Partida Rol por web

Cuando se empieza a sentir el olor a comida, recojo a Vilfain y me lo llevo hasta el patio, donde me encuentro con todo eso y casi me pongo a llorar de la emoción. Le acomodo un cojín en la silla al pequeño para que pueda tener altura suficiente y luego me siento yo.
—¿Me has entendido bien entonces? No parece que haya muchas más alternativas, pero primero conviene que hables tú con doña Eris, es una decisión que yo no puedo hacer por ti.

Escucho con atención a Aranis, lo que está diciendo es importante y, aunque diga que la cosa queda para la tarde, sigo pensando en qué preguntarle luego.

—Esforcémonos mucho juntos, ¿sí? —añado a lo que dice Gerda, alzando mi jarra de leche junto a la que levanta él.

Luego de haber recorrido junto a Lance un poco las instalaciones, la peliverde apareció allí de nuevo junto al resto del grupo mientras el delicioso aroma de la carne no sólo incrementó el apetito de Marianne sino también el de Nieve. Un solo intercambio visual entre ambos bastó para sentir lo mismo y a paso tranquilo se acomodó en la mesa mientras Aranis había tomado la palabra. 

Incluso con suma atención, Marianne fue asintiendo conforme mientras recordó las palabras de la Diosa al final de su encuentro y todo lo que ello implicaba ahora mismo que era consciente del día que le tocaba partir. Incluso por mera reacción espontánea, desvió la mirada hacia el pequeño y Vivienne un tanto preocupada esperando que el niño no deba bajar a las mazmorras. Ya sería peligroso de por sí, con un niño al que proteger empeoraría y más aún con lo que escuchó decirle al pequeño. 

Y ya cuando el brindis surgió, alzó su copa para ello y mantuvo su sonrisa en todo momento. Sólo horas la separaban de su destino y no pudo evitar el sentir una adrenalina que de momento no logró discernir si era miedo, nervios o alegría. Ella se había preparado durante toda su vida—no por elección personal—y era capaz de enfrentar cada peligro que se cruce en el camino. Aún así, algunos detalles de todo esto la mantuvieron preocupada. 

—Por la familia. 

Apenas pudo decir, manteniendo la sonrisa y el sentimiento que se tejía en su interior. 

La expedición a la casa y la entrega de Falna dieron por finalizada la conversación con Marianne, si bien no había tenido tiempo de responder su última pregunta ya habría otros momentos para ello.

Parecía que sería Aranis quien se ocupara de darles la orientación acerca del laberinto, medirlo como veterano de la familia ya entraba en sus planes asique aquello solo ayudaba. No obstante, con aquel delantal, costaba un poco tomarlo en serio…

El enano se había venido arriba, y por un momento la idea de dejarlo colgado en el brindis pareció divertida. Por desgracia las elfas ya habían levantado sus copas así que su abstinencia no hubiera tenido el efecto deseado, por lo que decidió unirse al brindis tras llenar su jarra con el contenido del barril.

-Por que no muramos. - Comentó mientras alzando la bebida al aire con una voz relajada.

Por un momento pensó que Aranis debería ser su rival directo, deberían enfrentarse en una batalla aunque lo más seguro es que en base a las reglas creadas por aquello de las Falnas lo más seguro es que su nivel mayor le diera poderes que no podía comprender del todo, sin embargo, solo era cuestión de tiempo, cuando estuvieran en niveles similares o una diferencia menos abrumadora lo más seguro es que podría enfrentarlo como dos seres similares. 

La comida ya estaba casi lista y todos empezaron a estar algo más concentrados en el brindis, el muchacho se busco una jarra para poder servirse cerveza, era necesario no había bebido en todo un día y además estaban realizando un jabalí blanco para comer, si eso no era indicativo de que debían beber y celebrar entonces no conocía el que podía serlo. Levantó la jarra que le quedaba algo pequeña mientras sonreía y escuchaba los brindis de todos. -¡Por King! -Dijo con toda seguridad mientras tomaba el contenido en cerveza de un solo sorbo.

