Partida Rol por web

Won no dijo nada. ¿Para que? La realidad hablaba por si misma. Si le hubieran dejado usar su lanzallamas desde el principio nada de esto hubiera pasado. Bueno, quizá se habrían chamuscado algunos delegados, pero nada serio seguro. Guardó sus armas y se reunió con los demás.

- Si esto va a convertirse en una zona de combate, es mejor trasladar a los objetivos a una zona más fácil de defender.

El Padre-Caballero chasqueó los labios, aceptando a regañadientes el curso de acción sugerido por el subdito del Estado Imperio. Sin embargo, se acercó al cadaver que habia pertenecido a la periodista humana y se arrodillo ante los restos mortales. Con el rostro congestionado en un rictus de profunda concentración, examinó lo que quedaba de la criatura.

Acto seguido, se reunió con el grupo de protección de la embajadora Tohaa, descartando su arma aturdidura en favor de sus armas templarias.

- En marcha. Melissa, por favor, traza tres rutas hacia la nave de la embajadora. Y despliega un mapa holografica de la sección.

La dicnataria Tohaa parecía de acuerdo. El ataque había sido frustrado (cosa que toda la Esfera había podido ver), y si había mayores amenazas a la seguridad en ese momento, incluida un ataque con misiles, sería mejor estar junto al resto de sus compatriotas formando parte de la acción de defensa.

BRRRRRRRRRUM

Toda la estación sufrió una serie de fuertes sacudidas. El suelo tembló y algunas parte de los adornos de la Esfera Arco de plata cayeron haciéndose añicos. Los civiles entraron en pánico e incluso la seguridad miraba de un lado a otro durante unos segundos en los que nadie supo que ocurría.

El Coronel Yorgos volvió a ponerse en contacto, en un mensaje que parecía dirigido a todo el equipo de seguridad bajo su mando.-Mierda...eso han sido varias explosiones en varias puntos de las estructura de la Estrella Vespertina.

Al mensaje de Yorgos se le superpuso otro de Melissa, dirigido a todos los presentes en la estación.-Por favor, que no cunda el pánico. El equipo de emergencia se está ocupando del problema. Una completa evaluación de daños...-El holograma se desvaneció abruptamente. 

La embajadora estaba mirando a través el gran ventanal abierto al espacio. Su cara mostraba sorpresa y miedo.-Gathaak spawl.- Maldijo.

En el ventanal había parecido una enorme forma alargada. Por su diseño era claramente una nave de combate. Su figura destacaba ahora sobre la imagen de Paradiso como una sombra amenazante. Ninguna nave humana era como aquella.

-Es un crucero de batalla del ejercito combinado.-Añadió la embajadora. Y estaba apuntando su armamento contra La Estrella Vespertina.

- Santa Madre de Dios, ¿pero qué...?- Alonzo trastabilló para recuperar el equilibrio, extendiendo los brazos. El sonido de algunos apliques al estrellarse contra el suelo se entremezcló con la la cacofonía de voces de los civiles que quedaban en el  anfiteatro. La imagen de Yorgos se materializó en el comlog del Padre-Caballero, transmitiendo más malas noticias.

El holograma de Melissa intentó transmitir un mensaje de calma, pero su imagen se desvaneció en un rielar iridiscente. El sacerdote panoceano chasqueó los labios, molesto. Soltó un bufido y se dirigió al grupo.

- En march...- La orden murió en los labios de Alonzo al darse cuenta de la expresión de fascinado horror que pintaba el alienigenamente hermoso rostro de la ambajadora Tohaa. Siguió la mirada de la diplomática a traves del ventanal.- ¿Pero que demonios es eso?- La embajadora Maara Seegur respondió a esa pregunta, aunque al Padre-Caballero no le quedó claro si esa contestación era para él o para ella misma. Asintió para sí e hizo un amplio gesto hacia la salida de la sala.

- Por aquí, señora embajadora. Por favor.- El Padre-Caballero trató de imprimir un tono apremiante y táxativo a la frase. Su entrenamiento militar se adueñó del sacerdote, mientras encabezaba la escolta, abriendose paso con feroz determinación.

