Partida Rol por web

- Lo más fuerte que tengas amigo. Y doble. Sin hielo. 

Se acodó en la barra esperando su bebida: 

- Hombre... había pensado cambiarme con algo de lo que había en el colgador de la entrada pero me dije: igual alguien se molesta si le robo la  ropa. Yo es que soy de quitarle la ropa a la gente con su consentimiento ¿sabes? - le digo guiñándole un ojo - Y la verdad es que viendo como se comportan estos...- miró a los alemanes sin disimular su desprecio - Tampoco es que me preocupen mucho. En estos momentos un amigo mío está a punto de liarla parda ahí fuera, probablemente oiremos las explosiones enseguida. 

Se giró hacia el camarero como si aquella fuera una noche normal en pub de Gales. 

- ¿Y hace mucho que trabajas aquí? Veo que hay mucho alemán por la zona ¿no? Están un poco lejos de casa para dedicarse únicamente a criar ovejas. 

-¡¡¡¿Piñas?!!!-explamó Boris al ver caer aquellos frutos tropicales a los pies de los dos grupos de soldados alemanes-Con las prrisas debí confundirrrme de mochila y me he trrraido la de la merrienda.

Boris miró a los soldados alemanes con una sonrisa de circunstancia.

-Pensé que les apetecerría ¿Gustan?
 

El camarero sacó una botella llena de polvo con un licor amarillento en su interior, la abrió y sirvió un vaso. -Esto es lo más fuerte que tengo. Los tipejos esos llegaron hace un par de semanas, tomaron todo y dijeron no sé qué del Reich, la verdad no les entiendo lo que dicen ni la mitad del tiempo, total que se presentaron aquí, lo llenaron de puestos de control y declararon la vieja casona Mills "fuera de límites" puffffffffffff ni que ninguno quisiéramos acercarnos allí. Así que estamos esperando a que el gobierno mueva el culo y haga algo para echarlos de aquí. Mientras tanto no dejan entrar ni salir a nadie. Ni siquiera a la banda.- señala al escenario -La misma banda, reservas de alcohol menguantes. O alguien les echa pronto o esto va a ser una ruina para el negocio...

Curiosamente, afuera no se oían explosiones. Y uno de los nazis, muy muy borracho, se había quedado mirando hacia la barra como con cara de "aquí hay algo que no cuadra pero no sé qué es".

Los soldados levantaron sus armas y apuntaron al soviético. El teniente al mando dio un paso adelante -Esas manos ¡arriba!

-Vaya, ¿no les gusta la piña?¿Hubireran preferido mangos?-contesta Boris intentando fingir una sonrisa amable mientras levanta los brazos-Lo siento, perro hoy no me he echado el desodorrante.
 

Dustin se bebió de un trago el matarratas que le sirvió el bigotudo y sopesó que hacer con el alemán borracho.

- ¡Hail! - dijo mientras se acercaba a él cogiendo la botella y un vaso para servirse otra copa - No me dirás que no tocan bien. Y esa rubia... esa rubia es puro sexo. Dios. Es que la veo y me pongo como un toro ¿sabes? ¿te has fijado? Ni siquiera lleva sujetador... madre del amor hermoso... una chica aria como dios manda. No me digas que todavía no le has pedido salir ¿no? ¿a qué esperas? ¿te van las cabras? Porque a mí no mucho... si tú no vas primero ya le estoy yo pidiendo vez para esta noche. ¿Qué me dices? ¡Vamos semental! No te pienso dar más que una oportunidad. O le entras tú o voy yo y tú te quedas con la cabra.

El alemán se fue animando a medida que Dustin le iba embriscando a la cantante y, tras apurar su bebida, se puso en pie y avanzó tambaleándose en la dirección general del escenario. A medida que el nazi se le acercaba, la cara de la cantante se iba arrugando en una mueca de asco, pero por suerte para ella el tipo iba tan borracho que tropezó y acabó con la cabeza en el escenario.

Sus colegas nazis se rieron profusamente sin fijarse en Dustin, por ahora. El camarero le sirvió otra ronda a Dustin -Si la verdad es que estos no tienen ni media leche, lo malo es que los de la casona Mills sí que son unas malas bestias...