Así todos brindaron y la nueva familia quedo establecida. Dieron cuenta de los manjares dispuestos sobre la mesa demostrando el hambre acaecida, ya que el almuerzo de estaba realizando de manera tardía. La sobremesa fue larga y la primera en levantarse de la mesa fue la diosa, quien tras unas palabras con Aranis, se disculpó ante vosotros y marcho hacia el interior de la casa.

Finalmente Aranis se puso en pie y tras estirarse hablo.- Veamos, creo que podremos hacer aquí la primera clase.- Dice mientras se sirve otra vez en la jarra.

-Seguramente alguno de vosotros habrá derrotado algún monstruo fuera de la ciudad.- Dice mientras se vuelve a sentar.- Algún goblin perdido en las montañas, algún lagarto dragón o un Almiraj*. – Aranis comenta mientras os mira.- Lo primero que tenéis que saber es que esas criaturas con las que os habéis encontrado fuera del calabozo son considerablemente mas débiles que las encontrareis dentro y la razón…- El joven saco de uno de sus bolsillos del pantalón algo y lo deposito en la mesa a la vista de todos.- Es esto.

Una pequeña piedra morada del tamaño de una uña descansaba sobre la superficie de madera de la mesa.- Esto es una piedra mágica. Todos los monstruos tienen una y es lo que les otorga su poder. A diferencia de los monstruos del calabozo que reciben su piedra del propio laberinto, los que hay en el exterior son monstruos que escaparon en tiempos antiguos del calabozo y que se reproducen de manera normal, teniendo que “diluir” su piedra en sus hijos y causando que estos sean mucho menos poderosos.- Da un momento para que comprendáis las palabras.- Os digo esto para que no os confiéis, lo que hay ahí abajo es un mundo diferente al que habéis conocido. A cada piso que bajéis,  el poder de las criaturas ira a mayor.- Junto a la primera piedra coloca otra, del largo de un dedo.- Para ponerlo simple, esta es la diferencia de cinco pisos. La pequeña es de un Kobold, que habitan los primeros tres pisos. La otra es de una hormiga asesina del séptimo piso.

Aranis arrastro la piedra pequeña hacia un lado.- El gremio compra estas piedras por el valor mágico que tiene lo cual crea un dilema en los aventureros. A mayor es la piedra mayor es su valor y mayor el poder de la criatura… ¿Y cuál es la forma más rápida de derrotar a una de las criaturas del calabozo?.- Hizo una pausa dramática mientras cogía la piedra pequeña entre su dedo índice y pulgar.- Romper o partir la piedra mágica que suelen tener en el pecho.- Dijo mientras sus dedos se cerraban y la pequeña piedra se partía en minúsculos pedazos.- Si podéis derrotar al monstruo sin romper la piedra obtendréis un botín mayor, si tenéis que partir su piedra tendréis dos pedazos de un botín inferior, si la pulverizáis… os quedáis sin piedra que vender.

-De una forma u otra, una vez la piedra deja de suministrar magia al monstruo este desaparece como si nunca hubiera existido.- Aranis dio un sorbo a su jarra.- Aunque los monstruos “nacen” del calabozo. Pareces, techo, suelo. Pueden aparecer en cualquier momento y presuponer que siempre lo harán en el peor momento posible. Cuando llevéis un tiempo allí dentro comprenderéis que el calabozo parece tener vida propia y quiere ver la desesperación de los aventureros.

-En esta primera toma de contacto no quiero… no.- Niega con la cabeza.- No debéis, bajar más del tercer piso. En ellos solo deberíais encontraros Kobolds, Goblins y quizá algún lagarto del laberinto. No tienen ataques poderosos ni habilidades especiales, pero su número debería bastar para que empezáis a acostumbraros a estar allí abajo y pelear juntos. – Parece estar pensando durante un momento si decir algo más y tras coger la piedra de la mesa vuelve a hablar.- En los siguientes pisos podéis encontraros ranas disparadoras, que alargaran su lengua para atacaros a distancia e intentar devoraros y sombras de guerra, que atacaran desde las sombras por sorpresa. Estos pueden se run problema para alguien que acaba de entrar, así que no os envalentonéis.