Zahra solto un suspiro de alivio al ver que Vera parecia actuar con calma y volver a la normalidad, ahorrando un nuevo problema. La situacion parecia controlada tras salvar ese escollo, por lo que la joven de piel morena se permitio una breve sonrisa

Por desgracia las malas noticias nunca vienen solas, y en este caso el coronel informo de que aquel no habia sido el unico ataque. Viendo razonable las indicaciones de Alonzo y (sorprendentemente) Li, Zahra se limito a asentir a la orden de el caballero. Sin embargo, cuando vio que mucha gente, incluida la embajadora, miraba hacia la cristalera alarmada, la agente casi no deseo hacerlo.- Ala sea misericordioso... Es lo que creo?

La embajadora Seegur, claramente mas conocedora del tema, lo confirmo rapidamente. Viendo el panorama, Zahra desenvaino el refinado puñal que habia llevado todo el tiempo escondido, y exclamo.- Hay que moverse, y rapido! 

Mal. Muy mal. Won se conectó con su Comlog. ¿Estaba Melisa operativa? ¿Había caído solo el canal público? ¿Tenía una copia de los planos de la estación en el Comlog?

- Andando- sentenció, con la pistola de asalto todavía en la mano.- Si Melisa está fuera de servicio, habrá que forzar algunas puertas- añadió. Por suerte , había traído la caja de herramientas.

Tras un breve instante de estupefacción la mayoría de los allí presentes se dejaron llevar por el pánico. Melissa había dejado de funcionar ya que como pseudo-IA no estaba preparada para afrontar esa situación. Pero la ayuda informática no desapareció si no que pasó a estar controlada directamente por ALEPH. El Mel-bot de hecho seguía en movimiento.

La IA de la humanidad no tardó en tomar el control de la situación...pero ya era demasiado tarde, la estación resonaba con las señales de alarma. Un sistema redundante ya que todos los presentes estaban recibiendo por sus dispositivos de realidad aumentada cual era su capsula de escape asignada.

Dichas capsulas estaban a varios minutos de distancia...no había mucho tiempo. 

-Yo he de ir con vosotros a una de esas capsulas de emergencia.- Dijo la embajadora.- Nuestra nave errante va a plantarle cara a ese crucero.- A pesar de conservar la calma en su voz se notaba el desprecio que sentía hacia el Ejercito Combinado y como en verdad deseaba que los suyos redujeran aquella nave enemiga a un montón de chatarra quemándose mientras entraba en la atmósfera de Paradiso.

El Padre-Caballero enarcó una ceja, molesto ante la desconexión de Melissa. Aquella pseudo-IA se habia comportado mágnificamente y Alonzo habia establecido una relación de camaraderia con ella. Era agradable encontrase con alguien -algo- que no cuestionaba constantemente sus ordenes y que respondía con rápidez y celeridad a sus peticiones.

Como subdito de PanOceania habia desarrollado una dependencia emocional de ALEPH y sus multiples Aspectos, de modo que su medidor interno de miedo subió a siete por unos momentos. Habia recibido entrenamiento para operar "a ciegas" en caso de desconexión o de Guerra Electrónica y pudo darse cuenta de la gravedad de la situación, reaccionando acorde con ella.

Por suerte, ALEPH tomó el control de la Estación en cuestión de segundos y su ComLog se enlazó con la IA automáticamente., descargando el plan de evacuación de emergencia. Alonzo se caló el casco y envainó su espada. El holoproyector mostró la ruta más corta hacia la capsula de desembarco que tenian asignada el equipo. Por desgracia, la estimación del tiempo necesario para completar el trayecto era irrelevante. Habia demasiada gente y cualquier calculo era necesariamente erroneo.

Aún así, el sacerdote echó a andar tras Vera, que avanzaba con rápidez y contundencia hacia la capsula de desembarco. En ese momento, la embajadora Tohaa informó de que tenia asignada la misma ruta de escape y que les acompañaría. Dentro de su casco, Alonzo se permitió observarla. No se le habia pasado por alto que era una mujer -por emplear un simil aceptable.- valiente y animosa, de modo que asintió.

- Peguese a mis talones, embajadora.- Dijo el Padre-Caballero desde detras de su mascara.- En marcha.

Al contrario que la mayoria de la gente alli presente, Zahra no entro en panico ni se puso nerviosa. Estaba demasiado entrenada para eso. Ni si quiera cuando Melissa dejo de dar apoyo, era evidente que la red caeria mas tarde que temprano, y ella tampoco tenia la dependencia tecnologica que probablemente tendrian los agentes de otras naciones, los Hassasin desconfiaban de Aleph y preferian fiarse en sus propias capacidades.

