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Llegada de los aventureros a las islas de Athas a bordo del velero "Talismán"

Solo alguna nube irrumpía el en cielo azul de vuestro decimocuarto día de viaje a las Islas de Athas. Estaba resultando un viaje inusualmente tranquilo con vientos favorables y sin apenas incidentes. El capitán, un viejo lobo de mar conocido como Tirk el calvo por tener mas pelo bajo el mentón que sobre el resto de su cabeza había recorrido esta ruta transportando mercancías y pasajeros por un módico precio. De hecho uno de los precios mas baratos que ofrecían en la costa donde embarcasteis.

De día el resto de tripulantes fregaba la cubierta o arreglaba algunos aparejos mientras que de noche el capitán contaba historias de barcos fantasmas, criaturas monstruosas y tesoros hundidos. A menudo, un bardo mediano al que respondía como Thomspoon intentaba, sin mucho éxito amenizar aun mas la velada, salvo cuando le colgaban el laud del mástil como broma.

Estaba previsto que en este día tranquilo comenzasen a avistarse las primeras gaviotas anunciando la proximidad de tierra. Aunque el capitán se encontraba mas pendiente de ojear a través de un extraño tubo de lentes de cristal el horizonte.

- Aun no hay rastro del faro de Manarnona. – Protestó incomodado mientras se mesaba las barbas canosas. – Atentos tripulación, debemos estar ya cerca de la costa muerta. Siguiendo con el plan previsto haremos una pequeña parada en el templo fortaleza para llevar suministros. Nuestro siguiente puerto serán las puertas de Corygias y sus excelentes tabernas. Pero por el momento aguzad bien la vista.

Las gabiotas se hacían esperar más de lo que me gustaría, comenzaba a sentir una creciente ansiedad con cada ola que rompía el barco y nos acercaba más a una tierra que se había escondido en el horizonte durante demasiado tiempo. Tenía la sensación de que el viento se burlaba por nuestra lentitud y caprichoso como el sólo se divertía haciéndome sufrir llevando el barco tan despacio.
Miraba al este con la esperanza de que las gabiotas aparecieran en el proximo suspiro, anunciando la inmediated de la costa, pero se habían compinchado con el aire para hacerme sufrir y que permaneciera mirando apoyada en la madera con la vista perdida.
Así permanecía hasta que un graznido interrumpió el tiempo, o más bien lo reanudo, haciendome regresar a la cuvierta del navio y mirar a Roac. El cuervo me miraba apoyado en una de las cuerdas, vigilando por mí si el resto del barco para que pudiera perder mi tiempo en algo totalmente inútil como mirar el mar.
Golpeo la madera suavemente para indicarle que se acerque a mi vera y me acompañe en esta estúpida tarea y sonrío al comprobar como lo hace sin rechistar.

- Ya falta poco

Le susurro en cuanto se acerca, pero el parece más dispuesto a prestar atención a sus plumas que a mirar por la borda.

Contemplando el mar día tras día, y no se pierde la fe en que la tierra aparecerá tras el horizonte en cualquier momento....

Pasando horas muertas sin más trabajo que el de tener la vista perdida en el horizonte.....

Desde el primer día que habían embarcado, Kutlay pasaba muchas horas en el castillo de popa, observando el mar que poco a poco dejaban atrás. En ocasiones apoyaba los codos en la balaustrada y se quedaba ensimismado observando como el navío dejaba su rastro de espuma blanca, sus pensamientos acompañaban la espuma hacia el pasado.

Durante estos catorce dias de travesia por aguas marinas, habia estado aprovechando los pocos momentos que me quedaban sobre la cubierta de un barco. Los tiempos de pirateria ya habian pasado ( o al menos asi lo creia) y gran parte de mi ansiaba alcanzar ya tierra firme para comenzar la vida de aventuras ''terrestres'' que ahora se podian abrir ante mi, y mas en unas tierras como las de este archipielago.