-En la biblioteca del tercer piso iré dejando información sobre los monstruos que podéis encontraros ahí abajo. Deberíais estudiarlo para ver cómo enfrentar a dichos oponentes.**-Dice joven mientras apura el último trago de su bebida.- Si tenéis alguna pregunta no dudéis en decirme.

Jamás he peleado contra nada, no sé qué tan complicado sean los monstruos del laberinto porque no tendría con qué compararlos, para mí todo es nuevo. Decido escuchar con atención todo lo que Aranis tenga para decir, muchas de las preguntas que se me iban formulando eran respondidas a medida que él explicaba lo que debíamos saber.

Comprendo perfectamente la delimitación de los pisos, si continuamos más de la cuenta nos encontraremos con cosas que van más allá de nustro nivel, esto puede ser un problema para el equipo, habiendo dos señoritos con toda la pinta de que les encanta mascar más de lo que pueden tragar, cualquier estupidez que hagan podría ponernos en peligro a todos.
Miro de soslayo a King y a Lance, esperando equivocarme.

—Ha quedado todo muy claro —le respondo feliz a Aranis—. Ya veo por qué la diosa te dejó a cargo de nosotros, explicas muy bien y pareces confiable.

Qué cosas, he comido como una bestia, ahora con la barriguita llena me entra un tremendo sueño, pero no puedo echar una siesta ahora, tengo trabajo que hacer.
—¿Te refieres al tercer piso de Babel? —pregunto al peliblanco por la biblioteca.
Buh, no tengo ganasde andar hasta allá otra vez, qué engorro.
—¿No hay alguna clase de material aquí mismo para empezar a estudiar?

Al escuchar la explicación, desvío la mirada hacia Vivienne ya que estaba con un niño a cargo y se preguntó en su fuero interno que hará con él. Ya sea que se lo lleve o simplemente termine por quedarse con la Diosa, el hecho de ir bajando era sinónimo de encontrarse con criaturas y arriesgar la vida. ¿Así? 

—Perdón que me entrometa pero... —miró a la peliblanca tras decir aquello—. ¿Estás segura? Tienes al niño y no se sabe lo que sucederá, no sé yo si está bien esto. 

Si, en toda regla Marianne se oponía a ello porque le daba pena el hecho de que ese niño se quedase sin ella. Por ello la disconformidad y se preguntó el motivo de que la diosa aceptase aquello. La peliverde no tenía a nadie, solo a su lobo que era como una parte de ella, pero en caso de perder su vida o cualquier situación que la tenga en desventaja, nadie sufriría, no había nadie detrás suyo o que dependiese de ella. 

—Ya ha dicho que es peligroso, que una vez iremos avanzando más difícil será todo. ¿Estás pensando en las consecuencias que conlleva?

No tenía raciocinio si hacía aquello. 

—Yo puedo darte lo que gane con tal de que no te arriesgues—dijo decidida, es que hablaban de criaturas que debían matar delante del pequeño. Todo muy loco—. No tendría problema, de verdad. 

El pequeñín se quedó mirando a Marianne, con los ojitos enormes y preocupados, luego me mira a mí, después a su plato, donde aún quedaban restos de carne y verduras. Siente de pronto mi mano apoyarse en su cabeza, acariciándole el pelo.
—Nada de eso, Marin —le respondo inmediatamente a la otra elfa, negando con la cabeza—. Lo que ganes allí abajo es tuyo, te lo mereces. Todo este problema ya lo venimos conversando con Vilfi desde hace tiempo y lo hemos decidido absolutamente, ¿cierto?

Vilfain asiente despacito, sin apartar la vista del plato.

