera pregunta del padre Prasst.

Sin embargo, Paul esperó a que el padre Prasst prosiguiera, ..., quizás fuesen los nervios, pero no veía a dónde quería llegar con esas preguntas, con lo que de momento eligió la respuesta segura ...

El padre Prasst respondió con un cierto tono solemne, similar al que utilizaba cuando leía las parabolas sagradas de Erastil en las ceremonias que oficiaba

- Sí, es una manera de honrar a nuestro fundador Ekat Kassen, heróe de nuestra libre nación, pero hay más que eso en el hecho de traer la llama eterna que reposa encima de su tumba. La misión en si supone honrar todas nuestras creencias y forma de vida como comunidad, el trabajo en equipo y la consecución de un objetivo colectivo por encima de los individuales es el fin mismo del peregrinaje.... - dijo alzando ahora un dedo aleccionador - eso es lo más importante - subrayó - tu papel en ello será importante en ese sentido,como seguidor de Erastil debes ser el garante que entre vosotros cuatro las dificultades que os encontréis no rompan los lazos que os han de unir. -

- Entendido maestro. - Dijo también con tono solemne, conocedor de la responsabilidad que estaba cayendo sobre sus hombros - Podéis contar que llevaré a cabo tal tarea de la mejor forma posible.

Era el momento de poner en práctica todo lo aprendido estos años, bajo la tutela de Rantal Prasst. Sin embargo, en su fuero interno albergaba el típico nerviosismo y las típicas dudas de si sería capaz de conseguirlo.

- ¿Tengo que tener algo más en cuenta maestro? - Comentó, ya que las lecciones de Rantal, a veces guardaban más aspectos, ya fueran aleccionadores, o simplemente, más prácticos.

Rantal Prasst negó con la cabeza con una sonrisa serena, en cierto modo a Paul le pareció apenado, tal vez abordado por recuerdos o sentimientos que le habían abocado la incipitente aventura que viviria el menor de los Smallholder.

- No hay más consejos que pueda darte, ya has aprendido todo cuanto tenías de mi. Ahora, como el ave que vuela libre, debes construir tu propio camino, estoy seguro que el peregrinaje fortalecerá tu alma. - tras un silencio se levantó y alzó la vista al cielo, algo grísaceo, anunciando que pronto llegaría el invierno y con ello el frío.

- Al amanecer de dentro de dos días deberás presentarte a la plaza central, donde el alcalde Uptal os dará sus bendiciones y partiréis a vuestra aventura. Hasta entonces te ayudaré a entrenarte en combate enseñandote algunos trucos. - dijo cruzandose de brazos generando un aspecto de maestro.

- Y una última cosa... - añadió extrayendo una especie de pergamino doblado del bolsillo y tendiendoselo - Cuenta la tradición que Ekat Kassen y nuestros antepasados tuvieron que colaborar entre todos para lograr localizar en esta extensa floresta el campamento invasor que sitió nuestra aldea y entre todos realizaron un mapa para elaborar una estrategia de ataque. Este trozo que te entrego es una pieza del mapa que os guiará hasta la cripta de la llama eterna. Cada uno de vosotros tiene un trozo y deberéis lograr reconstruir la senda correctamente. -

Paul recogió el mapa que le tendía su maestro:

- Gracias, maestro. - Le dijo solemnemente - Si me disculpáis, tengo que recluirme en mis oraciones para prepararme espiritualmente para la misión. - Y dicho esto se retiró hacia sus aposentos.

Aunque faltaban dos días, Paul estaba realmente nervioso. Ya tenía preparado todo, y lo único que hizo fue guardar el trozo de mapa en su mochila (para tenerlo a buen recaudo), repasar nuevamente su equipo y abstraerse en sus oraciones a Erastil.

Pero llegó un momento en que sintió la necesidad de salir a que le diese el aire de la calle, ..., no sabía hacia dónde ir, pero sentía que tenía que salir de, como una prisión.

La noche en Kassen se caracterizaba por la tranquilidad y el sosiego, siendo una aldea de gente honrada y trabajadora la posada "Siete Platas" solía cerrar más temprano que otras de Golarion, y el descanso de los habitantes solía ser necesarío, especialmente para los trabajadores del Gremio de Leñadores, que tras duras jornadas de trabajo anhelaban dormir para recuperar energías para el día siguiente.

Paul tuvo que abrigarse bien cuando salió a dar su paseo nocturno, aunque faltará poco más de una semana para el inicio del invierno el frío ya comenzaba a hacerse notar en las cercanías de la Floresta Colmillo. Mientras paseaba cerca de las murallas del portón del sur de la fortificada aldea unos cascos de caballo llamaron su atención dado que los viajeros que deciden pasar la noche en Kassen suelen llegar antes del anochecer.
 

Paul se extrañó del hecho de escuchar ruido de cascos de caballo a esas horas de la noche. Asió su arco por precaución y buscó el origen de este ruido mientras buscaba algún guardia con la vista para alertar del extraño hecho ....

Cuando Paul echó un vistazo hacia la puerta sur de la ciudad vió que la figura montada había sido rápidamente interceptada por uno de los guardias de Kassen que se apostaban en esa entrada y la misteriosa figura había desmontado del caballo. Al cabo de unos minutos el clérigo de Erastil dedució, por el tono de sus voces, como ambos parecían discutir sobre algo.

Paul estaba intrigado por la situación. Aunque parecía que era una única figura y que por los hechos parecía no entrañar peligro, la situación de nerviosismo en la que se encontraba le empujó a hacer otra cosa antes que pensar, con lo que se dirigió hacia aquellas figuras (hombre del caballo y guardia) que estaban discutiendo, para intentar hablar de otra cosa que no fuese la prueba.

Cuando Paul estuvo más cerca, pudo ver claramente a las dos figuras bajo el portón de madera y piedra. El guardia que solía hacer las guardias nocturnas discutía con un extrangero encapuchado y ataviado de forma discreta con ropas de color verduzco. La tenue luz de la luna permitió a Paul ver su rostro, cubierto por una gran cicatriz que le atorgaba un aspecto algo siniestro.

- ¿Acaso tendré que dormir en el raso, como un perro abandonado, por entrar en esta aldea cuando el sol se ha puesto? - dijo con una voz profunda y fría a la vez.

En cuanto termino la frase, ambos, guardia y viajero, advirtieron la presencia de Paul y se giraron. La mirada del extrangero se clavó directamente en el arco que llevaba en la mano y se llevó la suya de forma discreta a una empuñadura de espada que sobresalía entre sus ropajes.

Paul se percató de que su presencia, arco en mano, parecía tensar más la cuerda de la situación, con lo que reaccionó rápido para intentar calmar la situación y dirigió la mirada a su arco, siguiendo la del resto:

- Oh! - Exclamó a modo de sorpresa - Disculpen mis modales. - Añadió mientras se enfundaba el arco nuevamente en un gesto conciliador - Deberá comprender que estos parajes son muy peligrosos, y como comunidad tenemos que poner unas mínimas reglas de seguridad, maese ..... - la pausa iba dirigida a conocer el nombre del forastero, en un intento de entablar una conversación que fuese más amigable.

El desconocido miró fijamente al clérigo y al ver que guardaba su arco también dejó de empuñar el pomo de la espada que sobresalía entre sus raídos ropajes de viajero.

- Lo único que pido es alojamiento en esta fría noche, según el guardia no se puede entrar tras la puesta del sol.  Y yo me pregunto... ¿debo dormir al raso, presa de los depredadores de la noche y la intemperie? - dijo con un tono duro y carente de sentimiento.