Partida Rol por web

—Me parece estupendo —respondo feliz a Gerda mientras corro las páginas de mi libro de conjuros—. Pero al primer desmadre nos regresamos a este piso a seguir practicando, ¿eh? 

Con un suspiro me levanto, sacudiéndome el polvo y la tierra, y regreso el libro a mi mochila.

—Lista estoy —digo mientras me desperezo.

-Creo que podemos intentar un piso más de momento, pero como dice Viv mantengamos la guardia alta- Asintiendo a la opinión de sus compañeros Lance tambien estaba dispuesto a probar suerte y adentrarse un poco más tras un pequeño tentempié. Al contrario que la primera batalla parecían estar cogiéndole el ritmo, aunque el mismo no se terminaba de sentir cómodo con su propio rendimiento teniendo aquella sensación de que podía intentar hacer más.

- Los caminos empezarán a liarse más...si vemos que estamos muy perdidos o cansados mejor retirnarnos rápido- Más que los monstruos que aguardaran abajo, el echo de que el laberinto se hiciera más enrevesado le preocupaba más.

Con renovadas fuerzas tras el almuerzo y los ánimos aumentados tras haber trabajado en vuestra estructura de equipo finalmente decidisteis tomar el camino que bajaba al siguiente piso.

No tardasteis mucho tiempo tras bajar a aquel nuevo piso en notar las diferencias, si bien la estructura y orden de los pasillos empezaba a ser más caótica como el piso inferior, pudisteis notar como incluso las paredes cambiaban de color. Pequeñas piedras luminiscentes en las esquinas del techo de los pasillos iluminaban los pasajes de forma natural.

Según os había informado Aranis a partir de aquel piso podíais empezar a encontraros nuevos enemigos así que permanecisteis atentos mientras avanzabais por uno de los pasillos. No habíais caminado mucho cuando visteis un movimiento en medio del pasillo. Una gran hormiga de casi un metro de longitud estaba detenida en el centro del pasillo.

No pudisteis acercaros sutilmente a ella pues poco tras verla alzo su cabeza con antenas y enfoco sus numerosos ojos hacia vosotros. En lo que podíais identificar como su boca podíais ver unas pinzas de aspecto peligroso de la cual goteaba algún tipo de líquido. Tras usar sus patas delanteras pasándola por su boca se giró hacia vosotros antes de empezar a emitir un agudo chillido.

El chillido de aquella criatura era realmente molesto pero había algo que me mosqueaba aún más: "Estaba... ¿Comiendo algo?" pienso mientras alzo mi hacha esperando la embestida de aquella hormiga.

Según consigo recomponerme intento alzar la voz, aún que se ve algo ensordecida por el ataque sonoro del monstruo, proclamando hacia Lance: Mi diosa, Eris, comparte tu fuerza de nuevo con nosotros, tus fieles seguidores, bendice a nuestro compañero Lance para que sus golpes sean certeros y su defensa férrea. Tras lo cual una luz sale de mi mano e impacta suavemente en mi compañero.

Fuera lo que fuera lo que aquella hormiga intentaba con aquel molesto grito, Lance solo podía intuir que no auguraba nada bueno. Con una reacción inmediata al chillido el guerrero había cargado contra el monstruo mientras el enano murmuraba algo a sus espaldas y en mitad de la carrera sentía un impulso de energía.

-¡No se que estas haciendo Gerda, pero sigue haciendolo! - Mientras la lanza se extendía para trinchar a la hormiga y aunque el impulso le había echo acercarse de más a su enemigo,  no podía si no felicitar a su modo a Gerda y esperar que lo estuviera haciéndole no dejara efectos secundarios.

Hago caso completamente omiso al chillido y desenfundo. Me llevo la mano libre al oído y retiro un pedazo de algodón que me había metido antes de descender.
—Hehe, valió la pena repasar con Aranito las criaturas que habría en estos pisos nuevos. ¿Vieron que fue buena la idea de los algodoncitos?
Pero ninguno de los dos me escucha, pues Lance ha cargado inmediatamente hacia la hormiga y Gerda está concentrado en su apoyo.
—Ah, ¡ey! ¡Les estoy hablando! Ju...
Con los mofletes inflados tiendo una mano hacia adelante, que se ilumina con energía mágica salen varios disparos que se desvían en diferentes direcciones, pero luego todos convergen en la cabeza de la hormiga.

—¡Cuidado, que puede haber más!