—Hehe, noto en tu mirada todo lo que te preocupamos, pero descuida, ¿sí? ¡Las mamás somos muy fuertes!
Flexiono entonces un brazo, brazo que no denota mucha musculatura, no, pero la intención es lo que cuenta.
—Te llamabas Marianne, ¿no? —con una risilla, junto sus manos entre las mías—. Nuestros nombres riman, ¡seamos amigas!

Luego añado, con una mirada un poco más seria:
—Todos debemos cuidar de nuestras vidas allí abajo, somos una familia enorme ahora y todos nos pondremos tristes cuando falte alguien, así que esforcémonos al máximo para que nada de eso pase.

"Según Dim, las hormigas tampoco son la gran cosa, pero Aranis tiene razón. Si no nos acostumbramos primero al campo de batalla, incluso enemigos tan descerebrados como los Kobold podrían masacrarnos. Mama decía que un aventurero vale tanto como las piedras que podamos conseguir a lo largo de nuestra vida. Pero claro, Aranis tiene razón, morir significa una perdida de todas las ganancias futuras que podríamos haber logrado y en ese entonces nuestro valor se reduce a cero. Según eso, una persona que vive 10 años a base de presas pequeñas es más valiosa que uno que mata un ser poderoso pero muere a la semana... Para ser útiles debemos no morir. Entendido."

Mientras todo esto se maquina en mi cabeza, me doy cuenta de la conversación entre Vivienne y Marianne y del carácter de la misma...

En efecto ninguno debemos dejar que a otro le pase nada. ¡Ese es un primer precepto genial para nuestro grupo! digo emocionado. Todos tenemos algo por lo que luchar, algo que querer proteger o un ideal que perseguir. Y es libertad de cada uno decidir hacerlo pero nuestra diosa nos ha elegido para hacerlo juntos y si falla uno solo de nosotros, será como si fallásemos todos. Y os aseguro que no pienso fallarle a la diosa. 

Con esto dicho me acuerdo de las últimas palabras de la diosa, apuro mi jarra de un solo trago y me voy corriendo al grito de: ¡Si me disculpais!*

-Si alguien se ha metido en esto sin considerar que acabe en muerte sería un grandísimo idiota, peliverde. La madre ha tomado su decisión, el crío la acepta aunque sea obligado y si la palma ahí abajo será consecuencia de sus acciones, o de la cagada de alguien. Aunque que el crío baje con nosotros está fuera de discusión.– Irrumpió Lance en la conversación sin contenerse- Además no es como si todos los peligros estuvieran en el laberinto ¿verdad capi? – La mirada del joven se dirigió a Aranis, era claro que era el más cercano a la diosa en la familia y aunque desconocía su nivel de fuerza tenía conocimiento y experiencia que ellos no, considerarlo el capitán de la familia parecía algo bastante obvio, aunque el respeto que conllevaba el título aún tenía que demostrarlo .- Asique, ¿como está el panorama con las personas?, enemigos de nuestra diosa, familias peligrosas, grupos de asaltantes… - Sinceramente, los monstruos eran algo peligroso que intentaría matarlos, pero las personas que podían matar a esos monstruos parecían un riesgo mayor a tener en cuenta.

Aranis miro algo extrañado por la pregunta de Vivienne hasta que pareció comprender.- Ah, claro, Eris os dijo que no fuerais al tercer piso mientras hacia las Falnas ¿Verdad?.- Pregunto mientras asentía.- Aparte de donde os puso la Falna, está la habitación de Eris y la biblioteca, donde seguramente pasará la mayor parte del tiempo.

Del pequeño supongo que lo habrás hablado con Eris, pero dudo mucho que le deje bajar allí abajo.- Comento Aranis cuando empezaron a hablar del hijo de Vivienne.- Además, el gremio no permitirá que baje si no está registrado y no podrá hacerlo si no tiene Falna.- Dice mientras niega con la cabeza como si no quisiera imaginar la posibilidad del pequeño bajando allí abajo.- Pero en algo tenéis razón, debéis que cuidar entre vosotros cuando estéis allí abajo.- Consigue decir antes de que el enano salga corriendo hacia el interior de la casa, ante lo que no hace ningún comentario.