En mi residencia en el barco, pase mucho tiempo con el cartografo del barco, intercambiando ideas y diseños del mapeado de la zona, debido a mi anterior puesto como cartografo del barco pirata en el que estuve anteriormente. Las historias de fantasmas del capitan ya eran mas que conocidas para mis oidos, mas me ayudaron a recordar momentos felices y a romper el hielo con algunos que, como yo, se encontraban tambien a bordo en direccion al archipielago. No sabia exactamente cuales eran sus propositos alli, pero hasta el momento en el que nos separasemos, estaria unidos a ellos por esa camaraderia que llegamos a desarrollar.

A dia de hoy, me encuentro cerca del mascaron de proa, pendiente del horizonte y disfrutando de la leve brisa que crea el barco y de las gotas de agua que llegan a mi rostro a traves de ella como consecuencia del romper de las olas contra el barco.

- ''Segun el mapa, y de seguir a esta velocidad, el recorrido deberia termina...''- pienso mientras jugueteo con mi daga, apoyado en la barandilla.

No pasó mucho tiempo antes de que una luz en el horizonte llamase vuestra atención. Aun siendo un dia soleado daba la impresión de estar observando una de las estrellas que anunciaban la llegada de la noche a pesar de que se encontrase a ras de suelo. Satisfecho Tirk el calvo sonrió y comenzó a dar ordenes a sus hombres para aproximarse a la costa muerta.

Los comentarios de Kutlay le llamaron la atención. Pero con una sonrisa bonachona le palmeó la espalda.

- No amigo mio, ciertamente tras un viaje asi cualquier taberna parece buena pero estamos hablando del nucleo de comercio de las islas, nutrido con la rica pesca de los arrecifes del norte, las exoticas especias elficas del este y por supuesto bañada con la cerveza enana del pico de Danyrus. Mas de un clerigo le ha llorado dandole gracias a su dios por haber degustado esas delicias. - rió mientras recordaba alguna de sus visitas anteriores.

- ¡Eh EH! Cuidado con ese cofre, ¡Si estropeas lo que hay dentro ten por seguro que te dejaré en tierra con los cadaveres andantes! - La afable voz del capitán se volvió ronca y severa mientras amonestaba a un grumete que sacaba de la bodega un cofre, parte de las mercancias que debian llevar a la fortaleza.

Kutlay sonrió ante las palabras del capitán sobre las tabernas de Corygias mientras observaba desde la distancia la luz del faro de Manarnona. Realmente la luz hace honor al dios Pelor, ilumina más que el propio astro rey -pensaba Kutlay mientras miraba como el capitán amenazaba a uno de los marineros con dejarlo en tierra.

- Más bien no.

Replico aún con la vista en el mar pese a que es evidente que ya llegamos a la costa, pero aún así continúo con la conversación.

- Si hiceran un buen trabajo no habría tantos. Así que se limitan a hacer lo que pueden y punto.

Quizás demasiado he sido demasiado directa. Pero sin conocer la situación real de las islas la lógica me decía eso y quién sabe si todas las historias sobre los sin reposo son ciertas o exageraciones para impedir que nadie venga en busca de los tesoros de Molibus y Eulea. Así que se lo hago saber.

- También pueden ser que las historias exageren, no sería el primer caso.

El viento mecía mis cabellos y mi tupida barba, miro a sus compañeros y escucho atentamente lo que dicen, sin interrumpir  me dirijo a la hechicera.

Bella dama- dice haciendo una ligera reverencia a la hechicera- Dar la vida por una causa y poner todos tus esfuerzos en ella no es solo "hacer lo que se pueda" es más que eso, es la fe puesta en que el bien triunfe sobre todas las cosas y acabe con la oscuridad en este mundo....

Os pido pues que rectifiquéis vuestras palabras y tengáis más presentes a aquellos que se sacrifican por la luz.