Con gestos tranquilos pero rapidos, la hassasin se quito el casco para que la realidad aumentada no le diera problemas, y con gesto serio y mirada fria asintio a la peticion de la embajadora Seegur. Acto seguido comenzo a abrir paso dando patadas y golpes de culata o la empuñadura de la daga a todo el que se interpusiese en su camino, con la precisión y eficiencia que se puede esperar de un artista marcial curtida

Había que salir de allí, pero al contrario que los disciplinados y ordenados ciudadanos de Yu Jing. El caos se apoderaba de aquellos ricos panoceanicos con facilidad y pronto fue imposible abrirse paso para alguien de la estatura del técnico imperial. Para alguien que no tuviera un lanzallamas a mano, claro.

- ¡Apartad!- gritó Won, soltando una corta llamarada al aire presurizado de la estación para auyentar a aquellos que le rodeaban y poder reunirse con elr esto.

Aquella sierva de Aleph había dejado de funcionar, pero el pequeño ayudante de Agnieska seguía funcionando. Si la reverenda tenía algo que ver con el hecho era algo que se quedaría en el misterio. A la reverenda, al contrario que a la mayoría, ni le preocupaba ni le decepcionaba la desaparición de "Melissa". De hehco, por unos instantes sintió que aquella estación estaba libre del mal de aquél demonio. Pero la revrenda no era idiota y sabía que tardaría poco en tomar control de la estación que su súcubo había dejado al caos. Por ello, la reverenda Bartosiewicz se consagró tal y cómo hacen todas las doncellas de la virgen del cuchillo antes de seguir al resto.

Si la seguridad de la embajadora tohaa o del resto de la nave le importaba a la mujer, era otra pregunta que no se iba a ver resuelta ese día. Su expresión estoica y falta de comunicación verbal no respondían a demasiadas preguntas. Pero que siguiese al grupo tenía que ser una buena señal. O tal vez no.

Vera era corpulenta y además falta de tacto por lo que no tenía ningún problema en avanzar entre la multitud. Si dicha multitud acababa de contemplar como convertía a un alienígena peligroso en una masa sanguinolienta las cosas se ponían aún más fáciles.

El resto no estaba teniendo las cosas tan sencillas y si bien se abrían paso entre la multitud apenas se movían más rápido que esta. Zahra de hecho había visto su paso bloqueado y estaba tardando un poco más.

Por otro lado la intentona de Won había conseguido que avanzara unos pocos pasos...pero quizá iban a encontrarse con un problema mayor.

La embajadora había levantado miradas suspicaces entre la multitud y llegó un momento en el que varias personas se detuvieron cortándoles el paso a todos los que no habían avanzado tanto como Vera. Un hombre trajeado y con la cara desencajada se adelantó de entre un grupo de diez personas.

-Han sido esos Tohaa. Son los mismos que trabajan para el Ejercito Combinado. Todo era una trampa desde el principio. Esta estación caerá ¡Pero por todos los muertos de Paradiso que esa Tohaa cae con nosotros!

Las espaldas de Vera eran todo lo que el Padre-Caballero podía ver. El impetú furioso de la ariadna se abria paso con tanta vehemencia que las personas que apartaba se cerraban tars de ella, entorpeciendo los pasos de Alonzo y del resto de su compañia, que se iban retrasando poco a poco.

A pesar de la fuerza y las protestas del subdito panoceano, la muchedumbre que trataba de huir se agolpó frente al grupo, bloqueando su avance, hasta el punto de que la ariadna se perdió de vista.

Subitamente, un grupo de diez personas se las apañó para rodear al grupo y detener su avance, con una actitud claramente hostil que el sacerdote reconoció rápidamente y decidió cortar de raíz lanzando un puñetazo al cabecilla.

- Soy el Padre-Caballero Alonzo Yañez de Mendoza, de la Orden de Santiago y esta embajadora está bajo nuestra custodia y protección.- La misma mano con la que habia golpeado al asaltante se cerró en torno a su espada, listo para desenvainarla y abrirse paso a espadazos.- Les conmino a que se dirigan ordenadamente a las capsulas de escape que tengan asignadas o, de lo contrario...- El sonido metalico del acero puntualizo la frase, una muda amenaza y una silenciosa promesa.