​Fuera seguían sin oírse explosiones.

Dos soldados procedieron a registrar a Boris tras lo cual uno con galones de sargento le ató las manos a la espalda. El teniente dijo con acento alemán -Maldito comiunista a fer si es tan faliente cuando herr doctor Menguele acafe con él. Llefadle al calafozo hasta que fenga el transporte. Y afisad al Fuhrer de que los de Danger 5 están aquí.

Un sargento saluda con un taconazo y prepara una escolta de dos soldados que, a punta de fusil, empujan a Boris calle abajo.

Nicolas mientras tanto mira como un bobo sin hacer nada mientras se fuma un pitillo. ¿A ver si no era un pitillo?

- ¿Mucha seguridad por allí? ¿Hay alguien importante?- preguntó Dustin como quien no quiere la cosa bebiendo otro trago.

Resultaba raro no escuchar ningún ruido fuera. Las posibilidades eran que Boris hubiera acabado con todos en silencio, con su cuchillo, o que se hubiera enredado a saber con qué. Boris no era el más listo de la clase. Fuera cual fuera el motivo eso le daba tiempo para disfrutar de un rato libre.

El camarero asintió. -Por lo menos está un tal Menguele, dicen que es médico. También se rumorea que está Hitler, pero me parece una fanfarronada. ¿Qué haría Hitler aquí en Te Kopuratoa?

Los nazis seguían bebiendo, riéndose de su colega que ahora estaba medio comatoso tirado en el escenario, y tirándole cacahuetes a los de la banda, aunque sin mucha puntería.

Boris fue conducido a lo que debía haber sido la estación de policía del pueblo, ahora reconvertida en centro de detención nazi. Tras registrarle minuciosamente, fue empujado sin muchos miramientos a una celda.

Al cabo de unos momentos, Nicolas era lanzado contra la pared del fondo de la celda de al lado. Seguía medio sonriendo. Definitivamente, eso que se fumaba no era un pitillo.

Increíblamente, el plan había salido a la perfección y por fin estaba donde quería estar. Miró a su alrededor. La celda era pequeña de un conjunto de diez. El suelo era de cemento y las paredes de adobe. La celda estaba rodeada de barrotes metálicos a través de los cuales podía ver a Nick, en la celda de al lado. Más allá había otro tipo desaliñado. Probablemente un borracho.

Toda la habitación olía a humedad y a orines y hacía un calor horrible.

-Bueno, ahora a esperar al resto-dijo mirando hacia Nick-Espero que no tarden-.

Y mientras tanto, se dedicó a observar la estancia. Puntos débiles, vías de escape,...
 

Dos alemanes más comenzaron a fijarse en Dustin. Uno de ellos palmeaba en el hombro a un tercero que estaba demasiado ocupado bebiendo.

- Bueno, pues nada mocetón. Me iré entonces a visitar a mi tía y esas cosas.- digo mientras le doy una palmadita al camarero en un hombro - Y oye, si al salir te apetece tomar una copa me llamas y esas cosas.- añado guiñando un ojo.

Al ver que los kartofen empiezan a darse cuenta de lo evidente voy saliendo del local con la mejor de mis sonrisas.

- Que disfruten de la velada caballeros, y por otros mil años de Reich y esas cosas...

Y voy saliendo. ¿Qué diantres está haciendo Boris?

Boris estudió la sala buscando puntos débiles: celda con barrotes, Nicolas en la de al lado, y en la otra un borracho. La verdad es que al soviético lo de la arquitectura no le había entrado nunca bien. Él, si acaso, ponía explosivos y las construcciones se caían.

Dustin salió al exterior mientras a su espalda el camarero paraba a los dos soldados que habían empezado a seguirle y les ofrecía un trago por cuenta de la casa. Puede que al final el hombretón neocelandés hubiera sucumbido a sus encantos.

En el exterior todo parecía tranquilo. El cielo despejado, el olor a hierba, los balidos de las ovejas encerradas en las naves hacia la izquierda... Y a la derecha, el puesto de control nazi con los soldados alerta custodiando la entrada del pueblo. Sin señales de haber sido atacado.