- ¿Entonces automáticamente por dar un tu vida por algo signifca que estás haciendo un buen trabajo?

Pregunto apartando la vida del mar para posarla en el monje. Roac vuelve a graznar como si corroborara mis palabras, lo cual me anima a seguir explicando mi lógica.

- Quizás sacrifican su vida porque es lo último que pueden hacer, pero eso no significa que esté bien o mal las decisiones tomadas y por consecuencia tampoco indica que se hicieran las cosas bien. Pero si deciden convertirse en mártires se merecen todo el respeto por su sacrificio y ahí acaba todo.

Mis ojos como la miel no revelan la dulzura de ésta en estos momentos, en su lugar dejan claro que difilmente podrían hacerme cambiar de opinión sin usar la razón y resulta extraño teniendo en cuenta el motivo que me trae a las islas.

No entiendo por que decís estas deshonrosas palabras....¿acaso conocéis en que proporción se enfrentan a sus enemigos? ¿acaso conocéis con total certeza sus efectivos?¿ademas, yo he dicho en algún momento que debierais reconocer su éxito o fracaso?

Yo tan solo he dicho mi señora que debierais tratar con mas respeto a aquellos que se sacrifican por una noble causa y no tratarlos como que ineptos que han elegido un funesto destino....

Termino de hablar y hago una profunda reverencia.

Os pido disculpas pues, si mis palabras os han podido causar algún tipo de afrenta.

Kutlay se quedó sorprendido ante la repentina respuesta de la hechicera y desvió la vista hacia ella dispuesto a contestarle, pero a la espalda de ellos la voz de Rupher se adelantó a sus palabras. Cambio su posición en la barandilla de cubierta para girarse hacia el monje, prestando atención a sus argumentos sin interrumpirles.

En ocasiones las palabras son más aptas para propagar el mal , más incluso que las armas y los actos...- lanza una mirada desafiante a la hechicera-Tan solo es nuestra decisión el utilizar nuestras aptitudes para el bien o para el mal....

Kutlay NUNCA te arrepientas de tus actos o palabras si no te crees capaz e redimirlos , simplemente ten la suficiente fuerza para valorarlos y tratar de remediar los males que hayas podido ocasionar....Recuerda, la única utilidad del arrepentimiento es la redención.

Desde mi posicion, que me llena el alma de paz y tranquilidad, comienzo a silbar una popular tonadilla marinera aue me ayuda a relajarme  y a concentrarme mas en el mar...

Cuando acabo la serenata, doy dos palmadas sobre la barandilla y comienzo a pasearme por el barco buscando algo que hacer. A lo lejos, vislumbro a mis tres camaradas conversando, por lo que me dirijo hacia ellos, relajado, quizas con la cara algo soñolienta.

- Bonita mañana, ¿verdad compañeros? - saludo levantando una mano, mientras la otra se encuentra epositada sobere la empuñadura de mi estoque- aunque seria mas esplendida aun si alcanzaramos tierra. ¡Jaja!

Las últimas palabras de Rupher hicieron pensar a Kutlay mucho más de lo que el monje pudiera imaginar cuando las pronunció, pero estos pensamientos estaban demasiado lejos de la conversación que acababan de mantener con Lia.

Arrepentimiento y redención... -pensó Kutlay- pueda que tenga algo de lo que arrepentirme, pero no pienso redimirme, no almenos de aquello...

-Pensaré sobre ello, Rupher, pensaré sobre ello... -dijo finalmente Kutlay levantando también la mano a modo de saludo cuando llegó Raven-. Si, Raven, una bonita mañana, aunque aquí en el mar uno nunca sabe cuando puede venir una tormenta -Kutlay sonrió con el último comentario, guiñando un ojo a Rupher y Lia ante el evidente segundo sentido de la frase que acababa de pronunciar.

Saludos Mase Raven-Dice Rupher al tiempo que hace una elegante reverencia.