Ante las palabras de Lance los ojos de Aranis brillan momentáneamente.- Llevábamos ya varios años fuera de la ciudad, pero tienes razón, no todos los peligros están… “son” del laberinto.- Se corrige mientras os mira seriamente a todos.- Tenéis que tener en cuenta que allí no solo os encontrareis con monstruos, sino también con otros aventureros que pueden ser de ayuda o lo contrario. Sentirse abrumado por los monstruos del calabozo y usar de cebo a otro grupo es una práctica…- parece pensar las palabras a decir.- Usada algunas veces.

-Fuera del laberinto, somos una familia nueva, dependiendo de cómo se desarrollen las primeras semanas atraeremos las miradas para bien o para mal. Por los aventureros rechazados esta mañana, probablemente para mal. Por lo que me he puesto al día, las familias más poderosas siguen siendo las de Freya y Loki. Los niveles de sus ejecutivos no son algo que podamos manejar, así que nos convendría no tener ningún tipo de altercado con ellos.- Hizo un pequeño silencio como si pensara.- Respecto a familias peligrosas… Hay algunos dioses que se consideran a sí mismo como “malos” y sus familias provocan conflictos en la ciudad con algunas de sus actividades ilícitas. No todo lo que hay en la superficie es brillante… de la misma forma que no todo lo que hay en el laberinto es oscuro.

-De todas formas no debéis preocuparos por ellos, hay otras familias encargadas de vigilarlos y muy pocas veces se dejan ver.- Intenta calmar el ambiente son su característica sonrisa.- Además la mayor parte de las familias poderosas de esos dioses, ya han sido detenidas, solo quedan familias con miembros de bajo nivel que no pudieron ascender de nivel y perdieron la esperanza de poder convertirse en grandes aventureros.

Al entrar en la casa te dirigiste en busca de la diosa. Tras una búsqueda rápida por los pisos inferiores finalmente subiste hasta el tercer piso. Quizá estaba donde os había hecho la Falna o en la biblioteca como había dicho Aranis. La segunda fue la decisión acertada. Cuando abriste la puerta de la biblioteca encontraste una gran sala con grandes librerías repleta de libros y en el centro, donde se disponía una gran mesa de madera con varias sillas simples, estaba Eris.

Frente a ella un libro sobre el que escribía con una pluma negra con tranquilidad. El único sonido que había en aquella sala era el de la pluma deslizándose sobre las hojas de papel. Como si tu presencia en ese momento no fuera conveniente allí quedaste enmudecido ante la escena mientras la diosa seguía escribiendo. Detrás de ella, entre dos grandes estanterías había un gran tapiz con la figura de Eris sosteniendo una manzana. No fue hasta que la pluma hizo pequeños sonidos de choque contra el pequeño contendedor de tinta que saliste de tus pensamientos.

La diosa había parado de escribir y te miraba.- No hacía falta que vinieras tan pronto. Espero no te hayas saltado las clases de Aranis. – Dijo con ojos divertidos mientras dejaba la pluma a un lado. Y movía unos cuantos libros que tenía dispuestos junto a sí dejando su mano sobre ellos.- Intente encontrar algo de información sobre algún caso parecido al de tu reliquia familiar, pero son pocos los tallados de sangre y menos en comunión con un dios.- Dice mientras se levanta de su asiento.- Así que nos tocara experimentar a prueba y error. Ven, vayamos a la sala de entrenamiento… Por si algo sale mal.- Por el tono en que lo había dicho, parecía como si en el caso de que algo saliera mal, pudieras destrozar algo.

—Oh, pero por favor, el pequeñín se quedará a cuidar la casa —respondo un tanto ofuscada—. ¿Cómo pueden pensar que haría semejante cosa?
Pero mi enojo no ha sido tanto por ese comentario, sino más bien por cómo se dirigió Lance a Marianne.
—Y esas no son formas de dirigirse a tu nueva hermana, Lan-Lan, así nunca lograrás conseguir novia, si le hablas tan feo a las chicas bonitas.