Rápidamente y sin dar posibilidad de dar más tiempo para prepararse a la hormiga el grupo actuó. Quizá, pese a todos los movimientos del grupo el que más molesto a la hormiga fue el clérigo con su bendición pues aun a distancia y aun soltando aquel agudo chillido hizo un movimiento de cabeza lanzando algo parecido a saliva hacia el enano.

Concentrado en la plegaria pudo notar como aquella saliva impactaba contra su nueva armadura. Pudo observar como las quitinas de la misma humeaban y como la temperatura de su piel se elevaba sin causar daño. Era evidente que lo que le acababa de lanzar, era algún tipo de corrosivo.

Pero gracias a sus compañeros no iba a tener que preocuparse más por algún otro disparo de la hormiga,  pues los disparos mágicos llegaron en tromba a una hormiga que estaba totalmente expuesta provocando graves daños con los cuales no fue capaz de esquivar el ultimo siguiente golpe lanzado por el guerrero el cual aprovechando las heridas de su rival corto a la hormiga por su tronco haciéndola caer en dos pedazos.

Así el equipo suspiro aliviado durante un momento pensando haber derrotado a la amenaza pero fue entonces cuando se dieron cuenta que aquel chillido no se había detenido. A diferencia de los anteriores enemigos derrotados los cuales había exaltado en una nube de ceniza, con la hormiga no había pasado lo mismo. Sus dos partes aún estaban en el suelo y podíais ver como el torso superior junto con la cabeza aun movía sus fauces emitiendo aquel sonido.

Fue entonces cuando Vivienne recordó las lecciones de Aranis, aquellas hormigas si bien podían ser vistas en solitario pedían ayuda a sus compañeras en cuanto veían a un aventurero o sufrían daño y lo peor de todas es que aun estando derrotadas su auxilio se prolongaba hasta que las rematabas cuando ya habían sido derrotadas.

Aquello no era un problema cuando era únicamente una, pero cuando había un grupo había que malgastar un valioso tiempo rematando a las caídas antes de que siguieran pidiendo ayuda.

La batalla parecía concluida pero el extraño chillido de la hormiga no cesaba.

No obstante, confiando en que Lance acabara con ella, me fijo en mi armadura para ver si está intacta con la entera intención de empezar a dar vueltas en el suelo si veía que aquel ácido había provocado daños para intentar frenarlo ("Mi armadura nueva")

No obstante parece que había resistido perfectamente el acido proveniente del insecto del cual, podía intuir, provenía el material base para ella. Transformar hormigas en esto era algo muy loable y quedo gratamente satisfecho con el resultado.

Una vez seguro de la calidad de mi armadura, por la cual felicitaría al herrero la próxima vez que le viese, me preparo por si hubiera una embestida de más enemigos que se viesen atraídos por la petición de auxilio de su compañera.

Contrario al pensamiento del clérigo, Lance tuvo un peor presentimiento y la idea contraria a fortificar su posición. Buscando rematar a la hormiga dio un nuevo lanzazo e instó a sus compañeros a largarse antes de que la cosa se pusiese fea.

-Si ninguno sabe cuantos amigos ha podido llamar esa cosa , voto por largarnos antes de que llegue un numero que no podamos manejar- No tenía ni idea de cuanta era la tasa de aparición de aquel piso, pero si algo le había quedado claro de las explicaciones de Aranis era que aquel sitio funcionaba para matar aventureros y que no estaba de más ponerse siempre en el peor de los casos, en especial cuando aquellos bichos podían saltarse la primera linea y atacar la retaguardia a escupitajos.

La lanza del guerrero se clavó en el centro de la cabeza de aquella hormiga, la cual exploto desapareciendo con el único sonido de un cristal tintineando contra el suelo.

Por el momento el lugar parecía tranquilo, no había ninguna criatura aproximándose por ninguno de los corredores que teníais cerca, pero no sabíais cuanto podría mantenerse aquello.

Asiento seriamente a las palabras de Lance, ya moviéndome hacia adelante, denotando la ansiedad que tengo salir de allí cuanto antes.
—Imposible saberlo. Lo mejor será volver a un sitio seguro y no arriesgarnos, porque puede venir una así como pueden venir veinte. ¿Qué tanta suerte tienen en la ruleta ustedes?

Asiento dispuesto a seguir a mis compañeros en la retirada, quedándome en la retaguardia para proteger a Vivienne de posibles persecuciones enemigas mientras avanzamos.