Viendo que Gerda se ha marchado, la sobremesa ya está llegando a su fin y se empieza a desmoronar, pero prefiero quedarme a escuchar todo lo que Aranis tenga para decir, cada pregunta que responda nos dará un montón de información valiosa.

—Así como hay gente mala en el laberinto, ¿es también posible que los monstruos escapen a la ciudad? —pregunto a Aranis, realmente preocupada por esta idea, no vaya a ser que nos asalte un orco mientras salimos de compras.

Ante las respuestas de Vivienne, la joven asintió sin decir nada sobre ello. Era una decisión que había tomado a consciencia con su hijo y al margen de resultarle un poco inmadura la respuesta, considerando lo que estaba por venir, simplemente lo aceptó porque no era su problema. Eran muy diferentes a como ella pensaba y ya Aranis habló de familia, igual que ella y le resultaba un poco irónico todo. Pero cedió, más que nada porque era una más allí con los presentes. 

—Claro, podemos ser amigas. 

Fue una respuesta un tanto vaga, es que forjar una relación por ello le resultó muy tonto. Aún así, Lance tenía muchísima razón y no dudó en responder. 

—Estoy de acuerdo contigo, si no pensamos tan diferente—dijo sonriendo y aclaró algo a Viviene—. No me molesta cómo habla, me divierte. Además tiene razón, no hay que quitarle verdad. 

Muchísimas tonterías decía la peliblanca, había que lidiar con ello y de alguna manera aceptarla, ahora serían todos una familia, algo que Marianne debía mentalizarse. Pero bueno, la explicación sobre los peligros se lo imaginó un poco ya que no serían los únicos que vayan a bajar y torció el gesto al enterarse de los otros gremios. Al fin de cuentas, eso sería lo más peligroso. 

—¿Tendremos algún tipo de mapa?

La clase, sí. Dijo que nada de bajar del tercer piso y... algo de que fuéramos a la biblioteca para más información. contesté de manera apresurada.

Tras lo cual seguí a la diosa hasta la zona de entrenamiento mientras pensaba: "La zona de entrenamiento, eso suena genial. Así podré aprender más de todo esto, experimentar los cambios que he tenido antes del combate y así estar mejor preparado para que mis compañeros puedan verme como... ¡Una persona confiable! Mi diosa verá ahora mi dedicación y seguro que sentirá más aprecio por mi si puedo demostrar mi utilidad."

Mi emoción era tal que podría palparse como si un aura densa de ilusión me envolviera.

King se mantenía indiferente a la conversación, al menos en grandes pasajes de estos, no le importaba demasiado los peligros aunque si pelear con todas las criaturas que estaban mencionando, sobre todo cuando comentaron el hecho de que incluso otras familias u personajes podían sumarse a las peleas en los laberintos, el pelinegro mostró una enorme sonrisa seguido de una carcajada mientras terminaba de comer un pedazo enorme de carne. -La cosa es bastante simple. Debemos acabar tanto a monstruos como a las familias que quieran meterse con nosotros. ¿Libros? ¿Mapas? Vamos a investigar las cosas con nuestros propios ojos y dibujar mapas con vuestras propias manos. Yo me encargo de matar todo lo que tenga garras o ese cristal mágico. -Pronuncio con bastante seguridad y bebiendo aún más cerveza, hacia falta bastante alcohol como para poder mermar sus defensas. 

Levantó los hombros mientras admitía. -Lo que yo quiero saber es lo que puedo y no puedo hacer en la ciudad. ¿Que sucede si una de esas familias nos provoca? ¿No tenemos derecho de patearles el trasero? -En el bosque o las afueras era completamente distinto, las reglas no estaban establecidas pero la ley del más fuerte estaban marcadas desde un inicio, sin embargo, también existían reglas de honor, como no quitarle la presa a alguien que ya la tiene lista, mucho podía desencadenar en una pelea a muerte. -Además... -Pronuncio mirando directamente al peliblanco. -Algo me ha quedado en la cabeza. A la prueba han venido tipos de otras familias ¿No? ¿Aquello no se considera como traición?

Niega con la cabeza ante la pregunta de Vivienne.- No, no suele ser habitual. La torre, el gremio y el dios Ouranos se encargan de que esas cosas no ocurran. Lleva años sin ocurrir algo por el estilo, a decir verdad no tengo memoria que ocurriera algo así.- Dice Aranis seguro.- Si hay una pequeña cantidad de monstruos que se sacan del laberinto a manos de la familia Ganesha, quienes tienen grandes domadores. Aunque tienen mucho cuidado de que ninguno se salga de control.

Aranis se recostó en la silla ante las preguntas de King.- Por regla general, intentar no iniciar peleas en la ciudad.- Cuando vio la mirada de los dos chicos añadió.- Ni en el calabozo. Si alguna persona hace algo negativo para la familia, bastara con informar al gremio o la familia encargada de la seguridad de la ciudad, la familia Ganesha.- Comenta mientras se levanta de la mesa y camina hacia el barril dispuesto con cerveza, el cual agita levemente para confirmar que ya está casi vacío.- Si todo esto no es posible y vais a llegar a las manos… Intenta no ser quien que de el primer golpe.

Seguramente algunos si estuvieran haciendo traición. Buscando una posible familia más fuerte. Una parte, eran también miembros de familias caídas. - Comenta ahora respecto a los miembros de otras familias que acudieron a la reunión.- Otros tantos simplemente estaban en busca de información.

-La relación de Eris con la mayoría de los dioses es nula. Por lo que me contó, inconscientemente acaba provocando malestar en las reuniones a las que acude así que dejo de hacerlo hace siglos.- Explica Aranis mientras se apoya en la pared quedándose de pie.- Mayormente la gente que había allí, por decirlo de alguna forma, eran espías de otras familias enviados por sus dioses por mera curiosidad ante la nueva actitud de Eris. Lo que no quiere decir que no se sintieran insultados al no ser reconocidos y aceptados, aunque luego ellos no quisieran quedarse.

-Respecto a los mapas…- Dice ahora girándose hacia Marianne.- Si, hay mapas. Pero cuanto más profundo menos detalles, más escasos y más caros. El gremio los compra y vende, la mayoría de los aventureros “mapea” el camino que va haciendo y antes que comprar un mapa os recomiendo que los vayáis haciendo. Los primeros pisos son pequeños y pueden serviros de practica.- Mientras lo está diciendo parece darse cuenta de algo.- Tenéis que tener en cuenta, que el laberinto tiene orden creciente cuanto más bajáis. Si bien el primer piso tendrá la superficie del coliseo aproximadamente, la tercera planta puede medir cuatro veces eso. Si no recuerdo mal, se hizo la estimación de que el piso veinte tenía mayor superficie que las que abarcan las murallas de Orario. Y cuando más abajo aún más grande.- El hombre empieza entonces a ir amontonando los platos vacíos en una pila. Quizá inconscientemente, con la bandeja que había contenido el jabalí como base y los platos de más grande  amas pequeño apilados, había conseguido una similitud a lo que explicaba sobre el calabozo.- Por eso creo que es más conveniente que aprendáis a orientaros vosotros. En el futuro habrá un momento que los mapas ya no se venden por el valor que tienen y tendréis que realizarlos vosotros mientras estáis abajo para no perderos.

-Dicho esto y habiendo hablado del gremio.- Dice mientras os mira a todos.- Creo que si vais a querer bajar al laberinto mañana sería conveniente registraros en el gremio. Al ser el festival no creo que haya mucha gente allí así que es un buen momento. Si os queda alguna duda, podéis ir preguntándome por el camino.-Aranis se estira y tras coger la pila de platos empieza a andar.- Aunque debería ir a por vuestras fichas y a por Gerda. Os veo ahora en la entrada.

Así os encaminasteis hacia la sala de entrenamiento. Una sala diáfana cuadrada con unas paredes de aspecto acolchado.- Ven. Siéntate ahí en medio. Primero intentaremos algo sencillo. Coge tu colgante e intenta imaginar que estas dentro de él. El veteado de la piedra actúa como el agua de un rio, te mecerá y arrastrara con lentitud al núcleo del tallado de sangre…- Y así empezó tu entrenamiento con la diosa. Te hacia meditar junto la piedra durante un tiempo y luego te pedía realizar algo. Algunas cosas no tenían sentido para ti y no ocurría nada, pero otras cosas, sencillas como hacer brillar la piedra, curar heridas leves o bendecir objetos.

Así, fue explicándote que hacían los poderes que parecían funcionar y como el vínculo que tenías con tu reliquia disminuía si no te centrabas en ella durante un tiempo. Eran cosas extrañas que nunca pensaste poder realizar, pero la diosa parecía contenta y satisfecha.- No puedo otorgarte más que pequeños poderes.- Dice mientras está apoyada en la pared.- Y se siente como si intentara hacer pasar mi poder por un embudo, si no se hace correctamente quizá se bloquee…  pero si los usas con cabeza pueden voltear las situaciones. –Los ojos de la diosa brillaban felices. Algo te decía que el mero hecho de poder echaros una mano en el calabozo la alegraba de sobremanera.

Fue entonces cuando Aranis entro en la sala.-¿Ohó? Creo que es la primera vez que te veo en esta sala Eris.- Dijo mientras la miraba para luego poner su mirada en ti.- Al menos veo que estuviste usando el tiempo. Las dudas de tus compañeros fueron bastante instructivas para ellos. Espero que esa falta de información no te juegue una mala pasada.-Era evidente que Aranis no estaba muy contento de que hubieras desaparecido en vez de haberte quedado a escuchar las preguntas de tus compañeros.

-No seas duro. Fui yo quien le dije que viniera.- Dice la diosa tras echarte una mirada de reojo.- Tiene potencial. Aun no bajo al laberinto y ya tiene una habilidad, por eso le dije que viniera después de tu clase.

Aranis levanta una ceja cuando la diosa menciona la habilidad.- De acuerdo, no lo tendré en cuenta. Pensaba llevarlos a registrar al Gremio, ya recogí las fichas.- Dice mientras levanta unos papeles que tiene en su mano. Son los mismos iguales que el que la diosa había tomado de tu espalda y visto tus estadísticas.- Sería conveniente que Gerda viniera junto a todos por si hay algún problema con su habilidad y el gremio quiere revisar su Falna.

La diosa asintió.- No hay problema, solo quedaba una cosa por probar pero necesito que este lejos.- La diosa se gira hacia ti.- Cuando estés en el gremio, ¿Puedes intentar eso que te dije?.- Te pregunto refiriéndose a la orientación divina de la que te había hablado hace unos momentos.

Avergonzado por la "riña" de Aranis, mi emoción, que durante todo el entrenamiento me hizo parecer como un chiquillo hiperactivo y que estaba viendo un nuevo mundo por primera vez, había desaparecido y ahora respondía cabizbajo y apenado: Si, diosa Eris.

En cuanto salimos de la sala de entrenamiento, le digo a Aranis: Siento mucho haberme ido del salón de esa forma. Estaba tan emocionado por la petición de la diosa que ni si quiera me dí cuenta de que estábamos en mitad de su clase. LA PRIMERA CLASE Y HAGO ESTAS COSAS... Que vergüenza. 

Ni si quiera lo pensé y ahora me doy cuenta de que fue una falta de respeto hacia usted y hacia mis compañeros. Le pido disculpas. Y hablaré después con ellos para disculparme también. Mi tono entrecortado hacía que al lanzar mis frases pareciesen ser más de un niño que de un aventurero. Estaba claro que no había sido consciente de mi error hasta ese momento y había pesado sobre mi todo al mismo tiempo como una gran roca.

Finalmente digo: Le prometo que no volverá a pasar.